SALUD

El sistema de salud: ¿cómo quedará luego de la pandemia?

Arrancó en forma el proceso de 'punto final' para saldar las deudas del sistema de salud. ¿Cómo quedará todo cuando pase la pandemia?

1 de octubre de 2020
El Gobierno prepara el pago de una bonificación para los profesionales de la salud que estuvieron ayudando durante la pandemia. | Foto: iStock

La pandemia puso al sistema de salud contra las cuerdas y midió las capacidades humanas, las técnicas y de infraestructura. Los profesionales de la salud tuvieron que aumentar sus horas de trabajo y la intensidad de sus jornadas subió a niveles estratosféricos.

Todo indica que la atención de la pandemia, a pesar de los defectos de un sistema que lleva casi tres décadas consolidándose, tiene un resultado positivo. El país no tuvo que enfrentar la tragedia de otros países como Italia, España, Perú o Ecuador, donde la gente llegó a morirse en las calles. La estrategia de las autoridades se soportó en un grupo de profesionales idóneo y una infraestructura que estuvo al límite pero alcanzó para atender las necesidades.

Las cifras muestran que en esta primera ola la covid-19 ya cede terreno en Colombia. Obviamente no hay que bajar la guardia, porque no se debe poner a prueba la capacidad de reacción una segunda vez.

Muchos factores dan para pensar que en materia de salud el país entra en una nueva era. “La pandemia nos obligó a dar un salto tecnológico que los actores del sistema preveían para dentro de tres o cuatro años y que tuvo que resolverse en cuatro o cinco meses”, dice Gustavo Morales, presidente de la Asociación de Entidades de Medicina Integral (Acemi).

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Para Morales, muchas especialidades, como oftalmología, dermatología y psiquiatría están atendiendo 95% de sus citas por telemedicina. El impacto de ese fenómeno en acceso a los servicios de salud va a ser muy positivo y llevará a las instituciones prestadoras a repensar las condiciones de oferta de instalaciones físicas.

¿Cuál es la nueva infraestructura necesaria? “Tal vez menos ladrillo y más servicios ambulatorios, más tecnología, más conexión a internet. Eso todavía no lo tenemos diagnosticado, pero va a ser para bien y esto llegó para quedarse”, dice Morales.

La pandemia también dejó al sistema con una mayor capacidad instalada para urgencias. El caso más importante es el de las UCI y los respiradores, que pasaron de algo menos de 4.000 a casi 10.000. Muchos de estos aparatos llegaron a sitios en el país donde nunca hubo uno. En resumen, el sistema sale fortalecido en infraestructura y oferta de servicios a distancia.

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¿Fin de las deudas?

A lo largo de la pandemia, el presupuesto del sistema cubrió la mayor parte de los costos y se incorporaron recursos extra por $4,3 billones para el coronavirus. Eso ha servido para enfrentar la coyuntura, pero el Gobierno impulsa la resolución estructural de varios temas.

En este frente, otro proceso interesante acaba de empezar en forma: el de la ley de punto final. Se trata de cerrar una vieja herida del sistema: las deudas no reconocidas que llevan vigentes hasta una década. Luego de meses de preparación, la ventanilla para presentar las facturas en disputa está abierta. A pesar de la desconfianza entre los actores del mercado sobre este tema, ya empiezan a presentar las cuentas de cobro.

En una entrevista con Dinero de hace unos meses, la viceministra de Salud, María Andrea Godoy, explicó que este proceso clave ha exigido la concentración de los funcionarios, porque se trata de poner al día cartera vigente durante 10 años. El Gobierno abrió un cupo de endeudamiento por $5,4 billones para cubrir los pagos de estas facturas en disputa.

De cumplir el objetivo, los hospitales, clínicas y otros prestadores acreedores del sistema darán por cerrado este tema y recibirán una inyección en caja. Por eso, ahora mismo están decidiendo muchos prestadores si acceden a esta ventanilla para saldar sus deudas o siguen con los procesos de cobro judicial.

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Pero surge otro desafío: el gremio hospitalario le pidió al presidente Duque tomar medidas fuertes en este plan de saneamiento final que contemplen "acciones que hagan obligatoria la vinculación al mecanismo de punto final o inclusive detener inmediatamente los plazos en las condiciones de habilitación de las aseguradoras; pues, de lo contrario, esta será una situación interminable no solo para el Estado sino para todos los agentes del sistema de salud", advirtió la Asociación de Hospitales y Clínicas.

El panorama también queda despejado al resolver otro viejo problema: los famosos recobros, que significaban nuevas erogaciones cada año por varios billones de pesos. Esto provenía de los servicios o prestaciones no cubiertas por el Plan Básico de Salud (PBS). El Gobierno creó un sistema de pago anticipado que pone un techo a estos costos. Así, otra fuente de fricción permanente e incertidumbre queda resuelta.

Finalmente, ya circula en el Congreso un proyecto de ley para consolidar los ajustes necesarios para el sistema. El debate debe llevar a decidir el régimen en salud que el país quiere y puede financiar. Los legisladores deben ayudar a mejorar el estado de cosas que con mucho esfuerzo los colombianos han logrado consolidar en los últimos 30 años. No es hora de reinventar un sistema que muestra resultados a pesar de sus defectos. La pandemia probó que Colombia cuenta con el mejor régimen de salud posible con los recursos disponibles.

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El sistema de salud colombiano no es perfecto, pero es referencia en la región, e incluso entre países de la Ocde, porque garantiza acceso casi a 100% de su población. Es necesario consolidar las cosas positivas y cambiar las negativas para que el inicio de esta nueva era sea mejor que el ciclo que comienza a terminar.