INTERVENTORÍAS
Interventorías: los pecados del actual modelo
Ingenieros expertos analizan el estado de la interventoría pública en el país. Proponen cambios en el esquema y plantean nuevas formas para mejorar la relación con los constructores.
Con el desarrollo de las concesiones de Cuarta Generación (4G), el país atraviesa una evolución en las obras viales, que también cobija las obras públicas. Pero para que todo resulte como se planeó, el papel de la interventoría, en las construcciones, cobra cada vez más importancia por ser la responsable de garantizar que se haga en los tiempos, con el presupuesto y diseños que se establecieron en un principio en el contrato.
Cada vez que se presenta un desastre o error en alguna obra, las miradas se enfocan en la responsabilidad del interventor y queda en el ojo del huracán. Pero aunque deben cumplir con su compromiso, los interventores e ingenieros también tienen propuestas para mejorar su gestión, y estas arrancan por la contratación.
El interventor es el guardián de la infraestructura y merece otra visión en la forma de contratar estas firmas. Por ejemplo, en algunos contratos con el Estado los pagos o giros que se le hacen a las firmas interventoras están atados al avance de la obra. Si el contratista es bueno, no hay mucho lío, pero si hay problemas con la ejecución, por lo general, el interventor termina pagando los platos rotos, pues tiene costos fijos de personal y equipos técnicos.
Orlando Arroyo. Universidad de La Sabana
Otro asunto que es necesario mejorar tiene que ver con la forma como se calcula el valor de contrato de la interventoría. En muchos casos, se trata de un porcentaje del valor del contrato de obra, cuando dicha cifra debería salir de las necesidades propias del seguimiento a la ejecución.
Cuando el presupuesto es muy bajo, algunas firmas de interventoría se ven obligadas a contratar personal inexperto o no calificado. También sucede que la empresa contratante se va al otro extremo y pide en los pliegos la contratación de personal con doctorados –muchos de ellos dedicados a la investigación–, cuando lo que se requiere son ingenieros especializados con experiencia.
Casi toda la atención mediática y técnica de las entidades se la lleva el contratista; por ejemplo, todos hablaron de la adjudicación a un consorcio chino para la primera línea de metro, pero nadie se ocupó del interventor.
Según Orlando Arroyo, profesor de Ingeniería Civil de la Universidad de La Sabana, “la experiencia reciente de obras como Hidroituango, el puente Chirajara, la Vía al Llano y el puente Hisgaura ha demostrado que se requieren mejores mecanismos de selección de contratistas encargados de la construcción, diseños e interventoría”.
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Por ello, él considera que el primer paso es modificar los mecanismos de selección, porque existen deficiencias que van desde la forma en la cual los proponentes demuestran la experiencia, hasta la excesiva autonomía que se otorga en algunos casos durante la ejecución.
El punto de la experiencia es particularmente crítico, ya que las fallas que se observaron en varios casos emblemáticos pudieron evitarse de haber contado con una firma interventora con mayor competencia técnica, “la cual es frecuentemente respaldada por experiencia en proyectos de igual envergadura. No es lo mismo haber construido un puente de 100 metros, que construir dos puentes de 50 metros. Una forma de fortalecer este proceso de selección es involucrar expertos que sean reconocidos internacionalmente durante el proceso de elección de proponentes de interventoría”, explica el docente de Universidad de La Sabana.
El reto es construir un mejor sistema de interventorías.
Otra forma de mejorar este esquema, agrega Arroyo, es crear una comisión nacional especializada en ingeniería, conformada por expertos de la academia e ingenieros de reconocida trayectoria profesional, que se encargue de acompañar las decisiones importantes en grandes proyectos de infraestructura del país.
Pero para Fredy Alberto Reyes, profesor de ingeniería civil de la Universidad Javeriana, más allá de crear una comisión con ingenieros expertos, lo importante es que estos profesionales cuenten con el tiempo indicado para el estudio de estos proyectos. “Vemos que cuando sacan los pliegos de licitación de las interventorías hay poca participación (en tiempo) de los especialistas en los proyectos”, lo que deriva en fallas en el seguimiento de las obras.
Otra obra que llamó la atención de los expertos es Ruta del Sol II. El profesor de La Sabana manifiesta que esa construcción es la muestra de las falencias que posee el sistema contractual de Colombia.
“Ciertamente existen problemas que pueden atribuirse a la interventoría, la gran mayoría de ellos evidentes en el deficiente estado actual de muchos tramos de esta obra. Sin embargo, estos problemas son el reflejo de una situación más preocupante aún: en Colombia no tenemos un marco legal que garantice la elección de constructores e interventores idóneos en lo técnico, financiero y ético para nuestras obras de infraestructura 4G”, indica Arroyo.
Como enseñanza, los expertos dejan como recomendación que, ante los líos que se presentaron con La Ruta del Sol II, La Vía al Llano, el puente Hisgaura y el Chirajara, es que antes de continuar con la contratación de las grandes obras del país, debemos hacer un alto en el camino y construir un mejor sistema de interventoría.