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¿Cuáles son los departamentos más pobres del país? y no son Chocó y Guajira

Las más recientes mediciones de pobreza indican que Guainía, Vaupés y Vichada son los departamentos con más miseria en el país. ¿Es un tema estadístico o una realidad?

9 de septiembre de 2019
Por primera vez los nuevos departamentos se están midiendo en términos de pobreza, pero los resultados dejan mucho qué desear. | Foto: fotografía_ Juan Pablo Gómez

El sentido común y las miles de noticias negativas han hecho creer a muchos colombianos que los departamentos con mayor problema de pobreza son Chocó y La Guajira. Pero las estadísticas más recientes del índice de pobreza multidimensional, que mide el Dane, muestran que los departamentos con la situación más crítica son Guainía, Vaupés y Vichada.

Mientras a nivel nacional se estima que 19,6% de la población es pobre, en Guainía ese dato llega a 65%. La cifra es alarmante si se tiene en cuenta que es este departamento –según el Censo de 2005, pues del actual aún no tienen datos– no viven más de 45.000 personas, de las cuales 85% son indígenas.

Esta cruda radiografía obedece a que ahora se hacen dos mediciones de pobreza y a que antes no se evaluaban esos tres departamentos. La medición tradicional estima un valor mínimo por debajo del cual una persona se considera pobre. Para el año pasado era de $257.433 por cabeza, lo que implica que un hogar de cuatro miembros cuyos ingresos totales al mes no llegan a $1‘029.732 es considerado pobre. Esa cifra baja a $676.740 para familias que viven en centros poblados y zonas rurales dispersas.

Bajo esta medición de ingresos, 27% de la población colombiana es pobre, pero no se tiene datos por departamentos, sino de 23 ciudades.

La segunda medición es la multidimensional (cuyo dato nacional es de 19,6%) y que usa 15 variables. Si un hogar no cumple con 5 de ellas clasifica como pobre. Entre esas variables están el bajo logro educativo, barreras a servicios públicos y salud, desempleo, hacinamiento o viviendas con material inadecuado. En otras palabras, la medición multidimensional busca conocer a qué bienes y servicios tiene acceso un hogar para tener una vida digna.

Sin embargo, en algunas de esas variables está el problema de Guainía, Vaupés y Vichada, cuyos hogares tienen un mayor nivel de privaciones que el resto del país. Son medidos con los mismos estándares de una familia de Bogotá o Medellín. Es decir, no se tiene en cuenta que en su cultura indígena vivir en una maloca con techo de paja, piso de tierra y con una familia extendida de más de 10 personas no es hacinamiento.

En pleno siglo XXI

Wilson Rodríguez, profesor de la Escuela Ciencias Económicas de la Universidad de La Sabana, dice que es entendible que hay una medición incorrecta al no tenerse en cuenta la cultura indígena, pero le parece increíble que en pleno siglo XXI no se haya podido brindar mejores fuentes de agua potable o adecuada eliminación de excretas para toda la población del país. "El Estado no ha podido llegar a esas zonas por mal acceso de las carreteras y por falta de decisión política", precisa.

Si bien en casi toda América Latina se mide la pobreza multidimensional sin hacer cambios en la metodología por la diversidad cultural, lo que se evidencia es que los progresos que ha tenido Colombia en mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos no los ha sentido la población indígena.

"Es que el Gobierno no se puede seguir escudando en las distancias, porque ni siquiera las mismas capitales de esos departamento tienen todas sus vías pavimentadas. Las mejoras en pobreza siguen concentradas en las zonas urbanas", reitera el académico.

En Guainía, cuando conocieron que eran el departamento con mayor pobreza del país, la noticia los tomó por sorpresa. "Se nos reprochó mucho como autoridades locales, pero quienes hicieron la medición parecen no entender que Colombia no es un espacio homogéneo. Acá 95% del territorio es zona de reserva forestal o resguardo indígena, lo que impide el desarrollo de proyectos productivos, que a su vez puedan ayudar a mejorar indicadores como empleo e informalidad", explica Carlos Vargas, secretario de agricultura y desarrollo económico de la Gobernación.

Unas 45.000 personas viven en Guainía, de ellas 85% son indígenas. La mitad de la población vive en la capital.

Agrega que, bajo los parámetros actuales, para que Guainía mejore los resultados debería generar políticas públicas que cambien la cultura indígena del departamento, pero al mismo tiempo cuando pasan proyectos de regalías se los niegan porque van en contra de la identidad indígena. "Eso nos crea una camisa de fuerza", precisa el funcionario.

Un panorama contradictorio con uno de los departamentos más ricos del país en recursos naturales y conocimiento ancestral.

El abrazo del cine

Con 72.238 km², Guainía es el quinto departamento más extenso del país. Además de su capital, Inírida, solo contaba con un municipio (San Andrés) y recientemente fue creado el segundo (Barrancominas). En Inírida vive la mitad de la población y llegar a algunos corregimientos toma hasta 2 días de viaje. Sus apuestas productivas están en yuca brava, de la que se sacan harina y almidón y exportan a Brasil; frutales amazónicos y peces ornamentales, de hecho, 75% de las ventas externas de estos peces vienen de Guainía. Su otra gran apuesta es el turismo, favorecido por la película El abrazo de la serpiente, que se rodó en el departamento. El resultado es que pasaron de 200 turistas en 2015 a 1.980 en 2018.