INCLUSIÓN

¿Por qué no hay bancos para migrantes?

Solo 137.571 de los 1,4 millones de venezolanos que están en el país han logrado acceder a los servicios financieros. ¿Por qué tantas trabas y barreras?

19 de septiembre de 2019
La regulación bancaria exige conocer al cliente y obliga a los establecimientos a identificar a las personas, con el fin de evitar fraudes o lavado de activos. | Foto: fotografía_ iStock

El país ha avanzado al brindar educación, salud y medidas de regularización para que los migrantes venezolanos puedan trabajar. Pero aún faltan esfuerzos para lograr su integración económica con un elemento clave: la inclusión financiera. Según la encuesta de percepción del Proyecto Migración Venezuela, 61,4% de los migrantes considera muy difícil ingresar a la banca en el país.

Incluirlos financieramente puede mejorar la vida de los migrantes y fortalecería al sector. Para lograrlo hay que ver al venezolano como un consumidor de productos financieros, lo cual “beneficiaría al sector bancario ya que entre más personas estén vinculadas habrá mayores recursos y el reflejo estaría en crédito y consumo”, dice Santiago Castro, presidente de Asobancaria.

Colombia dio el primer paso para integrar a los venezolanos a la vida laboral y, de paso, a los servicios financieros al crear el Permiso Especial de Permanencia (PEP) en 2017. Ese año la Superintendencia Financiera expidió la circular 68 que reconoció la validez del PEP como documento de identificación y lo aceptó “para que los nacionales venezolanos contraten o abran productos y/o servicios financieros en las entidades supervisadas en Colombia”.

Con esta medida, 37.819 personas accedieron a los bancos, según cifras de la Superfinanciera. Pero la falta de documentación, el vencimiento del pasaporte y el desconocimiento del historial crediticio dificultan el proceso.

El caso de Andrés Boscán, un periodista venezolano que ingresó regularmente al país y obtuvo el PEP, es ilustrativo. Trató de abrir una cuenta y varias entidades bancarias le negaron el servicio pues los funcionarios no tenían información clara de los requisitos ni del trámite. Ante las dificultades recurrió a servicios de giros de dinero que solo exigen el número del pasaporte para recibir los pagos. “Muchos venezolanos que tenemos una vida laboral activa y logramos salir de situaciones de vulnerabilidad nos encontramos con estas barreras” asegura Boscán.

Tener una cuenta de ahorros es, para más de 60% de los migrantes venezolanos, uno de los retos más difíciles a la hora de integrarse a la vida nacional, según una encuesta del Proyecto Migra Venezuela.

Pero la regulación bancaria exige a los establecimientos bancarios conocer al cliente, verificar su fuente de ingresos y confirmar su historial crediticio. El objetivo es evitar fraudes o lavado de activos.

No solo los venezolanos viven este problema. También las personas de escasos recursos en Colombia, porque no tienen cómo demostrar sus ingresos.


Para 60% de los migrantes que viven en Colombia, tener una cuenta bancaria es un gran desafío.

Asomicrofinanzas, un gremio enfocado en la población vulnerable, atiende a migrantes con ideas de negocios productivas. Tienen la misma dificultad: pocos datos e imposibilidad de validarlos. “No aceptamos el PEP, porque no tenemos cómo saber si es falso. Solo recibimos pasaporte o cédula de extranjería” aclara María Clara Hoyos presidente ejecutiva de Asomicrofinanzas.

A la hora de hacer estudios para créditos los bancos acuden a las centrales de riesgo, que tienen información de los colombianos, pero no de los migrantes. Una tarea difícil ya que 42% está en el país de forma irregular.

Por eso “las centrales dicen que la actividad financiera, junto con los procesos de administración de riesgos, requieren información adecuada y en el momento no la hay”, dice Fredy Castro, gerente de Banca de las Oportunidades.

Hacer de la migración un fenómeno positivo depende de la capacidad institucional del país receptor, según el Centro de Desarrollo Global. Y los servicios financieros podrían mejorar la calidad de vida de los venezolanos porque “las personas que acceden pueden ahorrar para proyectos de corto, mediano o largo plazo y, a pesar de que eso no cubre todas sus necesidades, podría mitigarlas”, dice Castro.

Por eso la Banca de las Oportunidades impulsa la bancarización de los colombianos pobres e incentiva la participación de los venezolanos. Para lograrlo, en alianza con Migración Colombia y centrales de riesgo, avanzan en agilizar el proceso de integración financiera, dice Felipe Muñoz, gerente de Frontera.

En el camino a la inclusión, Migración Colombia logró también una alianza con la aplicación Movii, una billetera electrónica que les permite a los migrantes abrir una cuenta con pasaporte, cédula de extranjería y PEP. En ella pueden ahorrar, hacer pagos electrónicos y solicitar una tarjeta débito. La entidad migratoria colombiana validará la información que el extranjero suministre para usar el servicio.

La Superfinanciera registra 137.571 venezolanos afiliados al sistema bancario.

Otra opción son las cooperativas, pues les permiten asociarse y ahorrar. Por ejemplo, Confiar le presta el servicio a 206 personas.

Más allá del paquete sobre integración económica que el Gobierno planea anunciar en octubre, hay que regularizar al migrante que llegó a Colombia para quedarse. De esta manera, generar una inclusión verdadera lo beneficiaría no solo a él sino al país. “La llegada de esta población no es el problema, sino parte de la solución, hay que acogerlos para ver los resultados”, puntualiza Tomás Páez, sociólogo experto en la diáspora venezolana.