CORONAVIRUS
¿Qué pasa con los precios en época de coronavirus?
Por la cuarentena, el consumo cayó y los precios deberían estar bajo control. Sin embargo, algunos productos de la canasta se verán impactados por el precio del dólar.
Hoy la atención se centra en atender y mitigar los efectos del coronavirus, pero el país no solo debe enfrentar este choque.
La caída de los precios del petróleo y el aumento a máximos históricos del valor del dólar van a generar efectos no solo sobre las finanzas públicas, también sobre algunos de los productos de la canasta básica.
Santiago Piedrahita preside el Grupo Bios, el conglomerado más grande del país en alimentos balanceados, dueño de operaciones avícolas y con participaciones en el sector porcícola. Pedrahita advierte que la tasa de cambio ya golpea los precios de estos alimentos. “Desde principios del año llevamos más de $800 de aumento en la tasa de cambio que es 25% de devaluación y solo en marzo ha subido cerca de 20%. Eso representa un aumento del costo de alimentos balanceados para animales en promedio, ponderando todas las especies, de entre 11% y 12%. Es decir, un impacto entre 7% y 8% en las proteínas del pollo y cerdo en pie y tilapia. Solo en marzo”, señala.
En el mercado de alimentos, casi 30% de los productos vienen del exterior, al igual que gran parte de materias primas para cadenas, como la de alimentos concentrados y proteínas –pollo, cerdo y huevos–. Se trata de cerca de 70% de los costos y la importaciones de 6 millones de toneladas de materias primas. También los fertilizantes y agroquímicos, que pueden representar 25% de los costos. Los alimentos pesan cerca de 24% de la inflación y en mediciones del año pasado, alimentos y bebidas no alcohólicas registraron datos de inflación por encima de 6%, mucho más alto que el rango meta de 4%.
¿Estas circunstancias podrían aumentar la inflación hasta superar el rango meta? Como explica Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, hay dos choques de naturaleza económica: uno de oferta, la caída del comercio y la mitigación de las cadenas globales de valor. Un frenazo de la actividad económica producto de las medidas de contención. Pero al mismo tiempo puede generar un choque de demanda, en el que la población reduce sus actividades de consumo y presiona la dinámica económica hacia abajo.
“Es difícil entender cuál de los dos choques va a predominar. Mi sensación es que en el corto plazo no vamos a ver aumentos importantes en la actividad de precios, probablemente si esto se materializa va a tomar un poco más de tiempo”, dice Mejía.
Los analistas recalculan sus estimaciones de crecimiento para este año y, en general, plantean tres escenarios, todos a la baja: uno ‘optimista’, que permitiría crecer entre 1% y 2%; otro medio, con crecimiento 0%, y uno pesimista con crecimientos negativos, desde 0,5% hasta 3%.
Es decir, habría un panorama de muy bajo crecimiento, de inflación baja, pero con ciertos ítems de la canasta con precios altos por cuenta del dólar.
Esto explicaría, en parte, la decisión del Banco de la República que en la pasada sesión de su Junta Directiva decidió bajar las tasas a 3,75%, con lo qe se puso en línea con otros bancos centrales en el mundo. Parecería que el riesgo de un desborde de la inflación está muy acotado en el corto plazo pues pesa más la debilidad prevista de la economía.
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Aunque no habría, en principio, un impacto en la inflación, ya hay quienes piden controlar o congelar los precios para evitar especulaciones con algunos productos. Sin duda, las autoridades tienen la tarea de evitar que algunos aprovechen este momento para sacar ventaja. Pero también es cierto que el aumento del precio del dólar, que ha superado en varios momentos la frontera de los $4.000, le pega a los costos de algunos productores. Seguramente, ante un mercado deprimido, sacrificarán rentabilidades, pero posiblemente no alcanzará para cubrir ese incremento en los costos.
Además, un control de precios podría generar mercados negros y arbitrajes de productos de primera necesidad cuando hoy se requiere garantizar el abastecimiento.
Por otro lado, las empresas tendrán que hacer una fuerte comprensión a las utilidades porque subir precios en este escenario es muy riesgoso en los sectores donde el choque no es de oferta sino de demanda.
Es necesario poner atención a los precios y al abastecimiento, que no haya especulación ni acaparamiento. Pero también hay que mirar alternativas para ayudarles a los productores de alimentos de primera necesidad a paliar la coyuntura de un dólar caro, vía menos aranceles, eliminar los cupos –si los hay– o incluso pensar en subsidios. Otra tarea en una agenda muy compleja.