Medio siglo al aire
Detrás de Carlos Pinzón, el gran abanderado de las causas sociales en Colombia, se esconde un melómano furibundo que muere por Beethoven.
Desde hace medio siglo anda detrás de un micrófono o al frente de una cámara de televisión. Y a sus 73 años Carlos Pinzón, el abanderado de causas nacionales tan disímiles como enviar atletas a los Juegos Olímpicos y sacar adelante un proyecto como la Fundación Teletón, sigue dedicado de lleno a su programa radial La música entre amigos, que se emite todos los días de lunes a viernes en la Radiodifusora Nacional, y que tiene 20 años al aire, y al festival musical que él creó y organiza cada año en Zipacón, Cundinamarca, que comienza este 4 de noviembre. Ambas actividades son consecuencia de una de sus grandes pasiones, que la mayoría de los colombianos desconocen: la música clásica.
Cuando era niño su padre solía escuchar la Radio Nacional. Luego, cuando comenzó a trabajar como locutor en diversas emisoras como Ecos del Combeima, de Ibagué; Radio Girardot y Radio Boyacá, mantuvo el contacto con la llamada música culta, pues en los años 50 un decreto que ya fue derogado obligaba a todas las emisoras comerciales a transmitir por lo menos una hora de música clásica.
Sin embargo en aquel entonces su fuerte era la música popular. Como lanzadiscos de las emisoras Nuevo Mundo y luego 1.020, puso a sonar el merecumbé de Pacho Galán, el rock ’n roll y la nueva ola. Luego, cuando trabajaba en RTI, en el programa de televisión Domingos Circulares tenía cantando y tocando a Harold, Oscar Golden, los Speakers y 100 más, que también se presentaban en la discoteca La Bomba, en Chapinero, de la que también fue fundador con otros socios.
No obstante, cuando su amigo Fernando Gómez Agudelo, presidente de RTI, lo metió de lleno en el mundo de la música clásica, comenzó a perderle el interés a la música popular y se dedicó con alma, vida y sombrero a Beethoven, su compositor favorito. Llegó a tener, en tiempos de los discos de vinilo, 35 versiones diferentes del concierto para piano número 4. Sin embargo esa colección de 2.500 discos se la vendió casi toda, a precio simbólico, a la entonces naciente emisora de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. ¿La razón? Acababa de salir al mercado el nuevo formato de los CD, que ahora conforman el grueso de su colección musical.
Su vinculación con Zipacón comenzó hace 24 años cuando lo invitaron para que hiciera un especial del pueblo en el programa radial Colombia sin Fronteras. Además de los equipos para realizar el espacio, también llevó a la Orquesta Filarmónica de Bogotá y a la Coral Bach para que interpretaran la Novena Sinfonía de Beethoven. Se enamoró de Zipacón, de su clima frío, compró una pequeña finca campesina (la bautizó Cabaña Beethoven), se dedicó a sembrar árboles y hace cinco años fundó allí el Museo del Disco.
En 1980 regresó a la radio con su programa La música entre amigos, que comenzó a emitirse por Musicar y luego, cuando esta emisora desapareció, lo continuó en la Radiodifusora Nacional.
A una edad en la que la mayoría de la gente se ha retirado el artífice de Teletón y del Club de la Televisión sigue al frente de sus proyectos y, sobre todo, de un microfonoque le permite compartir con sus amigos su gran amorpor la musica clasica.