Rebelde con causa
La revista 'Análisis Político', del Iepri, cumple 15 años. William Ramírez, su director, le ha impreso su espíritu crítico en aras de una sociedad mejor.
A William Ramírez Tobón, nacido hace 62 años en Anserma, Caldas, lo picó el bicho de la rebeldía antes de terminar el bachillerato. Se llegó a enamorar de algunas verdades rígidas pero por su espíritu desobediente pronto lo defraudaron. De adolescente fue místico intenso, tanto que se metió al seminario en Manizales, decidido a ser sacerdote, pero su carácter no lo dejó conformarse y salió a la calle a poner a prueba su vocación. La literatura, y en especial el nadaísmo, lo arrastraron a otras orillas. Se hizo bohemio.
Estudió derecho en la Universidad de Caldas dos años, se pasó a filosofía en la Nacional en Bogotá y fue a dar a sociología. Allí conoció al filósofo Estanislao Zuleta y se volvió amigo de su profesor, el padre Camilo Torres. Quedó prendado de un nuevo magnetismo, el que ejercían sobre tantos estudiantes en esos tiempos revoltosos e idealistas Marx y Freud. Entusiasmado, se fue a Cuba a aprender cine. Al principio no lo convencieron las sutiles presiones de los oficiales encargados de exportar revolución. Querían que entrara a la lucha guerrillera del Ejército de Liberación Nacional que comenzaba a prender en las montañas santandereanas. Pero la muerte de Camilo lo conmovió y se metió al curso de guerrilla para irse a Colombia a "incendiar la pradera". De regreso, el proyecto no cuajó y Ramírez volvió a la universidad a seguir sociología. Su manía de no tragar entero lo desilusionó del dogma marxista. Trabajó en el Incora y en Planeación Nacional y se largó a París a seguir estudiando.
Cuando volvió, en 1986, Francisco Leal, fundador del recién creado Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) de la Universidad Nacional, lo llamó para que trabajara como investigador de este centro, que tenía la idea novísima en ese momento de pensar la política sin militancias, con independencia crítica de los extremos. Un año después nació la revista del Iepri, Análisis Político, que está cumpliendo 15 años. Ramírez fue editor los primeros años y desde hace casi tres es director, así como del Iepri.
Al igual que Ramírez, la revista ha mantenido una búsqueda crítica de un país que quiere vencer las profundas inequidades sociales, pero a la vez rechaza la violencia política, venga de donde venga. "Usar la violencia como justificación de unos objetivos políticos es un anacronismo perverso", dice.
Con estas ideas pioneras, y una reflexión constante, Análisis Político ha realizado la proeza de mantenerse en el país de los esfuerzos abandonados y de llegar a circular 2.000 ejemplares.
Desde que está al frente Ramírez se ha vuelto menos hirsuto. "Con lo contestatario que es no era fácil imaginarlo de director del Iepri, pero ha asumido bien el reto", dice un colega. De todos modos no ha dejado de ser el rebelde que no comulga con convenciones sociales, que se viste como le da la gana, se precia de su escritura y no deja que le cambien una coma, va a la ópera porque le gusta y ama sólo la prosa sencilla. Y, por supuesto, sigue empeñado en ampliar la sociedad para que cese el conflicto y quepan todos, pero sin hacerse ilusiones sobre el tiempo y el esfuerzo que esto demanda.