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Se le hizo tarde la vida

Vicente Fernández acaba de lanzar su disco número 63 y, para festejarlo, recibió a SEMANA en su rancho a las afueras de Guadalajara.

23 de mayo de 2004

Con su cabello completamente blanco y vestido de charro, el ídolo de la canción mexicana, Vicente Fernández, abrió las puertas de su rancho Los Tres Potrillos para lanzar su disco número 63 titulado Se me hizo tarde la vida.





El intérprete de La ley del Monte, de Mujeres tan divinas y de Las llaves de mi alma ofreció su nuevo repertorio frente a 250 invitados, en una escenografía campirana que él mismo ayudó a montar con pacas de pastura seca, carretas, ponchos, lazos y guitarras. No faltó su atril con las letras de su último CD porque no las sabe todas de memoria.





El nombre de Los Tres Potrillos, ubicado a solo 10 minutos de Guadalajara, Jalisco, la tierra del mariachi y el tequila, fue en homenaje a sus tres hijos varones. Allí, en la casa principal, vive con su esposa María del Refugio, con quien lleva 40 años de casado.





La ranchera se respira por todos los rincones de las 200 hectáreas del rancho. La piscina fue construida en forma de guitarra con un bar en la mitad. En la portada hay un almacén que dice "la tienda vaquera más grande de México", en donde venden botas, chaquetas de cuero y artesanías.





"Cantar aquí para mí es como pasar un examen", dijo el 'Chente', como cariñosamente llaman en su tierra a Fernández, quien el pasado 17 de febrero cumplió 64 años. Lleva 36 años cantándole más al amor que al desamor, más a la pobreza que a la riqueza. Y dice: "Todavía pienso dar mucha lata. El día que no tenga mis facultades mentales y físicas me retiro. Son 36 años de felicidad que no pesan y puedo cantar otros 36".





Su filosofía de la vida radica en dos clases de gente: los ricos muy pobres y los pobres muy ricos. "El dinero es tan vulgar que gracias a Dios hasta un ignorante como yo ha llegado a donde ha llegado. Yo les di a mis hijos todo lo que no tuve en mi infancia". A los 21 años Fernández enfocó su carrera al canto y a la actuación luego de haber sido albañil, lustrabotas, mesero y lavaplatos. Vivió su niñez en medio de la pobreza. Su primer salario como cantante fue de 35 pesos. Durante dos años correteaba los carros para ver quién quería una serenata, y trabajaba por propinas en las mesas de los bares.





El dolor más grande que lleva es la muerte de su madre cuando ella tenía 37 años y el fallecimiento de su padre. "Cuando hice este rancho yo pensaba en mi madre y se me mojaban los ojos. No debo juzgar a Dios pero no logré darles a mis padres todo lo que me hubiera gustado darles. Así como Dios me quitó a mi padre se lo va a quitar a mis hijos y no tengo que arrepentirme de nada, todo lo he hecho con plena confianza. Lo bueno lo he recopilado".





En esta producción de Sony Music, su casa disquera de toda su vida artística, el 'Chente' canta temas rancheros, boleros, huapangos y Puras mentiras, un vals peruano. Incluyó además el tema Al mayor de los Fernández, en el cual participan sus hijos Vicente (quien quiso seguir los pasos de su padre pero fracasó) y Alejandro (su voz sucesora en México). El único que faltó fue Gerardo.





Se me hizo tarde la vida, el título de su nuevo álbum, transmite su largo caminar con nostalgia: "...fui envejeciendo apurado...se me hizo tarde la vida aunque llegué con el alma, la edad la llevo prendida en la solapa del alma...".





En diálogo con SEMANA, el ídolo mexicano habló de Colombia como su segundo hogar, de su colección de ponies en su rancho, de sus ídolos, de su vida y de por qué ya no se pinta las canas.





SEMANA: ¿A qué le llegó tarde a la vida?





Vicente Fernández: Me llegó esta canción y sentí que iba muy dedicada a mi mujer. En realidad no le he llegado tarde a nada en la vida. Escogí el título de mi CD porque llevo 40 años de casado, mi mujer María del Refugio me ha soportado tantas cosas, sigo queriéndola más que el primer día y se lo dedico a ella. Además es la primera vez que aparezco en una portada con mi pelo ya sin pintar y se me hizo bueno el título para el cambio de imagen. La canción es un poema que lo siento para mí, pero pienso que mucha gente sentirá lo mismo, sin tener necesariamente 40 años de casado.





SEMANA: ¿Cómo se define como artista, como padre y como hombre?

V.F.: Como artista no tengo la culpa de que la gente me quiera tanto. Como padre me siento orgulloso de tener la mujer que tengo y le estoy agradecido porque me crió mis hijos. Como hombre tengo todos los defectos. Soy una persona que dice las verdades sin hipocresías. He tenido deslices y tuve el valor de no negarlos. Al hijo le sigo dando sustento hasta los 18 años, él no tiene la culpa; cuando él se sienta seguro de sí mismo dejaré de ser el padre que él creía que era.





SEMANA: ¿Hace cuánto no va a Colombia?





V.F.: Hace año y medio tuve la oportunidad de estar en Colombia con Alejandro, mi hijo. Éste no sé si vaya, todavía no lo tengo resuelto. Yo trato de ir a Colombia cada dos años porque no me alcanza el tiempo para más. Colombia siempre para mí ha sido importante, por eso digo que Colombia es mi segunda tierra.





SEMANA: ¿Cómo lo trata el público colombiano?





V.F.: En Colombia me siento como en mi casa, como si estuviera en México. Para mí cantar en Colombia es un gusto tan enorme que no podría descifrar tan fácilmente. Ver en Cali ese estadio con 50.000 personas o cantar en cualquier otro lugar del país me hace sentir tan bonito que el público me responde como si estuviera en México y yo me siento colombiano. Cuando me inicié en esto Colombia fue el primer país que visité después de Estados Unidos y me recibió con los brazos abiertos. En esas épocas cantaba en pueblos muy chiquitos por todo Colombia, pero después dejé de ir. Cuando volví con La ley del monte ya fue en ciudades más grandes. A la gente no le importa que esté lloviendo o haciendo frío o calor, de todas maneras iba a escucharme. Para mí es un gusto muy grande visitar Colombia.





SEMANA: ¿Usted compuso un tema para este CD?





V.F.: Para este disco no compuse nada. Tengo como 25 canciones escritas a lo largo de mi carrera y saqué un disco con todo mi material. A mí me gustan mucho mis canciones como Las llaves de mi alma, Aquí el que manda soy yo o Le pese a quien le pese. A mí como cantaautor no me gusta decir que son mías. Y no más canto Las llaves de mi alma porque es muy conocida y la gente no me perdona que no la cante. He compuesto varios temas y los he grabado pero no las he sacado al mercado. Cuando me llega la inspiración, si nos las compongo en media hora entonces ya no.





SEMANA: ¿Por qué le gustan los 'ponies'?





V.F.: Porque una vez encontré en una revista un caballito tan perfecto que anduve investigando en dónde los había y cuando di con ellos en Estados Unidos me traje un pie de cría y empecé con el criadero de caballos miniatura de registro. Se venden y se mandan a competir a Estados Unidos en belleza y en perfección. Al ganar un campeonato su precio sube hasta 60.000 dólares.