EL PASADO
Ciudades de escenografía, por Esteban Duperly
"La imagen de arriba es una de las tantas utopías urbanísticas que se han concebido para Medellín: los jardines junto al río, con los que se ha soñado por lo menos desde 1940. En el dibujo hay árboles, plazas, fuentes y silueticas que caminan; pero en el mundo real por allí ruedan carros que arrojan 'smog' por el escape".
Nos prometen obras públicas y para entusiasmarnos nos muestran un render; una imagen idealizada que es mejor que la vida. Es el equivalente a los menús translúcidos en los restaurantes de comida rápida, que ofrecen hamburguesas que uno jamás se va a comer. Una mentira rotunda.
En los renders la atmósfera es transparente, limpia y luminosa. Una bandada de pájaros vuela en el horizonte y un anciano pasea con su nieto en un andén –que quizás es la obra pública prometida–. A veces también hay enamorados en bancas. Chicas en bicicleta. Estudiantes con libros debajo del brazo. Los renders del metro de Bogotá –en cualquiera de sus muchas versiones– son tal vez los más idílicos e irreales, pero cada ciudad suele tener su “render municipal”, porque es vicio de cada administración gastarse un dineral haciendo ciudades de escenografía que muestran, en estos dibujos digitales e hiperrealistas, que muchas veces no se materializan. El problema es que pasa el tiempo, se construye nada o poco, y a los cuatro años viene otra ronda de lo mismo.
La imagen de arriba es una de las tantas utopías urbanísticas que se han concebido para Medellín: los jardines junto al río, con los que se ha soñado por lo menos desde 1940. En el dibujo hay árboles, plazas, fuentes y silueticas que caminan; pero en el mundo real por allí ruedan carros que arrojan smog por el escape.
*Periodista y fotógrafo