CINE COLOMBIANO
El nuevo capítulo del FDC: una entrevista con Claudia Triana
El Consejo Nacional de las Artes y la Cultura en Cinematografía (Cnacc), director del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC) entregará este año estímulos por $21.523 millones. La directora de Proimágenes Colombia, entidad encargada de administrar el Fondo explica su impacto, las novedades de esta edición y lanza algunas recomendaciones para los aspirantes.
El FDC, creado por la Ley 814 de 2003, ha acompañado un nuevo amanecer del cine colombiano. Y lo ha hecho, sobre todo, inyectando recursos para la producción de películas y cortometrajes nacionales. Al comprar una boleta, cada persona que va a una sala de cine está contribuyendo a este fondo, que a través de una convocatoria pública anual entrega estímulos para cubrir las etapas de realización, promoción y circulación de una película. Los recursos también pueden ser utilizados para impulsar proyectos de formación y de investigación, proteger los derechos de autor, pagar gastos administrativos, entre otras tareas. Este año, el FDC entregará incentivos por 21.523 millones de pesos en 31 modalidades.
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De tal forma, si la industria cinematográfica mueve más dinero, el FDC tiene más recursos y, por ende, se producen más películas colombianas. Eso es lo que ha sucedido en los últimos 15 años. El fondo comenzó con 6.000 millones de pesos y tres películas nacionales estrenadas en 2003. En 2017, el presupuesto se triplicó y los largometrajes estrenados ascendieron a 42. Aunque la competencia en la convocatoria es dura –se reciben cerca de 1400 proyectos en el año y se premian 95 en promedio–, se puede decir que gracias a esos recursos una generación de creadores colombianos ha cimentado su carrera. Es el caso de Ciro Guerra y Rubén Mendoza, quienes han filmado entre tres y cuatro películas en algo más de una década. Claudia Triana, directora de Proimágenes Colombia, entidad encargada de administrar y ejecutar el dinero del FDC, habló con Arcadia sobre el impacto del fondo, las novedades para este año y dio recomendaciones para los aspirantes.
La principal novedad del FDC en 2018 será la apertura de una modalidad para apoyar cortometrajes en formatos transmedia. ¿Por qué abrieron este espacio?
El Cnacc resolvió, de la mano del Ministerio de las TIC y de la Autoridad Nacional de Televisión, lanzar una modalidad piloto para impulsar la realización de cortometrajes en estos formatos. Es la primera vez en Colombia que tres entidades se unen para trabajar en pro del sector audiovisual y para crear productos multiformato. Por eso, la decisión de ensayar un piloto: nunca habían trabajado juntas estas entidades en este propósito. Esta modalidad, que será anunciada en el Festival Internacional de Cine de Cartagena (FICCI), pretende explorar las nuevas formas de inmersión en el campo, como la realidad virtual y la realidad aumentada.
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¿Qué les recomendaría a las personas que piensen postularse?
Les recomendaría, en primera instancia, leer muy bien y de un solo tirón el reglamento de la convocatoria. Para evitar confusiones, es mejor no delegar esto a terceros. El autor debe concretar y desarrollar los puntos de vista que hay en su proyecto, la atmósfera, el tratamiento de las escenas: todos los pasos básicos para transmitirle al jurado la intención de su historia. Para más información, hay una página que pueden consultar permanentemente y es convocatoriafdc.com. Recomiendo también hacer las consultas con anticipación y no el día de cierre, que es cuando recibimos la mayoría de proyectos.
¿Qué pueden aprender las personas que ganen los incentivos?
Cada uno de los requisitos que pedimos tiene una razón de ser y les servirá como proceso pedagógico para entender las dinámicas de la industria cinematográfica. Lo primero que deben entender es que las películas son obras colectivas, hechas en equipo. No se puede hacer cine con artistas pero sin técnicos. En medio de la construcción de su producto, conocerán qué tipo de licencias y qué contratos de personal se requieren para sacar la obra al público. Al finalizar el proceso les pedimos, por ejemplo, un listado con toda la música que tendrá el proyecto, con sus respectivos derechos de interpretación y de edición. Eso implica sacar a la luz un proyecto audiovisual.
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¿Qué ventajas tienen los estímulos del FDC frente a otros mecanismos de financiación?
Al contar con dinero en efectivo, es más fácil conseguir a todos los actores que participan en la creación de un producto audiovisual, porque ven la viabilidad del proyecto. El dinero en efectivo también hace que muchos inversionistas privados se motiven a dar el salto y pongan lo que hace falta para materializar la idea. Por otro lado, y tal vez lo más importante, es que son estímulos no reembolsables y con todos los derechos para el autor. Es su película. El FDC no conserva ninguno de los derechos patrimoniales del proyecto.
En 2017, el fondo presentó una nueva modalidad para apoyar la investigación cinematográfica. ¿Qué proyectos ganaron y cuándo veremos los resultados?
Tenemos mucha ilusión de conocer esas investigaciones. Una de ellas la está haciendo la Universidad Manuela Beltrán y busca trazar una radiografía de las dinámicas empresariales en la industria audiovisual de Bogotá, la ciudad que concentra el 93% de los servicios de este sector en el país. La otra es de una persona natural, Olga Cardona, y se trata de un diagnóstico sobre la incidencia de los Consejos Locales de Cinematografía (existen 26 en el país) en las producciones regionales. Ella hará estudios de caso de Antioquia, Valle, Santander, Magdalena, Atlántico y Nariño, donde están los consejos con más experiencia. En noviembre de este año se conocerán ambas investigaciones.
Con los años, ¿qué cambios ha notado en las propuestas que llegan a la convocatoria?
La mayoría son, definitivamente, películas de autor, y sobre todo de drama. No porque los evaluadores prefieran este género, sino porque hay una necesidad enorme de narrar los dolores de este país. Lo interesante es que, poco a poco, se van creando historias que no quieren abarcar todo lo que ha pasado. Como los autores saben que pueden obtener estímulos y lanzar otras películas, profundizan en una historia. Exploran, hasta el fondo, una arista de los conflictos territoriales o del narcotráfico.
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Una cuenta pendiente de la emergente industria cinematográfica en Colombia es la distribución y exhibición de películas nacionales. ¿En qué trabaja Proimágenes para fortalecer esta parte de la cadena?
Lo que buscamos es recolectar indicadores para tener una mejor comprensión del comportamiento del mercado. En el país, por citar un caso, hace falta información estadística para responder qué tanto las películas que hacen poca taquilla se ven en los canales de televisión y en las plataformas de streaming. Tampoco estamos contabilizando la acogida de esas películas en salas independientes y en festivales internacionales. Como no se han levantado esos datos, se podría pensar que una cinta, por permanecer solo ocho días en cartelera y llevar 5000 espectadores, es un fracaso. Tendemos a creer que la inversión se ha perdido.
*Periodista freelance. Colabora para Cromos y Shock.co