EL PLAN DEL MES CINE COLOMBIA-ARCADIA
La ópera: vacaciones en el cine
La temporada de la Metropolitan Opera continúa en enero en las salas de Cine Colombia del país. Una excelente oportunidad para hacer un plan de vacaciones y disfrutar de la música y las actuaciones de figuras como Plácido Domingo.
La ópera es un espectáculo que, por lo general, se asocia con élites muy sofisticadas, educadas y ricas. Parte de esa fama está bien ganada, pero eso no significa que no se la pueda disfrutar como cualquier otro espectáculo audiovisual. Basta quitarse los prejuicios, no fijarse en los clichés y enfrentarla sin prevenciones ni temores.
En los últimos tiempos las producciones le han prestado cada vez más atención al montaje escénico y a la actuación de los cantantes. Ya no se trata únicamente de poner un par de decorados en cartón y reunir a un grupo de cantantes con un único objetivo de ejecutar la partitura de manera correcta. La parte escénica y la actuación son fundamentales y, además, cada vez son más comunes las puestas en escena que trasladan la trama de las óperas a épocas y contextos más contemporáneos. Los recursos tecnológicos del teatro moderno y los efectos visuales cada vez más sofisticados hacen mucho más atractivas las puestas en escena.
Quizás su popularización parezca extraña, pero habría que decir que la ópera es un género que fue común, no solamente entre personas cultas sino también entre la gente de la calle. En tiempos de Verdi no era extraño que la gente silbara las melodías de las arias de sus óperas como si se tratara de canciones populares.
La ópera en cine es un espectáculo más bien fácil de seguir. El trabajo de las múltiples cámaras dispuestas en el escenario y el apoyo de los subtítulos ayudan a los espectadores a entender la trama. Así, quienes no están muy familiarizados con la música, de todas maneras entienden la historia.
La Metropolitan Opera House de Nueva York se fundó en 1883 y desde 1966 cuenta con su sede actual en el Lincoln Center, diseñado por Wallace K. Harrison, con capacidad para 3.800 personas. Durante el verano es la sede del American Ballet Theater. Esta institución siempre se ha servido de los adelantos tecnológicos tales como la radio, el cine y la televisión para difundir sus programas a públicos más amplios.
Tres obras para disfrutar
En enero la programación de la Metropolitan Opera en las salas de cine del país comienza con Nabucco, del gran compositor italiano Giuseppe Verdi (1813-1900). Esta tragedia lírica, con libreto de Temistocle Sorela, se basa en pasajes bíblicos del Antiguo Testamento que inspiraron la obra Nabuchodonosor, de Francis Cornue y Anicète Bourgeois. La trama sucede cuando el pueblo de Israel era esclavo de los babilonios, en tiempos del rey Nabucodonosor.
La obra es una de las óperas tempranas de Verdi, y se estrenó en 1842 en el teatro Alla Scala, de Milán, cuando buena parte de Italia estaba bajo yugo extranjero. De hecho, se la vio como una alegoría a la opresión que vivía entonces el pueblo italiano. El famosísimo coro “Va pensiero sull’ alidorate” [“Vuela, pensamiento, en alas doradas”], los italianos lo utilizaron como un himno contra la opresión extranjera en que vivían. El 7 de enero se podrá apreciar en varios teatros del país. El elenco contará con Plácido Domingo como Nabucco y Liudmyla Monastyrska como la malvada Abigaill, bajo la dirección de James Levine.
Quienes no pudieron asistir en diciembre a la première de L’amour de loin (El amor de lejos), podrán ver en diferido el 14 de enero esta ópera de la compositora finlandesa Kaija Saariaho (1952), con libreto en francés de Amin Maalouf.
Estrenada en 2000 en el marco del Festival de Salzburgo, esta ópera fue un gran éxito y desde entonces se ha montado en otros escenarios de todo el mundo. En esta ópera en cinco actos se reflexiona sobre el amor ideal en la época medieval, el que se siente hacia una persona que se encuentra muy lejos de allí. La obra la dirige Susanna Mälkki, también finlandesa, con la producción del canadiense Robert Lepage, muy recordado en Colombia por sus montajes de las óperas de El Anillo del Nibelungo, de Wagner. El bajo barítono Eric Owens interpreta al caballero que busca el amor y la soprano Susanna Phillips representa a su amante, que se encuentra al otro lado del mar.
Las presentaciones de enero terminan el sábado 21 con Romeo y Julieta, del compositor francés Charles Gounod (1818-1893). Romeo y Julieta está inspirada en el muy célebre drama homónimo de William Shakespeare. El compositor obtuvo mucho éxito con su ópera Fausto, que se estrenó en 1859. Esta ópera es muy conocida por los seguidores de las Aventuras de Tintín, pues Madame Castafiore siempre canta “Yo río de verme tan bella en el espejo”, un aria tomada de esa obra.
Aunque Gounod desde muy joven había querido ponerle música al drama de Shakespeare, solo logró escribir Romeo y Julieta en 1865. Contó con el apoyo de Jules Barbier y Michel Carré (los libretistas del Fausto), quienes eliminaron personajes secundarios y redujeron la trama original de Shakespeare a sus elementos esenciales. Esta producción está a cargo de Bartlett Sher; la dirige Gianandrea Noseda y la interpretan la soprano alemana Diana Damrau (Julieta), y el tenor italiano Vittorio Grigolo.
Si usted queda iniciado, la temporada de ópera en el Cine se prolongará hasta junio, con Rusalka, de Antonín Dvorák; La Traviata, de Verdi; Idomeneo, de Wolfgang Amadeus Mozart; Eugenio Oneguin, de Piotr Tchaikovski y El caballero de la Rosa, de Richard Strauss.