La controversia

Un debate que no se dio

'Vice' denunció acoso laboral en las salas de redacción de 'La República'. Pero lo más grave fue que la mayoría de los medios ni siquiera registraron la noticia, o plantearon una pregunta.

Revista Arcadia
25 de agosto de 2017
Cortesía: Vice

El 3 de agosto, Vice Colombia publicó un artículo en el que once periodistas denunciaban anónimamente a Fernando Quijano, director del diario La República, por acoso laboral. Los testimonios son de personas jóvenes, quienes según el artículo, se mostraron temerosas cuando hablaron con los periodistas sobre su experiencia en el periódico. Por eso ninguna quiso que se revelara su identidad. Aunque el artículo cerraba con la respuesta de Quijano, y aunque Vice también publicó una carta de otros 20 periodistas en defensa del director, el anonimato de los denunciantes dio pie para que se diera un debate distinto al que debía darse dentro de las redacciones. En lugar de discutir sobre lo que es un secreto a voces, el maltrato de algunos directores de medios con poder hacia sus empleados, la discusión se centró, por aquello del anonimato, en si el artículo era o no una pieza de buen periodismo.

Después de la publicación se oyeron algunas voces dispersas, sobre todo en Twitter. Algunos, como Carlos Cortés (Mesa de centro de La Silla Vacía), apoyaron la denuncia de Vice. Otros, como Javier Ortiz (El Heraldo) y Ana Cristina Restrepo (El Espectador) tocaron el tema en sus columnas con tal vez demasiada distancia. Pero lo más grave fue que la mayoría de los medios ni siquiera registraron la noticia, o plantearon una pregunta. Es decir, la discusión de un tema que nos compete a los medios, y que es grave y sensible, pasó de largo. “Los medios definitivamente parecen decididos a no romper la regla de que entre bomberos no se pisan las mangueras. Y esto tiene consecuencias”, le dijo Camilo Jiménez Santofimio, director de Vice Colombia, a Arcadia. “Al no ser autocríticos, no solo permanecen incapaces de revisarse y renovarse, sino que también ahondan la desconfianza que les tiene la gente y así también su desconexión con amplios sectores de la sociedad. ¿Con qué autoridad moral señala un periodista a alguien que comete una injusticia, si no es capaz siquiera de denunciar o al menos debatir sobre las injusticias que eventualmente pueden darse en el lugar donde trabaja?”.

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