Obituario (Impresa)

David Bushnell (1923-2010)

Obituario del colombianista David Bushnell, por Alejandro Lloreda.

Alejandro Lloreda
13 de octubre de 2010
El historiador David Bushnell.

David Bushnell, el historiador americano considerado por muchos como el decano de los colombianistas, murió el pasado 3 de septiembre a los 86 años. En una carrera que duró más de 60 años, treinta de ellos como profesor en la Universidad de Florida, escribió decenas de libros y artículos, principalmente sobre el siglo XIX colombiano.

 

Desde que completó su doctorado en la Universidad de Harvard evaluó la historia del país con una imparcialidad poco común en la historiografía de la época. En el momento en que la vida política del país caía en un espiral de violencia —visitó Colombia por primera vez en 1948 y fue testigo del Bogotazo— la historia era, parafraseando a Clausewitz, la continuación de la política por otros medios. Historiadores liberales elogiaban a los liberales y condenaban a los conservadores. Y viceversa. Ajeno a los espíritus partidistas, Bushnell, y luego otros historiadores extranjeros, le imprimieron al estudio de la historia en Colombia rigor metodológico y distancia crítica.

 

Su tesis de grado de la primera administración del General Santander (que ejerció como vicepresidente cuando Bolívar estaba en el Sur) sigue siendo, más de cincuenta años después de publicada, la mejor monografía de lo que fue el gobierno en la independencia, enfrentando el desafío de lo que hoy llaman state-building con escasos recursos y una precaria legitimidad. Sin caer en la trampa de compararlo con Bolívar (de quien también escribió una biografía), Bushnell destacó la habilidad administrativa de Santander y su genio para la política diaria.

 

Quizás lo más interesante de El régimen de Santander en la Gran Colombia es que, a pesar de que la independencia no estaba consolidada, los problemas que Santander enfrentó nos son reconocibles. El manejo del congreso (los congresistas de las regiones, que en ese momento incluían a Ecuador y Venezuela, se quejaban de un excesivo centralismo), las demoras en el pago de la deuda externa, la escasez de recursos para la educación, y los ataques de los columnistas (a los que el mismo Santander respondía con un seudónimo); todos estos indican que la Gran Colombia tuvo, durante su corta existencia, una vida política que no hacía evidente su —¿inevitable?— división.

 

Bushnell hizo parte de la ola de historiadores que ha revaluado ciertos aspectos democráticos del siglo XIX colombiano. Desde que Rafael Núñez, en uno de los casos más exitosos del ‘espejo retrovisor’, declaró que el siglo XIX antes de la Regeneración no había sido más que una sucesión de guerras civiles y caudillos, muchos historiadores perdieron interés en la experiencia del federalismo liberal. Bushnell, y otros, insistieron en que había una larga tradición electoral por rescatar.

 

Bushnell escribió con Neill Macaulay una introducción al siglo XIX de América Latina traducida al español como El nacimiento de los países latinoamericanos. Y después publicó Una nación a pesar de sí misma, una historia general de Colombia que sigue siendo un punto de referencia obligatorio para estudiantes. Malcolm Deas, posiblemente su número opuesto como el decano de los colombianistas en la academia británica, la recomienda como la mejor introducción a la historia del país.

 

En el prólogo de Colombia: Una nación a pesar de sí misma, Bushnell escribió “Colombia es hoy, de los países principales de América Latina, el menos estudiado, y probablemente el menos comprendido”. Desde entonces, y gracias a su labor, el país ha sido más estudiado. Y, quizás, mejor comprendido.

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