La idea surgió del amor. Dennis J. Sullivan y Frances Conklin se conocieron en 1990, se enamoraron y, unos años más tarde, decidieron dar vida a un proyecto que rondaba la cabeza de la mujer. Dennis se dedicaba a fabricar hermosas esculturas de madera con diferentes razas de perro y soñaba con construir un sitio donde los interesados pudieran verla trabajar. Así nació Dog Bark Park, exactamente en la 2421 Business Loop 95, Cottonwood, ID 835, en Idaho, Estados Unidos, muy cerca de uno de los parques nacionales más importantes del país, el Yellowstone.
En 2003, cuando tenían consolidado su taller, decidieron construir un enorme Beagle de madera que serviría de posada para todos los que quisieran experimentar la vida en un hospedaje dedicado a esta raza. La agenda para reservar la estancia en este sitio está abierta desde el 1 de abril hasta el 31 de octubre de cada año. Además de las actividades programadas en Dog Bark Park, se puede disfrutar del magnífico paisaje de la zona, de los ríos, las montañas y las tierras de las praderas en Idaho.
Francis y Dennis comparten su vida con Piñón, un amigable Golden retriever que se encarga de darles la bienvenida a cada uno de los huéspedes que visitan el sitio. “Nos encanta lo que hacemos y no tenemos planes de retirarnos a pesar de que ambos ya somos mayores. Nos encanta el aire libre, las montañas y los ríos que se encuentran en todas partes de Idaho. Nos gusta visitar los bosques donde muchas veces podemos caminar todo el día”, concluye Francis.
En 2003, cuando tenían consolidado su taller, decidieron construir un enorme Beagle de madera que serviría de posada para todos los que quisieran experimentar la vida en un hospedaje dedicado a esta raza. La agenda para reservar la estancia en este sitio está abierta desde el 1 de abril hasta el 31 de octubre de cada año. Además de las actividades programadas en Dog Bark Park, se puede disfrutar del magnífico paisaje de la zona, de los ríos, las montañas y las tierras de las praderas en Idaho.
Francis y Dennis comparten su vida con Piñón, un amigable Golden retriever que se encarga de darles la bienvenida a cada uno de los huéspedes que visitan el sitio. “Nos encanta lo que hacemos y no tenemos planes de retirarnos a pesar de que ambos ya somos mayores. Nos encanta el aire libre, las montañas y los ríos que se encuentran en todas partes de Idaho. Nos gusta visitar los bosques donde muchas veces podemos caminar todo el día”, concluye Francis.










