Experto comportamiento

Perros babosos

Aunque amamos a los perros, algo siempre se interpone entre ellos y los humanos: las babas. Nadie quiere untarse de saliva ni llevar manchas en la ropa durante todo el día.

Juan Camilo González
27 de marzo de 2018
Estas son las recomendaciones del experto veterinario para esta incómoda y cotidiana situación. | Foto: iStock

Hay perros que salivan en exceso como consecuencia de su anatomía. Por ejemplo, la forma de los labios del terranova, el san Bernardo y el gran danés no les permite mantener la saliva en su lugar. Con ellos no hay más remedio que andar con toallas para limpiarlos, en especial cuando hace calor. Las razas braquicéfalas (chatas) jadean con mayor facilidad, por lo que salivan más de lo normal y necesitan de especial cuidado en temperaturas altas.

Sin embargo, desde el punto de vista del comportamiento, existen diferentes causas para el exceso de salivación:

Distrés agudo: cuando el cerebro enfrenta una situación estresante, libera adrenalina y cortisol. Estas hormonas aumentan el metabolismo y la temperatura corporal; por eso el jadeo y la salivación. A algunos perros les ocurre al pasear en carro y a otros al visitar la clínica veterinaria, entre otras razones. Este patrón de comportamiento puede tratarse y mejorarse ocupándolos en algo que les guste y distrayéndolos durante las situaciones estresantes.

Ansiedad por separación: algunos perros, al quedarse solos, dejan pequeños charcos de saliva por toda la casa. Para tratar este problema debes enseñarle a disminuir el apego excesivo y generar medidas de prevención como llevarlo a una guardería canina.

Reflejo condicionado de salivación: dicho de otra forma, “se le hizo agua la boca”. Ocurre cuando nuestro perro ve que tenemos un apetitoso pedazo de comida en nuestras manos y su cerebro decide liberar los fluidos gastrointestinales que digieren el alimento. Si esto te molesta, comienza por no volverle a dar comida casera y enséñale a apartarse de la mesa mientras comes.

Pica: este trastorno alimenticio consiste en el deseo de consumir sustancias no nutritivas. En el caso de los perros, pueden ser medias, pelotas u otros objetos que obstruyen el paso del alimento y aumentan la producción de saliva. Para prevenirlo, evita dejar al alcance de tu mascota cosas que pueda ingerir y, de ser necesario, ponle un bozal mientras modificas su conducta.

Juan Camilo González, Médico veterinario, magíster en Etología Clínica y miembro de la Asociación Veterinaria Latinoamericana de Zoopsiquiatría.

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