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Increíbles historias del  “sexto sentido canino”

Más allá de sus grandes sentidos como el olfato, los perros logran un vínculo tan fuerte con sus humanos que en algunos casos logran grandes hazañas con tal de demostrar su lealtad hacia ellos.

Andrés Ortega Borthwick , Defensor De Los Animales
11 de mayo de 2017
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Muchos de nosotros, estamos familiarizados con ciertos comportamientos de nuestros amados amigos de 4 Patas, hemos incluso, oido hablar de casos famosos en los que estos comportamientos van más allá de nuestro entendimiento, su especial sensibilidad, fidelidad  y devoción hacia sus amos.

Estas cualidades  hacen que sean comunes historias como las de los perros que nunca abandonan la puerta del hospital en donde se encuentra recluido su amo, los que esperan toda su vida en la carretera, en el sitio en el que fueron abandonados, los que no se mueven de la tumba de su fallecido amigo humano, los que inexplicablemente llegan a casa despues de muchos meses perdidos o el debatido sentido de precognición que parecen tener los perros, que les permite saber la inminente llegada de sus dueños o incluso presentir cuando se acercan tormentas o terremotos.

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En mi caso particular, la mayoría de mis perros, sabían en qué momento yo venía de regreso a casa, especialmente mi adorada San Bernardo, que  tras días de ausencia, se paraba en la puerta de la casa, justo en el momento en que tomaba el vuelo de regreso a miles de kilómetros de distancia y no se movía desde ése instante hasta que llegara.

Asimismo, Simón, un Schnauzer gigante, al cual me obligaron a enviar a una finca en Chia, porque si yo no llegaba a la hora habitual de la universidad, comenzaba a aullar hasta que yo llegara y los vecinos desesperados pasaron la queja.

Quince días después de haber llevado a Simón a Chía, desperté con un fuerte ardor en la espalda, al llegar a la universidad, la enfermera de salud estudiantil me dijo que lo que tenía eran unos arañazos de perro recientes, a lo que le respondí que era imosible porque yo no tenía perro hacía 15 días. Al llegar a casa, mi madre me dijo que me había llamado Elsa, la persona que tenía a Simón, a decirme que en la madrugada, Simón se había escapado y en la carretera hacia Bogotá, lo habían atropellado.

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Algunas historias famosas

Hachiko (Moscú)

El Akita, quien tras la muerte de su amo, siguió durante once años caminando hacia la estación de trenes Shibuya en Tokyo, para esperar a su compañero humano a la hora exacta de la llegada del tren hasta el día de su muerte.

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Yanu  (Madrid) 

El perro que llega a su casa en buen estado después de tres meses desaparecido, tras fugarse de la perrera de Leganés, a donde llegó tras perderse de sus dueños ocho días antes en la zona de Puerta de Toledo, en Madrid. 

La sorpresa llegó un viernes, cuando su dueño encontró a Yanu, lleno de espigas y con pequeñas heridas, al bajar las escaleras de su casa. Según explica la asociación protectora El Refugio, nadie sabe dónde había estado Yanu estos tres meses ni cómo supo regresar a casa. 

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Gaucho Durazno (Uruguay)

Cuando su amigo humano se enfermó y fue trasladado al hospital comenzó su travesía de 50 kilómetros hasta llegar al sitio en donde estaba recluido su amigo. El perrito se quedó allí hasta que su amigo  falleció  y una vez en el cementerio, Gaucho no se mueve durante más de 30 días,  luego  comienza a salir a buscar comida, pero regresando siempre en la tarde a seguir custodiando la tumba de su amo. 

Canelo (Cádiz)

Canelo era el perro de un hombre que vivía en Cádiz a quien seguía  a todas partes. Este hombre vivía solo, por lo que el buen perro era su más leal amigo. Todos los días,  se les podía ver caminando juntos por las calles de la ciudad.  Una vez a la semana, uno de esos paseos eran hacía el Hospital Puerta de Mar, ya que debido a complicaciones renales el hombre se sometía a tratamientos de diálisis.
 Él siempre dejaba a Canelo esperándolo en la puerta. El hombre salía de su diálisis y juntos se dirigían a casa. Cierto día el hombre sufrió una complicación en medio de su tratamiento y este falleció en el hospital. El perro permaneció allí sentado, esperando durante 12 años. Ni el hambre ni la sed lo apartaron de la puerta. 

Día tras día, con frío, lluvia, viento o calor seguía acostado en la puerta del hospital esperando a su amigo para ir a casa. La espera se prolongó hasta el 9 de diciembre del 2002, en que Canelo murió atropellado en las afueras del hospital. 

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Y así existen infinidad de historias sobre nuestros maravillosos amigos de 4 patas como Bobby de Edimburgo, Collie Cementerio de La Piedad, Rosario, Argentina, Clara, Cementerio de Safed, Israel Fido, Borgo San Lorenzo, Italia y muchos otros más.