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Anemia canina: síndrome del abandono

Los perros rescatados sufren comúnmente de esta enfermedad causada por garrapatas y pulgas. Pero no solo ellos: también los que salen de paseo a ambientes naturales, expuestos a este tipo de parásitos. Descubre cómo tratarla.

Santiago Henao Villegas
20 de abril de 2018
Los perros rescatados suelen sufrir de esta enfermedad causada por garrapatas y pulgas. | Foto: iStock

Un propietario de un perro criollo hace la siguiente consulta: “Doctor, estuvimos de paseo en la costa Atlántica y el perro se mostró muy activo y feliz en la playa; sin embargo, desde que regresamos, lleva ocho días sin querer moverse, ni siquiera se anima a salir al parque ni quiere comer”. Por su descripción, podría tratarse de una anemia canina, la cual se evidencia en el color pálido de las encías y la lengua, y se confirma con un examen clínico.

Pero, ¿qué es la anemia? Es la disminución de los glóbulos rojos o eritrocitos, esas células de la sangre encargadas de transportar el oxígeno a los diferentes tejidos del perro. Esta enfermedad puede tener muchas causas, una de ellas es la presencia de pulgas o garrapatas.

Estos parásitos son muy comunes en las zonas costeras. Al invadir y picar a un perro pueden llegarle a producir una erliquiosis o una anaplasmosis, dos patologías de origen bacteriano que llegan a ser mortales si no se diagnostican a tiempo. Aunque no todas las garrapatas transmiten la enfermedad, es importante sospechar y siempre tomar medidas preventivas frente a su evidencia.

Si el perro —sea callejero o no— tiene pulgas o garrapatas, lo primero es visitar de manera urgente al médico veterinario. Si se confirma la enfermedad, se le aplicarán medicamentos que permiten sanar el problema de raíz. En algunos casos será necesaria una transfusión de sangre para compensar el bajo número de glóbulos rojos.

Luego, es vital eliminar la causa de la enfermedad removiendo las garrapatas de manera manual, y con guantes, para evitar infecciones. No se debe olvidar que la erliquiosis y la anaplasmosis son patologías zoonóticas, es decir, se pueden transmitir al humano. Adicionalmente, las mascotas deben recibir baños con productos especiales que eliminen los ectoparásitos.

Una vez superada la enfermedad, es importante garantizarle al perro una buena dieta con suplementación de vitaminas, especialmente complejo B y hierro. De igual manera, mantenerlo en espacios tranquilos y evitarle el contacto con otros animales, teniendo en cuenta que su sistema inmunológico aún estará débil y propenso a nuevas complicaciones.

Santiago Henao Villegas, médico veterinario, magíster en Medicina Preventiva y doctor en Bioética. Jefe de Posgrados de la Facultad de Medicina Veterinario y Zootecnia de la Universidad CES.

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