PISTA FALSA (Narcotráfico)
La fosa común encontrada en la cárcel de La Catedral no contenía restos humanos, sino huesos de marrano y chuletas de res.
EL JUEVES DE LA SEMANA pasada la cárcel de La Catedral volvió a ser noticia de primera plana. Las excavaciones hechas en la cancha de microfútbol del penal por funcionarios de la Fiscalía y miembros de la Policía fue suficiente para que una ola de rumores copara la atención de la gente. Se pensó que por fin se correría el manto que cubría las macabras historias contadas por los antiguos socios de Pablo Escobar, quienes en repetidas ocasiones afirmaron ante las autoridades que en esa prisión se había ordenado la ejecución de muchas personas allegadas al cartel de Medellín.
La confesión de un ex guardián de La Catedral alertó a los fiscales que realizaban la investigación sobre los hechos que ocurrieron durante el año y un mes que permanecieron recluidos Escobar y sus principales lugartenientes. Esas declaraciones afirmaban que en los predios de la prisión se cavaron fosas comunes donde fueron enterrados los cadávares descuartizados de varios de antiguos socios, contadores y sicarios al servicio del jefe del cartel de Medellín.
No era una historia nueva. En los expedientes que reposan en las diferentes fiscalías encargadas de llevar adelante los procesos contra Pablo Escobar hay muchas páginas que dan cuenta de estos hechos. Uno de ellos tiene que ver con los asesinatos de los hermanos Moncada y Galeano, ocurridos el 4 de julio de 1992.
Los delatores contaron a las autoridades con pelos y señales como habían perpetrado esos crímenes. Según sus confesiones, el 25 de julio John Jairo Valencia, alías "Tití", un sicario de confianza de Escobar, se robo de una caleta de los Galeano 20 millones de dólares que fueron transportados en un camión hasta la cárcel de La Catedral, donde se los entregó a su patrón.
Sólo bastaron unas horas para que el clan Galeano y Moncada descubriera al ladrón. Pero los miembros de este clan se sorprendieron al enterarse adónde había ido a parar la plata. El 27 de junio Fernando Galeano subió a La Catedral para cumplir una cita con Escobar, quien unas horas antes había mandado a uno de sus mensajeros por su antiguo socio y compadre. Conforme a la declaración de los delatores, en esa oportunidad Escobar se comprometió con Galeano a solucionar el problema lo más pronto posible.
Fue así como el 4 de julio Fernando Galeano fue de nuevo a La Catedral. Para su sorpresa, allí se encontró con su otro socio, Gerardo Moncada. Según los delalores, "Escobar les comunicó a los dos hombres que estaban secuestrados. Ambos trataron de huir, pero el intento les costo la vida. Escobar le ordenó a Mario Alberlo Castaño, alias "El Chopo" , que ese día también había subido a la cárcel, que los ejecutara dice una de las declaraciones rendidas por uno de los delatores ante una de las fiscalías. A Fernando Galeano le pegaron un tiro en la cabeza y después su cuerpo fue picadlo con un machete. A Gerardo Moncada lo fusilaron y su cadáver fue incinerado. Después tres de los hombres que estaban detenidos en la cárcel cogieron una pica y una pala, y abrieron un enorme hueco. Allí metieron los restos de los dos hombres y los taparon con tierra".
Las confesiones de los delatores no solo se limitaron a estos dos crimenes. Otras afirmaron que por lo menos 20 personas más fueron asesinadas en La Catedral.
Entre ellas contadores, jefes de seguridad de socios de Escobar y sicarios a su servicio. Algunos de esos cadáveres, según las declaraciones, fueron enterrados en predios de la cárcel y otros fueron sacados en vehículos particulares y arrojados en basureros y zonas aledañas a Medellín.
Todos estos crímenes no han podido ser aclarados por las autoridades. Por eso se pensó que la confesión del ex guardián iba a develar muchas de estas macabras historias. Cuando los funcionarios de la Procuraduría y los agentes de la policía de Antioquía terminaron de excavar en la cancha de microfútbol de La Catedral, la expectativa fue muy grande. Las informaciones aparecidas en los distintos medios de comunicación daban cuenta de que las autoridades habían encontrado en los predios del penal el cadaver de un hombre descuartizado e incinerado.
También se afirmaba que en el lugar de la exhumación se habia hallado parte de un fémur un pedazo de tobillo cubierto con el jirón de una media y trozos de una camisa. Y como para no dejar ninguna duda sobre el macabro hallazgo, los periódicos y noticieros de radio y televisión agregaron que médicos legistas habían confirmado que el cuerpo encontrado en La Catedral llevaba varios meses enterrado en la fosa común. De lo único que no se hablo fue de su identidad.
Se dijo únicamente que esta iba a ser establecida por un equipo integrado por forenses médicos legistas antropólogos y odontólogos.
La expectativa creció por la espera de conocer la identidad del cadaver y por otra información según la cual se anunciaron nuevas excavaciones en busca de más fosas comunes en las que supuestamente había restos de personas asesinadas en los predios de la prisión.
PISTAS FALSAS Pero no sólo en los otros dos enormes huecos que cavaron las autoridades no se halló pista alguna de cadáveres o prendas sino que lo encontrado en la primera excavación no correspondió a ningún cadáver humano. El reporte de Medicina Legal entregado a la Fiscalía General de la Nación senaló que los pedazos examinados por los forenses correspondían a los desperdicios de opíparos asados que Escobar y su gente preparaban en La Catedral. En otras palabras se trataba simple y llanamente de unos huesos de marrano y de chuletas de res que posiblemete se sirvieron en almuerzos campestres.
Los jirones de ropa correspondían a delantales, limpiones y manteles. También se hallaron pedazos de cuero de animales pequeños, y platos y cubiertos desechables.
La fosa común descubierta por las autoridades y de la cual se llegó a decir contenía el cadáver de Fernando Galeano o Gerardo Moncada no era otra cosa que un relleno sanitario. Las autoridades creen que los presos de La Catedral en lugar de quemar la basura decidieron enterrarla y echarle encima una capa de cal y ecnarle encima una capa de cal y otra de tierra para evitar malos olores y contaminación.
Con este informe oficial las pistas para aclarar los crímenes contra los Galeanos los Moncadas los contadores y los sicarios que supuestamente fueron asesinados en La Catedral y cuyos cuerpos continúan desaparecidos se desvanecieron como por encanto. Y es que hasta ahora son muy pocos los misterios del año y un mes durante los que estuvo detenido Pablo Escobar que se han podido esclarecer. Así lo han entendido las autoridades que en más de una oportunidad la han puesto patas arriba en busca de caletas, túneles, refugios antiaéreos y fosas comunes. Pero hasta ahora sólo han logrado descubrir unos cuantos escondites donde se guardaban armas y una caleta dotada con todos los implementos de un apartaestudio. Todo parece indicar pues que armar el resto del rompecabezas no será tarea fácil porque hasta ahora la suerte no ha estado del lado de las autoridades.