Movilizaciones
Al presidente Gustavo Petro está a punto de estallarle una bomba con los sindicatos: dirigentes están molestos con el Gobierno
Maestros, parte de la CGT, una fracción de la CUT y transportadores están molestos con el Gobierno Petro. Dicen que no les ha cumplido las promesas.
Una bomba sindical está a punto de estallarle al presidente Gustavo Petro. La primera chispa surgió cuando la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode) se declaró en alerta frente al Gobierno. En cuestión de horas, la Presidencia decidió no adjudicar la licitación para su sistema de salud, el Fomag.
La segunda chispa apareció por los incumplimientos de los ministerios de Transporte y de Hacienda a los transportadores. Las partes habían sellado un compromiso en octubre de 2022 para establecer una nueva fórmula de cálculo del precio de los combustibles. Si bien el Gobierno no ha aumentado el precio del ACPM, esas dos carteras acumulan varios pronunciamientos sobre un posible incremento.
La tercera chispa no es de un gremio, sino de la propia base sindical: una fracción de la Confederación General del Trabajo (CGT) y otra de la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT). Señalan que se cansaron de los desplantes de la ministra del Trabajo, Gloria Inés Ramírez, y que los sindicatos deben mantener su autonomía así hayan estado de acuerdo con la llegada de Petro a la presidencia. En palabras de un líder de la CGT: “Se le está rompiendo la coalición sindical al Gobierno debido al pésimo manejo que le ha dado la ministra del Trabajo a la situación. Solo dialoga con los que la adulan”.
Entre tantas propuestas de mesas de conversaciones del presidente Petro, la CGT y la CUT sostienen que no han conseguido agenda ni con el jefe de Estado ni con la ministra Ramírez. Si tocan la puerta en la Casa de Nariño, los envían al Ministerio, y en la cartera los delegan a voceros que no tienen poder de decisión. Por eso, la bomba sindical es cuestión de tiempo.
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El primer destello llegó de Fecode en una reunión en Palacio el 9 de octubre entre el gabinete, el presidente y los maestros. Los docentes pidieron adjudicar la licitación del Fomag para mantener la continuidad en la prestación de los servicios de salud, pero no los escucharon. Por el contrario, el presidente les planteó servir de conejillos de indias de la reforma a la salud ofreciéndoles ser atendidos a través de Caps, porque su sistema es lo que él quiere acabar: un formato de integración vertical con intermediarios.
El Gobierno intentó tapar el humo que emanaba de ese fuego lento con Fecode manteniéndoles el sistema de atención en salud diferencial en el texto de la reforma, pero los trinos de Petro borraron lo que escribió en ese articulado. Él presidente de Fecode, Domingo Ayala, confirmó que están listos para un plantón o una marcha si no los escuchan. Si se quiebra la relación con Fecode, se rompe también con la CUT, porque los maestros representan el 70 por ciento del sindicato.
Si estalla la amistad con Fecode, sucederá lo mismo con esa asociación. Los sindicalistas son claros. “Una gran unidad que se había consolidado en el Gobierno de Duque ha saltado en pedazos en el Gobierno del cambio. Impensable que en un Gobierno alternativo, en vez de consolidarse más la unión sindical, haya una profunda división”, dijo Diógenes Orjuela, expresidente de la CUT.
En Fecode hay 15 ejecutivos: cinco defienden al Gobierno y diez tienen dudas sobre su agenda. Dos fuentes le dijeron a SEMANA que, en la reunión de los maestros con Petro, al mandatario no le preocupó la posibilidad de que los educadores se declararan en paro.
Los seis líderes del sector sindical consultados señalaron que la ministra Ramírez no los escucha. Tampoco han tenido buena comunicación con el de Hacienda, Ricardo Bonilla, y la interlocución ha sido a medias con el de Transporte, William Camargo.
Esas carteras les prometieron una mesa técnica sobre los combustibles, pero el compromiso fue hace un año y esta apenas comenzará el 30 de noviembre. Los transportadores están agremiados en Unidas (camioneros, volqueteros y buseros). Arnulfo Cuervo, de la Federación de Transporte, sostuvo que, si el Gobierno insiste en subir precios y le da largas al cambio de la fórmula para calcular el precio, no les quedará de otra que parar.
Estos sectores tienen un relato común: están esperando que el Gobierno escuche. “Era más fácil dialogar con Gobiernos anteriores. Eran más respetuosos los ministros del expresidente Duque que la señora Gloria Ramírez”, dijo una fuente. Un claro síntoma de la bomba que puede estallar.