Bogotá
Alarmante problemática: cerca del 25% de la población está pasando hambre en Bogotá
Usme, Bosa, Ciudad Bolívar, Tunjuelito y Los Mártires son las localidades más afectadas con esta preocupante realidad.
Los trapos rojos que se vieron en Bogotá durante la pandemia, colgados en las puertas y ventanas de las casas en algunas localidades como grito de hambruna, no se han ido de la ciudad.
La histórica pobreza del país ya no se está izando en las puertas y ventanas de las casas de miles de hogares, pero es una realidad dolorosa que sigue en la capital del país y que necesita acciones urgentes y concretas. Así lo denunció el concejal David Saavedra.
Según la FAO, cerca del 25 % de la población en Bogotá está pasando hambre y las familias se están acostando con uno o dos platos de comida al día por falta de recursos.
El concejal Saavedra indicó que la principal causa de la reducción del acceso alimentos es, sin duda, la inflación que se ha registrado en los últimos años, y a pesar de los esfuerzos del Banco de la República por medio de su política monetaria no cede lo suficiente.
El cabildante explicó que la inflación hace que el dinero rinda menos, ya que los salarios no suben a la misma velocidad que el costo de vida, por lo que una familia de 4 personas que antes hacía mercado para 15 días con 400 mil o 500 mil pesos, ahora pueda estar viendo que esa misma cantidad de dinero le alcanza para unos 10 días no más.
Para Saavedra, a esto hay que sumarle otro problema y es que la oferta alimentaria pública en Bogotá, es decir, la que se encuentra en las plazas de mercado administradas por el Distrito, no está cubriendo buena parte de la ciudad. Por ejemplo, amplios sectores de las localidades de Suba y Engativá. “Esto hace que los costos de los alimentos suban por el transporte de llevarlos desde Paloquemao, Corabastos o la plaza del Quirigua a barrios alejados”, agregó el cabildante.
Entre 2017 y 2021 se observa un aumento en la ciudad de 6,3 puntos porcentuales en los hogares donde se redujo el consumo de alimentos por falta de dinero u otros recursos. Las localidades que más tuvieron aumento fueron: Usme (20,3 %), Bosa (19,1 %), Ciudad Bolívar (18,2 %), Tunjuelito (16,9 %) y Los Mártires (15,1 %).
Uno de los puntos que más llamó la atención en la investigación es el de las localidades donde empezó a ser más visible el hambre y que, históricamente, tenían niveles más bajos: Chapinero, de 1 % a 2,6 %; Engativá, de 2,8 % a 7,3 %, y Suba, de 3,2% a 9,3 %.
En materia de delgadez en adultos mayores de 65 años, llama la atención que en Bogotá se pasó del 10,7 % en 2021 al 12,4 % cerrando 2023. De igual forma, la proporción de bajo peso al nacer en niños y niñas en la ciudad pasó del 13,5 % en 2020 al 16,1 % finalizando 2023.
Lo más preocupante, de acuerdo con el concejal Saavedra, es que la población más afectada por malnutrición son los niños entre los 0 y los 8 años, situación que puede generar graves problemas de salud como: afectaciones al proceso de desarrollo motor y crecimiento físico, efectos negativos en el desarrollo cognitivo y reducción del coeficiente intelectual (OMS, 2005).
Según los expertos, la mala alimentación de niños y niñas puede afectar de manera importante el rendimiento académico, a partir de reducción de los niveles de atención y la capacidad de aprehensión de elementos de orden matemático o asociados a la comprensión de lectura; así mismo, un niño mal alimentado tendrá mayores niveles de fatiga física y esto puede afectar su capacidad de aprendiz
Desde el Concejo de Bogotá se anunció la creación de la bancada de la lucha contra el hambre, encabeza del concejal David Saavedra, con el fin de poner en evidencia esta gran tragedia y diseñar estrategias efectivas que permitan enfrentar este flagelo que está tocando a la puerta de los hogares en la capital del país.
“Hay que poner a funcionar de manera plena el servicio de comedores comunitarios para brindar alimento a las cerca de 484 mil personas con riesgo de inseguridad alimentaria severa y realizar una depuración de las bases de datos”, señaló Saavedra.
Entendiendo el rol estratégico que pueden tener los Bancos de Alimentos, se necesita identificar oportunidades de articulación operativa que permitan, entre otras, mejorar la distribución de alimentos hacia los territorios más afectados y ubicados en las zonas periféricas de la ciudad. Así mismo, se busca explorar la posibilidad de tramitar incentivos tributarios a la donación de alimentos y que haya una red de apoyo con transportadores para llevar los alimentos adonde se necesitan, expresó el cabildante.
Agregó que “un componente estructural de la lucha contra el hambre es que haya empleo y empresa. Por eso, trabajaremos para impulsar la generación de apoyos a la nómina para que las pequeñas y medianas empresas cuenten con un alivio en el pago de los salarios y así se disminuya el desempleo”.