POLÍTICA
Alejandro Ocampo, el congresista que va al Capitolio con trajes de cannabis
El representante ha llamado la atención de sus colegas por llevar al Congreso trajes elaborados de material reciclado y cannabis. Ya algunos colegas le han pedido que les ayude a conseguir estos atuendos.
“Lega-legalización, cannabis / De calidad y barato/ Lega-legalización, cannabis / Basta de prohibición”.
Con esta canción, del grupo español Ska-p, Alejandro Ocampo ameniza algunos de los videos que sube a sus redes sociales, en los que muestra sus recorridos por el Valle del Cauca, donde se ha convertido en una especie de ‘embajador del cannabis’.
Sus recorridos incluyen visitas a cultivos, ferias de productos derivados de esta planta y hasta charlas con constructores de casas, porque sí, del cannabis también se elaboran ladrillos para edificar viviendas.
Pero Ocampo no es ningún vendedor o mochilero en busca de nuevas experiencias, es congresista de la República, del Pacto Histórico, y desde que llegó al Capitolio Nacional poco a poco ha ido metiendo a los senadores y representantes en el #MarihuanaStyle.
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El día de la posesión, el 20 de julio, el congresista llevó cervezas y chocolates a base de marihuana, regalos que fue repartiendo uno a uno entre sus nuevos compañeros.
Según le dijo a SEMANA, la cerveza que les entregó a sus colegas se llama Marimbera y es “más saludable” que las cervezas tradicionales. En su elaboración resultan involucrados cultivadores de Casanare, Guajira, Valle del Cauca y Cundinamarca.
Pero lo que más llamó la atención el día de la posesión fue su vestimenta: el traje era hecho con plástico reciclado y los zapatos eran de cannabis.
La base para elaborar estos zapatos es el cáñamo, una fibra derivada de la planta de cannabis, que se caracteriza por ser un material resistente y de larga duración. Para elaborar las suelas se usa caucho reciclado, mientras que las plantillas están hechas de corcho natural.
Una ‘pinta’ similar empleó el 7 de agosto, día de la posesión de Gustavo Petro, cuando se le vio con un elegante traje azul oscuro y unos tenis blancos, también hechos de materiales reciclados y cannabis.
“El 60% de mi ropa es sustentable, entonces utilizo ropa de marihuana, o ropa hecha con botellas de plástico recicladas. La idea es tener de aquí a tres meses el 90% de la ropa mía y de mi equipo elaborada con estos materiales”, explica el congresista.
Estas prendas son elaboradas por productores locales o mandadas a hacer directamente por el congresista a diseñadores del Valle del Cauca. “El traje que usamos el 20 de julio lo hizo el diseñador Orlando Marmolejo, muy conocido en Cali”, apuntó Ocampo.
El experimento ha resultado tan exitoso que ya varios congresistas y asistentes al Capitolio Nacional le han encargado camisas, camisetas y calzado de cannabis, lo que dio origen a un proyecto que ya está a punto de ponerse en marcha: Costuras de paz.
“Vamos a tener un taller de costura con mujeres víctimas de la violencia que se va a llamar Costuras de paz, ellas van a elaborar ropa de cannabis y yo las voy a promocionar. La idea es que reciban apoyo de la empresa privada y el Estado para los materiales y la maquinaria”, explica el congresista, quien está en esas gestiones.
Cabe aclarar que, según explica Ocampo, tanto el cáñamo que se utiliza en la elaboración de calzado, como la fibra de hemp, que se utiliza para fabricar las prendas de vestir, tienen una mínima cantidad de componentes psicoactivos, un 0,2% de tetrahidrocannabinol (THC), por lo que su uso está permitido en todo el mundo.
Es decir, la ropa de cannabis en su apariencia no tiene nada de diferente a las prendas elaboradas en algodón o lino que usa la mayoría de los colombianos.
Si bien en Colombia ya existe una industria textil a base de cannabis, el #MarihuanaStyle que ha venido imponiendo el congresista dentro de la clase política ha servido para crear conciencia de que “el cannabis sirve para otra cosa”.
Ocampo es coautor del proyecto radicado por la bancada del Pacto Histórico que busca la regularización del cannabis y su consumo para uso adulto solo en espacios permitidos.
La idea, según el congresista, es arrebatarle el negocio al narcotráfico, cobrar impuestos para rehabilitar a drogadictos y habitantes de calle, y darle un viraje a la guerra contra las drogas.
“También buscamos que exista un producto seguro, resulta que mucha de la marihuana que la gente se fuma está revuelta con distintas sustancias, metales pesados, glifosato, miados de perro, caca de gato, donde un usuario se fume esto le puede generar un daño terrible”, apunta el congresista.
Por ahora, la industria de cannabis en Colombia está permitida con fines medicinales, lo que ha atraído una inversión extranjera que alcanza un valor cercano a los 292 millones de dólares, siendo Canadá el principal país inversionista.
Este congresista, quien creció en el Distrito de Aguablanca, en Cali, una zona golpeada por la violencia y el microtráfico, tiene como una de sus obsesiones la legalización del cannabis, pero no para que haya mayor consumo, sino mayor control.
Control para hacer campañas para que los menores no consuman marihuana, control para poner impuestos, control para saber quién siembra y quién compra.
“Pero especialmente control para mostrar que el cannabis sirve para otra cosa”, concluye Ocampo.