Política
Alianza Verde, mucha bulla y pocas decisiones tras el escándalo de corrupción de la UNGRD. Claudia López, la gran perdedora
Luego del escándalo de corrupción en la UNGRD que salpicó a varias figuras de la Alianza Verde, el ala que respalda a Petro logrará dominar el partido. No hay planes de escisión a la vista.
Esta semana, la Alianza Verde sufrió dos golpes certeros que llevaron al partido a hablar de la necesidad de saltar del oficialismo a la independencia frente a Gustavo Petro: las renuncias de Antanas Mockus y Claudia López. Ambos, según sus cartas, se refirieron a la indignación originada porque el presidente del Senado, Iván Name, quien forma parte del partido, habría recibido 3.000 millones de pesos de la UNGRD, según le dijo a SEMANA el exsubdirector de la entidad, Sneyder Pinilla. Como si fuera poco, Sandra Ortiz, la exconsejera para las regiones, habría sido la “mensajera” de la coima para empujar las reformas en el Congreso. Ella también pertenece a los verdes.
Name y Ortiz son figuras representativas de ese partido, que durante más de dos décadas ha enarbolado las banderas de la lucha contra la corrupción. Y, en esta oportunidad, según las afirmaciones de Pinilla, la colectividad pasó de hacer denuncias a estar involucrada en un grave escándalo de corrupción.
Name y Ortiz no renunciarán a la Alianza Verde. Tampoco serán expulsados porque ambos insisten en su inocencia. El partido espera conocer las pruebas para tomar una decisión. Además, si se midiera todo con el mismo rasero, tendrían que expulsar a Carlos Ramón González, exdirector del Dapre y hoy director de Inteligencia, pues, según fuentes cercanas a Olmedo López, exdirector de la UNGRD, le habría dado presuntamente las órdenes para comprar a los congresistas.
Los congresistas Jota Pe Hernández y Cristian Avendaño, ambos verdes, pidieron desde el Congreso que González renuncie a su cargo. “El presidente Gustavo Petro debe cumplir su palabra de no proteger a ningún funcionario: Carlos Ramón González debe apartarse inmediatamente del cargo. Mientras no se esclarezcan las acusaciones en el caso de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo (UNGRD), su permanencia pone en riesgo la transparencia de las investigaciones correspondientes”, dijo Avendaño. Eso no ocurrirá, a menos que Petro lo solicite. Tampoco se irá de la Alianza Verde porque es el dueño del letrero, el hombre que históricamente edificó la casa política tras su desmovilización del M-19.
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Los verdes no han expulsado a sus dirigentes. No lo han hecho en ninguna ocasión. Por ejemplo, cuando muchos pidieron la salida de Lucía Bastidas, exconcejal de Bogotá, a raíz de su apoyo a la candidatura de Iván Duque a la presidencia, eso no ocurrió.
Tampoco tomó medidas contra Jorge Iván Ospina tras las múltiples denuncias en su contra por posible corrupción en la Alcaldía de Cali, o contra Jota Pe Hernández por atacar verbalmente a las mujeres del Pacto Histórico, entre ellas la fallecida exsenadora Piedad Córdoba. El hoy senador ya presentó sus descargos, pero el tema no pasará a mayores.
Por eso, lo más probable es que los verdes sigan insistiendo en la posibilidad de saltar de la coalición de Petro a la independencia o, incluso, escindir el partido entre el ala petrista y el sector de Claudia López, pero nada de eso ocurrirá antes del 20 de julio.
Así en público algunos congresistas reiteren la necesidad de alejarse del Gobierno Petro, los codirectores del partido Rodrigo Romero y Antonio Navarro quieren seguir como están para no sacrificar la presidencia de la Cámara, que le corresponde a la Alianza Verde en el tercer año legislativo. Temen que saltar en garrocha a la independencia los aleje de la Casa de Nariño y se rompan los acuerdos. Por eso, aunque esta semana se anunció una reunión extraordinaria para hablar de crisis en el partido, no ocurrió. Tampoco se dará en los próximos días.
Como si fuera poco, el gobernador de Boyacá, Carlos Amaya, quien tiene amplias mayorías en la Dirección Nacional del Verde, pasó de respaldar a Rodolfo Hernández a apoyar al hoy presidente. Él tiene claro que necesita a Petro para jalonar recursos y proyectos para su departamento. SEMANA confirmó que Amaya y Claudia López están distanciados después de ser aliados políticos, pues mientras que el boyacense defiende que la casa política se quede en el petrismo, la exalcaldesa quiere marcar distancia.
Prueba de la ruptura es que Claudia López y Angélica Lozano se unieron a la congresista Katherine Miranda para empujar su aspiración a la presidencia de la Cámara y atravesarse al alfil de Carlos Amaya, el representante Jaime Raúl Salamanca, de Boyacá.
Tampoco habrá renuncias de congresistas de la Alianza Verde tras el escándalo de la UNGRD. Aunque se habló de indignación y se contempló la posible salida del senador Jota Pe Hernández y la representante Catherine Juvinao, no sucederá. La senadora Angélica Lozano, pese a la decisión de su esposa, tampoco se irá.
Si dimiten tendrán que dejar sus curules, según el más reciente fallo del Consejo de Estado que dejó sin escaño al exsenador Roy Barreras. Ninguno está dispuesto a salir del Congreso.
Precisamente, la exalcaldesa, cuya renuncia no fue sorpresa porque se sabía que estaba entre sus planes después del 20 de julio, es la gran perdedora tras su salida de la Alianza Verde. El ala petrista, apoderada del partido, le ganará el pulso y no le jalará a una escisión ni siquiera después del segundo semestre de este año. Al menos, eso es lo que contempla por el momento.
Si el partido sigue como está, Claudia se quedará sin colectividad y su base política (senadores, representantes, diputados y concejales), que la ha respaldado, no podría apoyarla abiertamente, a menos de que sus militantes renuncien al partido y a sus curules. ¿Lo aceptarán?
En otras palabras, la exalcaldesa cada vez está más sola y tendrá que moverse en el segundo semestre para escindir el partido o que el Congreso apruebe la ley de transfuguismo que les permite a los políticos saltar de una casa política a otra sin inhabilitarse.
De lo contrario, ni siquiera su esposa, la senadora Angélica Lozano, podrá apoyarla. Tampoco la senadora Andrea Padilla y los congresistas Catherine Juvinao y Duvalier Sánchez, todos claudistas.
Dentro del partido ha tomado fuerza la hipótesis de que la renuncia de Mockus –que no fue socializada con la Dirección Nacional de la colectividad– estuvo coordinada con Claudia López.
Nadie ha vuelto a ver físicamente al profesor y hay quienes afirman que su condición de salud es compleja. Adriana Córdoba, su esposa, y quien está al frente del líder político de la ola verde, fue secretaria de Planeación del Gobierno de López.
Una fuente cercana a la exalcaldesa le contó a SEMANA que Claudia pretendió escribir una sola carta y firmar con Mockus, pero el profesor prefirió hacerlo aparte. Esa movida fue leída en el partido como un gesto de oportunismo de la exmandataria para intentar generar un golpe de opinión a su favor.
Como están las cosas, el petrismo controla hoy el partido. Y aunque un número importante de senadores y representantes ven conveniente el salto a la independencia luego de los múltiples escándalos del Gobierno Petro, tendrán que esperar. Entre otras cosas, porque las directivas, que siempre cuestionaron la repartición de tortas burocráticas a los partidos en anteriores Gobiernos, hoy mantienen el poder en la Dirección Nacional de Inteligencia, el Sena y el Viceministerio del Interior. ¿Aceptarán devolver la mermelada antes de distanciarse de Petro? La respuesta se conocerá en los próximos meses.