Política
Antonio Ledezma, perseguido por Maduro, revela lo que hará si gana la oposición: “Volveré para llevar un ramo de flores a la tumba de mi madre”
El exalcalde de Caracas y quien tuvo que fugarse de Venezuela por la represión del régimen, cuenta detalles de lo que sería el gobierno de transición en ese país y cómo podrían negociar con Maduro para que acepte los resultados.
SEMANA: Las encuestas muestran que hay más de 40 puntos de diferencia entre Edmundo González y Nicolás Maduro. Es una diferencia muy grande y realmente no se comprendería que el régimen lograra la victoria...
ANTONIO LEDEZMA: Las estadísticas no engañan y nos están dando a nosotros la certeza de la victoria irreversible de Edmundo González, pero no solamente lo dicen los números, sino también el ciudadano de Venezuela que han encuestado y se ha dado ese total de ventaja de los 40 puntos. Es que esto ha sido como un torbellino que ha venido transformándose en huracán y ahora en un tsunami benigno porque lo que ha despertado María Corina Machado en Venezuela son sentimientos donde se han cruzado la fe, la esperanza y un pueblo que tiene coraje. El pueblo ha sido víctima de todo tipo de hostigamientos del régimen por apalancamientos de miedo y tratar de aterrorizar a la gente. Ya basta de miedo, ya basta de soportar tantas calamidades, ya basta de ver cómo se está fracturando el país, y por eso este triunfo va camino a una victoria. A María Corina no la dejan usar vuelos comerciales pero aprovechamos el hecho de que ella puede ir por carretera y entonces va alborotando, va despertando el avispero en cada pueblo por el que pasa.
SEMANA: ¿Qué podría pasar desde el 29 de julio hasta el 10 de enero de 2025? Es decir un día después de las elecciones y hasta la posesión del nuevo mandatario.
A.L.: El tema de seguridad es preocupante por supuesto, pero también nos hemos ocupado porque para eso hay equipos para proteger a María Corina y a Edmundo González. Hay analistas que siempre están estudiando cada escenario y cada estación del país. Lo primero es ganar el 28, luego el 29, se pondrá en acción todas las dirigencias necesarias para que esta transición sea pacífica y no generar un trauma y evitar hechos lamentables.
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SEMANA: Pero Nicolás Maduro ha dicho que si no gana habrá un baño de sangre, pero uno nota a los venezolanos cansados y sienten que ya perdieron todo. ¿Cree que ese temor servirá para algo?
A.L.: No, la gente lo que tiene es mucho que ganar y por eso está decidida a votar. Estamos hablando de un país unido en la pobreza pero también en la esperanza porque ya no es la Venezuela picada en dos mitades, ahora es más del 85% de venezolanas que están frustrados y quieren un cambio. Permítame citar al presidente Ignacio Lula da Silva con unas declaraciones muy categóricas y aconsejando a Maduro para que respete el resultado electoral. Nicolás Maduro apela al chantaje inaceptable, a la amenaza para quedarse en el poder y ya está bueno porque bastante ha sufrido el pueblo de Venezuela y el 28 de julio vamos a ver qué decide el pueblo. No le quedará otro camino a Maduro que aceptar la transición y más cuando María Corina y Edmundo González están ofreciendo garantías para todos los venezolanos porque no estamos en el ánimo de propiciar una cacería de brujas, ni linchamiento. Simplemente que haya justicia en aquellas instituciones que van a ser levantadas de las heridas y de las cenizas para que en Venezuela vuelva a resplandecer el Estado de Derecho.
SEMANA: Uno podría pensar que Nicolás Maduro acepte una negociación, pero detrás de él hay un montón de personas relacionadas con delitos: Alex Saab, Diosdado Cabello y otros más. ¿Esto enredará el diálogo?
A.L.: Quienes tengan cuentas pendientes con la justicia, tendrán que acudir a los estados judiciales, pero lo que no va a auspiciar María Corina ni Edmundo es una cacería de brujas porque queremos ser distintos a quienes han utilizado los tribunales para perseguir, para criminalizar a la disidencia y para judicializar a los partidos políticos. Lo que viene para Venezuela es un viento de paz de de concordia y de reconciliación.
SEMANA: Cuando los ciudadanos quieren un cambio piensan que será de inmediato, pero lo cierto es que el daño de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro es bastante. ¿Cuánto tardaría ese proceso de transición?
A.L.: La crisis de Venezuela es un caso particular. Uno pudiera poner aquí la experiencia de la transición de Chile cuando se hicieron elecciones después de la dictadura de Pinochet, pero ningún miembro del alto mando militar estaba relacionado con el narcotráfico. Es que la situación en Venezuela es bastante particular. Somos conscientes que la la crisis es profunda, casi un 80% de personas en situación de pobreza, una deuda externa incuantificable, las empresas que eran fuentes fundamentales de generación de recursos de divisas están quebradas, las empresas básicas de los servicios públicos colocan a Venezuela como una paradoja ante el mundo porque por fuera piensan que somos ricos y la realidad es que somos muy pobres. Ni agua potable hay. Así que no estamos creando falsas expectativas, esto no será fácil, esta es una crisis de la que hay que salir. Pero lo lograremos.
SEMANA: Sobre todo porque muchos venezolanos han tenido que salir huyendo literalmente de la dictadura, pero si ustedes ganan muchas personas van a volver...
A.L.: Somos más de ocho millones de venezolanos que salimos del país, muchos ya hicieron tejido social en otros países, pero no queda duda de que tienen el corazón en Venezuela. Sin embargo, las promesas de campaña de la oposición son reales y no se están prometiendo cosas que no se harán. En mi caso, lo primero que haré es volver a Venezuela para ir a llevarle un ramo de flores a la tumba de mi madre. Muchos venezolanos quieren hacer lo mismo, abrazar a sus nietos, a sus familiares y renacer en la patria.
SEMANA: ¿Usted puede volver a Venezuela sin problema?
A.L.: Yo soy residente en España. Después de mi fuga, yo llegué a Cúcuta el 17 de noviembre de 2017, de Cúcuta, gracias a la bondad del presidente Andrés Pastrana, volé a Bogotá. Después pude abordar un avión para viajar a hacia Madrid y llegué en la mañana del 18 de noviembre de 2017. Me llamó el entonces presidente Rajoy diciéndome que me iba a recibir en La Moncloa y en esa reunión me ofrece la nacionalidad, yo le dije que estaba muy agradecido, pero que yo seguía siendo venezolano. Me ofrecieron el asilo, pero tampoco acepté porque me limitaba salir de Europa y mi compromiso era convertirme en uno más de la lucha desde la diáspora, en cualquier lugar del mundo. Pero no me tientes con esa pregunta porque si fuera por mí me iría ahora mismo, pero yo no soy útil allá en este momento, pero todo cambiará.
SEMANA: Pero desde julio d este año a enero del próximo puede pasar de todo con Maduro...
A.L.: No quiero tener una visión abismal del 28. Quiero más bien ser positivo porque los malos pensamientos también se convierten en realidad. Todo va a salir muy bien.
SEMANA: ¿Han hablado ustedes sobre cómo se conformaría ese equipo de gobierno de la oposición?
A.L.: Claro, se ha hablado sobre cómo administrar ese lapso que genera algunas incertidumbres. En segundo lugar, en el caso de que se concrete lo antes posible, que Edmundo asuma el poder y serían los primeros 100 días para soluciones tempranas. Como el agua, la energía, mejorar la salud y atender lo prioritario que lo acabó el régimen. Entonces ya hay cosas clarar, pero vamos paso a paso.
SEMANA: Gustavo Petro ha hecho algunas reformas, habla de Constituyente, del pueblo, del constituyente primario y de otras tantas cosas. ¿En ese camino empezó Venezuela con Hugo Chávez?
A.L.: Cuando llegó Hugo Chávez, se acabó la ideología y se implementó la anarquía. Chávez era castrista, leninista o cualquier cosa. El problema de él fue el maleficio del populismo que lo llevó a, por ejemplo, pensar desde que tomó juramento a ver cómo se perpetuaba en el poder. Según él, tendríamos la Constitución más moderna del mundo y resulta que es una paradoja porque no hay Estado de Derecho, no hay separación de poderes, silenció a los medios de comunicación y se acabó la democracia. Y lo de Chávez ha sido como una cartilla para Rafael Correa en Ecuador, lo intentó hacer Evo Morales allá en Bolivia y en otros lados. Este patrón de conducta es recurrente y por supuesto que las Constituciones tienen que actualizarse pero una cosa es actualizarla para ponerla al servicio de la ciudadanía y otra hacerla a la medida como si fuera un sastre para satisfacer caprichos.