POLÍTICA
“Aquí quienes no deberían caber son los petristas radicales”: representante Cathy Juvinao sobre fuerte división en la Alianza Verde
La congresista de la bancada se fue contra el sector que respalda al Gobierno. Asegura que está dispuesta a salir de la colectividad si no se llega a acuerdos, y propone una escisión. La crisis está al rojo vivo.
SEMANA: Usted dijo que está dispuesta a salirse del Partido Alianza Verde, ¿qué está pasando en la colectividad?
CATHERINE JUVINAO (C. J.): Creo que, irónicamente, el primer gobierno de izquierda en Colombia, que se suponía debía cohesionar a todos los proyectos alternativos, incluido el Partido Verde, que es un partido alternativo, alrededor de una visión de transformación positiva para el país, una transformación cívica, una transformación institucional, concertada, en lo que ha resultado es en todo lo contrario: un partido dividido por cuenta de un gobierno que, muy lejos de lo que prometió en campaña, ser un gobierno que iba a buscar consensos, acuerdos, que iba a abrir un diálogo nacional, que iba a unir a los sectores, que no iba a ser radical y sectario, que fue lo que el presidente Petro prometió en campaña, eso no es lo que ha pasado. Y esa situación con un gobierno que ha sido todo lo contrario, sectario, poco dispuesto a buscar acuerdos, que no escucha, que cada vez se radicaliza más, que prefiere rodearse de tropas ‘pura sangre’, como lo denominan ellos, en lugar de gente que sepa de la administración pública, ha terminado tristemente dinamitando al Verde de manera profunda porque se han venido generando dos líneas frente a Petro y su gobierno.
SEMANA: ¿Cuáles son esas dos líneas?
C. J.: Una es la que, al parecer, está dispuesta a apoyar todo del Gobierno, esté bien o mal; a decir que sí aun cuando sean proyectos claramente inconvenientes para el país y, por supuesto, también hay que decirlo, gente que está más interesada en otras lógicas transaccionales en el Gobierno que en defender las causas históricas del Partido Verde. Y otra línea que sí ha mantenido ese espíritu original del Verde, que es el cambio cultural, que es el legado pedagógico que nos deja el profesor Antanas Mockus, claramente fue el primer líder natural de este partido, y nosotros en ese momento creíamos en una revolución cultural como el camino para transformar a Colombia, en una revolución cívica, en que la transformación del país, más que una lucha de clases, tenía que ver con unas creencias culturales que están en las raíces de nuestro problema, como las justificaciones a la violencia, a la ilegalidad, a la corrupción, la forma de hacer politiquería transaccional, corrupta, a punta de puestos y clientelas. Eso era todo lo contrario al espíritu con el que nació el Partido Verde. La segunda línea de partido se ha decantado sobre esa visión, que es la original. Eso ha producido que las dos líneas estén en permanente choque; así va a seguir y no tiene arreglo, porque es un tema estructural que se generó cuando el Partido Verde, en 2012, se unió con Progresistas, que era el movimiento del presidente Petro que entonces ganó la Alcaldía. Y creo que a raíz de esa fusión y de esas dos visiones que se mezclaron en ese momento, pero que en ese entonces son irreconciliables, están básicamente acabando con el partido.
SEMANA: ¿Hay posibilidad de que quienes son de esa línea mockusiana se vayan del partido y solo queden los petristas o darán la pelea para que ellos sean los que se vayan?
C. J.: Yo no puedo hablar por mis colegas, pero creo que el Partido Verde debería defender su mito fundacional, que es la ola verde, un movimiento cívico en el momento en que Antanas Mockus fue candidato presidencial en 2010 y compitió contra Juan Manuel Santos. Era un partido que gravitaba sobre todo alrededor de la idea de que los problemas en Colombia son de cultura, que lo que hay que transformar es la cultura, no fue un mito fundacional de que los privados son los enemigos y que hay que estatizarlo, que es la visión de Petro. Resulta que ahora hay unos integrantes con el partido que sí están con esa visión radical, estatizante, sectaria, confrontativa, que no busca acuerdos, que no dialoga, que no quiere gobernar para todo el país, sino para su propio nicho y eso no es el Partido Verde. Si me pregunta el deber ser de las cosas, debería ser que el Partido Verde volviera a sus orígenes y no que terminara entregado al petrismo. Con todo el respeto les digo a mis colegas, aquí quienes no deberían caber son los petristas radicales, pero también los derechistas radicales, que ahora también los hay. El Partido Verde no es ni de derecha ni de izquierda, no es de extremos, el partido ofreció en 2010 una visión de centro, entendiendo que quiere materializarse la Constitución Política, que está de acuerdo con los postulados de justicia, de equidad, pero que también tiene una lucha nuclear anticorrupción, antiprácticas tradicionales y lastimosamente esto es lo que este partido ha perdido por intentar volverse apéndice de un gobierno que le está demostrando al país que no es capaz de promover un cambio positivo y que antes pareciera que quisiera retroceder al país en muchas cosas. Yo creo que el Partido Verde debe volver a sus orígenes y eso es a una verdadera visión de centro.
SEMANA: Si eso no se logra, ¿está dispuesta a salirse del Partido Verde?
C. J.: Es algo que tendríamos que mirar porque si el partido, en sus directivas, nos deja claro en las reuniones que no se va a declarar en independencia, yo sí creo que ese punto va a ser neurálgico y va a poner a varios de los integrantes de la bancada a analizar si quizá lo mejor es irnos, porque no estamos dispuestos a esperar a seguir de aquí a 2026 en esta situación. Hay por lo menos la mitad de la bancada del Congreso que está pidiendo independencia, estamos pidiendo independencia. Y no ha sido posible escalar con una viabilidad real esa petición al interior de las directivas del partido, entonces si nos dan a entender las directivas del partido es que nos vamos a mantener con un gobierno errático, radical y sectario hasta 2026, yo creo que irse del partido sí va a comenzar a plantearse como una posibilidad en varios de sus integrantes, entre esos yo.
SEMANA: ¿Quiénes son esas directivas afines al Gobierno?
C. J.: El partido está en deuda con renovar las instancias directivas, y me refiero –por ejemplo– a la dirección nacional, que es una instancia de decisión. Hay una cantidad de personas que entraron en 2010, cuando fue la alianza con progresistas, algunos fueron ediles hace 20 años, hoy no tienen medio voto; otras son personas que nunca han aspirado a ningún cargo de elección popular, y ellos –que no tienen medio voto– están decidiendo por los congresistas que tenemos los votos y que somos los que estamos pidiendo la independencia. A mí eso me parece profundamente injusto. Desde el año pasado, le estamos pidiendo al partido que haga el congreso partidista que se debe hacer, justamente, para renovar la dirección nacional, pero postergaron en 2023, dijeron que en 2024; ahorita ya nos están diciendo que lo hagamos a finales de este año. Es decir, pareciera que hubiese una intención de dilatar la renovación de la dirección nacional. Y si no se renueva, quienes no somos petristas y quienes somos de la visión mockusiana de centro cívica y de cambio cultural estamos amarrados, porque tenemos a unas personas que no tienen votos decidiendo por los congresistas que tenemos votos y esa es una situación que no puede postergarse más y que no puede extenderse más, y que los congresistas que estamos pidiendo la independencia eventualmente tendremos que decir que no vamos a aceptar más.
SEMANA: ¿Cuándo habrá una reunión para hablar de todo esto en el partido?
C. J.: La otra semana. La reunión está para el lunes, pero de repente será el miércoles porque le citaron plenaria al Senado el lunes, entonces creo que va a ser el miércoles. Pero sin duda va a ser la otra semana.
SEMANA: ¿Hoy ve viable una escisión en el partido?
C. J.: No formalmente, pero creo que ese es uno de los temas que, por lo menos yo, voy a plantear la otra semana en la reunión. El tema no se ha abordado. Los congresistas que queríamos la independencia estábamos esperanzados en que eso se iba a poder materializar.