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  Carlos Lehder fumaba marihuana, pero no consumía coca. El exnarcotraficante les tenía miedo a sus efectos porque él los vivió con una de sus novias.
Carlos Lehder fumaba marihuana, pero no consumía coca. El exnarcotraficante les tenía miedo a sus efectos porque él los vivió con una de sus novias. | Foto: patricia rinón

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Arrepentido, Carlos Lehder, uno de los excapos más conocidos del país, lanza una sentencia: “Me opongo a la legalización de la droga, excepto la marihuana”

En su libro, el exnarcotraficante Carlos Lehder se muestra arrepentido. Dice que se opone a la legalización de las drogas, excepto a la marihuana, y cuenta detalles estremecedores de sus años en el negocio de la cocaína.

Redacción Nación
13 de enero de 2024

Con 74 años encima, una pena purgada en una cárcel gringa y con miles de millas en el negocio de la droga, Carlos Lehder, uno de los narcotraficantes más temidos y famosos en la historia de Colombia, dice que está arrepentido.

En su más reciente libro, editado por Penguin Random House, y ya a la venta, el excapo, quien permanece en Alemania –la tierra de Guillermo, su padre–, habla del problema de las drogas y hasta se dirige a los lectores y los jóvenes que, bajo la tentación del dinero oscuro, terminan atrapados en el narcotráfico.

“Ojalá que mis memorias sirvan para que las nuevas generaciones se enteren de primera mano de lo azaroso, traicionero y nocivo del camino del narcotráfico. En él existen dos garantías, con muy contadas excepciones: uno siempre terminará en la cárcel o en la funeraria”, dijo sin rodeos y como preámbulo en su libro.

 CARLOS LEHDER  (Cartel de Medellín)
Carlos Lehder (Cartel de Medellín). | Foto: Patricia Rincon

Las excentricidades y los lujos a las que accedió por el temido negocio, el poder oscuro que le otorgó el polvo blanco, las veces en que escapó de la muerte y el cerco de las autoridades que lo buscaron hasta cazarlo, le permitieron, con cabeza fría, concluir que en cada transacción o negocio de las drogas “uno se está jugando la vida misma; la autoridad, a la larga, siempre ganará”.

“Puedo decir, con certeza y conocimiento de causa, que me opongo a la legalización de las drogas ilegales, excepto de la marihuana”, señala.

Para él, ninguna droga ilegal, que al consumirse en exceso pueda causar la muerte inmediata de un ser humano, “se debe legalizar, incluyendo la cocaína”.

Carlos Lehder fue el único de los líderes del cartel de Medellín que fue capturado vivo cuando este estaba operando.
Carlos Lehder fue el único de los líderes del cartel de Medellín que fue capturado vivo cuando este estaba operando. | Foto: Patricia Rincón- Semana

Y es que el cofundador del cartel de Medellín fue víctima directa del flagelo de las drogas. Lulú –uno de sus más profundos y desenfrenados amores– terminó consumida por las drogas y él, sin poder hacer nada, observó con desgarro cómo la mujer se iba desdibujando.

“Amaba a esta mujer tan disciplinada, cuyos afectos por mí se diluían más y más, como si hubiéramos optado por mundos diferentes”, confesó este colombo-alemán, que después de pedir a su esquema de seguridad que rastreara los pasos de su amada, concluyó que ella estaba perdida en el bazuco. “Su señora no tiene un amante, sino un vicio: fumar bazuco. Me dijo así, a secas (uno de sus escoltas)”, narró Lehder.

“Mi amor por Lulú, mi orgullo de ser su hombre y de contar con ella para disfrutar juntos lo mejor posible, celebrando románticamente cada una de las espléndidas noches flotando en ardientes deleites y gozos corporales, todo eso se acabó para mí en ese instante. Lulú era una adicta, una viciosa, una enferma que creía que el bazuco le iba a curar sus apetitos mentales. Ella había descendido al fondo del abismo. Había caído en la destrucción de su hermosísimo cuerpo y la mente inocente que el Creador y sus padres le habían dado”.

 Carlos Lehder, de 74 años, reside en Fráncfort, Alemania. Según sus propias palabras, allí vive como un ciudadano “contrito, rehabilitado, obediente de las leyes y, por fin, libre”.
Carlos Lehder, de 74 años, reside en Fráncfort, Alemania. Según sus propias palabras, allí vive como un ciudadano “contrito, rehabilitado, obediente de las leyes y, por fin, libre”. | Foto: lópez medina-semana

Lehder estima que el consumo de bazuco, o base de coca, era un flagelo que se había esparcido desde el Perú, Ecuador y Colombia, y les robaba la mente, la salud y la existencia misma a miles de personas en la época.

“Aunque prohibida e ilegal, la cocaína suramericana era considerada para ese momento ‘la champaña’ de los estimulantes inhalados: era para olerla, no para fumársela. Todo lo contrario de esta sustancia barata, mortal para tanta gente. Creo que para todos los narcos, uno de los remordimientos más tenaces era haber facilitado y propagado ese vicio fatal como secuela de la producción y el tráfico de cocaína”, escribió el exnarco.

Carlos Lehder ya purgó su condena en una cárcel de Estados Unidos. “Hoy en día, reconozco que me equivoqué al escoger para mi vida esta profesión prohibida”, dijo este hombre que hoy se considera espiritual, rehabilitado, obediente y, lo más importante, libre.