Congreso
Así se ‘cocinó’ la elección de Iris Marín en la Defensoría del Pueblo. ¿Juan Fernando Cristo derrotó al petrismo radical?
La elección de Iris Marín Ortiz como defensora del Pueblo demostró que hay dos bandos en el Pacto Histórico y que la línea moderada se impuso ante los fundamentalistas. Esta es la historia.
Lo ocurrido en la elección para la Defensoría del Pueblo, en la que Iris Marín Ortiz logró 170 votos de 186 posibles, tiene varios mensajes políticos que no pueden pasar desapercibidos, en medio de la turbulencia entre el Legislativo y el Ejecutivo por cuenta de las ideas de Petro y sus reformas sociales.
Al margen de esa discusión, Petro calmó las aguas al ternar a tres mujeres experimentadas en derechos humanos. No obstante, Jomary Ortegón y Dora Lucy Arias fueron descartadas por ser cercanas a la izquierda radical del petrismo.
El viernes 9 de agosto, cuando Petro presentó la terna, Marín Ortiz no sumaba un solo voto y su aspiración parecía inviable. Sin embargo, contó con una madrina política: María Fernanda Rangel, cercana a Juan Fernando Cristo y al santismo puro y duro, quien la fue acercando a las bancadas mayoritarias. Ahí se fue configurando la campaña.
En ocho días todo cambió y quedó claro que el Congreso sí puede llegar a consensos cuando no hay imposiciones de la Casa de Nariño. Petro se mantuvo al margen del proceso y por esa razón la bancada del Pacto Histórico se fragmentó y quedó en evidencia que hay dos bandos: la línea moderada, liderada por Heráclito Landínez, y la radical, bajo la batuta de Alejandro Ocampo.
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Tras bambalinas se supo que el petrismo sostuvo una fuerte pelea, pues luego de varias reuniones se quiso imponer a Jomary Ortegón como candidata y así lo quiso mostrar Ocampo. Dicha aspiración era respaldada por Alirio Uribe, Iván Cepeda e Isabel Zuleta, otros legisladores del ala radical del Pacto. A como diera lugar, ellos querían que la abogada del colectivo de abogados José Alvear Restrepo fuera la candidata, pero Landínez entendió que ese nombre provocaba resistencia en las bancadas tradicionales.
A pesar de esto, Ocampo salió de dicha reunión bastante molesto y, supuestamente, le dijo a Iván Cepeda que ya se habían tomado decisiones. El senador, con buena intención, trinó lo siguiente el 14 de agosto: “La bancada en la Cámara de Representantes del Pacto Histórico tomó hoy la decisión de apoyar la candidatura de la abogada Jomary Ortegón, decisión que celebro y respaldo plenamente”.
Su colega, al parecer, lo indujo al error y eso dividió aún más al petrismo. En una reunión posterior, Ocampo llegó alterado, a tal punto que casi se va a los golpes con su colega Agmeth Escaf, quien le pidió prudencia, pues no se habían tomado decisiones. “Vino (Ocampo) a ganarnos de camiseta y esto es consensuado”, dijo un representante del Pacto.
Esas peleas lograron consolidar la propuesta de Landínez, y la bancada, excepto unos pocos, se fue con Iris Marín, lo que se tradujo en una aplastante derrota del ala radical del Pacto Histórico, coalición que resultó apoyando la misma candidata que el Centro Democrático, el liberalismo, Cambio Radical, el Partido Conservador y Comunes, entre otros.
Los fundamentalistas quedaron con la herida abierta. Creen que el ministro Juan Fernando Cristo metió la mano para impulsar a Marín y que detrás también estuvo el expresidente Juan Manuel Santos. No obstante, el jefe de la cartera política no hizo apariciones públicas cuando se tocó este tema en las plenarias de la Cámara. Eso sí, la nueva defensora sí tuvo relación con el Gobierno Santos, trabajó en la Unidad para las Víctimas y asesoró al Ejecutivo en la mesa de diálogo con las Farc. Nadie discute su experiencia, pero los radicales se preguntan por qué fue ternada si no conoce personalmente a Gustavo Petro.
Lo que está claro es que el Congreso eligió a la menos extremista de la terna y no quiso dejar otro órgano del Estado en manos de una persona cercana al presidente. El tiempo dirá si las reuniones y el aplastante apoyo que recibió Marín en la plenaria se convertirán o no en burocracia. Los políticos no dan puntada sin dedal y desde el 1 de septiembre podrían empezar a pedir citas en la Defensoría para que sean atendidas sus ‘inquietudes’.