Política
Atención: Carlos Andrés Trujillo fue removido de la presidencia del Partido Conservador
Sobre la medianoche hubo una reunión clave en la que se definió que Trujillo dará un paso al costado y Efraín Cepeda asumirá el cargo. Ahora la colectividad debe asumir una postura frente a la reforma a la salud.
La salida de Carlos Andrés Trujillo de la presidencia del Partido Conservador es un hecho. Después de una novela de una semana, las mayorías lograron configurar su salida y habrá un relevo en la dirección de la colectividad.
SEMANA conoció que, después de estos días, hubo una reunión a la madrugada de este miércoles entre Efraín Cepeda y Carlos Andrés Trujillo en la que quedaron pactados algunos acuerdos que se podrían revelar en las próximas horas. Allí quedó claro que Trujillo dará un paso al costado y Cepeda asumirá las riendas del conservatismo.
Sin embargo, lo que está claro es que la presidencia del Congreso que le corresponde al Partido Conservador en el tercer año se le respetará a Trujillo, por lo que después del 20 de julio de 2024 asumirá esa dignidad, si se cumplen los acuerdos con el partido.
Todo empezó la semana pasada cuando se reveló una carta de los conservadores en la que quedó clara una molestia con la dirección del partido. La mayoría de los integrantes del directorio nacional impulsaron esa comunicación y allí le agradecieron a Trujillo por su gestión y designaron al veterano senador Efraín Cepeda como su sucesor. Todo ocurrió el lunes 6 de febrero, aprovechando que Trujillo permanecía en Europa, según el permiso que radicó en el Congreso, estadía que se prolongó hasta el 10 del mismo mes.
Trujillo se movió rápidamente y logró bloquear dicha decisión, pero en las últimas horas todo volvió a cambiar. Para este miércoles estaba citado el directorio, Trujillo quiso correr la citación pero los integrantes de esa dirección lo convocaron por la autonomía que tienen.
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Nuevamente las mayorías del directorio se impusieron y convocaron la sesión de este miércoles. Por esa razón, Trujillo tuvo una reunión extraordinaria con Cepeda y se acordó su salida. Los términos del acuerdo no se conocen, pero está claro que el antioqueño quiere ser el presidente del Congreso en 2024.
Lo cierto es que la insatisfacción con Carlos Andrés Trujillo, uno de los principales aliados de Gustavo Petro, no tiene precedentes en esa colectividad. El senador fue elegido con 159.800 sufragios, la segunda votación más alta en su movimiento, lo que le permitió afianzar su cercanía con la Casa de Nariño e impulsar su aterrizaje en la coalición de gobierno.
Trujillo fue el hombre clave para llevar las toldas azules al petrismo y por eso sienten que es el responsable ante la falta de comunicación con el gobierno del presidente Gustavo Petro. El asunto de fondo es que los representantes y senadores conservadores están molestos porque la torta burocrática no se repartió equitativamente y, supuestamente, la mayor porción le correspondió a Trujillo.
Aunque en varias ocasiones le manifestaron directamente ese malestar, la situación no cambió y los legisladores indican que nunca existió representación institucional en el Gobierno Petro. El ala más conservadora insiste en que el partido es inexistente en el escenario político. Además de soportar las críticas por su cercanía con Petro, una administración antagónica frente los ideales de la colectividad, el movimiento no se pronuncia de fondo sobre las controvertidas reformas del Gobierno.
Otro asunto es que el partido ha pasado inadvertido sobre los grandes temas de país. Por ejemplo, es de las pocas colectividades que no tiene una postura clara frente a la reforma a la salud que se radicó en el Congreso. Los demás partidos políticos han expresado sus preocupaciones; el conservatismo, nada de nada.
El capítulo de Julián Bedoya
¿Qué tiene que ver Bedoya en este agarrón de los conservadores? El exsenador tiene interés en que Trujillo se sostenga en la presidencia del Partido Conservador porque será candidato a la Gobernación de Antioquia y quiere hacerse elegir con el respaldo del Partido Liberal, el Pacto Histórico y los azules.
Recientemente, en un evento público amenizado por Peter Manjarrés, Bedoya invitó a más de 300 periodistas, les regaló tabletas digitales y bonos de 800.000 pesos. Además, les dijo que contaba con el respaldo del senador Trujillo para convertirse en el sucesor de Aníbal Gaviria en Antioquia.
El grueso del Partido Conservador se molestó con el anuncio porque Juan Diego Gómez, expresidente del Senado y uno de los más acérrimos conservadores, no postuló su nombre en las pasadas elecciones legislativas para competir precisamente por la Gobernación de Antioquia. Es decir, los godos pura sangre no ven con buenos ojos que el hoy presidente del partido lleve a la colectividad a respaldar un aspirante con cuestionamientos, con ideas liberales y cercano al Pacto Histórico.
Las elecciones regionales de este año son una de las mayores preocupaciones para los conservadores, pues Trujillo tiene el poder del bolígrafo y puede incidir en la entrega de avales a candidatos a gobernaciones, alcaldías, asambleas y concejos.
El listado de inconformidades con Trujillo es grande. Aunque lo eligieron presidente porque podía servir de puente entre el partido y la Casa de Nariño, varios congresistas coinciden en que terminó, al parecer, aprovechando la torta burocrática del Gobierno para su beneficio personal. Por ejemplo, el ministro de Transporte, Guillermo Reyes, es ante todo una cuota de Trujillo, no tanto del partido.
De hecho, cuando el presidente del Partido Conservador fue alcalde de Itagüí, en 2012, el hoy ministro fue contratista y su asesor jurídico. El propio Reyes ha reconocido que el senador fue quien llevó su nombre al despacho del presidente.
Cuando se le pregunta a la bancada por el trato recibido del ministro de Transporte, responden que es nulo. Los conservadores también tienen claro que el director de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, Juan Carlos Beltrán Bedoya, es cercano a Trujillo, lo mismo que el secretario general de la Aerocivil, John Jairo Morales. Una fuente del partido le contó a este medio que el presidente del conservatismo hace lobby para expandir su poder a Cormagdalena, al parecer, en alianza con la casa Blel.