Bogotá
Bogotá condenada a las polisombras: los graves retrasos en las obras tienen en alerta a la Alcaldía
La baja ejecución de los proyectos de infraestructura preocupa a la administración del alcalde Carlos Fernando Galán. Se requieren más de $ 2 billones para completar y entregar las obras.
La ciudad está inundada de polisombras y de obras inconclusas. Esa es la percepción de millones de personas que a diario transitan por Bogotá y se ven obligadas a perder 117 horas al año por culpa de los enormes trancones, originados por el elevado número de obras que se adelantan en la capital del país, además del gigantesco parque automotor.
El panorama es tan preocupante que ha llevado al propio alcalde Carlos Fernando Galán a visitar las principales obras de infraestructura que se están adelantando en la ciudad, para observar personalmente los retrasos evidentes y hacer una especie de jalón de orejas a los contratistas.
“No vamos a permitir que las obras parezcan abandonadas. A las obras atrasadas las estamos inspeccionando, especialmente las de valorización que han sido cobradas durante años, para agilizarlas. La meta es garantizar que todas las obras tengan un plan de contingencia y una meta concreta de finalización”, ha sido el ultimátum del mandatario distrital.
Mientras algunas obras avanzan a paso firme, el común denominador, en otras de ellas, son los grandes retrasos, lo que podría poner en riesgo la entrega final de los proyectos. Una realidad que, a primera vista, se vislumbra un poco caótica si se tiene en cuenta que para los próximos años Bogotá estará en construcción por la primera, segunda y hasta la tercera línea del Metro, por los RegioTram, por la troncal de la calle 13, por el Corredor Verde de la Séptima, por los cables aéreos, por la ampliación de la Autopista Norte, entre muchas obras más.
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“Bogotá está condenada a las obras. Pero lo que está sucediendo hoy en día es una corresponsabilidad directa de Antanas Mockus, de Lucho Garzón, de Samuel Moreno y de Gustavo Petro, porque en esos 16 años, las obras de infraestructura no crecieron más del 1,2 % en la ciudad y las obras que estamos viendo hoy debieron adelantarse en cada una de esas administraciones, y ahí están las consecuencias”, aseguró el docente investigador en temas de movilidad, Alexander Reyes Moreno.
“Nosotros no hemos querido entender que somos la generación de la transformación de infraestructura vial en Bogotá. Eso quiere decir que son mínimo 20 años más que estaremos en construcción por las obras que no se hicieron en el pasado”, agregó Reyes.
La Administración Distrital es consciente de lo apremiante de la situación y el propio director del IDU, Orlando Molano, está liderando un plan de choque para realizar un diagnóstico de cada una de las obras y llevar los proyectos a buen puerto.
“Como lo hemos venido haciendo con algunos consorcios, tomaremos las medidas necesarias como sanciones y, si llega el caso, tendremos que utilizar la caducidad; pero, lo aclaro, nuestra labor no es caducar contratos, no es sancionar, es entregar obras, pero usaremos los mecanismos que estén a nuestro alcance para ponernos al día y terminar las obras y darles una mayor movilidad a los bogotanos”, señaló el director Molano.
Años de espera
Hoy el IDU tiene 70 grandes obras entre valorización y no valorización, y en varias de ellas hay retrasos que superan hasta el 50 %, y hay otras que, por su parte, llevan años totalmente paralizadas.
“Tenemos tres acuerdos de valorización de 2005, 2013 y 2018. De la primera valorización, eran 41 obras, pero todavía nos falta entregar una, que es el puente de la avenida Ciudad de Cali con avenida Ferrocarril. Esa obra tuvo unos problemas por temas de pilotaje. Se cambiaron los diseños, pasamos de concreto a metálico, pero después nos tocó liquidar porque costaba más de lo que teníamos en presupuesto. Hoy nos estamos preparando para adjudicar nuevamente esta obra con un nuevo presupuesto”, indicó Molano.
En cuanto a las obras pactadas en 2023, el panorama es más desalentador. En total se acordaron 13 obras, pero hay cuatro que siguen sin ser entregadas: avenida El Rincón desde la avenida Boyacá hasta la carrera 91; la intersección de la avenida El Rincón con avenida Boyacá; la avenida Boyacá desde la avenida San José (avda. calle 170) hasta la avenida San Antonio (avda. calle 183), y la avenida Cota desde la 170 hasta el límite del Distrito.
“Son obras que suman dos y hasta tres años de retrasos y nos estamos poniendo al día. Estas obras tienen reprogramaciones y prórrogas, y al hacer una reprogramación o una prórroga, es poner el contrato al día jurídicamente, y no hay mucho que podamos hacer para apretar al contratista porque ya tiene unos nuevos tiempos. Lo que estamos haciendo es trabajando con los consorcios para que pongan más maquinaria y personal, o de lo contrario en el IDU adelantaremos las sanciones jurídicas o inclusive la caducidad del contrato”, explicó Molano.
Se espera que algunas de estas obras empiecen a ser entregadas en 2025. Para el profesor Moreno, en el caso específico de estas obras, también incidió la voluntad política de Claudia López. “En su visión no era factible realizar esas obras independientemente de que ya tocara hacerlas, les puso freno, e hizo lo mismo con la ALO faltando tres días para el cierre de su administración”, dijo.
Con las obras acordadas en 2018, la realidad no es para nada diferente. Se pactaron 16 obras y 15 de ellas están a cargo del IDU, pero solo una ya fue entregada, que es el ciclopuente del canal Molinos, y hay otras dos que están próximas a ser entregadas por el alcalde Galán que son la ciclorruta del canal Molinos y las aceras y ciclorrutas de la calle 116. El resto de las obras presentan retrasos e incluso algunas hay que sacarlas nuevamente a licitación.
“Nuestro primer reto es mirar hacia adentro en el IDU para identificar qué está pasando con los diseños, con la vigilancia y control de las interventorías. Pero también tenemos fallas en la comunicación interinstitucional, en la rapidez o lentitud de la no objeción por parte del Acueducto de Bogotá, de la Secretaría de Ambiente, del Jardín Botánico, entre otras entidades. Lo que encontramos es que había una falta de comunicación”, precisó Molano.
Y aunque el funcionario también afirma que otras de las razones de estos retrasos son la pandemia del covid-19, la falta de personal calificado y la alta inflación que vino en el marco de la emergencia sanitaria, no duda en responsabilizar también a algunos contratistas e interventorías. “En algunos casos hemos tenido que apretar las tuercas tanto a los contratistas, como a los interventores. Y no nos va a temblar la mano, tomaremos las medidas que sean necesarias para sancionar, liquidar o caducar”, dijo.
Troncales de TransMilenio
Además de las obras de valorización, hay dos megaproyectos de movilidad que tienen las alarmas encendidas en el Distrito por los niveles de retraso. Se trata de las troncales de TransMilenio por la avenida 68 y la avenida Ciudad de Cali, que servirán como alimentadoras de la primera línea del Metro de Bogotá.
La troncal de la 68, que tendrá 17 kilómetros, está dividida en nueve tramos, pero siete de ellos presentan retrasos frente al cronograma. El que más preocupa es el grupo seis. “Encontramos una falencia, en temas de personal y de equipos y ya arrancamos con el primer sancionatorio”, dijo el director del IDU.
En general, Molano señaló: “Las obras de la troncal están del 2020 al 2025 y si estamos en 2024, nosotros deberíamos estar entre el 80 % de ejecución en cada uno de los tramos, pero no es así, estamos con un 54 % de retrasos. Entonces estamos buscando qué medidas tomar y analizando el plan de contingencia con cada uno de los grupos”.
Situación similar ocurre en la avenida Ciudad de Cali, que será un corredor de 7,3 kilómetros. Los cuatros grupos de obras presentan retrasos. “Tenemos retrasos de hasta un 50 %. El tramo dos es el que más nos preocupa”, comentó Molano.
Hasta que todos los tramos no sean entregados en su totalidad, las troncales no podrán entrar en funcionamiento.
La Alcaldía de Galán requerirá más de dos billones de pesos para poder completar y entregar las 70 obras que están en ejecución por parte del IDU. Lo que pone en evidencia que con la falta de rigurosidad en la planificación y ejecución de los proyectos, la única que pierde es Bogotá.