Salud pública
Bogotá está invadida por ratas: los roedores están en siete localidades y la Alcaldía está en alerta para evitar que la plaga se siga propagando
La capital vive una crisis debido a la invasión de roedores en, por lo menos, siete localidades. Los animales no se esconden durante el día ni huyen del contacto humano.
Sumados a todos los problemas de Bogotá, ahora el Distrito deberá ocuparse de una situación que está poniendo en jaque a la ciudad: una invasión de ratas que aumenta poco a poco. Aunque parezca increíble, la capital está infestada de roedores que salen a plena luz del día para buscar alimento y escarbar la basura tirada por todo lado.
El asunto es preocupante. Las ratas son animales que por naturaleza prefieren la noche y huyen del contacto humano, pero las fotografías y videos demuestran que esto no está ocurriendo y solo significa una cosa: hay una sobrepoblación desesperada que sale a buscar comida.
Desde hace meses se viene haciendo la alerta, el Distrito ha trabajado en el tema, pero la reproducción de los roedores es muy sencilla. El periodo de gestación dura menos de un mes y pueden nacer unas 20 crías. Calcular el número exacto de ratones es imposible, pero no hay duda de que hay miles en las calles.
“Desde octubre hay toda una tropa de funcionarios de la Alcaldía y actores del sector público que están haciendo tres actividades: visitar los sitios donde nos han llegado las denuncias, hacer una limpieza completa de los residuos que encontramos y realizar el proceso de desratización”, dijo el secretario distrital de Salud, Alejandro Gómez.
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El tema ha causado un amplio debate, pues los animalistas consideran que las ratas no son un problema de salud pública. La senadora Andrea Padilla es una de las personas que así lo cree: “Las ratas son animales maternales, solidarios, empáticos, inteligentes y sensibles”.
Sin embargo, los roedores sí podrían convertirse en un problema, ya que serían transmisores de varias enfermedades. Manuel Ayala, epidemiólogo y magíster en Salud Pública de la Universidad Javeriana, tiene claro que debe existir un monitoreo. “La importancia de controlar este tipo de plagas se relaciona con que estas pueden ocasionar enfermedades por la ingestión o el contacto con sus excrementos. Las ratas pueden transmitir muchas enfermedades, como el tifus, la leptospirosis y la toxoplasmosis”.
Juliana Gaitán vive en una casa de la localidad de Kennedy y recientemente tuvo bebé. Una noche, al despertarse para alimentarlo, notó que una rata estaba en la cuna de su hijo, por lo que lo sacó rápidamente. Afortunadamente, no ocurrió nada, el roedor estaba descansando en el lugar, pero se han presentado casos en los que atacan a los bebés. “Es el susto más horrible que he tenido. Además, al sacar a mi bebé la rata saltó porque se asustó”.
Cuenta que a su hogar han entrado los roedores, pues los vecinos les dejan concentrado durante el día a sus perros y ese es el alimento preferido de las ratas. Casos como los de Juliana hay por decenas. Los habitantes los ven debajo de los puentes peatonales, en los andenes, por los techos de las viviendas. “Parecen conejos, ya es impresionante ver cómo se agrupan y hay algunas agresivas”, contó un vigilante del parque de la 93 de Bogotá.
Justamente, el manejo errado de las basuras también genera que los ratones, como es natural, salgan a explorar qué hay en esas bolsas y si encuentran alimento llegarán muchos más.
En resumen, la falta de cultura ciudadana, los problemas de recolección de basuras y el desaseo están generando que Bogotá cada vez se parezca más a Nueva York o a París, pero no precisamente por sus características de ciudades metrópoli.
En todo caso, los expertos recomiendan no matar a las ratas porque no se soluciona el problema de fondo y piden que se hagan los reportes a la línea 110 de la Uaesp para efectuar un control especializado de roedores. Ciudad Bolívar, Kennedy, Usme, Bosa, Engativá, Usaquén y Suba son las localidades infestadas de ratas y si no se toman cartas en el asunto podrían llegar a otras más.