Portada
Carlos Fernando Galán revela que el presidente no lo ha llamado ni lo ha citado. El alcalde electo de Bogotá se les para firme a Petro y a Claudia López, y cuenta cómo será su gobierno
En entrevista con SEMANA, Galán dice que responderá por todo como alcalde y que será puntual y dará ejemplo. Habla de manera conmovedora de su papá Luis Carlos Galán.
VICKY DÁVILA: ¿Ya lo llamó el presidente Gustavo Petro?
CARLOS FERNANDO GALÁN: No, no me ha llamado.
V.D.: Extraño, ¿no?
C.G.: Yo creo que sí. Es fundamental superar lo que pasó, es decir, ya los bogotanos y las bogotanas eligieron, dieron un mandato claro y contundente. Y lo que el presidente debe hacer es respetarlo y empezar a trabajar con quien fue escogido por los habitantes de esta ciudad como su gobernante.
Tendencias
V.D.: Pero, además, usted no le ha hecho nada a Petro.
C.G.: Claro, yo simplemente planteé que el presidente estaba haciendo campaña abiertamente por un candidato.
V.D.: Pero eso no lo dijo solo usted. Lo expresaron todos.
C.G.: Todos. Y no era una opinión, era una realidad. Pero creo que por el bien de Bogotá y del país es fundamental respetar los mandatos electorales que surgen. Aquí hubo un mandato realmente impactante, fuerte. Cerca de un millón y medio de votos. Por eso, estoy listo a sentarme con el presidente para trabajar por Bogotá con el Gobierno nacional, pero no como esperaban algunos, de tener un alcalde que trabajara para el presidente. Eso no va a ocurrir. Habrá un trabajo por esta ciudad para defender los proyectos y particularmente el metro. Al presidente le digo: pasemos la página, hagamos ese proyecto metro como está, continuémoslo, terminémoslo y más bien hablemos de la segunda y de la tercera línea que Bogotá requiere.
V.D.: ¿El día de su triunfo Petro lo llamó?
C.G.: No me llamó, no me ha llamado. Tuve solamente contacto con el ministro del Interior y el de Justicia. Me escribieron y les manifesté que estoy listo para hablar con el Gobierno por el bien de Bogotá. Espero que el presidente entienda lo que significa su responsabilidad, que es trabajar por todos los habitantes de este país y con los gobernantes que los habitantes de cada ciudad escojan.
V.D.: Ya el presidente le mandó su primera pulla. En referencia a usted, calificó de “tontería” su postura de defensa del metro como está contratado y frente a la autonomía de la ciudad.
C.G.: Yo invito al presidente a que hagamos una visita al proyecto metro, a que recorramos la obra y pueda ver con sus propios ojos los avances importantes que tiene ese proyecto. Una tontería sería echar para atrás esa obra.
V.D.: Y la cuestión es peor porque Petro ya anunció que se va a reunir primero con los gobernantes electos que lo apoyaron en su campaña a la presidencia. ¿Qué piensa?
C.G.: Me parece un error. Es clave que se reúna con todos. Ya tuve una conversación con Federico Gutiérrez, Alejandro Éder, Dumek Turbay y estamos listos para trabajar con el Gobierno. Que nos respeten el mandato que recibimos de los ciudadanos.
V.D.: ¿Y habló con Álex Char? No lo mencionó.
C.G.: No he hablado con él, tuve la oportunidad de conversar con los que le mencioné y también con el alcalde Beltrán, de Bucaramanga, pero estoy listo a hablar también con el alcalde Char. El presidente necesita trabajar con los alcaldes. No puede marginar a unos porque no son de su partido o no forman parte de su proyecto político. Eso sería un error que iría en detrimento directo de los ciudadanos que también votaron por él para la presidencia. Aquí en Bogotá él ganó para ser presidente, pero su partido perdió para la alcaldía. Tiene que entender que debe cumplirles a los dos, trabajar por Bogotá, porque lo eligió, y trabajar por Bogotá porque eligió a un alcalde que representa una visión distinta, pero que está listo a trabajar en conjunto.
V.D.: Es decir, usted no va a ser un alcalde petrista.
C.G.: No. La ciudad se expresó claramente. Hay una preocupación por lo que ha ocurrido, por lo que está ocurriendo. Manifesté en la campaña, por ejemplo, las discrepancias con lo que implicaría la reforma a la salud en Bogotá. Creo que sería una ciudad gravemente afectada por esa reforma como está planteada y, por ello, estamos trabajando con Fernando Ruiz y Alejandro Gaviria para preparar a Bogotá y tener un plan de contingencia en caso de que esa reforma sea aprobada.
V.D.: ¿Qué piensa de la reforma laboral?
C.G.: No estoy de acuerdo. En lo que tiene que ver con Bogotá, es una reforma que no genera empleo, inflexibiliza en cierta forma esa posibilidad. Por ejemplo, está cayendo la construcción y las ventas de las licencias, y el próximo año eso se verá reflejado en el empleo. Entonces, tenemos que tener dinámicas que nos permitan activar la economía y no frenarla. Y esa reforma afecta. Tengo discrepancias, pero estoy listo para sentarme con el presidente, con argumentos, y explicarle por qué tenemos esa visión y el impacto que eso tendría en Bogotá. Mi preocupación es que el Gobierno no entienda que aquí ya ocurrió una elección.
V.D.: Vi la encuesta CID, de Gallup, en la que usted es el único colombiano que aparece entre los 11 líderes de América Latina con mejor imagen. ¿Cómo le parece?
C.G.: Uno no se puede tampoco dejar llevar. Entiendo que hay un resultado de esperanza con el 49 por ciento de la votación. Desde la primera elección de Antanas Mockus, no ocurría algo similar y eso es un piano encima fuerte. Soy consciente de que hay una gran expectativa en los ciudadanos y que tiene que ver con defender la autonomía de Bogotá. La ciudadanía votó por eso y tiene que ver con una manera distinta de hacer política, con la capacidad de sentarse con personas diferentes para ver cómo se tienden puentes. Y ahí lo hicimos ya, por ejemplo, con Juan Daniel Oviedo, con Diego Molano, Rodrigo Lara, el general Vargas, lo vamos a hacer con Jorge Robledo. Estoy listo a sentarme, inclusive, con Gustavo Bolívar. No tengo problema. Tenemos diferencias profundas y lo vimos en el proceso electoral, pero reconozco, por ejemplo, que él logró que unos jóvenes en esta ciudad lo acompañaran con una ilusión de apoyo por parte del Estado para construir un proyecto de vida. Voy a sentarme con él a escuchar eso.
Él hablaba de bilingüismo, creo que Bogotá tiene que apostarle a un sistema educativo que avance en eso. Voy a trabajar cada segundo de mi vida a partir de ahora para estar a la altura de esta responsabilidad que me dieron los bogotanos.
V.D.: Cierre los ojos, piense en Luis Carlos Galán, su papá, y que lo tiene a su lado. ¿Qué le estaría diciendo?
C.G.: No sé qué me diría, pero espero que esté orgulloso.
V.D.: Debe estarlo y mucho…
C.G.: Espero que esté orgulloso, que me guíe, que me ayude, que pueda pensar en él para que me dé luces sobre lo que hay que hacer y cómo hacerlo.
V.D.: Alcalde, muchos lo ven como una extensión de su papá, así usted tenga personalidad propia y su recorrido político.
C.G.: Soy diferente y nunca me voy a comparar con él, pero siempre actuaré pensando en cómo puedo ser consecuente y coherente con su lucha, soy consciente de que se truncó cuando lo asesinaron. Fue una ilusión para el país, y la gente dice que ojalá esos proyectos continuaran y tengo que trabajar para estar acorde con eso.
Pero también tengo que ser Carlos Fernando y que la gente vea en mí lo que he hecho, la lucha que he dado y lograr que me acompañen. Aunque mi papá siempre ha sido mi referente, la gente también está diciendo: “Lo elegimos a usted, entonces, vea qué va a hacer, porque no depende de su papá, depende de usted lo que va a hacer en Bogotá”.
En campaña, en la calle me decían: “Mire, yo voto por usted porque usted no solo tiene una responsabilidad con los ciudadanos y Bogotá, sino con su papá”. Eso me impactó y el piano se pone más pesado. Pero estoy listo. El lunes fui a la emisora del Pedagógico, donde estudié, y me sentí con una energía distinta, que no había sentido durante toda la campaña.
V.D.: Esa energía es la de ser el nuevo alcalde de Bogotá.
C.G.: Sí, es una energía distinta. Soy consciente de que se vienen cuatro años difíciles, complejos, porque tenemos que trabajar en construir una relación respetuosa con la nación, que permita resolver problemas, pero respetando la autonomía de cada uno. Bogotá tiene muchos retos, por ejemplo, garantizar que ese metro se haga bien, y vamos a vigilarlo. Está el fondo de estabilización tarifaria, que es el déficit de TransMilenio, entre otros.
V.D.: Hablemos del metro, usted le ganó la partida a Gustavo Petro. ¿Cómo fue eso?
C.G.: Bogotá lleva años esperando el metro, 80 desde que Carlos Sanz de Santamaría lo propuso en 1942, y ha habido muchos intentos, pero eso ya quedó atrás. Por primera vez tenemos un metro que está contratado y en ejecución, y con financiación garantizada por Bogotá, la nación y la banca multilateral. Este lunes estuve en el patio taller y va en un 25 por ciento de ejecución. Echar el metro para atrás es una locura. Por eso, desde la campaña dije: “Este proyecto hay que defenderlo”
V.D.: Pero cualquiera se hubiera acomodado por ganar las elecciones, así fuese un error. Usted podría haber dicho: “Si el presidente está ofreciendo que la nación financia toda la primera línea, le voy a decir que acepto el tramo subterráneo”. ¿Por qué no lo hizo?
C.G.: En marzo estuve en Bosa, al lado del patio taller, y caminé por allí, aún no estaba en campaña. Y varias personas salieron a saludarme y me dijeron algo que me impactó: “Aquí todos votamos a la presidencia por Petro, pero le pedimos que, si se va a lanzar a la alcaldía, no le permita al presidente cambiar el metro, queremos que ese proyecto se haga y se termine como está, por favor. No se pongan a discutir que por arriba, por abajo. No. Échelo para adelante”. Desde ahí ratifiqué que era un error echarlo para atrás.
V.D.: En los últimos días de campaña, Petro planteó que no pasaba nada si se cambiaba la estructura de la primera línea del metro.
C.G.: Eso era un error monumental y, en el fondo, el presidente terminó ayudándome, porque la gente no quería eso, no quería cambiar el metro. El presidente se plantó duro, se fue a China a decir: “Yo pago todo, hagámoslo ya”. Además, con una actitud como si esto fuera una finca diciendo: “Yo pago todo y pongo la plata”. La plata es de los colombianos, y hay que entenderlo. Eso terminó ayudando. La gente dijo: “Protejamos ese proyecto”.
V.D.: La ofensiva del presidente fue muy profunda, se la jugó toda, se fue a China, ofreció pagar la primera línea del metro, se metió a las localidades de Bogotá. Usted compitió también con el presidente, ¿no?
C.G.: El presidente se metió en la campaña de cabeza y Gustavo Bolívar dijo: “Yo soy el candidato del presidente”.
V.D.: Por eso, ¿a usted le tocó competir con el presidente?
C.G.: Yo sí creo. Él terminó jugando un rol casi como de contraparte durante la campaña.
V.D.: Y lo castigaron con el voto en Bogotá.
C.G.: Exacto, y me ayudó porque terminaron castigando al presidente, fue un voto castigo. Seguramente dijeron: “Hombre, necesitamos una persona que defienda los intereses de Bogotá y la autonomía, que no entre en una guerra con el Gobierno, pero que haga respetar a Bogotá”.
V.D.: ¿Va a ser firme como alcalde?
C.G.: Voy a ser firme y respetuoso y voy a privilegiar canales institucionales para dialogar. Nunca voy a insultar al presidente, pero sí voy a manifestar las diferencias que tenga con él y su Gobierno. Y voy a expresarlas porque es el mandato que me dieron los ciudadanos. Por eso, le digo al presidente: “Pasemos la página y trabajemos por el bien de Bogotá, defendamos lo que la gente expresó en las urnas. Esa es la democracia. Yo sé que usted es un demócrata, lo ha manifestado públicamente, aunque hay dudas frente a la actuación en el proceso electoral. Usted cometió errores que iban en detrimento de lo que usted siempre había luchado. Pero defendamos la expresión de los ciudadanos, respetémosla y trabajemos por el bien de Bogotá”.
V.D.: Petro no se habría aguantado que un presidente se le hubiera metido a la campaña.
C.G.: Recuerdo al senador Petro siendo muy crítico de los gobiernos por sus intervenciones políticas. Estaba más de acuerdo con ese Petro.
V.D.: ¿No con el Petro de ahora?
C.G.: El de hoy decidió meterse de cabeza en la campaña. Fue un abuso de poder. Salió a las localidades a ofrecer una cantidad de cosas y sedes de la Universidad Distrital por todas partes. Claro que queremos eso, pero ¿por qué lo hizo cuando Bolívar afirmó que era el candidato del presidente y cuando el Pacto hacía campaña diciendo que si ganaba el candidato de ellos se duplicaría el presupuesto para Bogotá?
V.D.: En su momento, usted señaló que eso era una extorsión.
C.G.: Si ganaba un candidato no afín al Gobierno, entonces, ¿Bogotá se vería afectada en términos de financiación? Eso no les queda bien, es un abuso. Lo que dijo el Pacto Histórico era una extorsión. Bogotá tiene unos derechos y vamos a exigir que se respeten y se garanticen.
V.D.: Gustavo Bolívar sacó 500.000 votos y, a nivel nacional, al Pacto Histórico también le fue mal. El presidente, en segunda vuelta, fue elegido con unos 11 millones de votos, y el Pacto, en esta elección, solo llegó a unos 3. El presidente perdió 8 millones de votos.
C.G.: Él ha hecho un poco de maromas para presentar un gran resultado, pero no le fue bien. Pero insisto: ya se expresó la democracia, ya no más. Tenemos unos retos, por ejemplo, la inseguridad, la situación en Bogotá es crítica, la extorsión, el aumento de los homicidios, los hurtos. Tengo que trabajar con la Policía y el Gobierno para enfrentar eso.
V.D.: Se encontró con la alcaldesa de Bogotá, Claudia López. Luego de esa reunión, ¿quedó preocupado con los retos?
C.G.: Tenía la preocupación desde antes. Se nos vienen chicharrones complejos, por ejemplo, el manejo de los residuos en Bogotá, particularmente el relleno sanitario, que tiene graves problemas. Hay una licencia ambiental que no dura más de dos años y medio. Tenemos el déficit del sistema de transporte público, es una vena rota, más de 3 billones de pesos. Eso me preocupa mucho, pero estoy listo para buscar fórmulas y trabajar. Una de ellas es con la nación, que le ayuda a Bogotá con unos recursos para el sistema de transporte como a otras ciudades. Necesitamos que nos sigan ayudando. Parte del déficit tiene que ver con la entrada de una flota de transporte público eléctrico, que cuesta mucha plata. Es una apuesta de la nación, pero necesitamos plata. Si no recibimos el apoyo de la nación, se traslada a lo que pagan los ciudadanos en la tarifa.
V.D.: ¿Es consciente de que toda la derecha en Bogotá votó por usted?
C.G.: Sí, creo que muchos sectores de derecha nos acompañaron. Tal vez no era su plan A, fui su plan B, pero voy a gobernar para ellos y para todos, Vicky, para los que votaron por Gustavo Bolívar también. Soy consciente, tengo que escuchar, dialogar.
V.D.: ¿No los va a excluir?
C.G.: No los voy a excluir.
V.D.: ¿Está de acuerdo con esa política del Gobierno de pagar para no matar?
C.G.: No estoy de acuerdo. El incentivo, si se plantea simplemente como lo dijo el presidente, es perverso. En la calle mucha gente me dijo: “Yo trabajo 12 o 14 horas al día y terminó ganándome un mínimo al mes. ¿Cómo así que por no delinquir le van a dar a un joven lo mismo que yo me gano trabajando durante 25 días al mes? Eso no tiene sentido”. Y tienen razón. El incentivo no puede ser ese. Mejor logremos recursos para apoyar a los jóvenes, conectando con la construcción de un proyecto de vida. Que estudien, que consigan un empleo y que generen un emprendimiento.
V.D.: ¿Quiénes formarán parte de su gabinete? ¿Me va a dar la chiva?
C.G.: Lo voy a soltar en las próximas semanas. Por ahora, presentamos un equipo de empalme de primer nivel. Están Carolina Soto, Cecilia María Vélez, Ángela María Orozco, Julia Miranda, Liliana Caballero, Sandra Borda, Lucía Bastidas y Martha Ospina. Yo mismo voy a coordinar ese empalme. Ellas me van a apoyar y, a partir del trabajo que tengamos ahí, vamos a anunciar progresivamente los perfiles del gabinete.
V.D.: ¿Pero entre esos nombres hay secretarias?
C.G.: No lo descarto.
V.D.: ¿Algún excandidato formará parte de su administración?
C.G.: Estoy hablando con ellos. Juan Daniel me manifestó que quiere entrar al Concejo y respeto esa decisión. Con Diego Molano no hemos hablado, pero sí le pedí ayuda en retos en seguridad, así como al general (r) Vargas. Primero voy a hablar con todos para tener un mapa y evaluar si quisieran y encajan en lo que viene.
V.D.: Usted ganó las elecciones y ya es presidenciable. ¿Cómo le parece?
C.G.: Pues si llego a pensar eso pierdo el norte. Un alcalde que se ponga a pensar en una aspiración presidencial futura se equivoca. Estoy pensando en Bogotá y en hacerlo bien. Si logro terminar el mandato y que los ciudadanos digan: “Recuperamos la confianza y la esperanza en esta ciudad”, quedaré tranquilo.
V.D.: ¿Cree que Sergio Fajardo todavía podría ser presidente?
C.G.: No sé, y ya no me puedo meter en esas discusiones.
V.D.: Usted no se ha posesionado. O sea, todavía puede hacerlo.
C.G.: Lo que sí sé es que no hay muertos en política. Eso es evidente. Hace un año largo, al Nuevo Liberalismo le fue muy mal en las elecciones. Nos dijeron: “Ustedes empaquen y váyanse”. Y no. La política da sus revanchas, uno aprende de esas derrotas. Es importante aprender de la derrota, porque si uno insiste en lo mismo no va a resolver los problemas que tuvo en la elección anterior. No sé si Fajardo vaya a aspirar, pero no hay personas que queden por fuera a menos que tengan una inhabilidad. De resto, el país cambia.
V.D.: ¿Germán Vargas Lleras?
C.G.: Lo mismo. Se ha vuelto una figura de oposición al Gobierno y su gente ha tenido una visión interesante en el Congreso y en el Concejo. Aunque fue muy golpeado por lo que le pasó en dos elecciones, nada está escrito y pueden salir nuevos aspirantes.
V.D.: Claudia López, seguro, va a ser candidata en el 2026…
C.G.: Seguramente se lanzará.
V.D.: ¿Cómo la ve?
C.G.: Creo que no le fue bien en la alcaldía. En términos generales, falló, generó mucha expectativa que no cumplió. Hay que decir que enfrentó retos muy complejos, como la pandemia y el estallido social, fue muy difícil, pero seguramente estará en el partidor.
V.D.: ¿Daniel Quintero?
C.G.: Sí. Algunos quieren jugar, pero es posible que en el país surja gente en la que nadie está pensando ahora. Faltan dos años y medio y en política son una eternidad. Aquí puede surgir gente nueva que no tenemos en el radar para la presidencia y eso también es interesante.
V.D.: No le puedo dejar de preguntar por María Fernanda Cabal. Ella ya es candidata presidencial.
C.G.: También va a jugar ahí, es una candidatura importante, con la que tengo muchas diferencias, pero representa una visión para este país y eso va a ser interesante. Solo les digo a esos candidatos o precandidatos: no se confíen, les puede salir un gallo que hoy nadie tiene en el radar.
V.D.: ¿Y eso también se lo dice a su hermano Juan Manuel Galán?
C.G.: Todos tienen derecho, él lo tiene. Me preguntaron en los debates por una posible aspiración de mi hermano. La gente puede confiar y estar tranquila, la alcaldía no va a estar al servicio de nadie, solo de Bogotá, y eso va a ser clave.
V.D.: ¿No va a estar ni siquiera a su servicio para pavimentar una candidatura presidencial?
C.G.: No, ni siquiera a mi servicio.
V.D.: Eso es dañino, ¿verdad?
C.G.: Eso lleva a que no se resuelvan los problemas, porque se piensa en qué impacto tendría esta decisión u otra en una eventual candidatura presidencial y esos cálculos son un desastre. Llevan a tomar decisiones equivocadas. Desde las alcaldías, a veces, hay que tomar decisiones impopulares y muchas veces no se toman por pensar en esos cálculos. Entonces, en mis decisiones, como único cálculo lo que miraré es si eso le sirve o no a la ciudad. Si eso tiene un impacto para mí, es secundario
V.D.: ¿En qué le fue mal a Claudia López?
C.G.: No coordinó bien la política de seguridad con los actores que tenía que coordinar, falló en eso con la Policía y la Rama Judicial. Si bien entiendo que la política de seguridad no depende solamente de la Alcaldía, sí tiene que liderarla y ser capaz de coordinar. En eso falló. Mire lo que vivimos en la calle: estamos afrontando el fracaso de la política de seguridad de este Gobierno distrital. También falló y hubo errores al vigilar a los operadores de aseo. Esta ciudad está llena de basura. Hay un problema en el esquema, pero también en la vigilancia a quienes incumplen los contratos. No se les ha ejercido el control que se requería. Falló en las obras al no actuar rápidamente, es decir, muchas obras de valorización, por ejemplo, tuvieron problemas desde muy temprano y se demoró en actuar y tomar el control.
V.D.: ¿Y en la comunicación? Siempre vimos a una alcaldesa envuelta en polémicas.
C.G.: Sí, veía que la alcaldesa salía de una pelea con alguien y después mostraba otra actitud con esa persona, era extraña la forma como se relacionaba con los diferentes actores.
V.D.: Con Petro, por ejemplo. Llegó sin él a la alcaldía…
C.G.: Pero después apoyó a Petro, dijo que había votado por él, pero después volvió y peleó con él, y con razón, por el metro. Pero esas peleas molestan a la gente. Las personas quieren un gobernante que tenga la capacidad de dialogar, que sea firme, pero que no se dedique a pelear en Twitter.
V.D.: ¿A usted lo vamos a ver peleando por Twitter?
C.G.: No, pero sí voy a tener posiciones firmes. Necesito que el presidente me reciba para plantearle esto en persona. Si no, me tocará a través de los medios y estoy listo para hacerlo. No tengo problema. Pero el presidente debería respetar los canales institucionales también.
V.D.: ¿Usted es de izquierda, de centro, de centroderecha, de derecha?
C.G.: Creo en las instituciones y en su defensa, ese es un pensamiento liberal. No soy de los que las reconocen solo cuando les conviene. Creo que el Estado tiene que cumplir un rol que proteja a la empresa privada y que le garantice poder desarrollar sus actividades. Para mí, eso es importantísimo. Voy a trabajar con la empresa privada, no van a ver en mí a un enemigo, a alguien que los persiga o que desconfíe. No. Voy a trabajar con el sector privado
V.D.: ¿Será un aliado de la empresa privada?
C.G.: Un aliado. La actividad económica de Bogotá depende de que haya un ambiente fértil para que la empresa privada se desarrolle. En el tema social, el Estado tiene que actuar frente a ciertas poblaciones. Bogotá tiene hambre. Eso requiere, como medida a largo plazo, promover el empleo y la actividad económica, pero eso toma tiempo, pues uno tiene que entrar con apoyo en alimentación y subsidios para esas poblaciones.
V.D.: ¿Usted entiende lo que significan la seguridad y la autoridad?
C.G.: Creo firmemente en que hay que ejercer autoridad y no solamente en lo que tiene que ver con la seguridad en términos de hurtos, agresiones y delitos. En Bogotá, y a nivel nacional, está pasando algo complejo y es que hay una actitud laxa con las organizaciones criminales. Eso está afectando la seguridad nacional. Pero también creo en la autoridad para vigilar las obras, a los operadores de aseo y las calles. La gente está haciendo lo que se le da la gana en las calles, eso no puede ocurrir, debe haber autoridad. La gente no puede parquear donde quiera, no puede hacer lo que se le dé la gana, porque nos afecta a todos. Entiendo que la ciudadanía diga: “Venga, pero no cumplo las normas porque es que nadie las cumple”.
V.D.: Pero usted las va a hacer cumplir.
C.G.: Si uno las hace cumplir, la ciudadanía ya no tiene argumentos. Entonces, como decía Mockus, es zanahoria y garrote. Zanahoria es ayudarnos entre todos, cultura ciudadana, cumplir las normas. El garrote es la sanción, la autoridad, voy a ejercerla y eso incluye cámaras, gerencia, etcétera.
V.D.: Claudia López no asumía responsabilidades y se iba contra terceros, como la Policía. ¿Usted va a ser así?
C.G.: Uno tiene que liderar a la Policía.
V.D.: ¿Quién va a responder en su administración por lo que pase?
C.G.: Como alcalde voy a responder. Uno a la Policía tiene que liderarla, exigirle, pero respetarla. No se puede actuar diciendo: “Cuando las cosas van bien, es gracias a la Alcaldía; cuando van mal, es culpa de la Policía”. Así no puede ser. La política de seguridad la lidera el alcalde y tiene que asumir la responsabilidad, y así lo voy a hacer.
Los policías son un muro de contención de defensa de la institucionalidad, enfrentan unas situaciones muy complejas frente a los delincuentes, agresiones, trabajan sin horario, están todo el tiempo activados trabajando por la seguridad. Es muy importante trabajar en su bienestar para que puedan cumplir la misión. No implica, obviamente, que uno vaya a decir que no se va a reconocer y a judicializar cuando se comete un abuso por parte de un policía. Claro que sí. Eso es lo que lleva a defender la legitimidad a la Policía. Uno tiene que decir: “Sí ocurrió, vamos a responder, por eso se va a judicializar”, pero muchas veces se habla primero como si fueran todos.
V.D.: ¿Qué pasará con las fotomultas?
C.G.: Hay que tener una política más eficaz para reducir los accidentes de tránsito en Bogotá. El año pasado murieron 536 personas en accidentes de tránsito, muchos por exceso de velocidad. También hay que ir por los huecos, hay motociclistas que mueren por eso. La situación requiere actuación y combinación. Entonces, yo sí creo que hay que regular la velocidad en Bogotá, cumplir la norma y hacer labores pedagógicas, como también anunciar dónde están las cámaras. Como en muchos países del mundo, la gente sabe, porque es una zona de mayor riesgo donde es importante hacer una vigilancia mayor.
V.D.: Y las deudas de la gente, ¿qué?
C.G.: Se puede revisar inicialmente una condonación de intereses. Bogotá tiene una cartera hoy de cerca de 10 billones de pesos, la mitad son intereses. Entonces, quiero llevar al Congreso una fórmula que nos permita condonar intereses y facilitar los pagos.
V.D.: ¿Habrá pico y placa para las motos?
C.G.: No estoy de acuerdo con eso.
V.D.: ¿Modificará el pico y placa para los carros?
C.G.: Podemos regresar al horario que dio origen al pico y placa (para las horas pico). No se puede eliminar esa restricción porque tenemos muchas obras. Si uno elimina el pico y placa de la noche a la mañana, me tumban y esta ciudad colapsa. No se puede hacer. Tenemos que mantener esa medida junto con otras, como horarios escalonados, mejor gerencia en vía, aprovechar la modernización de los semáforos para que realmente sea inteligente y dinámica en términos de que maneje el flujo de tráfico dependiendo de la demanda.
V.D.: ¿Una palabra para su mamá? Debe ser la mujer más feliz hoy.
C.G.: Ella me inspira a mí. Es fortaleza. La gente la ve como débil, tímida, pero es de hierro. Gracias a eso, estoy aquí. Después de lo que nos pasó, la fortaleza de ella fue lo que me hizo seguir adelante.
V.D.: ¿Cuántos años tenía cuando asesinaron a Luis Carlos Galán, su papá?
C.G.: Tenía 12 años.
V.D.: Como hombre, ¿le hizo falta su papá?
C.G.: Sí, mucho. Claro, hubiera querido tenerlo.
V.D.: ¿En qué momentos lo extrañó más?
C.G.: Mi mamá actuó como mamá y papá. Pero sí hubo momentos en la adolescencia, cuando uno está empezando a salir con la novia, en los que me hubiera gustado tener los consejos de mi papá en ese momento.
V.D.: ¿Y con quién le tocó?
C.G.: Con los hermanos.
V.D.: ¿No era capaz de decirle a la mamá?
C.G.: No. La verdad, era difícil, me costaba un poquito. Soy muy tímido, mi papá era muy tímido, y me habló de eso muchas veces y me dio consejos. Entonces, mis hermanos, por ejemplo, me molestaban con compañeras del colegio y me ponía histérico, bravo. Y un día mi papá me dijo: “Cuando te vuelvan a decir algo por Viviana, diles sí, me gusta, ¿y qué?”. Y yo le decía: “No, pero cómo voy a decir eso, papá, no puedo”. Él me decía: “Dígales eso a ver qué pasa, ensaye otra cosa”. Efectivamente lo ensayé y se quedaron sorprendidos, no me volvieron a molestar.
V.D.: Eso en cuanto a las novias. Perdón, voy a ir más allá. ¿Cuándo fue su primera vez?
C.G.: Fue a los 16 años.
V.D.: ¿Y a quién le contó, ya que no estaba el papá?
C.G.: Ahí sí le conté a mi mamá.
V.D.: ¿Y cómo fue esa conversación?
C.G.: Mi mamá siempre ha sido muy liberal y ella decía: “Es importante que entiendan lo que eso significa, sean responsables, se protejan”. Ella fue muy abierta en eso. Lo que a mí me daba como pena era el coqueteo, y hubiera querido decirle a mi papá cómo se hacía.
V.D.: Que le diera tips para enamorar.
C.G.: Como él me decía que era tímido y le costaba trabajo, pues yo sabía: soy tímido, necesito que me ayude a ver cuáles son los tips de cómo maneja uno la timidez en esos escenarios. Y, además de eso, también hubiera querido tenerlo en la universidad, cuando estaba estudiando, cuando escogí la carrera.
Mi papá hubiera querido ser profesor. Él decía que después de la presidencia, si hubiera logrado llegar, hubiera querido ser profesor. Se habría dedicado a la docencia. Entonces, tener un profesor en la casa como él, que me ayudara a tomar esas decisiones, a estudiar, por ejemplo. Yo me sueño hablar con mi papá sobre historia de Colombia. Y hay momentos difíciles y también felices en los que hubiera querido tenerlo en la vida. Por ejemplo, en mi matrimonio, que viera nacer a mis hijos, eso le cuesta a uno trabajo, es muy duro.
V.D.: ¿Sus hijos le preguntan por el abuelo Luis Carlos?
C.G.: El chiquito, que tiene 4 años, dice que el abuelo está en el cielo y nos cuida. A Julieta, a veces, le da tristeza, dice que hubiera querido conocerlo. Y el otro día me dijo: “Mi abuelo aspiró tres veces a la presidencia y, cuando intentó la tercera, no lo dejaron. ¿Tú por qué vas a intentar una tercera vez a la alcaldía? Piénsalo bien”.
Entonces, le dije: “Es distinto, esto es otra cosa, es la alcaldía, ha pasado mucho tiempo”. Pero me lo decía con la angustia de que pasara algo, eso me impactó también. Mi papá nos involucró mucho en sus campañas, pero también hubiéramos querido estar más con él, todos, los tres, los cuatro, con Luis Alfonso, mi medio hermano, y no pudimos. También pienso en eso y digo: eso debe ser un aprendizaje para mí, para estar con los niños como pueda.
V.D.: ¿Piensa llevarlos con usted?
C.G.: No voy a estar mucho en el escritorio de la alcaldía, seguramente ellos van a estar jugando en ese escritorio bastante y me los voy a llevar a recorrer Bogotá, que quieran a la ciudad. Los dos nacieron en Bogotá, son de mamá costeña, obviamente eso jala duro. A Julieta no he logrado convencerla de que es mejor Santa Fe que Junior, estoy en ese proceso. Pero al chiquito sí lo siento más conectado con Bogotá, orgulloso dice que es cachaco, aunque tenga un acento medio costeño.
V.D.: Ah, usted es de Santa Fe.
C.G.: Soy de Santa Fe, mi papá era de Millonarios, mi mamá de Santa Fe, al igual que mi abuelo materno, que era periodista, se llamaba Álvaro Pachón de la Torre. Fue el fundador del Magazín Dominical con Guillermo Cano y murió muy joven, a la misma edad de mi papá, es la misma edad que tengo más o menos, 45, 46 años. Mi papá murió de 45 y mi abuelo de 45.
V.D.: ¿Y usted cuántos años tiene?
C.G.: Cumplí 46 y me impactó el día en que viví más que mi papá, me parece que a él le faltó todo por vivir. Me siento muy joven todavía, siento que tengo todo por delante. Digo: increíble. Él se veía, la verdad, golpeado, él se veía mayor, parecía mayor de 45 años cuando murió, porque obviamente su carrera política fue muy intensa, muy dura. Me imagino vivir esas amenazas sin poder hablar con la familia como hubiera querido, solamente con mi mamá, debe ser duro tragarse todas esas cosas.
V.D.: Y su mamá se dedicó a cuidarlos tras el asesinato de Luis Carlos Galán y nunca se volvió a casar.
C.G.: Nunca se volvió a casar. No hablábamos de ese tema, la verdad. Mi mamá tiene una fortaleza especial por lo que vivió. En el año 53, mi mamá tenía 16 o 17 años. Cuando estaba estudiando en Canadá, le llegó una noticia, creo que por carta, sobre la muerte de su papá en un accidente de tránsito en Bogotá. Mi abuelo venía de la despedida de soltero de Guillermo Cano. Mi abuela murió cuatro años después. Hacia los 22 años mi mamá se quedó sin mamá y papá. Sé dedicó a trabajar desde los 17 años. Eso le dio una fortaleza impresionante que le permitió no derrumbarse cuando vivió lo de mi papá. Además, a los 14 meses de la muerte de mi papá, Pablo Escobar secuestró a su hermana Maruja, pero siguió y aguantó, y aguantó y aguantó. Eso fue muy importante para mí.
V.D.: Y ha sido la reina entre tres hombres: Claudio, Juan Manuel y Carlos Fernando.
C.G.: Sí, ha sido la reina.
V.D.: Al presidente Petro lo han criticado mucho porque no ha sido capaz de condenar la acción terrorista de Hamás contra Israel. Es obvio que nadie puede estar de acuerdo con la muerte de civiles, sea el bando que sea. ¿Qué piensa?
C.G.: Colombia tiene que rechazar los ataques terroristas de Hamás de manera contundente y solidarizarse con Israel frente a lo que ocurrió. No puede haber duda frente a eso. Eso no impide que también piense que, en la respuesta, Israel tiene que garantizar el derecho internacional humanitario, no puede haber violaciones a los derechos humanos. La población civil palestina tiene que ser protegida también. No entiendo, Vicky, por qué se le dificulta al presidente tener esas dos posiciones. Además, no puede olvidar que esto arrancó por cuenta de los ataques terroristas de Hamás y tiene que rechazarlos también. Me parece que es un error de la política del presidente. Se equivoca y el mundo entero está actuando, excepto dos o tres casos así, diciendo: rechacemos el terrorismo y rechacemos violaciones al derecho internacional humanitario por parte de Israel cuando reacciona de esa forma.
V.D.: Cuando el presidente no condena el ataque terrorista de Hamás contra Israel, ¿se está poniendo del lado de los terroristas?
C.G.: Ese ataque no se puede justificar de ninguna forma. Así como, repito, no hay que quedarse callado frente a las violaciones de derechos humanos contra los civiles palestinos. Ahora, en cierta forma justificar el ataque contra Israel sí termina poniéndose del lado equivocado, eso no puede permitirse.
V.D.: ¿Del lado de los terroristas?
C.G.: Pues del lado de quienes cometieron el ataque. Se está defendiendo y justificando una acción terrorista que violó los derechos humanos de muchas personas, hemos visto unos casos terribles.
Creo que el presidente falla y se equivoca y espero que se dé cuenta de eso, que actúe, pero no puede ignorar una situación que, además, Colombia ha vivido: el terrorismo. Muchísimos colombianos han sido víctimas, huérfanos y viudas de ese terrorismo. No podemos justificar el terrorismo en ningún lugar y por ninguna razón. Otra cosa es que uno logre avanzar después en un proceso de paz y espero que allá se logre, aunque después de eso es muy difícil. Pero eso es distinto a quedarse callado y no tener la capacidad, a nombre de un Estado, como el colombiano, de decir que todos los colombianos rechazamos el terrorismo.
V.D.: Peor aún: comparó a los judíos con los nazis y a Gaza con los campos de concentración.
C.G.: Cometió una cantidad de errores absurdos. Primero justificó el atentado terrorista y luego hizo esa comparación. Fue un error monumental.
V.D.: ¿No es ignorancia de Petro?
C.G.: No es ignorancia.
V.D.: Entonces, ¿qué es?
C.G.: Es una equivocación profunda. Son cosas que nadie puede justificar, que no debe justificar el presidente de Colombia.
V.D.: ¿Hamás es un grupo terrorista?
C.G.: Sin duda, claro, es un grupo terrorista. Hamás no es Palestina, entonces, sí hay que proteger a la población civil palestina y hay que garantizar, además, que se desescale el conflicto. También tenemos que hacer un llamado para que los actores sientan que quienes juegan un rol internacional, como la ONU, reconozcan las dos situaciones: no que se reconozca una y se ignore la otra. O sea, ignorar el atentado terrorista es tomar partido y eso no se puede.
V.D.: ¿Algunos de los políticos tradicionales que estuvieron en su campaña van a participar en la administración?
C.G.: ¿Como quién?
V.D.: Por ejemplo, Juan Fernando Cristo.
C.G.: No, él no va a estar en el Gobierno. Él acompañó esta candidatura porque vio un compromiso en temas que a él le interesan y me los manifestó. Me dijo: “Nos interesa mucho que Bogotá avance en el tema de las víctimas, en la paz”. Yo sí creo que en Bogotá tenemos un número muy significativo de víctimas, tenemos que garantizar los derechos de esas personas y trabajar con una política efectiva. Él no me pidió nada a cambio, absolutamente nada. Nunca hice un acuerdo con nadie de los que me apoyó. Ahora, eso no implica que de pronto no identifique gente que trabaje o haya trabajado con algún partido que me guste y quiera traerla. No va a ser ni una razón que lleve a garantizar que una persona esté en el Gobierno y tampoco que impida que esté.
V.D.: Dijeron que usted era el candidato de Claudia, pero lo noto crítico de su alcaldía.
C.G.: Hay mucha gente que la apoyó a ella y que decidió apoyarme. La Alianza Verde dejó en libertad porque no tenían candidato propio y permitieron que acompañaran a Robledo, a Bolívar, a Oviedo o a mí. Hubo un grupo que decidió acompañarme, entonces, se llegó a decir que yo era el candidato de Claudia, pero no es así.
V.D.: También dijeron que era el candidato de Santos. ¿Algún día habló con él en la campaña?
C.G.: En la campaña no hablé con él. Lo he hecho en el pasado, obviamente, porque trabajé en su gobierno, me lo he encontrado a veces en temas de libros, etcétera.
V.D.: ¿Será que empezaron a decir eso por la presencia de María Isabel Nieto en su campaña?
C.G.: Tal vez. Lo que pasa es que ella viene del Nuevo Liberalismo, fue candidata al Concejo, era de las juventudes. La conocí ahí. Además, trabajé y traje gente que trabajó con Santos, como Alejandro Gaviria. Pero él trabajó también con Petro. Gente que trabajó con Duque, como Fernando Ruiz; que trabajó con Uribe, como Cecilia María Vélez. Bogotá necesita un equipo que no se quede en esa pelea. Hay que superar esa pelea de esos expresidentes.
V.D.: A propósito, ¿qué opina de esa pelea de los expresidentes?
C.G.: Me parece que no le sirve al país. Se necesitan unos expresidentes que entiendan lo que significa ser expresidente. Ya pasaron, tuvieron su época. Que ayuden seguramente en la construcción de un proyecto político que les interese, pero no podemos seguir con una discusión entre Santos y Uribe. Ya no más. Miremos para adelante. El país tiene una nueva generación de líderes que quiere gobernar, que va a gobernar, que llegó en este caso a muchas alcaldías o que aspirará en 2026, una nueva generación que merece que se les permita que sean los que lideren la discusión política y no nos quedemos eternamente en los que han gobernado los últimos 20 años. Miremos pa’lante.
V.D.: ¿Cuál es su posición frente al expresidente César Gaviria?
C.G.: No lo veo hace mucho tiempo, hace más de un año o más. Sobre el expresidente Gaviria considero un poco lo mismo que los demás expresidentes: ya debería dejar que los liberales nuevos sean los que lideren el partido. Siempre he sido muy respetuoso de él y de todos, a mí nunca me han visto actuar en forma agresiva contra ningún líder político, porque no me nace. Tengo diferencias profundas, las he tenido con el expresidente Gaviria. Ahora, digamos, en el Partido Liberal dejaron en libertad también y muchos de los liberales vinieron a acompañarme porque vieron aquí una expresión de un nuevo liderazgo liberal. Soy liberal, el Nuevo Liberalismo es de pensamiento liberal, entonces, hay coincidencias.
Pero debería haber una nueva etapa para permitir esos nuevos liderazgos, hay unos extraordinarios en la derecha, en el centro, en la izquierda, que lideren este proceso y podamos pasar la página. Eso fue algo que Gaviria lideró cuando llegó a la presidencia. Él trajo una nueva generación a la política y al Gobierno, el famoso kínder. Los expresidentes tienen un rol por jugar, están en la Comisión Asesora, deberían estar allá acompañando, y de vez en cuando mandando mensajes de cómo piensan que va el país, pero ya.
V.D.: ¿Es cierto que convocará a todos los exalcaldes de Bogotá?
C.G.: Sí, no sé si se sienten, espero que sí, pero voy a convocarlos a todos, inclusive al presidente Petro como exalcalde para que tengamos una especie de comisión. Voy a convocar a Antanas, a Lucho, a Peñalosa, a Claudia, a Petro, a Castro, a Caicedo, a todos.
V.D.: Que lo ayuden a pensar.
C.G.: Por lo menos escucharlos, conocer su visión de cómo está la ciudad, cómo la sienten, qué errores cometieron para no cometer los mismos.
V.D.: Cuando le digo Ernesto Samper, en una palabra, ¿qué se le viene a la cabeza?
C.G.: Ya suficiente, tiene un nuevo partido. Superemos el país del pasado. Dejémoslo en el pasado. Los expresidentes deberían retirarse ya, dedicarse de vez en cuando a opinar, pero no a meterse en el día a día. Ya dejen que el día a día lo manejen otros.
V.D.: ¿Pero tiene una palabra para Samper?
C.G.: Ya, no quiero.
V.D.: ¿Ya chuleado?
C.G.: Sí, ya chuleado.
V.D.: ¿Una para Pastrana?
C.G.: También chuleado.
V.D.: ¿Y Uribe?
C.G.: Me parece que el expresidente Uribe ha tenido una actitud extraña con este Gobierno. En cierta forma, Uribe ha tenido un diálogo con el presidente Petro. Siento que una cosa es lo que dice el expresidente Uribe y otra cosa lo que dice el Centro Democrático. Entonces, no he entendido muy bien eso que ha ocurrido ahí. A mí me preocupa un poco que el expresidente Uribe a veces no haya tenido unas posiciones claras en el tema de las instituciones y a uno le llama la atención.
V.D.: ¿Cómo cuáles?
C.G.: Por ejemplo, la actitud del presidente Petro con la prensa me parece que es complicada, la verdad. El presidente tiene todo el derecho a decir si considera que algo que se publica no es acertado, pero la actitud ha ido más allá que eso, él descalifica a la prensa cuando lo critica.
V.D.: Pone a los periodistas en peligro.
C.G.: Pone a los periodistas en una situación difícil y eso sí es complejo. Lo mencioné en la campaña cuando Gustavo Bolívar dijo en algún escenario que ponía reglas para ir a un debate, sobre qué le podían preguntar y qué no. Eso no lo puede hacer un gobernante, va en contra de la democracia. Uno tiene que estar listo para que le pregunten lo que quieran. Uno verá si contesta o cómo lo hace, pero no puede decirle a la prensa qué puede hacer y qué no. Es un error. He visto que eso ha sido grave en este gobierno y me preocupa que algunos expresidentes no se han manifestado, no solo Uribe, sino que se quedan callados. Deberían actuar.
V.D.: Le falta hablar de Duque.
C.G.: A Duque le tocó una situación muy difícil con la pandemia, muy compleja. Su Gobierno la manejó bien.
V.D.: ¿Usted le reconoce eso a Duque?
C.G.: Claro, creo que lo manejó bien. Me acuerdo cuando le decían que no iba a haber vacunas sino hasta el 2023.
V.D.: Sí, claro. Eso salió en una portada de SEMANA, yo no era la directora.
C.G.: Este fue uno de los países que más rápido avanzó en ese tema. Creo que falló en una cosa claramente y fue en no tener una capacidad de diálogo social. Ese Gobierno cometió errores, por ejemplo, cuando cometieron el abuso de unos policías. Entonces, a mí me llama la atención una cosa: al Gobierno Duque le cayeron durísimo en la tributaria con el tema de la gasolina, y ahora los mismos que le cayeron durísimo dicen que no, que el presidente Petro está haciendo lo correcto, que eso es lo que hay que hacer. Entonces, esos dobles raseros me parece que son equivocados.
V.D.: Petro ha batido récord en impuntualidad y no ha respetado la agenda presidencial. ¿Cómo ve eso?
C.G.: Pues está mal, el presidente tiene que respetar a todos sus interlocutores. Eso no es respeto. Alguna vez puede ocurrir algo y se entiende, pero aquí es una cosa recurrente. Eso no es un respeto a la dignidad presidencial. El presidente debe respetar, me parece grave, ojalá eso cambie. La nación espera un gobernante puntual que atienda y que se vea trabajando las 24 horas.
V.D.: ¿Usted va a ser puntual?
C.G.: Yo voy a ser puntual.
V.D.: En el caso de Petro, el Gobierno miente o simplemente no explica sus ausencias. Si los funcionarios dicen algo, luego el presidente sale y dice otra cosa.
C.G.: La transparencia es uno de los principios que exige la democracia, que, además en la apertura democrática, creo que es muy importante. Por ejemplo, temas que tienen que ver con la salud de un gobernante. Si tiene un problema de salud, que sea transparente y lo cuente.
V.D.: Si usted se enferma, ¿contaría? Esperemos que no, porque es joven y debe ser hasta deportista porque es flaco.
C.G.: Sí. Troto bastante, pero a cualquier persona le puede dar algo.
V.D.: ¿Usted cree que el presidente debería hacer lo mismo? Mire todo ese mito que se ha armado a su alrededor, que tiene una cosa, que tiene otra.
C.G.: Recuerdo, por ejemplo, que el presidente Santos, cuando tuvo cáncer, lo manifestó en público. El expresidente Uribe también.
V.D.: Él tuvo una laberintitis y luego una cirugía de rodilla.
C.G.: Con el tema en el oído, fue el primer cubrimiento que tuve como periodista en televisión. Era periodista y me acuerdo que llevaba ocho días en El Tiempo. Yo sabía escribir, no sabía hablar en televisión, entonces, pasó algo con el periodista de Citytv y dijeron: “Pase el editor político y explique qué tiene el presidente”. Y me tocó explicar la laberintitis del presidente.
V.D.: ¿Y qué le gusta más: el papel de periodista o de alcalde?
C.G.: Espero que el de alcalde.
V.D.: ¿Está de acuerdo con que los gobernantes deben dar ejemplo?
C.G.: Sin lugar a dudas.
V.D.: ¿Petro da ejemplo?
V.D.: O no llegarle…
C.G.: O no llegarle, eso no puede ocurrir.
V.D.: Para esta entrevista se quitó la chaqueta roja, gracias a Dios.
C.G.: Pero va a estar presente en la alcaldía, no solamente en la campaña. Va a ser también mi herramienta de trabajo en territorio, en la calle voy a estar con ella.
V.D.: Va a ser como el overol.
C.G.: Sí, pero no va a desaparecer. Toca lavarla, eso sí.
V.D.: Sí, por favor, ya caminaba sola.
C.G.: No, Vicky, tengo varias chaquetas. Por ahí hubo un trino de Actualidad Panamericana, ¿lo vio? Decía que los primeros que celebraron el triunfo el 29 de octubre fueron los de la microfauna que vive en la chaqueta de Galán.
V.D.: ¿Qué le dice a la primera línea si se torna violenta?
C.G.: Primero, voy a entrar en diálogo con quienes quieran protestar en Bogotá. Pero cuando alguien actúe con violencia, destruyendo bienes públicos, agrediendo a alguien, tiene que entrar la fuerza pública sin violar los derechos de esa persona. No hay que abusar del poder, pero sí controlar. Y en eso no podemos dar marcha atrás. La Policía tiene que tener la capacidad de actuar, controlar a los violentos y garantizar que se restablezca el orden. El uso de la fuerza tiene que ser proporcional
V.D.: ¿Y si hay violencia en las protestas en una universidad pública, que suele ser común?
C.G.: Para ingresar se requiere una decisión de la universidad. Entonces, uno no tiene que esperar a esas situaciones para actuar. Tiene que haber un diálogo permanente con las autoridades universitarias para prever esas situaciones y actuar acorde con unos acuerdos. Cuando haya violencia que afecte el transporte público, por ejemplo, la fuerza pública tiene que actuar. No podemos permitir que bloqueen el sistema de transporte o que maten policías. Eso no puede ocurrir y hay que actuar.
V.D.: ¿Cómo fue su conversación con Lara?
C.G.: Le mandé un mensaje a Rodrigo en la misma noche del triunfo. Obviamente, las campañas generan tensión, hay rivalidad y pues él decidió irse por un camino de campaña que lo alejó de mí y me criticó y me atacó. Pero creo que la ciudad necesita liderazgos que miren por encima de eso y estoy seguro de que él piensa lo mismo. Luego tuve una conversación breve con él telefónicamente y nos vimos. Él me felicitó por el triunfo, me dijo que había sido contundente, que espera que recoja algunas de sus ideas y yo estoy totalmente dispuesto.
A él y a mí nos une una cosa muy superior a unas tensiones de campaña, a unas críticas momentáneas. Le reconozco su liderazgo, su carácter y muchas ideas que planteó que son interesantes las voy a recoger. La ciudad necesita eso.
V.D.: Usted le preguntó en el debate de SEMANA si trabajaría a su lado, y al final quedaron en que sí. ¿Qué tal que sí?
C.G.: Pues sí, no descarto trabajar con él. Obviamente, me parece una persona que puede aportar.
V.D.: ¿Consume drogas?
C.G.: No. Una vez fumé marihuana, pero no más. Me dio duro y no me gustó.
V.D.: ¿Es alcohólico? Perdóneme que le pregunte esto, pero tengo que hacerlo.
C.G.: No. Me tomo un trago y me da duro. O sea, soy flojo, eso es toda la familia. Mi papá tenía el mismo problema. Por ejemplo, me tomo un trago y al otro día no puedo hacer ejercicio.
V.D.: ¿Tiene alguna enfermedad que la ciudadanía deba saber?
C.G.: No, ninguna. Solo el colesterol, me toca controlarlo, por eso hago ejercicio.
V.D.: ¿Es rico?
C.G.: No, además, tengo unas deudas de la campaña pasada todavía. Pero no, yo sí soy juicioso para ahorrar.
V.D.: ¿Pero no es tacaño?
C.G.: Soy cuidadoso y soy consciente de que uno tiene que ser muy responsable porque la política es muy dura. A veces uno dura un año y medio sin ingresos porque está inhabilitado por cualquier cosa, porque nadie lo quiere contratar. Desde que renuncié al Concejo, hace casi dos años, no he tenido salario, fueron los ahorros, me los he ido comiendo, solamente tuve una consultoría en un momento dado con el Banco Mundial, en Indonesia. Fue cuestión de un mes.
V.D.: ¿Le pagaron bien?
C.G.: Pues sí, pagaban bien.
V.D.: ¿A cuánto puede ascender su patrimonio?
C.G.: Me toca revisar la declaración de renta, entre 2.500 y 2.800 millones de pesos.
V.D.: ¿Qué bienes tiene?
C.G.: Un apartamento, dos carros. Soy dueño parcial de la casa donde vive mi mamá. Y no más. Y ahorros que tengo en inversiones del banco en un CDT y ya.
V.D.: ¿El Gobierno Petro va bien o mal?
C.G.: Va mal, y creo que debe atender el llamado que le hacen los ciudadanos con esta elección en todo Colombia para cambiar, corregir el rumbo y dialogar.
V.D.: Esta fue una derrota de Petro.
C.G.: Claramente. Después del triunfo que obtuvo en las urnas en el 2022, lo que ocurrió en esta elección es una derrota para el Gobierno y creo que el presidente debe reaccionar y convocar al diálogo. Debe pensar que esas reformas no pueden ser aprobadas a la fuerza, sino deben ser producto de un consenso con diferentes actores, que hoy se expresaron a través de unas elecciones el 29 de octubre. Tiene que reconocerlas.
V.D.: ¿Este es un nuevo centro, que no es tibio, es eficaz, es firme, cree en la autoridad, en la seguridad y en la empresa privada?
C.G.: Yo sí creo. Y el centro demostró en esta elección que puede recoger ideas de diferentes sectores sin ser tibio, plantearlas, asumir posiciones. Y creo que ahí está el futuro de Colombia.
V.D.: Hay un nuevo centro.
C.G.: Hay un nuevo centro, sí.