Política
Catherine Juvinao critica fuertemente la gestión de Gustavo Petro: “No sé si él perdió el control del país o perdió el control de sí mismo”
En entrevista con SEMANA, la representante a la Cámara del partido Alianza Verde aseguró que el gran problema de este Gobierno es que plantea soluciones populistas, con alto nivel de ligereza, a problemas que requieren soluciones técnicas en el país. Juvinao hizo reparos a la gestión de Danilo Rueda y afirmó que si alto comisionado de Paz sigue en el cargo, el país verá cómo los grupos armados aumentarán su accionar criminal en todo el territorio nacional.
SEMANA: ¿Cómo está viendo la llamada ‘paz total’ y la política de seguridad del Gobierno del presidente Gustavo Petro?
Aquí el punto es que el presidente Petro no puso a la gente realmente competente para liderar negociaciones de paz. Si bien Danilo Rueda, en su hoja de vida, uno puede observar alguna experiencia en derechos humanos, él no tiene ninguna experiencia en negociación de procesos de paz, y aquí en Colombia hay varios expertos en eso; entonces uno no entiende por qué ponen a una persona que no tiene experiencia en negociación de acuerdos de paz y que además tampoco ha sabido armar un equipo ni estable ni competente.
Segundo, la apuesta, o la visión del presidente Petro, un poco humanista, en el acercamiento a estos grupos, es una apuesta un poco por el diálogo antes que por la ofensiva militar, pero lo que ha llevado es una ceguera y a una ingenuidad, que les ha hecho creer que ellos están en capacidad de negociar cinco procesos de paz paralelos, con cinco grupos distintos, que además son muy diferentes entre ellos en términos de su naturaleza política; la mayoría de ellos no tienen ninguna naturaleza política, como es el caso de las Autodefensas, o del Estado Mayor Central, o de la Segunda Marquetalia; ahí no hay ningún componente político ni ideológico, ni esos grupos están pidiendo negociar para una reforma social.
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SEMANA: ¿Qué efectos ha generado esa ingenuidad en el país?
C. J.: Lo que ha generado es el fortalecimiento en promedio, de los grupos armados en Colombia, que es del 20 % en cuanto a expansión del territorio. Eso es supremamente grave, porque lo que sí habíamos logrado con el acuerdo de paz era recuperar, no hasta lo ideal donde debimos llegar, pero sí alcanzamos a recuperar algún mínimo control territorial y sí alcanzamos a mermar a muchos de estos grupos en el territorio.
Lastimosamente desde 2020 con el gobierno de Duque, pues que ya sabemos que no le apostó a eso, estos grupos se comenzaron a fortalecer otra vez, pero lo que estamos viendo durante el Gobierno Petro es que el fortalecimiento ha sido exponencial, ha sido brutal. En apenas un año solamente el fortalecimiento del Estado Mayor Central es del casi 40 %, entonces aquí la pregunta es: ¿estos grupos en cuánto habrán crecido en el territorio?, ¿se habrán duplicado?, ¿se habrán triplicado?, ¿se habrán multiplicado por cuatro?, es decir, hasta dónde tenemos que llegar para entender que este no es el enfoque adecuado.
Y ahí tenemos el otro problema, que por apostarle a una visión humanista y de no apostarle a la ofensiva militar, lo que hemos propiciado o facilitado con o sin premeditación del Comisionado de Paz es que estos grupos crezcan tanto en sus integrantes como en su presencia en el territorio, como en las acciones violentas que también están por las nubes con los secuestros, los homicidios, las extorsiones.
Está bien que los ceses bilaterales busquen un cese de ofensivas militares, es decir, entre los grupos y el Ejército, pero no ha habido ninguna disminución; por el contrario, se ha presentado un aumento como del 85 % de los combates entre ellos y ahí la población civil es la queda en la mitad.
SEMANA: Pero el Gobierno del presidente Petro pareciera insistir en esa visión...
C. J.: Lo que más grave me parece a mí, aparte de que estamos demostrando con datos que esto va mal, es que no parece haber la más mínima intención, ni en el comisionado de Paz, ni en el presidente Petro, de cambiar el equipo y realmente poner en esos cargos a gente competente; tampoco hay ningún interés de reenfocar la paz total, de hacerle una reingeniería.
SEMANA: ¿Usted cree que en estos momentos la Fuerza Pública, con el ministro Iván Velásquez, está maniatada?
C. J.: Aquí lo más triste y preocupante es que sí hay una desconexión total en el comisionado de paz y el Ministerio de Defensa. Nosotros le hicimos un debate de control de político, en la Comisión Primera, al ministro de Defensa y a toda la cúpula militar, y nos explicaron cómo los militares están en una estrategia de ofensiva en muchos territorios. Por primera vez los militares están pudiendo entrar a territorios en donde llevaban casi que décadas sin poder entrar, pero resulta que cuando ya los militares están entrando y están mermando a esos grupos en esos territorios específicos, aparece Danilo Rueda, de manera intempestiva, sin avisarle a nadie, diciendo que él está sentándose con el Estado Mayor Central y pide parar toda la ofensiva.
Eso es lo que está pasando en el cañón de Micay, con la operación Triunfo, la cual venía desarrollándose desde hace 5 meses y los militares habían recobrado el control militar en la zona, pero Danilo Rueda apareció un día para otro y echó todo para atrás; incluso el presidente Petro había dado la orden de la ofensiva militar, pero se echó para atrás. Entonces aquí la pregunta es: ¿por qué Danilo Rueda le da órdenes al presidente Petro?
Entonces sí hay una descoordinación, así Danilo Rueda lo niegue, y esa descoordinación lo que está haciendo es debilitar a las Fuerzas Militares y al Estado colombiano en su control territorial frente a esos grupos que son los únicos que se vienen fortaleciendo.
SEMANA: ¿Cree usted entonces que la política de seguridad en el territorio, en zonas rurales, está es en manos de Danilo Rueda y no del presidente Petro o el ministro Iván Velásquez?
C. J.: Pues yo no sé si decir que la política de seguridad está en manos de Danilo Rueda, pero a propósito de lo que está pasando en el cañón de Micay, uno sí puede ver cómo ambas estrategias chocan, porque viene el Ministerio de Defensa con una estrategia, pero viene Danilo Rueda con otra y es al final la del comisionado de Paz la que se impone, y termina el Ejército retrocediendo en la ofensiva.
SEMANA: ¿Cómo analiza la relación de Danilo Rueda con los jefes máximos de grupos guerrilleros como Iván Márquez?
C. J.: Pues es muy lamentable que el país en diversas ocasiones haya visto a Danilo Rueda en lo que parece un rol de defender a estos grupos, de justificar el actuar de estos grupos y casi que de fungir de vocero de estos grupos, que del lado de los intereses del Estado colombiano.
Yo no puedo imaginar qué va a pasar en el país si Danilo Rueda se queda en el cargo hasta 2026, pues fácilmente podemos estar en una situación de fortalecimiento de estos grupos que quizás ahorita ni nos cabe en la cabeza.
SEMANA: ¿Cómo calificar entonces el trabajo de Danilo Rueda?
C. J.: Uno no le ve a él independencia con esos grupos, no se le ve autoridad, liderazgo como negociador, uno ve le nada de eso a Danilo Rueda.
SEMANA: El presidente Petro, estando en campaña, aseguró que si él llegaba al Gobierno, a los tres meses se acababa el ELN y firmaba un acuerdo de paz. ¿Usted qué opina de esa frase y del liderazgo que ha mostrado el jefe de Estado?
C. J.: Ese videíto de que el ELN se acaba en tres meses, yo creo que es absolutamente elocuente y descriptivo de lo que es este Gobierno, es hacer promesas ligeras con un desconocimiento pavoroso de la complejidad de los distintos fenómenos. Así como Petro habla con ese nivel de ligereza de que en tres meses hago la paz, ese es el nivel de ligereza de las reformas. El problema de este gobierno es reducir problemas que son tremendamente complejos, a populismo, a promesas, a soluciones facilistas, a soluciones ligeras y que no dan cuenta de la técnica que se necesita en el cómo para resolver problemas.
Yo siempre lo digo, difícilmente uno puede estar en desacuerdo con el presidente Petro en los qué, es decir, quién no quiere un mejor sistema de salud, quién no quiere la paz. El problema es que en el Gobierno reducen todos los problemas de este país a promesas populistas, pero cuando les toca ejecutar, como es el caso de una negociación de paz, nos quedamos viendo un chispero y nos damos cuenta que no tienen ni idea de lo que están haciendo, ni siquiera contratan a la gente competente y terminan en un espectáculo de improvisación, que es lo que está llevando a que la misma gente que apoyó al presidente Petro ahora le esté retirando su apoyo.
Todo esto lo que está produciendo es un descontento ciudadano y por eso es que la gente que votó por este gobierno ya está en un estado casi que de decepción y de desilusión total y de desesperanza, porque todo el mundo ha visto que el presidente Petro se preparó para hacer campaña 30 años y nunca se preparó para gobernar.
SEMANA: ¿Siente que el presidente Gustavo Petro perdió el control del país?
C. J.: No sé si él perdió el control del país o perdió el control de sí mismo, yo no sabría cuál de las dos cosas, porque yo al comienzo en campaña y en los primeros dos o tres meses de este gobierno, vi a un Gustavo Petro que realmente representaba una evolución frente a los Gustavo Petro del pasado, o sea, él se veía conciliador, se veía tranquilo, se veía en control de sí mismo, se veía con una disposición realmente a gobernar, entendiéndose como un gobierno de transición, no radical. Pero ya no está ese Gustavo Petro en este momento, desapareció, ahorita vemos a un presidente profundamente errático, sumamente impulsivo, un presidente absolutamente esclavo de Twitter, que gobierna por Twitter, que pelea por Twitter, que decide por Twitter; un presidente que incumple sus compromisos, que llega tarde a todo, es un presidente al que en este momento uno no le ve el control, de manera que aquí la primera reflexión es que el presidente tiene que estar en control de sí mismo para poder gobernar y para poder controlar todas las esferas del Gobierno.