POLÍTICA
Cecilia López está más crítica que nunca: “Gustavo Petro está matando la izquierda progresista”
La exministra Cecilia López le dijo a SEMANA que Petro se preparó para ganar y no para ejecutar. Además, contó una historia que le permite concluir que difícilmente la reforma a la salud será aprobada por el Congreso.
SEMANA: ¿El Gustavo Petro de hoy es el mismo por el que usted votó?
CECILIA LÓPEZ: No. Yo voté por una persona que quería gobernar el país con alianzas, con sectores que se fueron uniendo poco a poco porque sí creían en el cambio. Quiero traer la imagen del Hotel Marriott de Bogotá, donde Petro convocó a toda la gente que iba a formar parte de la coalición de gobierno. Estaban Rudolf Hommes, Alejandro Gaviria, Alfonso Prada, entre muchos. Ese era el Gobierno en el que yo quería estar.
SEMANA: ¿Qué ha cambiado?
C.L.: A mí me sorprendió que Petro dijera que su peor error fue nombrar a José Antonio Ocampo, a Alejandro Gaviria y a mí. Me sorprendió tanto. No podía asimilarlo con el Petro con el que trabajé ocho meses. ¿Qué cambió? A Petro lo ha matado la desesperación. Él creyó que era más fácil el cambio, hacerlo más rápido, es la consecuencia de creer que uno en el Congreso tiene todos los elementos para pasar al Ejecutivo. Yo, que he estado en ambos lados, digo que son mundos muy distintos. Para mí, Petro se desesperó muy rápido, a los ocho meses, se ha ido desesperando a tal punto que hoy estamos en esta situación tan difícil. Quiero decirle que estoy terriblemente preocupada por muchas razones.
SEMANA: La ofendió lo que dijo Petro.
C.L.: Yo sigo ofendida. Que él hubiera dicho que nosotros lo traicionamos sí me ofendió, porque me la jugué en contra de mi familia, la única que me apoyó fue mi hija. Mi hijo hoy me dice: “Te lo dije”. Yo no quería aceptar el Ministerio de Agricultura. Él me llamó, a mí no me nombró ni César Gaviria ni nadie. El presidente me llamó, yo le dije que no quería ser ministra porque ya lo había sido, y él me respondió: “Cecilia, este ministerio será distinto”. Entonces, decir que lo traicionamos; 15, 16, 18 horas diarias, con gente que me impuso él y que no tenía cosas en común, como Gerardo Vega, quien terminó saliendo. Tuve muchas dificultades con la gente del Pacto Histórico. Apenas llegué al Ministerio de Agricultura nombré a gente del Pacto en puestos clave y casi acaban conmigo. Me tocó nombrar gente que venía en la entidad y con ellos pude hacer muchas cosas. No fui la que sacó la mano, me la sacó el presidente a la fuerza.
SEMANA: ¿Se reunió con Ocampo, Alejandro Gaviria y Jorge Iván González para hablar sobre las palabras de Petro?
C.L.: Sí, nos hemos reunido, no quiero hablar por Ocampo, pero sí nos duele, él sacó la única reforma que el Gobierno Petro ha logrado aprobar en el Congreso. Digan lo que digan, nunca el Gobierno había tenido tantos recursos. Por cierto, no entiendo cómo el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, dice que se le acabó la plata.
SEMANA: ¿Qué está pasando por la cabeza de Petro? ¿Por qué sus últimas reacciones?
C.L.: Creo que le están pasando dos cosas graves: la desesperación y su inexperiencia en lo Ejecutivo. El presidente se preparó para ganar, pero no para ejecutar. Y no se preparó para ejecutar, porque no confirmó un equipo para ejecutar, tiene el equipo para activar sus ideas. Una cosa es entender el país, y otra, ejecutar políticas. No tiene a nadie que le sirva de filtro. Él dijo que quienes están con él son quienes repiten su discurso, los que no le dicen que no. Eso a ningún gobernante le conviene. Uno tiene que tener gente que le diga “por ahí no es” y le dé argumentos.
SEMANA: Por ejemplo…
C.L.: Por ejemplo, un ministro de Hacienda que no le diga que no a un presidente es un peligro para el país y el Gobierno. Eso le está pasando al ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla. Tal vez sea el primer minhacienda en mi larga trayectoria de seis Gobiernos que veo que ha sido incapaz de pararse en la raya frente al presidente. Petro ha cometido errores terribles.
SEMANA: ¿El ministro Bonilla es un peligro para Colombia?
C.L.: Yo creo que sí, porque no para al presidente. Todos los ministros de Hacienda tienen que tener fricciones con el jefe de Estado y pararlo de vez en cuando. El presidente no tiene por qué saberlo todo, pero él tiene que tener alguien que le hable.
SEMANA: ¿Por qué Bonilla no frena al presidente?
C.L.: Es un economista serio, es lo que más me sorprende, no dudo de su capacidad, pero no entiendo por qué se siente tan débil frente al presidente. Él ha tenido una relación muy larga con Petro y debería tener la capacidad de decirle que no. Petro ha dado una señal y es que a quien diga que no lo saca del cargo, pero uno como ministro tiene que estar dispuesto a irse si al presidente no le parece bien lo que uno afirma.
SEMANA: ¿Por qué Petro propone que Colombia debe ir hacia una asamblea nacional constituyente?
C.L.: Cuando Petro sale con esta idea, ¿qué hace? Detiene la agenda del Gobierno y de algunos sectores. Esto es muy grave, porque el país no está bien, la economía no está bien, que quede claro, ha crecido en un promedio no maravilloso. ¿La otra gran propuesta social dónde está? Esto no son conversaciones con los pobres. ¿Dónde están las estrategias para la economía popular? ¿Y la paz total dónde está?
SEMANA: Pero ¿por qué cree que habla de constituyente?
C.L.: Esto terminó en una campaña política de él (Petro) para motivar a su grupo, no sabemos qué porcentaje tiene, pero es una minoría, fortalecerlo y llegar a 2026. Todo este debate tan contradictorio y confuso finalmente terminó en el motivo real. Lo dice Humberto de la Calle muy claro: constituyente 2026. Nada de constituyente, lo que él está proponiendo es una campaña política con lo que él llama pueblo. Tenemos un caso insólito de un Gobierno que, faltando dos años y medio, puede paralizar la agenda. Cómo hará Petro si se irá con sus ministros a cada municipio. Si van a motivar estos grupos, los comités, quién manejará la agenda del Gobierno. Eso terminará en lo que él quiere: una campaña política prematura para incentivar su sector y garantizar que la extrema izquierda gane las elecciones de 2026.
SEMANA: ¿Y cree que Petro ya tenga sucesor en la izquierda?
C.L.: No veo a nadie, pero es muy difícil predecirlo a dos años y medio. Más que una persona, Petro lo que quiere es asegurar que su grupo político triunfe en las elecciones.
SEMANA: ¿Petro quiere quedarse en el poder en 2026?
C.L.: Yo no creo, pero esta es la pregunta que importa: ¿el país le cree?
SEMANA: Igualmente, no tiene forma jurídica y política para reelegirse.
C.L.: Independientemente de todo, él está obsesionado con eso en este momento. Hay dos preocupaciones que quisiera que alguien se las hiciera ver al presidente: es el momento de la reflexión, de que gente sensata, que no está en los extremos, hable, por eso lo hago. Tenemos preocupación. Una de ellas: ¿el presidente se está dando cuenta de que con estas actitudes está matando el cambio? El país sí necesita un cambio, probablemente no como el que el presidente quiere, tan radical, pero él lo está matando. Eso sería mortal para Colombia. Él tendrá el costo si no hace concertaciones y no sale de los extremos. La otra preocupación es que le hará un gran daño a la izquierda progresista. Este país no puede matar a la izquierda por estas actuaciones tan radicales de Petro. Y va para allá. Ya este país conoce el costo de matar una izquierda progresista, eso lo hizo el Frente Nacional. El presidente no ha medido que lo que está haciendo es matar a una izquierda progresista.
SEMANA: ¿Votaría por el Petro de hoy?
C.L.: No.
SEMANA: ¿Petro se quedó solo?
C.L.: No, él se quedó con lo que él llama el pueblo. Con mucha pena, señor presidente, el pueblo somos 51 millones de colombianos. Yo soy tan pueblo como usted, como Francia Márquez, como Giovani Yule, como todos. Y usted fue elegido para gobernar a 51 millones de colombianos, no puede redefinir al pueblo como la gente que le sigue sus ideas. Es un error histórico que los colombianos no vamos a aceptar. Somos pueblo y esperamos que usted piense en todos nosotros. Otra cosa, Petro no puede estigmatizar a todo el mundo por corrupción. Llegar a decir que todo el mundo es corrupto, ¿cuál es la autoridad moral de un Gobierno que tiene semejante escándalo en La Guajira? ¿Quién nombró a Olmedo López en la UNGRD? El presidente Petro. ¿Quién le recomendó a Olmedo López? Una persona de su partido.
SEMANA: ¿Le gustó la llegada de Laura Sarabia al Dapre?
C.L.: Ni la llegada ni la salida. Insisto, ella es una persona que no tiene ni la formación ni la experiencia para la responsabilidad que le están dando. Ella ya cree que sabe suficiente de economía, perdóneme. El presidente necesita a su lado gente leal, pero que tengan la capacidad y la formación para mostrarle los costos y beneficios de las decisiones que tome.
SEMANA: ¿Cómo le pareció el nombramiento de Armando Benedetti en la embajada ante la FAO?
C.L.: Me sorprende porque a mí me tocó trabajar muy cerca con la embajada ante la FAO cuando fui viceministra en los ochenta. Ahí vimos la inutilidad de esa embajada. De alguna manera, creo que contribuí a que esa embajada la borraran y quedara simplemente un funcionario. Hay muchas embajadas en Roma: la embajada política, la del Vaticano y ahora otra. ¿Para qué? Me pareció que fue simplemente para acomodarlo bien, pero bien lejitos.
SEMANA: El padre Chucho dijo que temía por una guerra civil en Colombia. ¿Le parece?
C.L.: Espero que no, pero el presidente sí está polarizando a la sociedad. Él le está echando carbón a la polarización. Por eso, mi llamado a la sensatez, hemos oído voces sensatas, no oportunistas, como la de Germán Vargas Lleras, que cree que esto es un juego. Los economistas sensatos, hay muchos, tenemos que salir a hablar. Se necesita que hablen todos los abogados, políticos, científicos, economistas sensatos. No son ataques al Gobierno, se trata de decirle al presidente que por ahí no, pedirle que no se dedique a hacer una campaña política prematura con lo que llama el pueblo.
SEMANA: ¿Cree que le pasen las reformas al Gobierno en el Congreso?
C.L.: Voy a contar una anécdota que no he contado. Un día estábamos reunidos, en el Palacio de Nariño, José Antonio Ocampo, Alejandro Gaviria, Alfonso Prada, Laura Sarabia y Carolina Corcho. Ese día les dijimos: “Aquí están las observaciones que nos pidieron frente a la reforma a la salud”. Eso es lo que más rabia me da, nos tuvieron largas noches en la hacienda Hatogrande para ayudar. Ese día le dijimos a Corcho que ella no estaba aceptando nada. La exministra dijo una cosa que me conmovió: “Es que este es el proyecto de mi vida”. Entonces, yo le dije: “Ministra, cuando uno está en el Gobierno, no tiene proyectos personales, uno tiene proyectos de gobierno”. Eso qué quiere decir, que estaban esperando, por inexperiencia, porque uno no puede aterrizar de ministro, y así están muchos sin haber hecho la carrera, que podían llegar a imponer una visión personal. No ha habido ningún proyecto que un Gobierno haya sacado igual después de su trámite en el Congreso. Si no flexibilizan, ya es muy tarde, no les van a pasar sus reformas en el Legislativo. La culpa no es de la Constitución. Es del Gobierno que cree, como Corcho, que uno llega con un proyecto personal y se lo puede imponer a 51 millones de colombianos.
SEMANA: Como están las cosas, ¿cómo ve los dos últimos años de Petro?
C.L.: Si esto no cambia, muy difícil. ¿Dónde está la agenda? Petro no hace acuerdos. Si los hubiera hecho, como lo hicieron todos los presidentes cuando se reunían cada 8 o 15 días con los ministros, no le hubiera pasado lo de los Juegos Panamericanos, que lo sorprendieron. Otra anécdota que no he contado: cuando llegué al Gobierno, pregunté dónde están los acuerdos, porque yo había trabajado con cinco presidentes. Le pregunté a Mauricio Lizcano, entonces director del Dapre, por los acuerdos y me dijo: “¿Eso qué es?”. Ni siquiera él tenía idea. Son esas reuniones privadas del jefe de Estado en las que pone tareas y pide prioridades. Aquí no ha habido. Si esto sigue así y si Petro se dedica a la campaña política para fortalecer a su grupo político para que ganen las elecciones de 2026, será difícil.
SEMANA: Si Petro no cambia, ¿qué legado le dejará al país?
C.L.: Acaba con la izquierda progresista y acaba con el cambio. Si Petro se dedica solamente a la campaña, Dios mío, veo un panorama muy negro para él, su Gobierno, la economía, las condiciones sociales, para la izquierda y el cambio. Presidente, déjese ayudar, usted no está rodeado de enemigos, hay gente que creyó en su proyecto, que quiere el cambio, pero no así, ceda, no le cierre la puerta al diálogo. Yo, reitero, estoy muy preocupada porque el país me trasnocha. Quienes más sufren son los pobres y no se dan cuenta. Cuanto más se enreda el cambio, sufrirán quienes tuvieron la esperanza de gozar de un país distinto.
SEMANA: ¿Usted hubiera aguantado en el Gobierno si Petro no la hubiera sacado?
C.L.: No, no me veo en este Gobierno en este momento. Tal vez eso vio el presidente y por eso nos sacó.