POLÍTICA
David Luna se va de frente contra Petro. Asegura que el presidente hará lo posible para “comprar las conciencias que necesite para que la reforma a la salud salga adelante”
El senador se refirió al trámite que comenzará el proyecto, luego de que fuera aprobado por la Cámara de Representantes.
Con la aprobación de la reforma a la salud en sus dos primeros debates, ahora el turno de la discusión será para el Senado y todos los reflectores estarán allí. Uno de los políticos que más le hará frente a que el proyecto no salga adelante será el senador David Luna, de Cambio Radical. En entrevista con SEMANA habló de los reparos a la iniciativa del Gobierno y de lo que podría suceder, aunque reconoce que no es optimista.
SEMANA: ¿Qué espera que pueda pasar en el Senado con la reforma a la salud?
DAVID LUNA (D.L.): El Gobierno del presidente Gustavo Petro hará lo posible para comprar las conciencias que necesite para que este proyecto salga aprobado en Senado. El ministro de Salud ya confesó que en la Cámara lo hicieron con miembros del Partido Verde, así que será un debate difícil pero en mi caso será con argumentos, respeto, evidencia y, sobre todo, firmeza. Haremos lo posible por hundir esta reforma que considero es nefasta para la atención de la salud de los colombianos. Este proyecto no tiene posibilidad de ser mejorado, solamente tiene una posibilidad que es hundirse y presentar uno nuevo para meter a las EPS en cintura, para pagarle mejor a los médicos y a las enfermeras, para llevar salud a los territorios donde hoy no se presta efectivamente. El proyecto, como está concebido, es dramático para el futuro de la salud en Colombia.
SEMANA: ¿Cómo ve las fuerzas políticas en Senado?
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D.L.: Yo he venido señalándolo y el tiempo me dio la razón. Muchos de los partidos lo que hicieron fue una pantomima, una cosa decían ante los medios de comunicación y otra cosa votaban en el recinto de la Cámara. El caso del Partido Liberal, el Partido de la U, el Partido Conservador, yo esperaría que la ciudadanía ejerza un control mucho mayor y más estricto sobre cómo van a votar cada uno de sus senadores, porque Petro, como le digo, va a ser hasta lo imposible por lograr comprar conciencias para que este proyecto salga adelante.
SEMANA: ¿Cuáles son los mayores reparos a la reforma a la salud?
D.L.: El más importante, que es el que tiene que entender cualquier ciudadano, es que esta reforma acaba con el principio de solidaridad y con el sistema de aseguramiento. Si a mí, Dios no lo quiera, me da cáncer, ese tratamiento puede costar entre 400 y 500 millones de pesos y no hay casi ningún colombiano que tenga esa plata en el banco, en la billetera o debajo del colchón. Cómo me pueden a mí brindar ese tratamiento, pues en virtud de que otros aportantes no se enferman y con esos recursos es que me pagan a mí el tratamiento. Ese principio, ese esquema, acaba la reforma con él. Acá lo que está en juego es el principio de solidaridad.
Y el segundo tema, más grave, es que contrario a lo que Petro dice, esta reforma va a aumentar la corrupción en tres, cuatro, cinco veces, porque se van a hacer giros con auditorías posteriores a la ejecución de los recursos. O sea, se van a robar la plata y después van a tratar de maquillar los informes.
SEMANA: ¿Qué opina del nuevo rol que tendrán las EPS que pasarían a ser gestoras de salud y vida?
D.L.: No hay ningún tipo de rol. Ahí lo que trató de hacer el Gobierno fue tratar de quedar bien con todo el mundo, porque lo único importante que hacen hoy las EPS es la administración del riesgo. Al desaparecer ese principio ya las EPS no van a cumplir ninguna función, ni si quiera la de call center.
SEMANA: ¿Le preocupa la posibilidad de que se reviva el artículo 42, que propone que los mandatarios locales escojan a los directores de hospitales?
D.L.: El ministro lo que quiso hacer con ese artículo, en contubernio con el ministro del Interior, fue distraer la atención y poner al país a hablar del posible crecimiento del clientelismo. Mire, esta reforma es tan nefasta al acabar el sistema de aseguramiento que quien nombre los gerentes pasa a un tercero o a un cuarto plano. Acá lo de fondo es que el Gobierno, lo que busca, es controlar a quién atiende y los datos de los que atiende, para, con el poder político, definir quién puede recibir un tratamiento para combatir un cáncer y quién no. Esta es la expresión, en su peor momento, de lo que se puede llamar una manipulación del poder del Estado para decidir a quién le brinda salud y a quién no. O sea, quién va a ser militante del Pacto Histórico va a tener salud y quienes se oponen al Pacto Histórico los van a privar de poder tener un tratamiento digno.
SEMANA: Algunos congresistas han dicho que si se aprueba la reforma por el Senado, demandarán ante la Corte Constitucional, ¿lo ve viable?
D.L.: Ese es otro sofisma, otro mecanismo de distracción. No le quepa la menor duda que si la reforma sale del Senado, se comienza a aplicar de manera inmediata. Ya el fallo de la Corte será tardío y por eso es que el presidente Petro le va a meter toda la compra de conciencias y toda la corrupción posible para que esta reforma salga adelante. Ahí lo que hay de por medio es una apuesta narcisista a costa de la vida de los colombianos. Van a poner al ciudadano independiente o al ciudadano no político o al que no le interesa el devenir de la Nación en cabeza de uno u otro partido a que se vean en la obligación de votar por el partido que está en el Gobierno, en este caso el Pacto Histórico. Es lo más vil que se ha podido ver en la historia de la política latinoamericana en los últimos años.
SEMANA: No lo veo muy optimista de poder frenar esta reforma desde la oposición.
D.L.: Soy muy poco optimista, casi que pesimista, porque el presidente Petro, valiéndose del presidencialismo que vive Colombia y de sus excesos de poder, va a tratar de comprar la mayor cantidad de conciencias. Acá no queda sino una alternativa y es que la sociedad civil ejerza control y presión sobre sus senadores y le pida a sus representantes que no acompañen este adefesio.