POLÍTICA

Después de ser el más poderoso de la campaña de Petro, ahora quieren desprestigiar a Armando Benedetti, el testigo estrella: ¿a qué le temen?

Las declaraciones que dará a la justicia Armando Benedetti podrían sacudir el escenario político del país. Desde el Pacto Histórico buscan desprestigiarlo para restarle importancia a sus explosivas declaraciones.

10 de junio de 2023
Presidente Gustavo Petro y Armando Benedetti
Presidente Gustavo Petro y Armando Benedetti | Foto: Semana

Armando Benedetti, el hombre que se convirtió en el lazarillo de Gustavo Petro en su carrera por la presidencia y quien estuvo detrás de la organización de la exitosa campaña política, hoy está convertido en el antagonista de un escándalo político que parece no tener fin, que lo sacó de la embajada de Colombia en Venezuela y lo llevó a romper relaciones, al menos de momento, con el jefe de Estado.

Benedetti está solo y amenazado. Del gobierno que ayudó a forjar, no queda nada. Las puertas de la Casa de Nariño se cerraron para él y del Pacto Histórico recibió lo que esperaba: desagravios y poca solidaridad. Contrario a lo que se piensa, el confidente de Gustavo Petro recibió más respaldo de la derecha, a la que perteneció hace un par de años.

Los explosivos audios que reveló SEMANA - donde Benedetti pronunció fuertes señalamientos contra la campaña de Gustavo Petro, entre ellas, que habían ingresado 15.000 millones de pesos que, aparentemente, son de dudosa procedencia -, generaron sorpresa y llevaron al presidente a actuar con prudencia, mientras el Pacto Histórico improvisó varias estrategias encaminadas desde hablar con tacto sobre el exembajador hasta desahogarse, tildarlo de loco y drogadicto.

Al final, un sector de la izquierda contempló una campaña para deslegitimarlo y hacerlo pasar como una persona enferma. Así, cualquier denuncia que saliera de su boca en adelante, no tendría peso y validez.

Gustavo Petro junto a Laura Sarabia y Armando Benedetti.
Gustavo Petro junto a Laura Sarabia y Armando Benedetti. | Foto: Semana

“Es claro que hay una campaña para desprestigiarme en mi integridad personal con el objetivo de descalificarme de futuras cosas que pueda decir”, reconoció el exembajador.

SEMANA conoció que Gustavo Petro entró en cólera por las denuncias de Benedetti, pero entendió que se trataba de un hombre de su confianza que estaba dolido por el trato recibido por el gobierno. Por eso, el presidente optó por el camino más sensato: la prudencia. “Creo entender que le pasa a la mente de Armando Benedetti, acepto sus disculpas, pero debe explicar sus palabras ante la fiscalía y el país”, dijo.

Al fin y al cabo, Benedetti conoce como pocos los secretos mejor guardados de la pasada campaña presidencial, los lobbys que hicieron para la financiación en varias regiones, entre ellas, la Costa Caribe, y las razones que han llevado al jefe de Estado, en más de una oportunidad, a ausentarse de las actividades públicas, sin que nadie da razón de su paradero. Entre ellas, el supuesto consumo de cocaína por parte del primer mandatario, según dio a entender el exdiplomático en entrevista con SEMANA.

“Después de todo, ella (Laura Sarabia), me dice: ‘no, es que hay un problema de cocaína, no sé qué vaina’. Y yo le dije: ah, qué bien (...) La hijueputa diciendo que había un problema de cocaína”, dijo Benedetti.

¿O sea, que usted consumía cocaína?, preguntó SEMANA. “Sí y yo le dije: ‘ah, no, tu jefe no hace un culo, si fuera por eso, ¿qué hace el man ahí?”, respondió.

Armando Benedetti en el aeropuerto El Dorado en Bogotá.
Armando Benedetti en el aeropuerto El Dorado en Bogotá. | Foto: Darcy Quinn

Gustavo Petro, quien tomó partido en favor de su exjefe de Despacho, Laura Sarabia, tras su enfrentamiento con Armando Benedetti por el escándalo de la niñera de la exfuncionaria del gobierno y las interceptaciones telefónicas, se limitó a desmentir con prudencia los audios de su exembajador.

SEMANA estableció que, contrario a lo que el país cree, Petro y Benedetti han venido dialogando después del escándalo. El miércoles pasado, según le contó una fuente a esta revista, se comunicaron durante dos horas. El tema no trascendió.

Mientras Petro tiene claro que una cosa es Armando Benedetti como amigo y otra como enemigo y que sus palabras se convirtieron en un bocatto di cardinale para la justicia de Estados Unidos, la Corte Suprema, la Fiscalía, el Consejo Nacional Electoral y la Comisión de Acusación que investigan el trasfondo de los audios del exdiplomático, sus más cercanos colaboradores parecen ir en un carril distinto.

El excanciller Álvaro Leyva aprovechó la gazapera para sacarse el clavo y lanzar fuego contra Benedetti. “Me parece muy gracioso. En medio de todo este movimiento de noticias, ¿a Benedetti cómo se le puede creer? Es increíble, él mismo dice ‘yo soy un drogadicto’. Pónganse ustedes a pensar, ¿a ustedes les parece buena fuente?”, dijo en conferencia de prensa.

Si Benedetti es “drogadicto”, como afirmó el embajador, ¿por qué lo nombró embajador en Caracas? ¿Por qué le dieron tanta confianza? Y, ¿por qué terminó convertido en el hombre más cercano a Gustavo Petro?

Los señalamientos de Leyva contra Benedetti no cayeron bien porque no son secretas las diferencias entre ambos funcionarios porque el barranquillero no reconocía al canciller como su jefe, se saltaba sus órdenes y hablaba directamente del presidente.

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. | Foto: AFP/SEMANA/Getty

Los celos en la Cancillería eran evidentes porque Gustavo Petro escogió a Benedetti para establecer directamente las relaciones con Venezuela y Nicolás Maduro y Leyva quedó con una tarea menor: lo dejó a cargo del restablecimiento de las relaciones entre el régimen y la oposición, un tema que hasta el momento no ha dado frutos.

Precisamente, en uno de los chat que conoció SEMANA, Armando Benedetti se quejó con Gustavo Petro porque Álvaro Leyva filtró a la prensa sus desplazamientos en vuelos chárter sin pedirle autorización a la Cancillería.

Piedad Córdoba, quien llamó a Benedetti “rata” en una entrevista con SEMANA, no se tragó nada y dijo que ante la crisis que sacudía al gobierno había que diferenciar dos cosas: “el Pacto Histórico como movimiento nacido de las luchas populares por la justicia social y otra es quienes desde la política tradicional se subieron al tren de la victoria. El tiempo va poniendo a cada uno en su lugar”, afirmó.

Córdoba, como la izquierda radical del petrismo, siempre vio con malos ojos a Benedetti y a Roy Barreras y en varias oportunidades recordó cómo ambos habían saltado del uribismo, al santismo y luego al petrismo. Sin embargo, no se puede desconocer que el exembajador acercó al entonces candidato hacia el centro, le tendió puentes con otros sectores políticos y lo llevó hacia la prensa, con quien Gustavo Petro vivía enfrentado.

El hoy presidente del Senado, Alexander López, no dudó en afirmar que las palabras de Benedetti “son un evidente chantaje”. “Se le nota el desespero que tiene. Nosotros no nos vamos a dejar chantajear de nadie”, dijo.

Vicky Dávila y Armando Benedetti
Vicky Dávila y Armando Benedetti | Foto: SEMANA

Y así, varias voces se fueron sumando en contra del barranquillero que se refugió en un apartamento en Bogotá rodeado de sus hijos, pese a que algunos críticos especularon que estaba en una clínica. “Para los espontáneos y creativos: estoy en Bogotá, en mi apartamento, con buena salud y acompañado de dos de mis hijos”, informó.

Más allá de las diferencias de algunas fichas de la Casa de Nariño contra Benedetti, la estrategia en su contra va más allá. SEMANA reveló que funcionarios del gobierno de Gustavo Petro acusaron a Armando Benedetti con Nicolás Maduro.

Una fuente, quien pidió reserva de su identidad, informó que al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, le dijeron que el diplomático colombiano “lo había sapeado” con Estados Unidos.

El tema no es de poca monta. Benedetti se convirtió en el colombiano más cercano a Maduro, visitó frecuentemente el Palacio de Miraflores y en menos de seis meses desfiló por las oficinas de la vicepresidenta, Delcy Rodríguez; el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino, entre otros líderes del régimen.

Hoy, como están las cosas, el exembajador no puede regresar a Caracas a recoger sus pertenencias porque corre peligro. Su renuncia se hace efectiva hasta el 23 de junio.

Para nadie es un secreto que Maduro esconde en su país a comandantes de las disidencias de las Farc y el ELN, dos grupos armados que, en territorio colombiano, podrían pasarle factura al exdiplomático.

Los enemigos del exembajador asocian un viaje de Benedetti a Estados Unidos la última semana de mayo sin permiso de la Cancillería de Colombia.

Sin embargo, recientemente, Benedetti también se reunió en Washington con delegados de la Casa Blanca el 17 de marzo donde pasó un reporte sobre el restablecimiento de relaciones comerciales con Venezuela.

“Le pido a la Fiscalía que tome medidas urgentes para protegerme a mí y a mi familia. Tengo evidencia física de amenazas que hemos recibido de manera directa e indirecta provenientes de personas muy poderosas”, dijo el barranquillero horas antes de salir de Colombia rumbo a Turquía.

El viaje estaba planeado desde hace meses porque Camilo, uno de sus hijos, está de cumpleaños y de regalo lo invitó a ver la final de la Uefa Champions League. El martes 13 de junio regresará a Bogotá.

Benedetti reconoció públicamente un problema de licor y asoció sus denuncias a su problema personal. Sin embargo, no dice mentiras y tendrá que explicar el origen de los 15.000 millones de pesos en la campaña. Solo él sabe si provenían del régimen de Nicolás Maduro o hacen parte del mismo sector que salpicó a Nicolás Petro.