Política
“El animalismo implica la muerte de muchísimos animales”, uribismo y conservatismo arremeten contra movimiento animalista, ¿qué pasó?
Mediante un proyecto de ley, se busca que el Estado fomente las peleas de gallos, corridas de toros, corralejas, entre otros espectáculos con animales
Las bancadas del Centro Democrático y el Partido Conservador radicaron un proyecto de ley que en pocas horas ya empezó a alborotar un avispero en el Congreso de la República.
La iniciativa, en esa esencia, busca darle un mayor piso jurídico a las corridas de toros, peleas de gallos, corralejas y otros espectáculos que son parte de muchas ferias y fiestas, al declarar estas actividades como “cultura rural y urbana popular” y “parte de las tradiciones culturales del pueblo colombiano, legada por la herencia cultural europea, africana e indígena”.
El texto no solo ha causado polémica al fortalecer la práctica de estas actividades, que son consideradas como crueles con los animales para un sector de la sociedad, sino porque dentro del proyecto los autores arremeten contra el movimiento animalista.
“Cualquiera que contemple por un minuto la utopía animalista se da cuenta que el animalismo implica la muerte de muchísimos animales. Cualquier especie que haya sido domesticada y seleccionada por el ser humano a través del tiempo, que no puede sobrevivir sin su cuidado, está condenada a desaparecer”, apunta la exposición de motivos del proyecto.
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El proyecto recurre al sarcasmo para asegurar que dentro de este movimiento que busca proteger a los animales hay personas “medio animalistas”.
“Tiene derecho incluso a ser ‘medio animalista’, buscando la prohibición de las actividades con animales que no le gusten, pero defendiendo sin lógica las que sí le gusten. Lo que es inaceptable es que esa persona pretenda imponerle sus preferencias al conjunto de la sociedad”, señala la iniciativa
El texto agrega que “sabiendo que tratar de imponer su agenda de forma repentina generaría rechazo universal, los animalistas han optado por dividir y conquistar.
En cuanto al fondo del proyecto, la iniciativa obliga al Estado a garantizar y fomentar la práctica de estas actividades y a recuperarlas cuando se hayan perdido “en cualquier parte del territorio nacional por causa del conflicto armado”.
Para facilitar la realización de actividades, el texto obliga a los alcaldes a adecuar los escenarios respectivos so pena de incurrir en “detrimento patrimonial”.
“Las autoridades municipales y distritales tienen la obligación de mantener en buen estado de uso los escenarios de propiedad de las respectivas entidades territoriales, que tradicionalmente se han destinado a actividades de la cultura rural y urbana popular”, señala el texto.
La iniciativa también busca en buena medida establecer algunas regulaciones para facilitar la práctica de estos eventos.
Por ejemplo, en el caso de las corralejas, indica que cada uno de los lidiadores de toros, llámese capoteros, muleteros, garrocheros, banderilleros y amarradores, “serán carnetizados por la asociación o gremio a la que pertenezcan. El portador del carné podrá participar en las faenas correspondientes. Los ganaderos y los dueños de caballos serán carnetizados por la asociación o gremio a los que se encuentren afiliados. En todo caso, tanto a unos como a otros se les impartirán cursos sobre el deber de protección animal y derechos y garantías constitucionales”.
En el caso de las peleas de gallos, la propuesta indica que “el gallo combatiente será llevado a la valla, en buen estado de salud y su edad mínima para combatir será de 11 meses. El tiempo máximo de cada riña será de ocho minutos y el tamaño máximo de las espuelas será de 43 milímetros.
Corridas de toros
“La puya de picar al toro, tendrá forma piramidal de cuatro caras y será de máximo 67 milímetros de largo y máximo diecinueve 19 milímetros de ancho. En las novilladas picadas se utilizarán puyas de las mismas características, pero se rebajará en tres milímetros su largo. Solo será obligatorio el uso de un par de banderillas por toro, podrá permitirse el uso de un segundo y tercer par, en caso de que el diestro de turno así lo desee, y lo autorice el presidente de la plaza. El pincho de las banderillas será en forma de punzón circular y sus medidas serán de máximo 50 milímetros de largo y un grosor máximo de seis milímetros. Elimínese totalmente el uso de las banderillas negras”, reza el proyecto.
También se indica que los intentos para matar al toro se reducirán a máximo dos con la espada y dos con el descabello. En caso de que al toro no se le pueda dar muerte en estos intentos, se devolverá a los toriles. Los toros que no entren a los toriles, serán sacrificados en el ruedo de la manera más eficaz posible con avances tecnológicos tendientes a la morigeración”, dice el texto.
Una de las disposiciones más llamativas es la que cambia el uso de las orejas por flores para premiar a los toreros.
“Las faenas exitosas serán premiadas por la presidencia de la corrida, sin corte de apéndices del animal muerto, mediante el equivalente en ramos de flores, así: una oreja, un ramo; dos orejas, dos ramos; dos orejas y rabo, tres ramos”, apunta el proyecto.