Política
“El descontento con Petro es grande e irreversible”: exministro Mauricio Cárdenas dice que MinHacienda tiene que parársele en la raya al presidente
El exministro de Hacienda Mauricio Cárdenas raja al Gobierno, pronostica un caos en la salud en 2026 y explica por qué la reforma del sector no cuenta con aval fiscal.
SEMANA: ¿Qué opina de la renuncia de la directora de presupuesto nacional?
MAURICIO CÁRDENAS: Claudia Marcela Numa es una funcionaria de más de 15 años de carrera en el Ministerio de Hacienda. No es política o de un gobierno, forma parte de los profesionales del presupuesto, es la escuela que ha hecho el Ministerio durante años. Son profesionales que renuncian cuando ven que las cosas no se están haciendo bien. Eso fue lo que pasó. Ella estaba en desacuerdo con lo que Petro quiso hacer: saltarse al Congreso para hacer valer sus prioridades y preferencias después de que el Legislativo había decidido en qué asignar los recursos. Ningún director de presupuesto que tenga las normas en la cabeza lo va a aceptar.
SEMANA: Algo similar a lo que ocurrió con Jorge Iván González, exdirector de Planeación.
M.C.: No conozco los intríngulis de la salida de Jorge Iván, eso venía de atrás, no está asociado al presupuesto. Era una discrepancia, diferencia de opinión, de acusar a Jorge Iván González de ser muy cercano a Claudia López y de neoliberal, como el presidente trata de descalificar a la gente independiente. Creo que el exdirector de Planeación entró en esa categoría hace mucho tiempo.
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SEMANA: ¿Qué está pasando con Petro? ¿Por qué está sacando a los técnicos?
M.C.: Está atravesando un momento muy malo. Vimos las cifras del crecimiento de la economía de 2023, peores de lo que se pensaba. La inversión el año pasado cayó 25 por ciento, es decir, en el país se dejó de invertir. Además, van mal las encuestas. Al Gobierno le fue mal en las elecciones de octubre y a esto se le suman ahora los malos resultados económicos. Hay dos estilos de presidentes: los que frente a la adversidad abren el juego, son autocríticos y rectifican, es la tradición colombiana, pero con Petro ocurre lo contrario. Ante la adversidad, deja de oír, cierra filas y se va contra todos los que piensen diferente. Un presidente que cierre espacios no es lo que le conviene al país. Y, por eso, sale gente de la Casa de Nariño que a cualquier gobierno le serviría.
SEMANA: Por eso usted decía que la salida del Gobierno de Jorge Iván González se veía venir.
M.C.: El presidente ya lo había acusado en diferentes ocasiones de no estar totalmente comprometido con su agenda y su visión de las cosas, de ser independiente. La salida de Jorge Iván es la prueba reina de que en este gobierno no caben las personas con independencia intelectual.
SEMANA: Usted ha hablado de una crisis en Hatogrande entre Petro y González en diciembre. ¿Qué pasó?
M.C.: Hubo esa reunión en Hatogrande, un balance de gestión. Imagino que el balance que se realizó fue muy malo, eso lo hace Planeación porque tiene los datos. Y fue sacrificado el mensajero. Ellos no son los culpables de que las cosas no estén avanzando y no se estén ejecutando, pero fue el mensajero de malas noticias.
SEMANA: ¿Se radicalizó Petro?
M.C.: Sí. Él frente a la adversidad duplica las apuestas, no entra en un proceso de discusión, de deliberación, de buscar consensos. Entiendo esas personalidades para hacer oposición y la lógica de la insurgencia, en la que no se cede a ningún espacio, pero no en el ejercicio en la presidencia y gobernando a un país.
SEMANA: Por cierto, el Gobierno echó para atrás la propuesta de modificar el proyecto de presupuesto que había aprobado el Congreso.
M.C.: Hizo lo que tenía que hacer, lo que habíamos sugerido desde comienzos de la semana. Había hablado del decreto de yerros, el Gobierno inicialmente dijo que no, pero después, evidentemente, quedó convencido de que había que corregirlo. Se demoró en reaccionar, pero hizo lo que tenía que hacer. De lo contrario, se le venían más problemas.
SEMANA: Eso, sin duda, hubiera tenido un impacto político en el Congreso.
M.C.: Sí creo. ¡Cómo es posible que los funcionarios técnicos y jurídicos no hayan tenido la capacidad de decirle al presidente que eso no se podía hacer! Y que sean tajantes. Los ministros de Hacienda tienen la obligación de saber decir ‘no’. Muchas veces eso genera tensiones, fricciones, uno sale lleno de golpes, deja muchos moretones, pero es parte del oficio. Eso fue lo que hizo Claudia Marcela Numa, quien dijo ‘me voy’.
SEMANA: ¿Y el ministro Ricardo Bonilla?
M.C.: Hay que preguntarle a él. Me da la impresión de que tratan de justificar todo, de encontrar una explicación para no tener que ir directamente a la fuente del problema, que es el voluntarismo de Petro, que debe ser tan arrollador que sus ministros no son capaces de decirle que no se puede. Como ministro de Hacienda es parte del día. Yo, muchas veces, le dije ‘no’ al presidente Juan Manuel Santos y en nada afectó nuestra relación. Un ministro de Hacienda tiene que estar dispuesto a ese desgaste.
SEMANA: ¿Desde afuera ve incómodo al ministro Bonilla?
M.C.: Lo veo cómodo, pero insisto: un ministro de Hacienda es un guardián de unos principios fundamentales para darle al país confianza entre los inversionistas, seriedad en el manejo fiscal, respeto y apego a las normas. Las cosas hay que hacerlas bien, protegiendo siempre el deber ser de las cosas.
SEMANA: ¿Este es un mensaje indirecto al ministro Bonilla?
M.C.: Yo creo que sí, tiene que pararse en la raya.
SEMANA: Petro dijo que usted entró en oposición.
M.C.: Soy independiente, crítico, porque el Gobierno no está dando los resultados que el país espera.
SEMANA: Es decir, ¿no ve el cambio?
M.C.: No lo veo, en parte por los problemas que mencionamos de haberse encerrado, no escuchar, no tener capacidad de autocrítica, no rectificar, de enfocar esto como una batalla y no como un proceso de construcción. El Gobierno se está aislando.
SEMANA: ¿Usted votó por Petro?
M.C.: Tengo que ser sincero: voté en blanco.
SEMANA: De 1 a 5, ¿con cuánto califica el Gobierno Petro?
M.C.: Hoy se está rajando, le pongo un 2,5. El Gobierno tiene que hacer más la tarea. Este es un Gobierno al que le falta método y disciplina. Veo, por ejemplo, a una persona que para mí ejemplifica, incluso más que Petro, el desencanto y frustración que hay, es la vicepresidenta Francia Márquez. Ella pronunció un discurso tan esperanzador en campaña y después salió y dijo: “Gobernar es muy difícil y no me dejan hacer”. Eso no lo puede expresar un funcionario, que tiene que estar por encima de esos obstáculos. Qué tal que uno como ministro hubiera dicho que no se pudo hacer nada porque todo es muy complicado, el aparato estatal es paquidérmico y no se mueve. No. La tarea es moverlo, esa es la experiencia. Eso, estoy seguro, a todos los sectores afros, a la gente del Pacífico, les debe generar muchísima frustración.
SEMANA: ¿No cree que es una estrategia de Francia Márquez para distanciarse del Gobierno Petro para las elecciones de 2026?
M.C.: ¡Cómo es posible que uno sea vicepresidente y piense que la forma para seguir la carrera política es no hacer nada! Le van a exigir resultados. Hay que ejecutar, ser gerentes, a este Gobierno le falta esa dimensión, este Gobierno es más de discursos, polémicas, controversias, como si consideraran que gobernar es mantener agitada a la opinión pública. Petro, hasta ahora, no ha mostrado capacidad de gestión; Francia Márquez, menos.
SEMANA: ¿Por qué cree que la reforma a la salud no tiene el aval fiscal del Minhacienda?
M.C.: El Ministerio de Hacienda se toma muy en serio esas cosas, es muy sólido técnica e institucionalmente, tiene unos equipos humanos que llevan muchos años y tienen mucha experiencia. Los avales fiscales no salen porque alguien llama por teléfono y pide que lo saquen ya. Salen cuando las cifras lo permiten. ¿Qué es un aval fiscal? Es decir que se tiene cómo pagar esa iniciativa. Que no haya salido hasta ahora deja entrever que hay unos equipos en el Ministerio de Hacienda que están diciendo que puede salir mucho más caro. Y no hay duda de que costará muchísima plata porque hay que montar un sistema nuevo, una nueva estructura pública. Creo que en el fondo hay una incapacidad de, realmente, estimar cuánto va a costar todo. El Ministerio ha sido prudente en no querer mandar esa carta porque lleva un número y, si es muy alto, el proyecto se hunde. Si mandan un número bajo, el ministro en unos años puede quedar muy mal parado.
SEMANA: ¿Qué les diría a los senadores que votarán la reforma a la salud?
M.C.: Les diría que los tiempos de la política son muy distintos a los de la opinión pública. Los tiempos de la política son más inmediatistas, porque hoy el congresista está pensando en 2024, 2025, está preparando el terreno para su reelección. Pero el día que llegue 2026 y el sistema de salud sea un caos, los electores sabrán eso y conocerán quiénes votaron y aprobaron esa reforma. Cuando la gente haga filas en los hospitales, no atiendan a los pacientes, cuando no tengamos las EPS a quien acudir, la ciudadanía castigará eso en las urnas.
SEMANA: ¿Cree que si se aprueba la reforma a la salud habrá caos en Colombia en 2026?
M.C.: Claro. Habrá una transición muy caótica. En 2026 apenas estaremos iniciando la transición y la gente estará muy aburrida porque el sistema público no estará operando, y el privado, seguramente, ya estará de retirada.
SEMANA: Si fuera senador, ¿votaría a favor de la reforma a la salud?
M.C.: No. Le haría ajustes al sistema de salud, un proceso de mejoramiento continuo. Ese es mi estilo, mi forma de ser, no es borrón y cuenta nueva. No es patear la mesa. Muchas veces, con Petro, el problema no es el qué, es el cómo. Petro y yo, en esto, somos totalmente distintos. Él considera que para progresar hay que destruir; yo creo que hay que construir. Me llama la atención, por ejemplo, el contraste entre Lula y Petro. Veo al primero desinteresado en reabrir viejas discusiones ideológicas y avanzar. Uno ve a Brasil produciendo petróleo, alimentos, energías limpias, biocombustibles, aprovechando las oportunidades que ofrece el mundo. Colombia, en vez de aprovechar esas oportunidades, reabre nuevas discusiones, como estatizar la salud y las pensiones. Petro está atrapado en su dogma, no lo deja pensar con claridad lo que se necesita en el mundo de hoy. Mira mucho para atrás con ánimo de revancha ideológica.
SEMANA: El ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, propuso una nueva reforma tributaria para financiar la reforma.
M.C.: Este es un gobierno muy dado a lanzar globos en su estrategia de distraer a la opinión pública. Suben una o dos semanas y ya. Una nueva reforma tributaria es un globo, como hacer un canal férreo entre el Pacífico y el golfo de Urabá, hay muchos ejemplos. Petro, además, tiene otro gran defecto: considera que sabe todo, más de lo que realmente sabe. Por eso pierde credibilidad.
SEMANA: ¿Le gusta la reforma pensional?
M.C.: Hay aspectos que me gustan, creo que se puede arreglar. Ojalá le den prioridad. Con unos ajustes, puede salir bien.
SEMANA: ¿La laboral?
M.C.: La han ido ajustando, pero le tendrían que quitar lo que aumenta los costos de contratación. El desempleo va subiendo. Con una economía creciendo al 0,6 por ciento, el desempleo naturalmente va a subir. Y cuando sube el desempleo, ¿con qué argumentos el Gobierno plantea la tesis de subir los costos de contratación, cuando la gente está preocupada por que no la despidan?
SEMANA: ¿Petro está pensando en 2026?
M.C.: Es evidente. Arrancó el año viendo que se le iba a esfumar el poder de las manos y que su proyecto político terminará en 2026. No veo cómo pueda posicionarse el Gobierno para ser una alternativa en 2026. El descontento es grande e irreversible. No veo al Gobierno haciendo ajustes; por el contrario, veo que se radicaliza.
SEMANA: ¿Cierra la puerta a una reelección de Petro o que se perpetúe en el poder?
M.C.: No veo cómo ni por dónde. Cuando hablamos de que se mantenga en el poder, es el Pacto Histórico, pero eso no lo veo viable. No veo ni la figura ni el electorado sintonizado con eso. Hay que empezar a construir una alternativa más incluyente, que recoja diferentes sectores, que valore más la experiencia y, sobre todo, que sepa gerenciar.
SEMANA: ¿Será precandidato presidencial?
M.C.: No entro en eso en este momento. Soy un colombiano comprometido con este país, todo lo que no sale bien me duele muchísimo, quisiera ver a la nación progresando más, aprovechando las oportunidades que tiene y no enfrascada en ese regreso al pasado. Quisiera ver un país pensando en el futuro, aprovechar todo lo que hoy Colombia le puede dar al mundo. Hay muchas crisis y este país puede ser parte de la solución: producir los alimentos, la energía limpia, el petróleo que el mundo necesita.
SEMANA: ¿Aún sigue en el Partido Conservador?
M.C.: El partido no tiene la fuerza suficiente para convertirse en una alternativa de poder, que es la función de todo partido. Sus congresistas piensan demasiado en su reelección y poco en lo que viene después. Además, hay un problema de confianza. En las elecciones pasadas, rápidamente abandonaron a David Barguil cuando vieron que no iba a ganar. Pero, sobre todo, hoy Colombia necesita un movimiento político muy incluyente, que recoja mucha diversidad. El fracaso de Petro no puede pensarse como un regreso al pasado. Es el inicio de la construcción de un nuevo futuro, un verdadero cambio. Ojalá encontremos la persona que lo lidere.