entrevista
Fabio Valencia Cossio revela que una llamada de Álvaro Uribe fue clave para aceptar ser negociador con las disidencias de las Farc. El expresidente le transmitió un mensaje de Petro
El exministro Fabio Valencia Cossio, a nombre del Centro Democrático, fue nombrado por el Gobierno Petro como negociador con las disidencias de las Farc. En entrevista con SEMANA, dijo que esos diálogos “deben ser muy serios”.
SEMANA: ¿Cómo llega a la mesa de negociación con las disidencias de las Farc?
F.V.: El expresidente Álvaro Uribe me llamó y me dijo que un vocero de Gustavo Petro le dijo que el presidente quería un delegado del partido en las negociaciones con las disidencias de las Farc, y que él consideraba que yo era la persona indicada por el conocimiento, la trayectoria, la participación en distintos procesos de paz, especialmente en el Caguán, y que si yo quería, el partido me nominaba.
SEMANA: ¿Y usted qué respondió?
F.V.: Le dije que, si era en nombre del partido, aceptaba, y que si era a título personal, no. Que lo haría si era importante y bueno para el país y el partido. Es renunciar a la tranquilidad, a muchas cosas, pero el país está primero. Decidí aceptar.
Lo más leído
SEMANA: ¿Hizo alguna exigencia?
F.V.: Lo único era que fuera en representación del partido, de una inmensa cantidad de colombianos que queremos la paz, pero que tenemos algunas consideraciones por hacer. La paz es un bien general, universal, al cual no se le puede dar un tinte partidista ni político. Y si podemos construirla desde todos, bienvenido. Estoy dispuesto a participar, a colaborar y a tener la esperanza de que es posible. Hay que tener fe. Es muy difícil, es muy complejo, pero hay que partir de la base de que se va a lograr.
SEMANA: ¿Habló con el jefe de la mesa de negociación?
F.V.: Sí, me reuní con Danilo Rueda (alto comisionado para la paz) en Bogotá, donde intercambiamos opiniones. También me llamó el secretario general de la Presidencia y hoy encargado de la secretaría privada. Eso fue hace un mes cuando me comunicaron que estaban estudiando la conformación del equipo negociador.
SEMANA: ¿A qué puntos de acuerdo llegó con Rueda?
F.V.: Me dijo que debía hacer contactos que, evidentemente, ya los hizo con ese grupo insurgente. El primer punto será el cese al fuego. Hice observaciones en el sentido de que debe ser verificable, muy bien establecido y, ojalá, con veeduría internacional. A eso hay que ponerle seriedad, que lo que se prometa se cumpla y que, además, el país vaya viendo logros, que llamo victorias tempranas, para que esos procesos tengan credibilidad. También le dije que las negociaciones debían tener un término y que no fuera un proceso a término indefinido porque eso concluye mal. Además, que hubiera una agenda con un cronograma que le dé estructura y orden a una negociación. Si todo el mundo toma esto en serio, con responsabilidad y cumple, puede salir bien, pero debe ser muy serio y no como sucedió en el Caguán, donde las guerrillas engañaron al país y al Gobierno.
SEMANA: ¿Qué le respondió Rueda?
F.V.: Él es muy receptivo. Igual, uno no pretende que todo lo que diga lo acepten.
SEMANA: ¿Cuándo inicia la negociación?
F.V.: Esta semana hubo una reunión, no pude estar porque estoy por fuera del país, pero el equipo empezó a reunirse y, cuando las condiciones se den, habrá un encuentro con los delegados de la guerrilla.
SEMANA: ¿Cómo serán las reglas de juego? ¿Los diálogos serán en Colombia o en el exterior?
F.V.: Entiendo que serían en Colombia.
SEMANA: ¿Es fácil empezar una negociación con un grupo armado con un cese al fuego? Eso es casi lo último que se pacta.
F.V.: Es lo ideal. Si hay unas reglas claras del cese al fuego y es verificable, permite que la negociación tenga mayor credibilidad y pueda avanzar rápidamente. Me parece que es un acierto que, antes de iniciar las negociaciones, haya un cese al fuego.
SEMANA: ¿Cuáles son sus líneas rojas frente a la negociación con las disidencias?
F.V.: Primero, que haya respeto y acatamiento al derecho internacional humanitario, a la defensa de los derechos humanos, que se excluya a la sociedad civil del conflicto, entre otras. Obviamente, en el transcurso de la negociación hay unas normas internacionales que son de obligatorio acatamiento y deben ser incluidas y acatadas.
SEMANA: Usted es el único hombre de derecha en la mesa de negociación. ¿Cómo hará?
F.V.: Todo proceso es difícil. Estuve dos años y medio en los diálogos del Caguán, es muy complicado, desgastante, extenuante, pero desde que uno le ponga buena voluntad y desde que haya ganas, todo se puede lograr. Los colombianos queremos que la paz salga adelante, hay muchas dudas, incredulidad, pero hay que ponerle ganas, fe y ojalá salga todo bien.
SEMANA: ¿Este proceso de diálogo con las disidencias será más fácil que el del Caguán? Al menos Iván Mordisco no tiene el talante de Tirofijo y este grupo es más pequeño.
F.V.: Todos los procesos son difíciles. Hay lecciones aprendidas que no pueden volver a llevar a la equivocación. No puede haber agendas interminables, tiene que haber etapas concretas. Voy a decirle una cosa que me parece que perjudicó el proceso del Caguán: no puede haber tanta exposición pública de un proceso de paz. La prensa tiene derecho a informar, pero creo que debe haber unos canales. El Caguán se convirtió en una feria de vanidades, un desfile de quién era el que más daba noticias y protagonismo cobraba. Eso fue muy dañino para el proceso. Debe haber voceros, una comunicación muy seria y clara, y que no haya filtraciones dañinas.
SEMANA: ¿Habló con José Félix Lafaurie, negociador con el ELN, sobre ese proceso?
F.V.: Hablé con él hace un mes cuando empezó este tema. Él fue una de las personas que, inicialmente, manejó este primer contacto, pero con José Félix me toca hablar muy en serio porque él lo ha hecho muy bien, es muy formado y ha manejado estos temas con interés y delicadeza al tiempo.
SEMANA: ¿Cómo una persona conservadora negociará con un grupo armado que sigue extorsionando, secuestrando y reclutando?
F.V.: El Partido Conservador, donde tengo mi origen, obviamente, ha sido el gestor de todos los procesos de paz en el país. Acuérdese del Gobierno de Belisario Betancourt. Era representante a la Cámara e hice mis primeras participaciones en las comisiones de verificación con el M-19, estuve en Casa Verde en las primeras aproximaciones que hubo con las Farc. Lo mismo ocurrió en el Gobierno de Andrés Pastrana, en el de Álvaro Uribe, donde se hizo un proceso abierto no solamente para las guerrillas, sino para el paramilitarismo, con un éxito que el país reconoce. Todo eso hace que sea un convencido de que un acuerdo es entre desiguales y lo que se busca es la aproximación para llegar a una visión de país más unificada. A mí no me asusta que haya diferencias, aspiro a que se puedan conciliar.
SEMANA: También estuvo en favor del No en el plebiscito por la paz.
F.V.: Claro, ganamos ese plebiscito, lamentablemente el Gobierno de Juan Manuel Santos lo desconoció. Todos los problemas que tenemos ahora es porque el expresidente sacrificó la paz por un Premio Nobel y nos dejó con problemas más graves.
SEMANA: ¿Es fácil negociar con las disidencias cuando ni siquiera Estados Unidos está vigilando los cultivos de coca y el Gobierno Petro no fumiga, ni erradica plantaciones?
F.V.: Todas esas cosas hay que mirarlas en la mesa. Déjenme llegar, pero es un tema bien complicado. Manejé ese tema en el ministerio, es bien complejo, tiene que ser considerado en las negociaciones.
SEMANA: ¿Es decir, el Gobierno tendría que hacer algo, fumigar o erradicar la coca?
F.V.: En relación con ese tema, tiene que haber una solución. Tenga seguridad. Hay que buscarla, hay que mirar cómo, es un tema transversal que tiene que ser considerado sin ninguna duda.
SEMANA: ¿A las disidencias les deben dar lo mismo que a las pasadas Farc, al menos, curules en el Congreso?
F.V.: En una negociación uno no puede empezar ofreciendo porque cada vez que uno ofrece le rapan la mano, se quedan con lo que uno ofrece y no se avanza. Hay que esperar a ver qué es lo que piden.
SEMANA: ¿Las disidencias son un grupo político? ¿Se les debe dar ese reconocimiento?
F.V.: El reconocimiento es una competencia del presidente, tras un análisis que hace él determina cuál es o no un grupo político, el Gobierno lo ha considerado así.
SEMANA: ¿Pero en su opinión?
F.V.: Parto de los hechos, hoy está reconocida como una insurgencia y una delincuencia de tipo político y sobre esa base vamos a dialogar con ellos.
SEMANA: El presidente les pidió a los funcionarios del Gobierno que desescalen el lenguaje contra el ELN y no lo llamen grupo narcoterrorista. Si pasa lo mismo con las disidencias de las Farc, ¿qué haría?
F.V.: En las épocas del Caguán algo se habló, ellos pedían que no les dijeran terroristas. Realmente, los nombres no se imponen por decreto. Se los ganan por los hechos. De manera que es muy difícil simplemente decir “no les vuelvan a decir”. Para mí es muy difícil cambiarle el nombre a las cosas si las cosas no cambian.
SEMANA: Finalmente, ¿negociar con todos los grupos armados al tiempo es viable?
F.V.: Todo esto es muy difícil, entre otras cosas, porque la violencia nuestra tiene mil cabezas, pero esa es la apuesta del presidente. Uno puede tener sus dudas, críticas, pero esperemos que le vaya bien al Gobierno.