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El general (r) Jorge Luis Vargas se lanza a la Alcaldía de Bogotá, dice que la ciudad “no puede tener otro Petro” y se despacha contra Claudia López y Gustavo Bolívar
El general (r) Jorge Luis Vargas quiere ser alcalde de la capital del país. Se despacha contra Claudia López y Gustavo Bolívar, y revela que Petro no lo quiere. Esta es su innovadora estrategia para derrotar al crimen.
VICKY DÁVILA (V. D.): esta es una primicia política. General Jorge Luis Vargas, exdirector de la Policía, ¿va a ser candidato a la Alcaldía de Bogotá?
JORGE LUIS VARGAS (J. V.): sí, Vicky, voy a ser candidato. Yo no soy político. Me considero un ciudadano, he vivido la mayor parte de mi vida aquí, fui policía y me considero un ejecutor, un administrador, un gerente, un bogotano de corazón.
V. D.: ¿por qué aceptó ser candidato?
J. V.: acepté por la seguridad en Bogotá. No podemos permitir que se siga deteriorando. La vamos a recuperar. Bogotá no tiene miedo, Bogotá no se rinde, no tenemos miedo para recuperar la seguridad. Tengo una trayectoria de 38 años de servicio en grandes operaciones y seguridad ciudadana.
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V. D.: ¿quién lo convenció?
J. V.: un grupo de colombianos de Cambio Radical me hizo la propuesta, la discutí con mi familia, mi hijo vive en el exterior y está acá. Mi esposa me dijo: “Ya, no lo piense, tiene que recuperar la seguridad de Bogotá, no lo vaya a dudar un segundo, no vaya a dejar la seguridad en manos de inexpertos o en gente que trabaja para la Casa de Nariño, ¡no!”.
V. D.: ¿como quién?
J. V.: hay un candidato que se acaba de inscribir.
V. D.: dígame quién, de una vez.
J. V.: Gustavo Bolívar.
V. D.: ¿él es el candidato de la Casa de Nariño?
J. V.: sí, pero esto tiene que ser manejado con experticia y conocimiento profundo. Es la mayor crisis de Bogotá. Por eso, hoy quiero comprometerme con los bogotanos.
V. D.: general Vargas, ¿cuál es el diagnóstico sobre el caos que vive Bogotá en materia de seguridad?
J. V.: los delitos de seguridad ciudadana están disparados entre el 27 % y el 30 %, y hasta más. Es decir, el hurto, las lesiones personales, el hurto a residencias y comercio afectan la propiedad, pero también la integridad de las personas. El homicidio ha aumentado 11,3 %; el secuestro, 80 %. El crimen organizado, como lo que ocurre con el Tren de Aragua, se instaló en Bogotá. Las mayores organizaciones de tráfico local de estupefacientes irradian delitos en la ciudad. Están los fleteos. La violencia que estamos experimentando en la ciudad es alarmante.
V. D.: el atraco a mano armada a plena luz del día es aterrador…
J. V.: sí, en avenidas que eran supremamente seguras y muy bien vigiladas, hoy esas bandas organizadas cometen sus delitos. No puede ser. Aquí tiene que haber reacción, oportunidad en la llegada, tenemos que cubrir el territorio, estamos acorralados. En Kennedy y Suba tenemos cuadras con control territorial de los delincuentes. No voy a decir que la Policía no puede entrar, pero sí tiene que entrar muy fuerte. Esto no es posible.
V. D.: ¿y por qué llegamos a este punto de inseguridad en Bogotá?
J. V.: falta de estrategia y conocimiento.
V. D.: ¿de la alcaldesa Claudia López?
J. V.: sí. Cuando leo su programa de gobierno, en muy pocos sitios la seguridad tiene un papel importante y esta tiene que ser transversal, así es en las grandes capitales del mundo.
V. D.: ¿qué se necesita para acabar esa inseguridad que tiene azotados a los ciudadanos en Bogotá?
J. V.: lo primero es conocimiento, y mucha experiencia. Eso lo tengo. Hay que aumentar el pie de fuerza, todos dicen eso, pero es la forma en que se hace. Hay que liberar a los policías, tener militares que cumplan funciones, apoyando la seguridad ciudadana, y darle mayores herramientas a la Fiscalía. Las propuestas que tengo son muy innovadoras en términos de seguridad y con mucha microgerencia. La Ley 62 indica que el alcalde es quien da las órdenes en términos de Policía.
V. D.: es el jefe.
J. V.: lo dice la ley. Es el jefe y da las órdenes a través de la Policía Nacional. Lo voy a asumir. Apoyando a la Policía, trabajando con la general Hernández o quien haga sus veces en la Policía Metropolitana de Bogotá, con el comandante de la Brigada 13, con la Fiscalía, ampliando el presupuesto de seguridad, con muchísima tecnología e inteligencia artificial. Bogotá tiene que ser un fortín de la seguridad para que haya mayor inversión, mayor oportunidad para los jóvenes, mejor salud y que vengan más turistas.
V. D.: si usted es elegido alcalde, ¿en cuánto tiempo Bogotá puede estar más segura la ciudad?
J. V.: aquí hay tres fases importantes: una primera es de choque, de administración, de microgerencia, para redistribuir las capacidades que tenemos. Pero también hay un plan de choque contra el delito, órdenes de captura, búsqueda de los más buscados, los reincidentes, una mayor presencia en los sitios calientes, adecuar la tecnología con el 123 y mayores capacidades. Tendremos las estaciones de TransMilenio completamente intervenidas y habrá un comando exclusivo para cuidar a los pasajeros. La estrategia será entre la administración, la Policía y la empresa privada, y con mucha tecnología. Eso tarda unos 100 días para estabilizar y tomar el control. La fase dos tiene que ver con el incremento del presupuesto para empezar a incrementar el pie de fuerza efectivo, y consolidar el plan de choque. Y la tercera fase es la reconstrucción de la seguridad en Bogotá. Tenemos que incrementar la policía cívica, local, que está autorizada por las leyes y la Constitución. Creo que podremos ir mucho más allá de los 10.000 policías locales para que me ayuden a reemplazar al policía profesional, armado y de placa, para que esté luchando contra el delito. He trabajado 38 años en seguridad. No quiero ser pretencioso, pero de eso sí sé profundamente.
V. D.: general, hábleme de Claudia López. ¿Ha sido una buena alcaldesa?
J. V.: Claudia no ejecutó lo que prometió. Yo voy a ejecutar lo que prometo. A ella le faltó poder de administración y hoy le pido que muchas de las cosas que no ha ejecutado se las deje al próximo alcalde…
V. D.: ¿cómo cuáles?
J. V.: el corredor verde, por ejemplo, hoy le pido que espere y se lo haré saber a través de una solicitud escrita. Le repito: su problema es que no ejecutó. Además, desafortunadamente, en los momentos difíciles, ella le echaba la culpa a otro.
V. D.: ¿cómo se sentía usted cuando ella le echaba la culpa a la Policía?
J. V.: mal. Uno como jefe tiene que asumir lo que pase. A lo malo también uno tiene que ponerle el pecho.
V. D.: ¿y ella no lo asume?
J. V.: no. Siempre era la Policía. Los policías son héroes. Sí, hay gente que comete errores, delitos, y pues que les caiga todo el peso de la ley. Pero si la Ley 62 dice que uno es el jefe de la Policía, que es el que da las órdenes, hay que asumir esa responsabilidad.
V. D.: Claudia López prometió en campaña que sería la jefa de la Policía. ¿Cumplió?
J. V.: en los micrófonos. Conmigo, siempre, todo será responsabilidad del alcalde.
V. D.: ¿es cierto que Gustavo Petro lo condecoró?
J. V.: sí. Ahora me dicen que el presidente Petro no me quiere, me lo aseguran muchos amigos. Al presidente Petro y a todos los colombianos los respeto. Él me condecoró por una operación de asalto contra el campamento del frente 53. Me condecoró en la Plaza de Bolívar.
V. D.: ¿Petro era alcalde?
J. V.: sí, no sé si él se acuerda, pero me impuso la mayor condecoración de Bogotá. Me han condecorado muchos presidentes porque he trabajado con todos. Esto es institucional.
V. D.: ¿y por qué Petro no lo quiere?
J. V.: no sé, creo que le han dicho muchas mentiras.
V. D.: ¿sí?
J. V.: sí, haber sacado a 23 generales de tanta experiencia, por ejemplo.
V. D.: ¿fue un error?
J. V.: me llamaron de todos los países. Esta es una Policía muy querida y respetada en el mundo. Me decían: “¿Qué fue lo que pasó?, eso no pasa en ninguna parte”. El director se va, lo sabía, sin ningún problema, casi siempre sucede eso. Cuando cambian de presidente, uno se va, Vicky. El director y unos generales que están en la línea de mando, si es que sucede. El presidente Duque no lo hizo. Él dejó una transición y me pareció interesante. No lo hizo. También publicaron un trino diciendo que dizque yo estaba en Miami en una conspiración. Qué novela. ¿Esto será de la novela del que se inscribió a la Alcaldía?
V. D.: ¿de quién habla?
J. V.: de Bolívar, digo yo. Esas son novelas. La conspiración en Miami de la ultraderecha.
V. D.: entre usted, el general Eduardo Zapateiro, Duque y otros generales, como el general Juvenal Díaz, por ejemplo.
J. V.: con Juvenal trabajamos muchísimo, pero no hablo con él. Entonces son novelas.
V. D.: le pregunto directamente: ¿usted está en la supuesta conspiración contra Petro desde Miami, planeando un golpe de Estado?
J. V.: no estoy ni he estado. Al presidente Petro le dicen esas cosas.
V. D.: ¿sabe también qué le dijeron? Que usted era el responsable de los petrovideos. ¿Cómo le parece?
J. V.: eso lo aclaró el general Sanabria, en entrevista, precisamente, con esta casa periodística, que tanto quieren los colombianos.
V. D.: o sea, ¿usted no fue el de los petrovideos?
J. V.: me achacan eso y no. Con contundencia: no.
V. D.: ¿le da temor o le preocupa que, de repente, gane las elecciones y el presidente no lo quiera, como dice usted?
J. V.: esa es una reflexión que me hice desde el momento en que acepté esta invitación. Mi vida ha sido trabajar con los presidentes de los últimos 30 años. He tenido la oportunidad, por los cargos que desempeñé, de realizar operaciones del más alto nivel y de devolver la seguridad en muchas regiones del país acompañando a presidentes. Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe, Santos, Duque. Con todos he trabajado en actividades muy importantes de la seguridad nacional, pública y ciudadana de Colombia. Con el presidente Petro espero trabajar, como dice la Constitución.
V. D.: está listo para trabajar.
J. V.: pero listo, claro, Bogotá es Bogotá. Tiene autonomía, lo dice la Constitución. Hay normas claras en la Constitución, desde Jaime Castro, que hablan precisamente de la autonomía, pero tendremos que trabajar en conjunto.
V. D.: ¿usted no llegaría con rencillas a hacerle la guerra desde la Alcaldía de Bogotá al presidente de la República?
J. V.: no. Vamos a hacer respetar a los bogotanos, eso es otra cosa. También están las separaciones constitucionales y legales que tiene nuestro ordenamiento. Esa autonomía y esa independencia presupuestal, jurídica y administrativa que nos da la Constitución es para los bogotanos.
V. D.: ¿qué le dice a Petro?
J. V.: vamos a trabajar. Espero que el primero de enero estemos trabajando con el Gobierno en los temas transversales. Espero que él apoye mucho a la ciudad y vamos a hacer respetar a Bogotá como alcalde en la lucha contra el delito. Hay claridad en que no les vamos a pagar a los delincuentes. Esa plata tendrá que ir para los presupuestos de seguridad y otros programas, también muy dirigidos a los jóvenes y al adulto mayor, que también tiene que ser una población especialmente protegida y apoyada, pero no les vamos a pagar a los delincuentes.
V. D.: pero eso es lo que propone el presidente Petro…
J. V.: sí, pero no les vamos a pagar a los bandidos. No lo haría como alcalde. Nuestros programas sí proponen una resocialización con todas las herramientas y hay propuestas que se vienen con varias universidades de Colombia y del exterior, de inclusión de jóvenes, de cómo tratar el delito, de neurociencia. Eso lo trabajé en Medellín con jóvenes, con pandillas, pero no pagarles. Esto tiene que ver mucho cuando a un bogotano le dicen: “Ah, es que le robaron el celular. No dé papaya”. Eso lo tenemos que desterrar. Esa persona a la que le robaron el celular es una víctima.
V. D.: cuando Petro era alcalde de Bogotá lo criticaron mucho cuando le dijo a la gente que no sacara el celular en la calle para evitar que la robaran.
J. V.: no puede ser. En cualquier ciudad grande del mundo, y Bogotá lo es, la gente tiene que poder dejar el maletín al lado cuando está en el restaurante, sin miedo a que llegue la banda de los relojes costosos para robarlos. No les vamos a pagar a los delincuentes, no les vamos a pagar.
V. D.: ¿usted es un tipo chévere o no? Algunos se imaginan a un general recio y serio.
J. V.: hago mucho deporte. Me fascinan el triatlón, la natación, correr y la bicicleta.
V. D.: ¿cuántos años tiene?
J. V.: 56 y nací en Bucaramanga.
V. D.: ah, es santandereano.
J. V.: sí…
V. D.: con razón…
J. V.: (risas). Mi papá fue policía, toda la vida estuve en cuarteles, en estaciones, hablando con uniformados, me enamoré de servir toda la vida, de perseguir a los malos, de llevarlos a la cárcel.
V. D.: ¿bailador o no?
J. V.: fui bailador de joven, hoy casi no salimos con mi esposa, no soy de parranda o de ir a discotecas.
V. D.: ¿cómo se divierte entonces?
J. V.: en la casa. Leo bastante, mucho, me gustan las series, por ejemplo, las de drama con misterio.
V. D.: con el drama, ¿llora o no?
J. V.: mucho, soy muy sensible. La piel se me eriza con un niño llorando. En los entierros de los policías lloraba a moco tendido, siendo director y general me tocaba mantener la compostura, porque se me salían las lágrimas. También me emociono cuando veo actos de valentía, de transparencia, de sinceridad.
V. D.: aunque en su generación enseñaron que “los hombres no lloran”, usted sí llora…
J. V.: yo sí lloro y lo saben mi esposa y los círculos que siempre han trabajado conmigo. Es decir, el ayudante, el conductor lo saben, siempre ando con pañuelo por eso.
V. D.: ¿cuál es su modelo de metro? ¿El que está en marcha o el que quiere Petro?
J. V.: definitivamente el que está. Eso ya está contratado. Tenemos que seguir adelante.
V. D.: ¿y si el presidente se interpone, como lo ha hecho con Claudia López?
J. V.: bueno, a partir del primero de enero, nuestra exposición jurídica y de respeto a la ciudad prevalecerá. No puede haber sobrecostos para los bogotanos y los colombianos. Discusiones de otras líneas las daremos, pero esta, la primera, tal como está, la apoyamos y ese es el mensaje para los ciudadanos. No podemos seguir esperando otros 40 años, 15 años más en discusiones etéreas, cuando hay ciudades del mundo que tienen metro elevado y subterráneo. Ahora avancemos, Bogotá debe tener su primera línea construida. Tiene que haber discusiones de consenso para las otras líneas, entre nación, con respeto con el Distrito, la academia, los expertos internacionales y con nada impuesto. A mí me llama mucho la atención: ¿por qué quieren imponer y pasar por encima de la ley?
V. D.: ¿pero el que quiere imponer es el presidente o quién?
J. V.: sí, él quiere imponer. Espero que el que se está proyectando para alcalde, que depende de la Casa de Nariño, no venga con esas ideas de imposición a Bogotá.
V. D.: habla de Gustavo Bolívar.
J. V.: hablo de él.
V. D.: le digo un nombre y me dice una palabra: ¿Carlos Fernando Galán?
J. V.: muchas campañas.
V. D.: ¿Rodrigo Lara?
J. V.: una buena persona.
V. D.: ¿qué piensa de su exjefe, el exministro de Defensa Diego Molano?
J. V.: un hombre profesional, preparado. Lo respeto.
V. D.: Juan Daniel Oviedo, que va encabezando las encuestas, hasta ahora.
J. V.: el doctor Oviedo es un bacán. Es un buen amigo.
V. D.: Gustavo Bolívar.
J. V.: depende de la Casa de Nariño. Casi lo veo como un empleado. Una persona que le dice cerdo a un policía me parece complicado que después sea el jefe de esa Policía y que trate así a la autoridad. Bolívar, recientemente, se ratificó y aseguró: “Sí, yo lo dije”. En la boca del general Vargas, ni siquiera con los peores delincuentes, ha habido una mala palabra en mi vida.
V. D.: ¿no dice groserías? Dígame la verdad.
J. V.: en público jamás.
V. D.: y cuando se tropieza el dedo chiquito del pie, ¿no dice… uta?
J. V.: sí, lo digo. Pero en público no hay un solo video del general Jorge Luis Vargas en el que haga lo que hizo Bolívar. Primero, ni siquiera a un delincuente lo traté de denigrar jamás. Lo que hace un policía es proteger la vida. Como alcalde voy a proteger la vida. ¿Cuántas vidas perdidas en un atraco? ¿Cuántos ciudadanos inocentes murieron por una bala perdida? ¿En una riña, porque no llegó a tiempo la Policía? No solo protegen la vida unos que dicen que toda la vida la protegieron. Toda mi vida ha sido proteger los derechos humanos.
V. D.: ¿por cuál de todos los candidatos a la Alcaldía de Bogotá no votaría jamás?
J. V.: por Gustavo Bolívar.
V. D.: ¿por cuál votaría?
J. V.: el general Jorge Luis Vargas. Por donde ando, el señor de la portería, la señora que nos ayuda en servicios generales, todos me dicen: “Me atracaron, me manosearon, me robaron la bicicleta”. La seguridad hoy es el tema. Tenemos que resolver esto. Y poner el tema de manera permanente en la agenda de las generaciones futuras. Que Bogotá sea una ciudad segura, ejemplo mundial.
V. D.: ¿qué haría con el pico y placa?
J. V.: es que hay más de 600 obras al mismo tiempo. Hay falta de ejecución. Así que el pico y placa tendremos que replantearlo definitivamente y dar medios alternativos de movilidad. Hay que ver qué obra va saliendo, dónde, por qué, cómo impacta.
V. D.: ¿cree que las obras se han hecho ‘a la loca’ en la Alcaldía de Claudia López?
J. V.: creo que todo ha sido mal planeado y mal ejecutado. Esto es un tema de administración.
V. D.: general Vargas, ¿qué es la primera línea?
J. V.: surgió como un grupo radicalizado y en algunos lugares del país con influencia de las Farc y el ELN para afectar la manifestación pública con violencia. Algunos cometieron delitos y en alianza con organizaciones de tráfico local de estupefacientes en Cali, Bogotá, Medellín y Pereira. Aquí también siempre lo he dicho y no me contradigo: hay muchachos que llegaron a la primera línea, personas que no fueron violentas.
V. D.: ¿qué hacer con esa primera línea en Bogotá si es alcalde?
J. V.: a los que cometan delitos, todo el peso de la ley, no puedo omitir mis funciones y el código de procedimiento penal. Hay normas que un alcalde no puede omitir. Tenemos que construir una manifestación pública pacífica y protegida. Vamos a hacer una reestructuración muy avanzada. Es una de mis prioridades, lo hice en la Policía, lo haré como alcalde. Es un derecho de los colombianos. Aplicaremos la ley para el que cometa un delito: romper un vidrio es delito, daño en bien ajeno, y está castigado en el Código Penal. Atacar a cualquier autoridad se llama ataque a servidor público y así más de 17 tipos penales que cometieron estos señores violentos y delincuentes de la primera línea.
V. D.: ¿qué opinión tiene hoy de lo que hizo Gustavo Bolívar en su momento al ayudar a la primera línea para que a sus integrantes les dieran cascos y gafas en medio del paro?
J. V.: lo que hizo fue ayudar a la violencia.
V. D.: él dice que ayudó a proteger a los muchachos.
J. V.: no, la Policía no atacó a nadie. Lo puedo decir con claridad, por supuesto, no hubo ninguna orden de cometer un acto ilegal. Hubo 13.000 manifestaciones públicas pacíficas y se protegieron durante 2021. En 2.000 de ellas hubo delitos y violencia, y actuó el Escuadrón Móvil Antidisturbios, cuyos integrantes son unos héroes y actuaron conforme a la ley.
V. D.: el presidente Petro y Gustavo Bolívar han dicho que la Policía les sacó los ojos a los jóvenes.
J. V.: ningún policía atacó para sacarle el ojo o lesionar en cualquier parte específica a un ciudadano. Jamás. Las cifras no son las que corresponden. Cualquier tipo de lesión a un Policía o a un ciudadano nos duele.
V. D.: del caso de Dilan Cruz, mirándolo hoy con distancia, ¿qué piensa?
J. V.: fue un acto del servicio. He hablado con ese capitán. Él, en un acto del servicio, no quería producirle daño. No hubo dolo.
V. D.: ¿eso lo exculpa?
J. V.: fue un acto del servicio, un hecho accidental, no apuntó a él, no quería hacerlo. Le mando un saludo de manera respetuosa siempre a la familia del joven. Me encontré con su madre cuando vino desde Cali. De pronto ella no se acuerda, pero le transmití todas las condolencias de la Policía.
V. D.: ¿y el capitán en qué está hoy?
J. V.: hace un año, él estaba pendiente de todas las actuaciones penales. Con todo el material científico y los elementos de prueba que él va a aportar tiene que salir bien.
V. D.: general, ¿el expresidente Iván Duque sabe que usted es candidato en Bogotá?
J. V.: no lo he dicho.
V. D.: ¿no le ha dicho?
J. V.: lo voy a llamar antes de que salga esta entrevista. Me siento orgulloso de haber sido el director de la Policía con el presidente Duque. Trabajamos incansablemente con él, con gobernadores y alcaldes. Sé lo que siente un alcalde en temas de seguridad, hablé con cientos de los 1.102 alcaldes en Colombia, creo que hablé con 600 o 700. Sé lo que piden, lo que quieren, también de las afugias y los vacíos en seguridad de los gobernadores.
V. D.: ¿qué hacer con los más pobres en Bogotá?
J. V.: la pandemia golpeó fuertemente a todo el mundo. Bogotá tiene un presupuesto importante. Nos reunimos con un equipo para temas de empleo en los jóvenes, inclusión, para reactivar la tecnología y convertir a Bogotá en un sitio de más empresas para generar más empleo, no solamente subsidios. Nuestra propuesta es que, a través de la construcción de vivienda y la obra pública, buscaremos empleo focalizado con los empresarios.
V. D.: ¿pero los subsidios que están los mantiene?
J. V.: hay que mantenerlos. Hay que construir sobre lo construido. Eso también lo aprendí. No podemos refundar y cambiar todo.
V. D.: ¿la Policía entra a la Universidad Nacional en medio de un disturbio?
J. V.: cuando hay delitos entra de inmediato. Si hay un ataque a servidor público tendremos que hablar con el rector y fijaremos una posición de cumplimiento de la ley. Es la autoridad, hay que cumplir la ley. Creo que las directivas de la Universidad Nacional comparten mi criterio. Es la autoridad de la Policía.
V. D.: en las protestas en las que hay desmanes, ¿entraría el Esmad? Por cierto, ya no se llama así.
J. V.: sí, la unidad que está la creé yo. Cambiamos el uniforme, los patrones de negociación, dejamos los protocolos y estándares que hoy se están aplicando.
V. D.: ¿algún día llevo a la novia a Monserrate?
J. V.: fui a comer con mi esposa, ya estábamos casados, al restaurante que queda arriba. Con mi esposa tenemos una relación hermosa, además somos novios desde jóvenes.
V. D.: ¿pero antes tuvo otras novias?
J. V.: sí, pero ella y yo duramos mucho tiempo de novios.
V. D.: ¿cuánto?
J. V.: cinco años. Me ennovié a los 17. En este momento llevamos 32 años de matrimonio.
V. D.: ah no, general, o sea que a usted no le tocaron muchas noviecitas que digamos.
J. V.: no, sí tuve.
V. D.: ¿usted, como dirían por ahí, es “mamasantón”?
J. V.: a ver, no, de vestir santos no. Soy alegre, no de rumba afuera, no me gusta. Sí de casa, pero la disfrutamos mucho con nuestros amigos, con la familia, con mis hermanos, me divierto con los chistes, me río con cualquier cosa.
V. D.: general, para ser alcalde de Bogotá es importante estar conectado las 24 horas al día. ¿Sería un mandatario conectado o de repente no iría a reuniones por estar en asuntos privados en el Palacio Liévano?
J. V.: duré 38 años trabajando 24/7, los 24 y 31 de diciembre, en la selva, en un puesto de mando o en una ciudad. En todos los cargos de la alta dirección, director de la Dijín, de inteligencia, inspector general, director, no se puede apagar el celular. Hay que responder porque el que responde es el jefe. El que orienta es el jefe.
V. D.: ¿usted es de izquierda, derecha o centro?
J. V.: la seguridad no es de izquierda ni de derecha. La seguridad y la buena administración les pertenece a todos. No soy ni de izquierda ni de derecha. Soy un hombre que obedece la ley, que no la va a omitir.
Eso sí hay que cumplir. Bogotá no se rinde. ¡A paso firme vamos con el general!
V. D.: ¿ese es el eslogan?
J. V.: sí, no nos podemos rendir, no tenemos miedo. Hay mucho ciudadano con miedo. No tenemos miedo de enfrentar el delito. No tengo miedo de trasnochar, no tengo miedo de no pagarles a los delincuentes. Vamos a construir también más cupos carcelarios.
V. D.: recompensas, por ejemplo.
J. V.: por supuesto. Los ciudadanos tienen que ayudarnos a capturar a los reincidentes y a los principales delincuentes.
V. D.: ¿se iría a vivir al Palacio Liévano?
J. V.: esa pregunta me la hizo mi esposa. Para mí sería un honor dormir y vivir en un sitio de tanta historia y además que representa tanto para la ciudad. Claudia me dijo y yo le dije: para mí sería…
V. D.: ¿Claudia es su esposa?
J. V.: mi esposa, sí.
V. D.: porque otra Claudia está ahora en Liévano.
J. V.: gracias, sí, Claudia, mi esposa, quedamos de negociarlo con ella, pero a mí me gustaría.
V. D.: ¿usted es una persona rica, adinerada? ¿Qué tiene usted, general Vargas?
J. V.: le cuento que me han dicho que varios organismos de inteligencia me han estado investigando.
V. D.: ¿ah, sí?
J. V.: sí.
V. D.: pero ilegalmente.
J. V.: debe ser. Me dicen que me han estado investigando a ver qué tengo.
V. D.: ¿a ver qué se robó?
J. V.: sí, pero Vicky, con toda claridad se lo puedo decir a los ciudadanos: he vivido toda mi vida de mi sueldo, mi esposa ha vivido de su sueldo. Tengo un apartamento y una motico año 2008 que vale, creo, 1.200.000 pesos.
V. D.: ¿una moto?
J. V.: sí, una Virago. Tengo una Viraguito.
V. D.: ¿le gusta montar en moto?
J. V.: M}me gustaba, hoy no. Quiero decirle que uno de mis sueños era irme a recorrer el continente. Quería hacerlo. Hoy la prioridad es Bogotá.
V. D.: el apartamento y la motico. ¿Qué más tiene?
J. V.: no tengo nada más. Mi ahorro más grande son mis cesantías.
V. D.: ¿no tiene casa de campo?
J. V.: no tengo casa de campo.
V. D.: ¿no tiene casa de campo?
J. V.: no tengo casa de campo, nunca la he tenido y no tengo finca.
V. D.: pero fíjese que es extraño. Hay muchos generales que tienen.
J. V.: yo no tengo. La seguridad me la ha tenido que garantizar la Policía y así es con los otros exdirectores de la institución.
V. D.: ¿y se la han garantizado?
J. V.: me la han garantizado. Siento mucho el cariño de los policías. Cuando me reconocen me dicen: “Mi general, gracias, gracias por habernos aumentado el sueldo, gracias por habernos cambiado el uniforme”.
V. D.: pero parece que ese uniforme no le gusta al general Salamanca. Nunca se lo ha puesto.
J. V.: no. Ya lo vi con el uniforme. Se ve muy bien.
V. D.: ¿sabe en dónde? En San Andrés. ¿Cómo le va con Salamanca?
J. V.: tenemos una muy buena relación, respetuosa, de toda la vida. Él es un hombre formado para tomar buenas decisiones. Tiene una muy buena relación con la Policía, con los diferentes sectores. En lo personal, tengo una relación muy buena con él.
V. D.: ¿qué pasó con el general Rosso José Serrano, su suegro, y quien fue director de la Policía?
J. V.: me enseñó mucho. Esta es una familia de seguridad, solamente ha pensado en seguridad. Está bien, lúcido, me aconseja mucho.
V. D.: ¿qué le dijo cuando usted le salió con el cuento de que quería ser alcalde de Bogotá?
J. V.: “Hágale, ¿qué necesita?”. Siempre, como él hace todas las cosas, con listas, es un hombre supremamente organizado. Pero además, siempre con el consejo de santandereano, de veleño, que es el que uno necesita, me dice: “Ojo con tal cosa, mire esto”.
V. D.: ¿aquí le dijo que ojo con qué?
J. V.: “Ojo con los políticos que no ven la política como el servicio”. Eso me dijo. También: “Transparencia total y eso sí, si se compromete con algo, hágalo”. Él también fue de resultados, Capturó al cartel de Cali y a todos los narcos. Colombia recuperó la credibilidad internacional. Somos una familia de resultados, de experiencia y me dijo otra cosa: “Hable mucho con la gente, váyase a los barrios, escuche al ciudadano”. Mi general Serrano viene de un pueblo, de Vélez (Santander), y me dice siempre, como él lo hizo, que escuche a la gente, y yo estoy escuchando, hay que ir allá, remangarse y escuchar.
V. D.: ¿usted no le dice suegro, sino mi general?
J. V.: mi general, sí; aquí ‘no hay tu tía’.
V. D.: ¿qué se puede hacer con los extranjeros en Bogotá que se dedican al crimen?
J. V.: hay informaciones completamente serias y verificadas por la Fiscalía, la Policía de Bogotá y por inteligencia de nivel central que señalan que ciudadanos venidos de Venezuela están conformando el Tren de Aragua. Hay sectores que delinquen en la costa, en Medellín, en Bogotá, en Cúcuta e Ipiales. Quiere decir que esto es una estructura de crimen organizado. Para esos criminales no habrá política de inmigración ni de ayuda. Aplicaremos la ley. Hay programas que vienen del Gobierno anterior en los que de manera prioritaria se les da una atención en salud. Le voy a pedir a Migración Colombia que cumpla la ley de identificación. Eso es lo primero. ¿Dónde están viviendo? Y continuar con los programas que están funcionando. Los que afectan la convivencia tienen que salir de Colombia. No deben estar en el país.
V. D.: ¿qué hay que hacer para frenar el microtráfico?
J. V.: el microtráfico es la base de todos los delitos que afectan la seguridad y la convivencia. Detrás están el homicidio, el hurto, la extorsión, el robo a residencias y comercios. Hay que identificar las bandas, las rutas de entrada de estupefacientes y el tráfico local de estupefacientes. Lo tenemos que erradicar, reducirlo. Vamos a atacar de manera frontal a las redes, a las rutas de tráfico, la venta ilegal, hay que sacar el tráfico local de los parques y de los colegios con policías encubiertos y una judicialización permanente.
V. D.: Claudia López se queja porque dice que la Policía captura a los delincuentes y los jueces los dejan libres…
J. V.: es la ley que tenemos. Hay que cumplir la ley. Pero lo cierto es que también, en el cumplimiento de la ley, tenemos los mecanismos para atacar la reincidencia y la estructuración del elemento material probatorio. Tenemos que aumentar los investigadores criminales en Bogotá, tanto de la Fiscalía como de la Policía. Con esos elementos materiales, con un proceso muy sólido, no salen de la cárcel.
V. D.: general Vargas, ¿el microtráfico aumenta cuando no hay erradicación? En este Gobierno, básicamente, no hay erradicación.
J. V.: es directamente proporcional a la oferta. En el tema de la marihuana en el Cauca hay una sobreoferta y eso afecta el tráfico local, y no solamente a Colombia, sino al continente y, en últimas, a todo el mundo. Por esa cantidad de oferta, y producto de la no erradicación, aumenta el bazuco. El crack en Nueva York es directamente proporcional. Definitivamente, el no erradicar y no atacar toda la cadena del delito aumenta el microtráfico.
V. D.: ¿es un error del presidente Petro no erradicar?
J. V.: sí. Hay que atacar toda la cadena. Al campesino lo presiona el delincuente, entendemos que no es judicializable y hoy es una víctima desafortunada e instrumentalizada del narcotráfico. Pero resulta que estamos atacando el cultivo. Hay que contratar el número de erradicadores que se necesite, el número de naves. Colombia es un país serio y con recursos. Tenemos que hacerlo. Es una responsabilidad no solamente con Colombia, sino con el mundo. La erradicación es un tema mundial.
V. D.: ¿se siente mejor con uniforme o con Everfit?
J. V.: hoy me siento mejor con Everfit. Sí, la etapa del uniforme está superada. Fue una etapa feliz de mi vida, bella, que me enseñó, pero hoy me siento muy bien de no usar corbata.
V. D.: ¿ah, sí? (risas)
J. V.: (risas). Me siento muy libre de estar sin corbata. Es más, me gusta mucho estar en camisa. Me veo trabajando, como diríamos en las épocas en que estaba en inteligencia, como esas personas en el territorio, sin que nadie lo reconozca a uno. Allá estaremos de alcalde.
V. D.: ¿a usted le tocó infiltrarse en las operaciones?
J. V.: estuve haciendo labores muy importantes para localizar a los grandes delincuentes.
V. D.: ¿a quiénes se les infiltró?
J. V.: a muchos. Pero una operación muy bella en todo el sentido fue la de Raúl Reyes. Fueron cinco años en los que utilizamos todas las técnicas policiales.
V. D.: ¿pero le tocó ir a Ecuador?
J. V.: claro.
V. D.: ¿qué le tocó hacer como infiltrado?
J. V.: compramos fincas, llevamos el líchigo, es decir, plátano, fruta y comestibles por el río Putumayo y San Miguel.
V. D.: como un lugareño…
J. V.: sí, teníamos una venta de celulares.
V. D.: ¿y usted vendía celulares?
J. V.: me fui de ingeniero de una de las empresas que existían en esa época. Me tocó sentarme a tomar cerveza con la esposa de Édgar Tovar, que era el jefe de la seguridad de Raúl Reyes. Estuvimos ahí, nos tomamos como un petaco.
V. D.: ¿y usted se emborrachó?
J. V.: no. Éramos como seis personas, fueron 24 cervezas como entre diez personas que había allí. Fueron dos cervezas con la esposa de Édgar Tovar.
V. D.: ¿y ahí qué?
J. V.: ahí logramos, en el hotel de ella, en San Miguel (Putumayo), en el puente internacional, arrendar para instalar un puesto de venta de celulares y reparación. Fue un éxito. Tuvimos información de primera mano.
V. D.: pensé que me iba a decir que fue un éxito en ventas.
J. V.: no, en información. Eso no producía, fue un desastre en ventas, pero nos hicimos amigos de todos. En momentos muy duros, me asesinaron a un comando con un tiro en la nuca. Él iba a hacer una operación muy importante y fue ejecutado a sangre fría. Le ayudamos a la mamá, le compramos casa. Él antes de salir para la operación fue a mi oficina. Yo era el jefe de operaciones de inteligencia y teníamos una chapa de nombre ficticio.
V. D.: ¿cómo le decían a usted?
J. V.: Vicky, no, porque…
V. D.: dígame…
J. V.: no, porque se me caen muchas operaciones.
V. D.: o, peor aún, le empiezan a decir así. Mejor no.
J. V.: el comando me dijo: “Si me pasa algo, quiero que tenga un compromiso conmigo, no me vaya a dejar solos a mi mamá y a mi hermano”. ¿Qué le va a pasar?, le dije. Al final, por un error de una persona allá que se emborrachó con el que estábamos trabajando, nos ejecutaron al comando. El frente 48 de las Farc lo ejecutó. Estaba en la operación para llegar a Raúl Reyes. Y le cumplimos a la mamá hace muchos años. Le compramos su casa divina en el Cauca, al esposo lo pusimos a trabajar, a estudiar, le cumplimos, Esto es de cumplir la palabra. Eso les digo a los bogotanos: esto es de cumplir la palabra, de ejecutar.
V. D.: ¿cómo será su relación con los concejales?
J. V.: respetuosa, ellos hacen su trabajo.
V. D.: pero a algunos les gusta mucho la mermelada.
J. V.: sí, pero lo entendí en el Congreso porque me tocó ir mucho. Este es un país de democracia. Entiendo al Concejo como un ente necesario de la democracia. Cuando hablamos de cualquier tema que vaya contra la ley no lo van a encontrar en la Alcaldía del general Jorge Vargas.
V. D.: es decir, mermelada para concejales, ¿sí o no?
J. V.: no. Pero sí será una Alcaldía de puertas abiertas, vamos a estar trabajando con ellos completamente de la mano.
V. D.: ¿pero el que le pida una vaina se estrella?
J. V.: se estrella. Yo respeto al Concejo y al Congreso. Ese tiene que ser el mensaje de un alcalde. Los respetamos. No olvidar que los dineros de los ciudadanos son sagrados. No son para la mermelada.
V. D.: ¿le puedo preguntar a cuánto asciende su patrimonio?
J. V.: hoy me entró el sueldo de la asignación de retiro, que son 20 millones. En el banco debo tener 68 millones de pesos. Producto de mis cesantías que me llegaron por todo mi trabajo, que es el ahorro de los policías, mi ahorro era de 400 millones de pesos. Los ahorré en toda mi vida. Estoy alrededor de los 1.200 millones de pesos.
V. D.: digo el patrimonio, con casa y demás.
J. V.: 2.000 millones de pesos, unos 2.100 millones.
V. D.: ese es todo su patrimonio…
J. V.: ese es mi patrimonio.
V. D.: y paga los impuestos bien y todo.
J. V.: pago los impuestos, ya tengo mi declaración de renta.
V. D.: ¿no es de esos que dice cero?
J. V.: no. Todo está declarado. Toda la vida he vivido del sueldo.
V. D.: ¿no tiene negocios?
J. V.: no. Apenas me retiré, organicé una empresa de consultoría con otro general y un coronel, pero no hemos tenido ni un solo contrato. Ya me embarqué en esto. Ellos se quedaron solos. Es más, los voy a llamar.
V. D.: ¿habló con Germán Vargas Lleras?
J. V.: sí, hablé con él. Cambio Radical es un vehículo importante y él lo tiene supremamente claro. Así que también siento que es el deseo de él. De que Cambio Radical haga el cambio en la seguridad, que sea radical para combatir a los delincuentes. Él me dijo: “General, mírelo así”. Me mostró mucho de lo que él había propuesto para Bogotá y es supremamente interesante. Me dijo: “General, usted va a ser el alcalde, lidere con libertad”. Fue absolutamente respetuoso, me he encontrado también con la gente del partido, respetuosa, preparada y profesional.
V. D.: ¿más TransMilenio o no?
J. V.: tenemos que concluir los proyectos que hay. Se debe construir sobre lo construido.
V. D.: ¿sabe qué le importa a la gente? La tala de árboles.
J. V.: sí. En lo medioambiental estoy completamente convencido de que es una necesidad de los ciudadanos. Como hago tanto deporte, disfruto demasiado el entorno. He hablado con expertos y hay unas ideas maravillosas. Quiero que los bogotanos disfruten las reservas, es imposible que estén con cercas. Bogotá tiene que avanzar para disfrutar nuestro medioambiente. Tenemos unas cosas preciosas.
V. D.: Gustavo Bolívar está proponiendo hacer por fin el túnel en la vía Bogotá-La Calera. ¿Eso es posible?
J. V.: es que no solamente lo planteó él, Peñalosa lo ha planteado desde hace rato. Tengo claridad sobre continuar los TransMiCables, darles la continuidad a las entradas de Bogotá en la Séptima y en la Autopista. Sobre el túnel, Bolívar no planteó nada nuevo. Ahí está el proyecto, ya lo hemos discutido.
V. D.: ¿Daniel Quintero lo hizo bien en Medellín?
J. V.: fue muy polémico. La ciudad tiene una crisis de seguridad muy importante. Ha habido mucha discusión con la Policía y la autoridad también. No es bueno esa confrontación con las autoridades.
V. D.: ¿Jorge Iván Ospina en Cali?
J. V.: terminó muy mal. En temas de seguridad está terminando con complejidades.
V. D.: ¿cómo va el país? ¿Cómo va Petro? El presidente va a cumplir un año en el Gobierno.
J. V.: hay un país lleno de odios porque les está diciendo a los colombianos que se odien los unos con los otros. El que tiene y trabaja está siendo odiado y señalado para que sea odiado. Un país inseguro, no se está respetando la ley, se están imponiendo cosas con criterios personales. El principio de autoridad no se aplica y se omite. Un país con el narcotráfico incrementando. Me preocupa mucho eso porque, con más droga, más narcotráfico, definitivamente va a haber una mayor corrupción. Eso después termina permeando la política. El narcotráfico no es tema de que vamos a legalizar y ya. No. Es un tema mundial. Además, todos tenemos sueños. El único que sueña no es el presidente. Hasta ahí hemos llegado en polarización y en rechazo. Nos está dividiendo mucho.
V. D.: si Petro le hubiera pedido que se quedara en la Policía, ¿usted se hubiera quedado?
J. V.: me lo han preguntado muchas veces y le hubiera dicho: le agradezco institucionalmente, pero creo que mi ciclo en la Policía terminó con el presidente Duque. Entendí una cosa: Petro traía una forma de gobierno, unas ideas con las cuales yo como policía no estaba de acuerdo, pero respeto eso. Lo que no voy a respetar es todo este odio contra las personas. Por eso era que no quería seguir.
V. D.: o sea, era un no.
J. V.: era un no. Pero por esto que estoy diciendo, por la forma de ver la seguridad, la Policía, el delito, la primera línea, el proceso de paz. Pero, por supuesto, le hubiera agradecido. Es que a un presidente se le agradece. Le hubiera dicho: señor presidente, le agradezco, pero mi labor como policía terminó.
V. D.: ¿va a trasladarse en TransMilenio en estos días de campaña?
J. V.: estuve la semana pasada para ver cómo estaba: ¡No, qué desorden! Muy sucio, las puertas no sirven, la seguridad es dispersa, hay cámaras en donde no corresponden. Hay colados, la evasión es enorme. Ese día había unos muchachos en manada subiéndose al bus, exponiendo sus vidas.
V. D.: Carolina Corcho, la exministra de Salud del presidente Petro, es asesora de Gustavo Bolívar en materia de salud. Él dijo que quiere poner en marcha la reforma en Bogotá sin necesidad del Congreso.
J. V.: no debe ser así, eso no cumple la ley, no lo puede hacer, esas transformaciones tienen que estar de acuerdo a la ley. Con todo respeto lo digo: de manera arbitraria nos están imponiendo. Colombia es un país de leyes, cambiamos la ley y actuamos de acuerdo con eso.
V. D.: ¿la paz total es posible, como la plantea el Gobierno Petro?
J. V.: no podemos negociar con delincuentes para que ellos traten de legalizar sus fortunas y no paguen sus deudas con la sociedad. Acompañé al presidente Santos durante sus últimos seis años en el proceso de paz, hicimos una inteligencia para la paz. Soy un convencido de la paz, pero la paz sin violencia, con legalidad, que restaure. Hoy estoy preocupado por el cese al fuego bilateral cuando ni siquiera se había negociado.
V. D.: ¿fue un error?
J. V.: un error porque ni siquiera se había negociado. El ELN salió a contradecir al presidente. ¿Usted se imagina, uno que conoce bien, por lo que ha leído en los computadores, al ELN y las Farc, lo que se siente? Lo que siente ese guerrillero en el territorio cuando un comandante le dice: esto es un desorden, pues sale a hacer lo que quiera en el territorio. La falta de liderazgo organizado, institucional, jurídico y administrativo le hace mucho daño a Colombia.
V. D.: cuando ve vivo a Mordisco, jefe de las disidencias de las Farc, ¿qué piensa?
J. V.: se lo he dicho al país: tenía la información de que había muerto en esa operación militar y policial. Por eso la informé. Los elementos que encontramos ese día nos indicaban que estaba muerto, más unas fuentes humanas. Nunca se pagó recompensa. No fue un error. Fue un elemento que teníamos basado en la información que valoramos profesional y objetivamente. Pero eso no ha sucedido solamente con él, ha habido muchos casos no solamente en Colombia, sino en muchas partes del mundo, y se rectifica. No cometimos nada contrario a la ley. Ese día, en esa operación, murieron delincuentes que le habían hecho muchísimo daño a Colombia. La información encontrada en los computadores es muy valiosa. Ojalá la tengan en cuenta los que van a negociar con él.
V. D.: ¿y qué decían los computadores sobre Mordisco?
J. V.: cosas con Venezuela, secuestros, atentados. Les pido a los negociadores que se informen bien sobre esas intenciones. La Policía y la Fiscalía tienen la información. Que la utilicen para negociar. Perdón por lo que voy a decir: no acostumbro a utilizar estas palabras tan coloquiales, pero que no se vayan a dejar meter los dedos en la boca. ¿De dónde viene el narcotráfico? ¿Qué es lo que hacen? ¿Cuáles son las intenciones de negociación? ¿Cuáles son las verdaderas intenciones de paz? ¿Cuál frente quiere y cuál no?
V. D.: con la ley de sometimiento, los narcos podrían quedar libres y con parte de su fortuna saneada, como advirtió el fiscal Francisco Barbosa. ¿Qué piensa?
J. V.: ese término de ‘paz total’ no aplica con ellos. Hay narcos invisibles o puros que no hacen actos de violencia. Ellos lo que tienen que hacer es someterse a la justicia y pagar una pena que definirá la ley, es sometimiento, pero creo que el término paz no puede ser incluido con estos delincuentes. En el Clan del Golfo, Otoniel quería un seudosometimiento para legalizar sus fortunas en el territorio y las fincas. El Gobierno tiene que tener mucha información para saber las intenciones. Todo el equipo negociador del presidente lo sabe. Estuvimos ahí. La mejor forma de negociar es tener información y saber las intenciones de la contraparte. Los colombianos lo necesitan.
V. D.: general Vargas, ¿una palabra que lo defina?
J. V.: ejecución.
V. D.: ¿a quién se encomienda?
J. V.: soy creyente, profundamente creyente, no radical. He visto muchas manifestaciones en mi creencia que es católica. He visto manifestaciones en el terreno con compañeros míos que se salvaron porque hay algo más allá.
V. D.: porque Dios así lo quiso…
J. V.: sí, la hay. Le rezo mucho a la Virgen con mi esposa. Soy creyente y estoy orgulloso.
V. D.: un libro que nos recomiende.
J. V.: se los voy a recomendar, sale en septiembre.
V. D.: el suyo.
J. V.: sí, señora.
V. D.: va a estar buenísimo. Me lo da de primicia, por favor.
J. V.: sí, señora.
V. D.: prometido.
J. V.: sí, señora. Hay uno que me impactó durante toda mi carrera y que tiene que ver mucho precisamente con este tema de la seguridad. Se llama Pick Up Your Own Brass. Es un libro escrito por un exagente del FBI que dice que el sistema de liderazgo del FBI es uno de los sistemas más fundamentados en el mundo. Ese libro me ayudó mucho, lo leí hace unos años. Me enseñó que el ejemplo no es una forma de liderazgo, es la única. El alcalde de Bogotá tiene que ser un ejemplo 24/7.
V. D.: general Vargas, ¿desde que salió de la Policía se ha sentido perseguido?
J. V.: sí, compañeros en la Policía y muchos amigos tienen miedo de hablar conmigo. Sé que les dieron instrucciones de que no podían hablarme. Que si hablaban conmigo, los trasladan. Eso es inédito, es la primera vez que pasa. Tengo información de que hay algún servicio de inteligencia haciendo averiguaciones sobre mí. Espero que estén con órdenes de autoridad competente, que lo estén haciendo todo legal, que lo que estén haciendo, esté amparado en la ley. Esas son las informaciones que he recibido, Vicky.
V. D.: ¿ha sentido miedo por eso?
J. V.: no tengo miedo. Mi conciencia está tranquila. Vamos siempre para adelante, con una actitud extremadamente positiva.
V. D.: ¿ha podido conversar con el general Salamanca desde que llegó a la Policía?
J. V.: sí, lo he llamado ya un par de veces.
V. D.: ¿cómo se quiere despedir en esta entrevista?
J. V.: invitando a los ciudadanos a votar. Hay opciones que invitan al odio, la división, la mentira. Hay opciones que les dicen a los policías “cerdos y hps”, que promueven la impunidad, el pago a los delincuentes, que instrumentalizan a los jóvenes para la violencia. No voten por él. No al odio, no a la división, no a la estigmatización. Voten por el general Vargas, Bogotá con firmeza, con paso firme, Bogotá no se rinde ante la delincuencia. Los bogotanos tienen miedo. El general Vargas no tiene miedo, vamos a enfrentar a los delincuentes. Voten por el general Vargas, que ejecuta, experiencia de 38 años y profesional. Conocemos Bogotá para devolverle la seguridad. Y Vicky, una cosa, Bogotá no puede tener otro Petro.
V. D.: general, déjeme más bien terminar y dejemos así.