POLÍTICA
“El gobierno de Gustavo Petro es un retroceso para Colombia”: Ingrid Betancourt se despacha contra el presidente
En entrevista con SEMANA, la excandidata presidencial hizo un balance de los 100 días del mandatario.
Ingrid Betancourt se fue en contra del presidente Gustavo Petro cuando está a pocos días de cumplir sus primeros 100 días de mandato.
Dijo que algunas iniciativas han pasado por prácticas “clientelistas”, que el presidente Gustavo Petro no le conviene al país y que mientras da un discurso que cautiva, sus acciones llevan al país a otro rumbo. Criticó, como víctima de las Farc, que él se haya abierto a la posibilidad de volver a negociar con los guerrilleros.
SEMANA: ¿Cuál es el balance de los 100 días de Gustavo Petro?
INGRID BETANCOURT (I. B.): Hay mensajes contradictorios. Por un lado, uno ve intenciones de cambio, pero se concretan con unas prácticas que son las tradicionales. Por poner un ejemplo, la manera como se tramita la reforma tributaria o la paz total. Ahí uno ve, por un lado, un discurso de cambio con muchos interrogantes en el tema tributario.
Se define cómo va a salir la plata, pero no se sabe en qué se va a utilizar. Es la primera vez que creo que hay una reforma tributaria que no está sustentada por un presupuesto, lo mismo en cuanto a la paz total.
Hay ideas audaces, pero mucha desorganización, no se sabe quién va a articular las negociaciones nacionales con las decisiones que se tomen a nivel local y cómo se articularía ese tipo de lógicas que pueden ser contradictorias.
Si hay algo que es difícil de centralizar es precisamente la paz porque es un problema de seguridad nacional que implica líneas muy claras a nivel de defensa y Policía. Estas señales de cambio, digamos que están ahí, confusas, y se están tramitando bajo una lógica clientelista.
SEMANA: ¿Por qué?
I. B.: Para los colombianos ha sido un shock ver cómo los partidos que estuvieron en contra del Pacto Histórico abandonaron sus banderas, traicionaron a sus sectores y se fueron a hacer cola para que los identifiquen como partido de Gobierno. En algún momento tiene que haber una posición legal sobre ese tema. Estuvimos debatiendo el Código Electoral y eso es algo que tiene que estar incluido, es decir, una prohibición para que no haya ese trasbordo. Si uno defiende unas banderas, tiene que ser leal a su electorado.
SEMANA: Pero en la reforma política se propone permitir el transfuguismo...
I. B.: Abrir las compuertas con indisciplina parlamentaria y política es volver a la Operación Avispa. Ahí germinó la corrupción política en esos partidos que eran pequeñas empresas para hacerse elegir, que se metían en un partido, pero eran empresas familiares, sin ninguna coherencia ideológica, simplemente oportunismo.
Si un partido era fuerte en una región entonces se matriculaban en ese partido y poco importaba si era de izquierda, derecha, qué ideas fuera a promocionar, lo importante era tener una fuerza que les permitiera llegar al Congreso y ya sabemos lo que eso dio: la negociación de votos a cambio de contratos, de nombramientos en el exterior, etc.
SEMANA: ¿Cree que con las iniciativas mencionadas el Gobierno quiera conservar ese “clientelismo”?
I. B.: Yo no sé si lo está buscando intencionalmente, pero ese será el resultado. El problema de todo esto es que uno puede tener discursos que suenan muy bien. Le pongo un ejemplo: dicen vamos a subir los aranceles de las confecciones para proteger la industria de confección nacional y uno dice: muy bueno que se protejan las compañías que están produciendo ropa en Colombia. Pero eso ya se probó hace 40 años y tuvimos que deshacernos de ese tipo de políticas porque cuando se suben los aranceles inmediatamente se acrecienta el fenómeno del contrabando y esas industrias que se quieren proteger terminan completamente desprotegidas.
SEMANA: ¿El gobierno de Petro representa un retroceso para el país?
I. B.: Sí, creo que es un retroceso en la práctica con un discurso de avanzada. Uno lo ve en cosas muy puntuales. Petro se va a la COP27 y tiene un juicio de la manera cómo estamos produciendo en el mundo y en eso tiene toda la razón. Es decir, no podemos seguir consumiendo de la forma como lo estamos haciendo, tenemos que incentivar las energías renovables, hacer un gran cambio al nivel del consumo y de la movilidad.
Ese es un discurso en el que lo respaldamos 100 %. Pero detrás de ese discurso viene una política internacional de alianzas con países que se convierten en los principales soportes del gobierno de Petro: Rusia, Irán y Venezuela, países con los cuales la Cancillería ha hecho una política muy agresiva de acercamiento. Son regímenes dictatoriales.
Hay una lógica en las relaciones internacionales que hace que sean decisiones que se pagan muy caro, pero más aún, ¿cuál es la racionalidad de tener ese discurso ante la COP27 y saber que sus aliados internacionales son los que están violando todos los acuerdo? Todos son productores de petróleo y de gas, no tienen ningún incentivo, han utilizado estos recursos para establecer regímenes antidemocráticos, de abuso a la población, son violadores de derechos humanos, etcétera. Uno tiene que ser coherente en toda la línea. Usted sabe que la mujer del César no tiene que ser recatada, sino tiene que parecerlo.
SEMANA: En ese sentido, ¿no le gusta el acercamiento de Petro con Maduro, por ejemplo?
I. B.: Esto no es una cuestión personal. Celebro como colombiana que tengamos relaciones con Venezuela, porque es el hermano país.
Pero en esa agenda no se ha dicho absolutamente nada sobre cómo se van a restablecer los derechos de los venezolanos que han venido a Colombia a refugiarse.
Hay una promoción del encuentro, pero no hay nada de derechos humanos. Hay grandes interrogantes: ¿cómo se van a manejar las disidencias de las Farc, por ejemplo, que están escondidas en territorio venezolano?; ¿cómo se va a manejar el contrabando, el tráfico de armas, la minería ilegal, el contrabando de gasolina? Es un Gobierno que hace mucho show, es muy de escenarios, y detrás de eso, cuando uno va a mirar efectivamente qué le conviene al país y qué se está haciendo por Colombia, uno ve grandes vacíos.
SEMANA: ¿Qué opina de la posibilidad de volver a negociar con reincidentes como Iván Márquez?
I. B.: Me parece que abrir esa compuerta es ofensivo para todos los colombianos y en particular para las víctimas.
Nosotros como víctimas aceptamos un proceso de paz con unas condiciones y reglas de juego que era que se sometieran a un proceso, entregaran las armas, se les dieran unas facilidades, llegaran al Congreso y, si decían la verdad, podían obviar una condena con cárcel sin impunidad. Siempre lo dijimos.
Ahora, lo que se nos está diciendo es que no importa si respetan los acuerdos. Siempre hay una segunda oportunidad. Lo que estamos haciendo con esto es equiparando primero la negociación de paz de un grupo guerrillero a una negociación de paz con unos narcotraficantes porque Márquez, cuando decide irse de vuelta a tomar las armas, fue para mantener el negocio del narcotráfico y eso todos lo sabemos. Entonces se equipara una cosa con la otra y eso a mí me parece gravísimo.
Se desconoce la lógica de darle una consistencia y seguridad jurídica a los acuerdos. Eso quiere decir que Joaquín Gómez o Timochenko se pueden devolver. Ese tipo de inseguridad desbarata completamente el proceso de paz y el trabajo de la justicia transicional.
SEMANA: ¿Cree en la paz total que propone Petro?
I. B.: Es una propuesta espectáculo que obviamente es emotiva. Todos queremos una paz y una paz total, pero los ingredientes de esa paz total nos van a llevar a una confrontación total. Ya lo hemos vivido en el pasado cuando se estimulan situaciones de impunidad. Se crea mayor crimen. Aquí lo que se está diciendo es que, a mayor crimen, mayores beneficios. Entre más bandidos sean y más altos en la cúpula de la organización criminal estén, más fácilmente pueden lavar su expediente judicial y más rápido pueden legalizar sus activos.
Es algo muy grave. Estoy en contra de que se le dé el mismo tratamiento a una negociación de paz con organizaciones políticas, es decir, guerrilleras con una motivación política, como puede ser el ELN, a que se le dé el mismo tratamiento a organizaciones delictivas y otras organizaciones de narcotraficantes. Hay que tener mucho cuidado. Esos beneficios no pueden ser la amnistía.
SEMANA: ¿El alza del dólar en el país tiene relación con los anuncios del Gobierno?
I. B.: Es muy claro que la disparada del dólar está ligada a las inconsistencias, la improvisación y las declaraciones desafortunadas de algunos ministros. Los mercados están inquietos, el debate sobre el petróleo afecta muchísimo. Cuando Petro dice que va a parar las exploraciones de petróleo, eso no va a incidir en nada sobre el cambio climático.
Hay cosas que se podrían hacer hoy, por ejemplo incentivar el uso de carros eléctricos, acabar con todo lo que sea energía térmica a base de carbón, porque ya lo estamos haciendo.
Colombia tiene una matriz energética muy buena que podemos impulsar, incentivar, acelerar, cambiar los comportamientos de consumo, lograr preservar la Amazonia, es decir, ¿cómo puede tener un discurso de medioambiente y quitarles los recursos para la preservación de la Amazonia cuando más lo necesitamos? Eso fue lo que pasó en la reforma tributaria, muchas inconsistencias.