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Gobierno Petro, en vez de impulsar la carrera diplomática, da vía libre a nombramientos burocráticos en embajadas y consulados
Mientras el Gobierno usa las embajadas para nombrar aliados políticos, sindicatos de la Cancillería revelan un posible recorte en los cupos de la carrera diplomática.
En campaña, el entonces candidato Gustavo Petro hizo énfasis en lo que deberían ser las relaciones exteriores para Colombia. En su programa de gobierno, el ahora mandatario prometió que privilegiaría la carrera diplomática en todas las misiones, primando el mérito y la experiencia para ocupar dichos cargos. Incluso, prometió que en el 50 por ciento de las embajadas y consulados se nombraría a diplomáticos de carrera. El canciller, Álvaro Leyva, aseguró que esos puestos no serían “para la clase política”.
“Los cargos en el exterior serán provistos preferencialmente con funcionarios de la carrera diplomática”, dijo Leyva el primero de agosto, apenas una semana antes de posesionarse.
Sin embargo, tan pronto llegó a la Casa de Nariño, Petro no solo realizó lo que han hecho la mayoría de los Gobiernos, nombrar amigos y líderes políticos con cuestionamientos en cargos diplomáticos, sino que ahora su administración está recortando en casi 50 por ciento los nuevos cupos para ingresar a la carrera diplomática.
Así lo patentiza la Resolución 1041 de 2023 de la Cancillería, en la que se abre la convocatoria anual para quienes estén interesados en ingresar a la carrera diplomática. Sin embargo, contrario a lo que ocurrió en años anteriores, cuando se abrían entre 30 y 40 cupos, en esta oportunidad solo hay espacio para 15 profesionales.
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“Este es un número históricamente bajo que no se veía desde hace por lo menos dos gobiernos y que nos preocupa. Significa que se va a ralentizar el crecimiento de la carrera diplomática, que es la que permite que haya personal capacitado en la planta de la Cancillería. En los últimos diez años, habíamos visto números consistentes de entre 20 y 40 funcionarios que se integraban a la carrera”, le dijo a SEMANA Miguel Ruiz, vocero de la Unión de Funcionarios de Carrera Diplomática (Unidiplo).
En respuesta a la alerta lanzada por este sindicato, la Cancillería negó que se tratara de un recorte de cupos: “Debido a que durante la convocatoria a los cursos de ingreso a la carrera diplomática correspondientes a los años 2020, 2021 y 2022 se habilitaron 118 cupos de los 125 cargos existentes para el rango de tercer secretario de Relaciones Exteriores, la Cancillería cuenta únicamente con siete cupos disponibles para el curso correspondiente al año 2023″. No obstante, habilitarán ocho cupos más para completar los 15 espacios que se abrieron.
En cambio, Unidiplo afirma que hay 615 cargos del escalafón de la carrera diplomática y consular, y solo 481 funcionarios de carrera para ocuparlos. Este año se incorporarán 39 nuevos funcionarios que completaron el curso de formación. Es decir, en 2023, la carrera estará integrada por 520 funcionarios, lo que indica que hay un déficit de más de 90 profesionales que tienen que ser suplidos, la mayoría de las veces, con nombramientos políticos.
María Angélica García, presidenta de Unidiplo, advierte: “Hoy tenemos 53 vacantes en el escalafón y se van a abrir más, pues solo este año 19 terceros secretarios ascienden a segundos secretarios, y en febrero de 2025 otros 23 terceros secretarios ascenderán”.
Esta situación no solo preocupa a los funcionarios de carrera, sino que impacta a todos los colombianos, especialmente los que viven en el exterior, quienes dependen de la capacitación y experticia de los profesionales de los consulados y embajadas para resolver sus situaciones más apremiantes. Así, se evitan casos como el del consulado en Atlanta, donde, según conoció SEMANA, hay cerca de 120.000 connacionales a la espera de una cita sin que hasta el momento se les haya otorgado. Esto abre la puerta para que haga curso la costumbre de usar los espacios en el servicio diplomático a fin de pagar favores políticos.
Según aseguró el canciller, en este momento el 40 por ciento de los embajadores de Colombia son de carrera. Eso indica que más de la mitad de quienes tienen a cargo las misiones diplomáticas del país son recomendados políticos o personas que no se prepararon para esta labor.
“Desde el momento en que se ingresa a la carrera diplomática, toma un mínimo de 25 años para alcanzar el rango de embajador, para lo cual hay que aprobar seis exámenes de ascenso”, explicó Ruiz.
Lo más preocupante es que el 60 por ciento de los embajadores de Colombia en el mundo no estudió para ocupar este cargo, y más de 50 funcionarios de carrera diplomática con la categoría de embajador no ocupan la jefatura de misión de una embajada, es decir, están parqueados en otras labores.
SEMANA habló con uno de estos funcionarios que tiene el escalafón de embajador y aseguró que lo tienen en Bogotá “respondiendo derechos de petición”.
Esto no solo implica un desperdicio de talento, sino de recursos, pues a los embajadores de carrera hay que pagarles un salario equivalente a su rango así desempeñen labores de un nivel inferior.
“Los cargos de mayor responsabilidad deben estar en manos de las personas que se han preparado para ello, no se aprende a ser embajador en una inducción de un mes”, aseguró Francisco Burchardt, presidente del Sindicato de Empleados del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Cuestionados
Mientras que el país cuenta con personal capacitado para ocupar los consulados y embajadas, el Gobierno sigue nombrando en estos cargos a personas con cuestionamientos o que no cumplen los requisitos.
El caso más reciente es el de Álvaro Moisés Ninco, cuya hoja de vida ya fue publicada para ser el nuevo embajador de Colombia en México, a pesar de que no cuenta con título profesional y acredita únicamente dos años y cinco meses de experiencia laboral trabajando en la UTL del senador Gustavo Bolívar, lo que no guarda relación con la diplomacia.
El Decreto 1083 de 2015 establece como requisitos para ocupar el cargo de embajador tener título profesional, título de posgrado y experiencia profesional relacionada, y agrega que “los requisitos de que trata el presente decreto no podrán ser disminuidos ni aumentados”.
Un caso similar es el de Andrés Hernández, quien fue por varios años jefe de prensa de Petro cuando era senador. SEMANA conoció un concepto de la Función Pública, emitido el 26 de diciembre del año pasado, en el que indica que Hernández no cumplía los requisitos para ser nombrado cónsul en México.
No obstante, el primero de febrero, con el Decreto 0143 de 2023, el canciller nombró a Hernández como cónsul general en Ciudad de México.
El propio Hernández explicó que su designación se dio debido a que fue nombrado “en provisionalidad”, lo que permite que pueda posesionarse cumpliendo con el requisito de tener título profesional.
Asimismo, Unidiplo reveló hace algunos días el caso de una funcionaria designada en un cargo medio en un consulado de España acreditando como estudio Diseño de Modas y como experiencia laboral haber sido diseñadora y estilista en el programa Factor X.
Por casos como estos, Unidiplo ha interpuesto 22 demandas contra nombramientos hechos por el actual Gobierno.
La Casa de Nariño se ha caracterizado por elegir aliados políticos, amigos y hasta personas cercanas a la primera dama, Verónica Alcocer, en puestos diplomáticos de suma importancia para Colombia en otros países. Ese es el caso del exrepresentante León Fredy Muñoz en Nicaragua, Camilo Romero en Argentina, y Lina Quessep en Italia. Ella es oriunda de Sincelejo y es amiga de infancia de la primera dama.
A su vez, Elizabeth Carrillo, activista arhuaca cercana a la vicepresidenta Francia Márquez, fue nombrada embajadora en Bolivia. También está el caso de Juan Manuel Corzo, exsenador conservador, en Paraguay.
Mientras tanto, hay cientos de funcionarios y profesionales preparándose para prestarle al país el mejor servicio en el exterior. El Gobierno, contrario a la promesa de cambio, parece estar repitiendo las viejas prácticas de otras administraciones, que cambiaron la carrera diplomática por la carrera burocrática.