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Gregorio Eljach, quien se posesionará en enero como nuevo procurador, revela la verdad sobre cómo lo ternó Petro y habla sin tapujos de otros temas polémicos
El procurador electo conversó con SEMANA y fijó su posición frente a la desaparición de la Procuraduría y la destitución de funcionarios, asuntos que han sido puestos en el debate nacional por Gustavo Petro.
SEMANA: El 16 de septiembre, la Corte Suprema eligió a su candidato a la Procuraduría, pero no fue usted. ¿Cómo tomó esa noticia?
GREGORIO ELJACH: Fue una experiencia muy grata, muy formadora, me templó más el talante, porque puse mi nombre a consideración, mi hoja de vida fue revisada, compararon mis capacidades, mi producción académica y mi experiencia docente. Pero ellos, en su soberanía y sabiduría, escogieron a Germán Varón, un amigo que también estuvo en el Congreso, un hombre intelectualmente aventajado y de una formación cultural también muy sólida. De manera que lo tomé con tranquilidad y con humildad, porque uno se somete a esas contingencias y tiene que aceptar de manera tranquila y sosegada el resultado.
SEMANA: Pero fue una derrota…
G.E.: Bueno, yo no sé si sea la vida, pero siempre he pensado que uno cuando compite no pierde, sino que posterga el triunfo, y eso pasó. Aunque debo aclarar que no tenía pensado ser el candidato de la Presidencia de la República.
SEMANA: ¿Pero le dolió no haber sido ternado por la Corte Suprema?
G.E.: Hace cuatro años estuve en este mismo proceso en el Consejo de Estado. Se frustró mi posibilidad. En ese momento sí sentí como frustración, pero en esta no, porque acababa de ser reelegido para otro periodo como secretario general del Senado y con cuatro años más de experiencia. Así que mi plan era terminar mi periodo en el Senado, buscar un retiro hacia mi refugio permanente, que es la academia, y terminar allí una vida tranquila para disfrutar del calor del hogar, de los nietos y de la familia.
SEMANA: Dos días después, el presidente Petro lo ternó a usted. ¿Cómo sucedió ese proceso? ¿Quién lo llamó de Palacio?
G.E.: Recibí una invitación del despacho del presidente Petro para que asistiera a la Casa de Nariño. Una llamada normal. Y el presidente me recibió, me preguntó si yo estaría dispuesto a aceptar esa invitación que él me hacía. Desde luego, a un presidente de la república, sea quien sea, por respeto a él, por la dignidad que representa, es difícil no aceptarle una invitación de esta importancia.
SEMANA: ¿De qué hablaron?
G.E.: Conversamos un par de cosas, nosotros nos conocíamos desde el Congreso. Y yo soy hombre de asumir retos, de enfrentar desafíos y de sacar adelante procesos de manera exitosa. No lo dudé.
SEMANA: Pero ¿qué más le dijo?
G.E.: Hablamos de muchas cosas, unas personales, otras institucionales y unas más de la situación del país. Miramos el panorama legislativo, examinar cuál fue la suerte de los proyectos de ley que no hicieron tránsito total, lo que está sucediendo actualmente y lo que podría pasar. Sobre el Ministerio Público, hablamos en detalle de sus funciones, sus características, su carácter de ser una institución muy sólida y con dos particularidades: autonomía total e independencia de las ramas del poder. Sobre esas consideraciones hicimos una conversación amable, cordial, y fuimos avanzando hasta llegar a la decisión final.
SEMANA: Entonces, desde que salió de Palacio, usted ya era el ternado.
G.E.: Sí, claro, ya yo iba en el entendido de que esa iba a ser la postulación. Se hizo unas horas después, ya oficialmente, pero asumí que la invitación había sido aceptada, y el presidente se complació con eso y produjo el oficio.
SEMANA: Su postulación fue una habilidad política del presidente Petro, porque si postula a otra persona no gana.
G.E.: No lo sé, porque yo andaba en mi propia tribulación, no tuve tiempo para hacer esas cuentas.
SEMANA: ¿Es cierto que el presidente Petro le pidió la Viceprocuraduría General?
G.E.: Para nada, el presidente a mí no me pidió ni me ha pedido nada. Es más, no nos hemos vuelto a ver desde ese día, que quedó marcado en mi historia personal.
SEMANA: ¿No le pidió nada?
G.E.: En lo absoluto.
SEMANA: ¿Qué les responde a quienes dicen que usted será un procurador de bolsillo?
G.E.: Yo sé que el presidente de la república es un hombre muy respetuoso de la legalidad y de la legitimidad, y también es muy respetuoso de las personas, como yo lo soy también. En ese terreno confluimos. ¿De bolsillo quiere decir que lo van a manipular? Eso no es posible. No seré un procurador de bolsillo, y quienes me conocen saben de mi carácter, de mi entereza y de mi verticalidad. Quienes quieren descalificar una posible gestión, pues esperemos a ver cómo se comporta el nuevo procurador y su equipo para que respondan ellos esa pregunta. Eso lo dicen quienes no me conocen. De tal manera que, como mi mamá me enseñaba en Popayán con mis tías Pacheco, al bagazo, poco caso. Adelante, que el deber nos espera.
SEMANA: Petro, en un par de ocasiones, así como Vargas Lleras, ha dicho que la Procuraduría debería eliminarse. ¿Tocó ese tema con él?
G.E.: No, señor. El presidente me hizo dos afirmaciones, ni siquiera peticiones: cero impunidad y que no sea convertida la Procuraduría en una policía política. Y ninguna de las dos caben, porque la impunidad no es posible, menos en manos de Gregorio Eljach; y lo de policía política es un imposible en un régimen democrático, de instituciones republicanas y de equilibrio de poderes con pesos y contrapesos. Lo que ha dicho el presidente sobre la Procuraduría es una valoración personal, pero yo actúo con mi propio criterio, con mi propio conocimiento, sé cumplir con mis obligaciones y, por lo tanto, espero que lo que yo haga o deje de hacer sea valorado cuando suceda y no antes.
SEMANA: Luis Felipe Henao le lanzó duras críticas. Por ejemplo, dijo que sería el vivir sabroso de la impunidad y de la corrupción. ¿Qué le responde?
G.E.: Yo prefiero no opinar sobre ello, somos amigos y seguramente nos seguiremos viendo. Estas actividades son muy estresantes, agobiantes, y el bombardeo con preguntas a veces lo induce a decir cosas que no debería decir. No tengo ningún reclamo que hacerle a Luis Felipe, son cosas del pasado.
SEMANA: Petro también ha dicho que la Procuraduría no tiene facultad para sancionar a quienes son elegidos por voluntad popular. ¿Qué va a pasar cuando usted asuma el Ministerio Público?
G.E.: Esta discusión ha evolucionado mucho desde que salió el fallo que dio lugar a todo este debate y a toda esta elaboración jurisprudencial. No estamos en el primer día de la creación con el tema que se suscitó en Colombia a raíz del fallo que favoreció y restituyó los derechos al señor presidente, sucedidos cuando era alcalde de Bogotá, que busca proteger la norma del artículo 23.2 de la Convención Americana, que dice que solamente podrán ser sancionados los de elección popular por autoridad de un juez penal. Y con la palabrita penal se ha dado una discusión muy grande, ha evolucionado. La Corte Constitucional, por ejemplo, en el fallo del año pasado ya fijó unas reglas de interpretación y de armonización de la norma internacional que está incluida por bloque de constitucionalidad en el texto constitucional nuestro y explica cómo hay que interpretarla a la luz de los principios, valores y los fines del Estado, que están contenidos en la propia Constitución como norma positiva.
Es decir, no es posible en ningún Estado serio aplicar una norma internacional a rajatabla porque es internacional, forma parte de la Constitución, y las normas de la Constitución deben ser interpretadas entre sí. Pero como el asunto no ha terminado, tenemos de otro lado lo que se ha producido en el Consejo de Estado en algunas secciones sobre el mismo tema de si se aplica o no, cómo se aplica, en qué momento se aplica y para qué fechas se aplica el texto de la convención o el texto de la norma interna.
Estamos a la espera de que el Consejo de Estado también produzca una decisión muy importante, que es una sentencia de unificación y que recoja en una sola todas las diferentes versiones que han salido. Allí tenemos un escenario muy provechoso para avanzar positivamente en el diseño de la normativa colombiana que acoja el mandato general de la convención, no a rajatabla, no literalmente, sino ubicando las convenciones, esa y todas otras muchas convenciones o tratados, cómo aplicarlas al derecho interno.
SEMANA: Pero, mientras tanto, ¿qué hacer?
G.E.: ¿Qué es lo que han dicho el Consejo de Estado y la Corte Constitucional? Que es el Congreso de la República el que debe proveer en norma positiva, es decir, en derecho escrito, puede ser constitucional, ley estatutaria o una ley orgánica para hacer cumplible dentro del régimen colombiano lo que ordena el artículo 23.2 de la Convención Americana. Ese será un momento cumbre para poder, entonces, estar todos con una sola regla, con una sola normativa y con un solo entendimiento, y no enfrentándonos desde el punto de vista institucional o académico unos con otros. Pero mientras la Corte Constitucional no varíe su posición, habrá que atenerse a lo que dijo la Corte Constitucional, así a uno no le guste, así uno quisiera otra cosa, porque los fallos y las decisiones de la Justicia son para cumplirlos, no para cuestionarlos, para eso hay recursos. Pero cuando eso esté en firme, la obligación del actor político o del gestor institucional es para que lo cumpla. Y así se viene haciendo.
SEMANA: Es decir, usted está en contra de esa postura; entonces, esa será su primera pelea con Petro.
G.E.: No, uno en el derecho tiene diferencias todos los días con todo el mundo. Es dinámico, es vivo, es vibrante, es galopante el derecho, sobre todo el constitucional. De manera que allí vamos viendo a ver de qué manera se va a resolver dentro del marco de la juridicidad lo mejor que convenga para Colombia, sin dejar de cumplir los compromisos internacionales.
SEMANA: Usted dijo que se debe fortalecer la Procuraduría. ¿Lo hará por medio de una reforma que llevará al Congreso?
G.E.: No lo puedo afirmar ya, porque no estoy todavía ejerciendo. Lo que sí quiero resaltar es que tengo una idea profundamente arraigada y es que hay que repotenciar el Ministerio Público. Puedo decir, porque lo vemos los colombianos, que faltaría darles una mejor distribución de la ubicación a las personas que trabajan allí, o distribuir mejor las cargas laborales, o hacer más énfasis en unas funciones como la de perseguir la corrupción, por ejemplo, o la disciplinaria, y mirar qué otras funciones se pueden cumplir de una manera eficiente con un instrumento que hemos olvidado: la tecnología. Repotenciar es que vamos a sacudirla, vamos a ponerla a vibrar, a galopar y vamos a entregarles a los colombianos, al Congreso y al presidente un resultado óptimo sobre la base de que se tengan las necesidades institucionales ajustadas a derecho y en armonía con la Rama Judicial.
SEMANA: ¿En la Corte Suprema quedaron molestos con usted?
G.E.: Yo no creo. Ellos cumplieron con su deber y tomaron una decisión libre y espontánea. Esto no es una cosa de competencia ni de discusión. Ellos son un órgano constitucional igual de válido e igual de importante como lo es el Congreso.La relación no ha variado para nada y tendré relaciones armoniosas con todas las ramas del poder.
SEMANA: Dice que perseguirá la corrupción. ¿Será uno de sus principales objetivos?
G.E.: Totalmente, hay que atacar la corrupción. Acabaré con el demonio de la corrupción, porque lo considero el mal mayor que hay en la sociedad colombiana. La corrupción permea todas las actividades privadas y públicas. La Procuraduría viene trabajando en ese tema y lo haré más intensamente. Pero hay otro tema que es más importante, porque es de más largo plazo, y es el de la prevención. Si no hay prevención, se presentan los problemas. Cuando llega un tema a la Procuraduría, ya el hecho de corrupción, presuntamente, se consumó, y eso se debe evitar. Hay que acabar con la congestión, la inoperancia y reducir los términos. Entonces, es una mezcla de lucha contra la corrupción, pero fortaleciendo la prevención, porque hemos descuidado la moralidad en Colombia.
SEMANA: Usted fue elegido con 95 votos de todos los sectores. ¿Le queda debiendo un favor a alguien?
G.E.: No, a nadie. La votación es un acto institucional, y es un deber de los congresistas votar por cualquiera de los tres. Ahí no me están haciendo ningún favor, yo no le quedo debiendo nada a nadie, porque esto es un asunto de Estado.
No es un asunto para Gregorio Eljach, ni para sus amigos ni para su familia. Pero una cosa es cuando uno está para que lo elijan, otra cosa es cuando uno ya fue elegido y otra cuando ya esté posesionado. Yo en este momento no soy subalterno de los senadores. Cuando me eligieron, que les agradezco, no era subalterno de ellos y lo fui mucho tiempo, pero por ser como yo soy, por tener el carácter que tengo, por aplicar la vida jurídica como la entiendo y la aplico con éxito, es que todos los sectores confían en mí. De lo contrario, no se podría entender que voten por una misma persona sectores de una extrema y de la otra, o del centro y los independientes. Seré un factor de garantías, porque no me excederé en el ejercicio, porque aplicaré la norma sin mirar otras condiciones que ser destinatario de la misma. Ser elegido en una plenaria no obliga a nadie a ser condescendiente o dejar de aplicar estrictamente, con rigor, en lo disciplinario, especialmente. Y eso no ha sucedido con ningún procurador. Así que no seré el sepulturero de la Procuraduría General de la Nación, pero tampoco voy a servir para devolver favores que no existen.
SEMANA: Pero por su cercanía con el Congreso tras 12 años en la Secretaría General del Senado dicen que sí quedaría debiendo favores.
G.E.: Diré esto aunque suene grosero, presento disculpas a quien se sienta afectado: ahora soy el jefe del Ministerio Público, ya no soy el secretario general, ahora soy el jefe de la moralidad y del funcionamiento correcto y adecuado de todas las instituciones del país. Ahora no tengo jefes, ni el presidente de la república es jefe del procurador. El jefe del procurador se llama nación colombiana, a través de un instrumento que se llama Constitución Política. De manera que por ahí no hay ningún riesgo conmigo.
SEMANA: Pero sí podría tener problemas, ya que algunos congresistas querrán estar en su despacho, como lo hacían en la Secretaría del Senado…
G.E.: Es una realidad nueva, no la conozco al detalle, tendré que empezar a enterarme, porque hay un método de trabajo diferente al que se hace en el Congreso de la República. Muchas cosas van a cambiar, están cambiando ya en mi vida familiar, esta cosa incómoda de la seguridad, que es inevitable, porque hay gente que no comprende el papel de los servidores públicos y cree que haciéndole un daño a una persona va a acabar con un régimen, y están equivocados, aunque seguramente nos seguiremos viendo por allí en la plaza de Bolívar. Pero el tiempo mayor del procurador no es con los congresistas, es con los derechos humanos, con los desplazados, con los grupos vulnerables de la población que tienen especial protección constitucional, y eso haremos.
SEMANA: Por ser ternado por Petro, muchos ponen en duda que usted actuará en los procesos contra el círculo cercano del presidente o de su Gobierno. ¿Qué les dice a quienes piensan eso? ¿Cuál será su talante?
G.E.: Recordemos que el procurador no interviene en los procesos disciplinarios, sino como última ejecución de lo que se hizo desde el principio. Interviene directamente en los asuntos de constitucionalidad, pero en defensa del orden jurídico, no para juzgar o sancionar alguna conducta de ningún servidor público. Eso está en manos de los procuradores judiciales, hay una Sala de Instrucción, creada recientemente, y hay una Sala de Juzgamiento. Si hay posibilidad de una armonización en otra instancia diferente, tocará al despacho, no a la persona del procurador. Y ahí también habrá expertos, los hay muy buenos, los mejores de Colombia. De tal forma que no es posible que el procurador intervenga para orientar, direccionar o para obstruir o agilizar un proceso. Eso tiene una propia dinámica de varios años que funciona bien y que hay que dejarla quieta, porque está funcionando bien. No puedo decir más, porque Margarita Cabello está en funciones hasta enero y, por respeto, no debo pronunciarme.
SEMANA: ¿Ya tiene en mente alguien para la Viceprocuraduría?
G.E.: Aún no, pero más adelante se sabrá.
SEMANA: ¿Un hombre o una mujer?
G.E.: Es el mérito, la capacidad, la experiencia, la experticia, pero también la hoja de vida diáfana y que no tenga ningún pliegue ni doblez. Para eso habrá tiempo.
SEMANA: Usted ya fue elegido, pero la realidad es que estará desempleado un par de meses. ¿Qué hará en este tiempo?
G.E.: Bueno, esa sí es una tragedia. En este momento estoy tratando de que el Fondo de Previsión del Congreso me agilice hasta donde sea posible el otorgamiento de mi derecho a una pensión mensual para solventar los gastos de la familia y cumplirle al banco con la hipoteca, hacer mercado y suplir necesidades de aquí a febrero. Viene una liquidación por mi trabajo en el Congreso, pero pensé que sería mayor.
SEMANA: ¿Pero se desconectará unos días?
G.E.: Sí, creo que en la semana de receso que viene viajaré para estar con mi familia y descansar. Iré a visitar a mi mamá, que está postrada por una enfermedad desde hace muchos años, para mostrarle que el hijo que parió en Fusagasugá hace 65 años logró una bendición de la vida, ser elegido procurador general de la nación. Y, cuando logre posesionarme, también trataré de ir a entregarle este reconocimiento a ella, que fue la que me dio la vida.