ENTREVISTA
El presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Luis José Rueda, sale en defensa del director de la Policía: “El general Sanabria tiene una fe muy profunda”
En entrevista con SEMANA, monseñor Luis José Rueda, presidente de la Conferencia Episcopal, defendió al director de la Policía. Asimismo, destacó el papel “activo” de la oposición y dijo que es necesario hablar de una paz total.
SEMANA: Estuvo recientemente con el papa Francisco. ¿Cómo lo vio?
LUIS JOSÉ RUEDA: Es un hombre de una mente muy lúcida. Tiene claridad y lleva en su corazón los temas de Colombia y la Iglesia universal. También, lo que le pasa a la humanidad y a la sociedad colombiana. Físicamente, sí lo vimos muy limitado, camina despacio, ayudado. Pero nos dedicó casi dos horas en un diálogo con 38 obispos.
SEMANA: ¿Qué tan fuertes son los quebrantos de salud del papa?
L.R.: Es un hombre de 86 años y la edad va llevando ciertas cargas. Tiene una expresión de obesidad que es notoria, además de su problema de la rodilla. Ha sido un hombre muy valiente porque, estando así, limitado, ha hecho viajes apostólicos a distintos lugares del mundo, como África, entre otros. Él sabe manejar sus limitaciones.
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SEMANA: Monseñor, ¿qué le preocupa de lo que está pasando en Colombia? ¿Por qué pedirá esta Semana Santa?
L.R.: Tenemos que pedir que el Señor nos dé a todos la conversión del corazón. Los procesos sociales tienen su raíz profunda en el corazón del ser humano. Si los colombianos escuchamos la voz del Señor, recibimos la voz del Evangelio, nos lanzamos a una vida nueva y nos dejamos guiar por el Espíritu Santo, entonces, desde un corazón renovado, tocado por el amor de Dios, podemos transformar las problemáticas que tenemos: los distintos procesos de paz que están abiertos. Además, tenemos el prolongadísimo y profundo tema del narcotráfico y la corrupción, que le han hecho daño a la ética colombiana, a la ética social, que nos han destruido, que han puesto en primer lugar a la economía y a las armas y en tercer lugar a la dignidad de las personas.
SEMANA: ¿Cómo le parecieron los exorcismos que reveló en SEMANA el director de la Policía, el general Henry Sanabria, para combatir la criminalidad?
L.R.: No he hablado con el general. Sé que es un hombre de una fe muy profunda, que no la oculta y que eso no separa la labor que tiene con la convicción de Cristo. Sé que él pone su fe al servicio de Colombia, su esperanza al servicio de la Policía, todas sus convicciones espirituales al servicio que le pidió el presidente Petro para dirigir una institución tan grande como la Policía. Lo que está haciendo es ser coherente en la búsqueda de lo que la Policía tiene en la mira.
SEMANA: ¿Usted qué opina de los exorcismos?
L.R.: La Iglesia católica tiene un ritual de exorcismos basado en esa certeza de que el maligno ataca, que el mal destruye la obra de los seres humanos y que nos divide. La primera tarea del maligno es engañarnos, quitar la verdad y poner verdades aparentes. El mal existe, de eso estamos totalmente convencidos. Por eso, la Iglesia tiene el ritual de exorcismos y prepara a sacerdotes que son exorcistas en todas partes del mundo. Es más, el papa Francisco, en años anteriores, les pidió a todos los obispos de los cinco continentes que designen a una persona como exorcista, que sea un sacerdote de buena tradición, trayectoria, de profunda fe, que se prepare, porque eso no se puede improvisar. De tal manera que no haya exorcistas improvisados, sino que sean nombrados por los obispos y que realicen una misión en nombre de la Iglesia.
SEMANA: En el caso de la Policía, ¿la Iglesia conoce y autoriza estos exorcismos?
L.R.: Creo que el señor obispo de las Fuerzas Militares y de Policía, el obispo castrense de Colombia, monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, le puede dar respuesta, porque él debió haber nombrado a un sacerdote encargado de los exorcismos en las Fuerzas Militares y de Policía. De esa manera es como se procede en la Iglesia católica: el obispo nombra a un sacerdote a quien le delega esa función. El primer exorcista en las diócesis es el obispo, pero por toda la amplitud de su misión no puede dedicarse a los exorcismos. Por eso, se delega y se forma a un sacerdote para esta tarea.
SEMANA: ¿Qué tan comunes son los exorcismos en las instituciones en Colombia? Además de la Policía, ¿otras lo solicitan?
L.R.: No. Que yo sea consciente de que instituciones pidan exorcismos, no soy muy consciente, pero sí sé que las personas naturales, fieles católicos agobiados por el mal, acosados por las insidias del maligno, buscan esa liberación, esa paz interior que tiene que ver con la espiritualidad y con la convicción de un combate espiritual, que hay que asumirlo. Muchas personas que trabajan en distintas instituciones no lo piden institucionalmente, pero lo hacen personalmente, sabiendo que esa liberación incidirá positivamente en los ambientes profesionales y laborales donde se desempeñan.
SEMANA: ¿Sabía de exorcismos a la distancia? El director de la Policía le contó a SEMANA que se tomaron fotografías de los entonces comandantes de las Farc, se hicieron dichos exorcismos y, gracias a eso, se realizaron los operativos con éxito.
L.R.: El exorcismo necesita un ritual, una persona que esté preparada y que el que lo solicita esté en servicio del exorcismo, esté consciente y colabore con la tarea. Es la primera vez que escucho el tema de exorcismos en la distancia. Es nuevo para mí.
SEMANA: ¿El general Sanabria es fanático de la religión?
L.R.: No me atrevo a catalogarlo como un fanático. Lo que sí veo es que es un hombre de convicciones profundas que no oculta su fe, que no separa su fe del trabajo y la misión que el presidente le ha pedido. Es una persona que, en su convicción de seguidor de Cristo, del amor a la gracia que él nos da, ve también allí una posibilidad de tomar armas espirituales, como diría san Pablo: las armas espirituales para ponerlas al servicio de las búsquedas que tiene nuestro país.
SEMANA: ¿El exorcismo sirve para atrapar delincuentes?
L.R.: El exorcismo sirve para liberar las ataduras del mal. El mal puede tener expresiones estructurales, se puede enquistar en unas instituciones, en comunidades enteras, hace presencia a través de personas. Pero, cuando el mal se vuelve parte del paisaje, es necesario que no solamente sea liberada una persona, sino que colectivos humanos puedan tener esa fuerza de liberación.
SEMANA: Hay gente que critica al general Sanabria y lo llama “fanático”. ¿Qué les dice?
L.R.: Creo que no debemos convertir el tema religioso, y menos en Semana Santa, en temas de más polémica, porque Colombia tiene suficientes problemas para resolver. No debemos convertir el tema religioso en un asunto que nos divida; debe unirnos.
SEMANA: ¿Cómo ve el gobierno del presidente Gustavo Petro?
L.R.: Veo al presidente trabajando en las regiones, asumiendo temas de fondo como la reforma a la salud, laboral, pensional, temas que se deben asumir en lo profundo, en su propuesta de paz total. Son asuntos que, cuando se asumen seriamente, con el discernimiento y el aporte de todos, sin quedarnos solo en una postura, van construyendo lo que Colombia necesita. Petro ha puesto sobre la mesa distintos temas profundos, se trata de que todos los colombianos aportemos. Oro permanentemente por los gobernantes, sea quien sea y del partido que sea, porque si a un gobernante, independientemente de su afiliación partidista, le va bien, le va bien al país.
SEMANA: Usted destaca las reformas de Petro, pero en el Congreso existe el riesgo de que se hundan.
L.R.: Una reforma tiene un borrador, una propuesta escrita que tiene que ser debatida. Puede ser que en esos debates muchos de los elementos propuestos en el primer borrador tengan que ser replanteados y cambiados. Ese es el proceso democrático. Me llena de esperanza saber que sea así, que no hay una imposición de un único punto de vista.
SEMANA: Petro habla de sacar la gente a las calles y Roy Barreras advierte sobre un estallido social si las reformas no se aprueban.
L.R.: No hay que llevar al país a esos enfrentamientos. Si estamos hablando de paz total, tiene que ver con todos los escenarios, no solamente la paz con los grupos armados, sino la social, la civil, la paz de los ciudadanos. Movilizarnos unos contra otros no es el camino, no es la forma, debemos movilizar las conciencias, los argumentos, la fe y la esperanza de los colombianos. Veo riesgoso cuando se piensa en estallidos sociales, porque la sola palabra se asocia con eventos que han pasado recientemente y que han dejado muchas heridas en la sociedad.
SEMANA: ¿Cómo ve la oposición al presidente Petro?
L.R.: Veo una oposición muy activa. Eso me llena de esperanza, significa que hay un trasfondo democrático, una cultura democrática en nuestro país. Un mandatario de izquierda que llega a la presidencia y está descubriendo lo que es recibir también puntos de vista distintos, como él lo hacía cuando estaba en la oposición. Veo a una oposición que está reflexionando, que está activa, proponiendo y pensando en el país.
SEMANA: ¿Está de acuerdo con una constituyente?
L.R.: Lo que deberíamos hacer es retomar la Constitución de 1991 y ponerla al servicio de Colombia, llevarla a la plenitud. No hemos asumido el espíritu de lo que significó la Constitución, que fue construida por todos los colombianos y se ha quedado corta en su aplicación. Más que proponer una nueva constitución, es retomar, ir a las fuentes, a las raíces, a lo profundo y llegar a unos consensos.
SEMANA: Alfredo Saade, exprecandidato presidencial del Pacto Histórico, propuso cerrar el Congreso.
L.R.: Por ahí no es el camino. Todos tenemos muchas salidas que pueden ser apresuradas. No se trata de mirar solamente lo coyuntural, sino un poco más a largo plazo. No podemos hablar de un Congreso de ángeles perfectos, sino de seres humanos que se convierten en voceros de sus comunidades. Ese escenario, en vez de eliminarlo, debe ser purificado, potenciado y puesto al servicio del bien común del país.
SEMANA: ¿Cómo ve a los ministros de Gustavo Petro?
L.R.: No quiero hacer un juicio de cada uno de ellos. Hay unos ministros que han asumido con una profunda responsabilidad y amor a Colombia el servicio al cual los llamó el presidente. En el gabinete veo a unos ministros que han asumido la tarea con mucha responsabilidad. No es fácil ser ministro del primer presidente de izquierda que tiene el país.
SEMANA: ¿Le gusta el trabajo de Carolina Corcho y de Irene Vélez?
L.R.: Más bien digo que el equipo está llamado a trabajar por el bien común.
SEMANA: Usted exalta el trabajo de “unos” ministros, ¿y los otros?
L.R.: Habrá algunos que son conscientes de que no han podido dar la medida y que están aprendiendo y no han podido dar las respuestas que necesitan todas las regiones del país.
SEMANA: ¿Le preocupa lo que está ocurriendo con la paz total?
L.R.: La propuesta es en grande, la necesita Colombia, el país no puede estar pensando que aparece un gobierno y viene una mutación de problemas y grupos armados. No podemos seguir con la cultura de las armas. Es necesario que tomemos conciencia, que hagamos un alto en el camino y digamos: ¿hasta cuándo vamos a seguir así? ¿Hasta cuándo Colombia será un escenario de guerra?
SEMANA: El ELN masacró a nueve militares en el Catatumbo. ¿Qué hacer con este grupo?
L.R.: Seguir hablando y seguir exigiendo, el diálogo es la manera para encontrar los consensos y las soluciones. No puede tirarse por la borda este momento por una equivocación de un grupo en una zona del país. Rechazamos, repudiamos estos actos violentos, llamamos a que cesen las armas, a que haya un respeto a las comunidades. Son muertes de hermanos de un lado y del otro. Los guerrilleros tienen familia, los policías, también.
SEMANA: ¿No cree que negociar al mismo tiempo con tantos grupos armados ilegales puede obstruir el proceso?
L.R.: Es fuerte pero necesario. Cuando uno va a mirar las regiones, vemos que en algunos sectores hay distintos grupos, se tienen repartido el país, no solo las zonas rurales, también las áreas urbanas. Hay presencia de violencia urbana. Por tanto, debe hablarse de paz total y no parcial. Es difícil, pero vale la pena hacerlo.
SEMANA: Por otro lado, la Iglesia católica ofreció disculpas públicas por los casos de pederastia que involucran a sacerdotes. ¿Fue fácil y de qué dimensiones es en Colombia?
L.R.: Es un tema profundo y nos hace pensar permanentemente que debemos reconocer nuestras fallas, pedir perdón y estar dispuestos a renovarnos. Hemos tomado muchas medidas. Primero, las preventivas. Todas las jurisdicciones eclesiásticas (diócesis, arquidiócesis) estamos trabajando en las oficinas del buen trato e implementando los protocolos de una cultura del cuidado. Esa parte preventiva es amplia, silenciosa pero eficaz. Además, colaboramos permanentemente con las autoridades civiles para el esclarecimiento de estas situaciones y para que las víctimas sean escuchadas, respetadas y valoradas. Nos duele profundamente, nos avergüenza, nos hace sufrir esta situación, pero, a través de las víctimas, vamos encontrando las soluciones a los problemas.
SEMANA: ¿Tienen muchos casos de pederastia? ¿Hay sacerdotes sancionados?
L.R.: Hay sancionados y casos en investigación. Estamos trabajando con la Fiscalía para que se haga el debido proceso, porque hay unas personas (sacerdotes) condenadas, otros, en procesos de investigación, y tienen derecho al debido proceso, la presunción de inocencia y que se haga el proceso canónico y civil como es debido. No tengo las cifras en las manos, pero le digo que es un tema que se ha repetido y nos ha sorprendido porque son varios los que han incurrido en esas situaciones.