Movilizaciones
Gustavo Petro tendrá prueba de fuego en medio de fuerte crisis: espera a millones de personas en las calles hoy, Primero de Mayo, apoyándolo
El presidente Gustavo Petro convocó de nuevo a la movilización este primero de mayo. ¿Qué tanto éxito tendrá su convocatoria a las calles?
Justo cuando acaba de hacer un revolcón en su gabinete ministerial, rompió su coalición de Gobierno y enfrenta su peor momento de favorabilidad en las encuestas desde que llegó a la Casa de Nariño, el presidente Gustavo Petro vuelve a apelar a su escenario favorito: la movilización social.
Ya lo dejó claro esta semana durante un acto en Zarzal (Valle del Cauca): “Se necesita un movimiento campesino que se levante”. La prueba de fuego de este nuevo intento de Petro por apelar al sentimiento popular ante la crisis de su Gobierno será este primero de mayo, cuando se dirigirá a los colombianos desde el balcón de la Casa de Nariño, como lo hizo en febrero.
Conocedor como pocos de este escenario, el jefe de Estado escogió una fecha simbólica: el Día Internacional del Trabajo, cuando los sindicatos y movimientos sociales salen a las calles. Apelar a la movilización social ha sido el as bajo la manga de Petro en la adversidad.
El primer uso de este recurso fue en diciembre de 2013, cuando el entonces procurador Alejandro Ordóñez lo destituyó como alcalde de Bogotá. La combinación de “perseguido político” y “hombre del pueblo” lo catapultó.
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Luego, en 2018, cuando perdió la presidencia, les notificó a sus detractores que haría uso de las calles. Esa agitación tuvo su esplendor en el llamado estallido social de 2019 y en el paro nacional de 2021, que le pavimentaron su llegada a la Casa de Nariño.
Por eso, no resulta extraño que Petro apele hoy a la movilización social. Pero este escenario podría resultar contrario a los intereses del mandatario, en caso de no tener una masiva convocatoria. El presidente y sus opositores ya se midieron en las calles, en febrero, y el resultado no fue el esperado.
Las cifras de la Alcaldía, en el caso de Bogotá, fueron claras: en las marchas a favor del Gobierno hubo 2.000 personas, mientras que en las de la oposición, en rechazo a las políticas de Petro, salieron 15.000. Algo similar se vio en noviembre del año pasado, durante la conmemoración de los 100 días del Gobierno Petro, cuando las marchas no tuvieron la concurrencia esperada.
Si bien es indudable que Petro tiene una base social, está claro que una cosa es echar mano de la crítica severa y la denuncia para salir a protestar y otra muy distinta movilizarse en defensa de un Gobierno que, en nueve meses, no ha logrado pasar de los anuncios a la realidad, no ha encontrado estabilidad en el gabinete y enfrenta escándalos, como el de Nicolás Petro, el hijo del presidente.
Además, según la encuesta de Invamer divulgada esta semana, la aprobación de Petro se encuentra en su peor momento, solo el 35 % de los ciudadanos apoya su gestión, mientras el 57 % la desaprueba.
La gran conclusión de esta medición es el pesimismo, pues más del 70 % considera que su situación ha empeorado, especialmente por la inseguridad desbordada y el aumento en el costo de vida, que preocupa a más del 90 % de los ciudadanos.
A esto debe agregarse el hecho de que la relación del Gobierno Petro con los sindicatos, que son los que lideran las movilizaciones, no está en su mejor momento. Aún no se ha logrado acordar el incremento en el salario para los más de 1,3 millones de empleados públicos en el país. Mientras los sindicatos piden un aumento del 18,12 %, el Gobierno ofrece solo el 13,12 %.
El escenario para Petro resulta tan complejo que ni siquiera en el Pacto Histórico están convencidos de la estrategia de convocar a la gente a las calles en defensa del Gobierno. Hasta el momento, a excepción del exsenador Gustavo Bolívar y la senadora María José Pizarro, son pocos los congresistas que han salido a ponerles el pecho a las movilizaciones.
En medio de las contradicciones dentro del gabinete, el bloqueo de las reformas en el Congreso, los problemas con la llamada paz total y la caída en su aprobación, Petro vuelve a apelar al libreto de la movilización popular. Mientras los colombianos piden resultados, el mandatario responde con balcón y oratoria.