Presidencia
El presidente Gustavo Petro volvió a cancelar su agenda pública el viernes: ¿qué está pasando o ya es costumbre? No hubo explicaciones
Ya van varias ocasiones en las que el jefe de Estado, de manera sorpresiva, cancela los eventos que tiene previstos. Desde hace varias semanas se habla, además, de “la hora Petro”.
Sin lugar a dudas, las agendas de los presidentes de la República siempre están llenas de compromisos: reuniones con sus colaboradores, con partidos políticos, gremios de la producción, sectores sociales, inauguraciones, encuentros con la comunidad y asistencia a eventos a los que los invitan, especialmente. En el caso del presidente Gustavo Petro, sin embargo, ya son varias las veces en que cancela sus eventos sin dar mayores explicaciones.
El episodio más reciente fue este viernes, cuando tenía prevista la firma de un acuerdo entre el Gobierno nacional y la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) para la compra de alrededor de 3 millones de hectáreas de tierra ganadera para avanzar en el cumplimiento del punto uno del acuerdo de paz con las Farc.
José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán, le dijo el jueves a SEMANA que ese acuerdo entre el gremio de los ganaderos y el Ejecutivo se lleva “trabajando” desde hace “poco más de un mes” y que la firma final sería este viernes, en la Casa de Nariño. Sin embargo, de manera sorpresiva, el presidente Petro la canceló sin explicar las razones para ello.
El mandatario, quien el jueves publicó una foto en su cuenta de Twitter de Lafaurie y la ministra de Agricultura, Cecilia López, rodeados de varias personas del gremio y del Gobierno, tampoco se pronunció sobre la cancelación en su cuenta de Twitter.
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De hecho, hasta la noche de este viernes solamente había publicado dos mensajes: uno hablando sobre la alerta de huracán en las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, y el otro con el cronograma de los diálogos regionales que se vienen en diferentes partes del país.
Desde la Casa de Nariño se limitaron a informarles a los periodistas que el jefe de Estado mantendría su agenda privada en Cartagena.
Pero esta no es la primera vez que deja metidas a las personas con las que se va a reunir. El pasado jueves 29 de septiembre tenía en su agenda una reunión con el gremio de los taxistas, quienes han sentado su voz de protesta por el alza del precio de la gasolina que se viene en los próximos días. Petro canceló y envió al ministro de Transporte, Guillermo Reyes.
Al día siguiente, el 30 de septiembre, puso a esperar a sus ministros y colaboradores alrededor de seis horas en el primer encuentro del Gobierno nacional para fijar la hoja de ruta en varias decisiones clave que debe tomar la nueva administración. Lo sorprendente de este retraso es que se supone que el más interesado en guiar la reunión y fijar las prioridades debería ser el propio presidente de la República.
Varios integrantes de las Fuerzas Militares todavía recuerdan cuando no llegó a la ceremonia de reconocimiento de tropas, el pasado 16 de agosto, y el acto tuvo que ser reprogramado para otro día.
Y en el plano internacional también pasó lo mismo. En medio de la Asamblea de Naciones Unidas, en Nueva York, en la que los encuentros entre los presidentes y primeros ministros ocupan gran parte de la agenda de los mandatarios que acuden a la cita, hizo esperar casi una hora al primer ministro de Noruega, Jonas Gahr Støre, uno de los hombres clave en el propósito de la ‘paz total’ en el país.
Esto sin contar que también llegó tarde a una cena en la que también estaba el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y que ningún gobernante del mundo occidental quisiera perderse. “No soy de los presidentes que buscan cuando Biden va al baño para atravesársele en el pasillo”, dijo después Petro.
Estos retrasos han ocasionado que en la misma Casa de Nariño ya se pregunte si los eventos van a ser a la hora citada o la “hora Petro”, es decir a la hora en la que generalmente comparece el mandatario.
Aunque estos son solamente algunos ejemplos de las cancelaciones y retrasos de Petro recientemente, el tema ya comienza a preocupar en varios círculos políticos, en los cuales se comenta que el que queda mal no es él, sino el país al que está representando y la seriedad de una dignidad como la Presidencia de la República.
Para algunos sectores políticos, el jefe de Estado no parece estarse tomando en serio algunos de los compromisos que tiene como presidente, y respuestas como la que dio cuando llegó tarde a la cena en la que estaba también el presidente de Estados Unidos no dejan de sentirse con cierto aire de soberbia, especialmente para sus críticos más agudos.
Seguramente estas cancelaciones sin explicación y retrasos serán uno de los indicadores que se tendrán en cuenta en su desempeño cuando llegue la hora de hacer el balance de los primeros cien días en la Casa de Nariño, lo que debe suceder hacia mediados de noviembre.