ANÁLISIS
En el Pacto Histórico están aterrados por las graves consecuencias que traerá el escándalo de Nicolás Petro en las elecciones regionales del 2023
El escándalo de Nicolás Petro promete pasarle una costosa factura al Pacto Histórico en las elecciones regionales. ¿Cómo salir a ofrecer el discurso anticorrupción y de cambio después de lo que se ha conocido hasta ahora?
El Pacto Histórico atraviesa por su momento más difícil, justo cuando está a punto de iniciar en forma la campaña por las elecciones regionales y locales de 2023. El escándalo de Nicolás Petro tendrá un fuerte coletazo para la coalición a la hora de ofrecer un discurso anticorrupción y de cambio no solo en el Caribe, donde Nicolás tenía la intención de aspirar a la Gobernación del Atlántico, sino en todo el país.
El problema es grave para hacer política y marcar diferencia con los contrincantes. El hijo del presidente Gustavo Petro es señalado por su exesposa Day Vásquez de recibir unos 600 millones de pesos del exnarcotraficante conocido con el alias del Hombre Marlboro y unos 400 millones de pesos del polémico Turco Hilsaca. Aunque la plata, según Day, iba para la campaña presidencial de Petro, Nicolás se quedó con ella.
Dos semanas antes de las explosivas declaraciones de Day a la directora de SEMANA, Vicky Dávila, Nicolás le confirmó que quería ser candidato a la Gobernación del Atlántico. Él realizaba consultas jurídicas para evaluar una eventual inhabilidad por el cargo que ejerce su padre y quería anunciar su aspiración luego del Carnaval de Barranquilla. Tras la denuncia exclusiva de SEMANA, los planes se vinieron al piso. Nicolás se desmarcó de la campaña de 2023 y nombró a dos abogados para defenderse.
Por eso, en el Pacto Histórico las alarmas están encendidas. Aunque en los chats de las bancadas petristas nadie habla del escándalo, por respeto y solidaridad con el presidente, la molestia es evidente.
El exsenador Gustavo Bolívar reaccionó molesto: “¡Qué mierda. Unos matándonos por la causa y otros viviendo de la causa! Pero no se desanimen, el país sabe quién es quién”.
El presidente de la Cámara, David Racero, también arremetió contra Nicolás y dijo: “Al corrupto, para la cárcel. Sea quien sea”.
En las bases de la izquierda hay desilusión y personas, incluso, queriendo saltar del barco, como reconoció el propio Bolívar, quien le pidió calma al electorado.
Pero el escenario pinta muy difícil. El escándalo de Nicolás cambia radicalmente el panorama en el Atlántico y obliga a modificar la estrategia para tratar de arrebatarle la Alcaldía de Barranquilla a la casa Char. El precandidato a la Gobernación del Atlántico Máximo Noriega, hombre de confianza de Nicolás, es, sin duda, el primer damnificado. A él lo venía apoyando el hijo del presidente en su carrera para tratar de ganar en las elecciones de octubre próximo y suceder a la gobernadora Elsa Noguera, afín a los Char.
Nicolás estaba firme en su respaldo a Noriega, quien fue funcionario de Petro en distintos cargos en la Alcaldía de Bogotá (2012-2015). Le tendía puentes con la Casa de Nariño y recorría a su lado los municipios del Atlántico durante los fines de semana. Pero el impacto contra Noriega viene además por cuenta de que su nombre terminó involucrado en las explosivas declaraciones de Day. Ella señaló que Noriega fungió como intermediario entre Nicolás y el Hombre Marlboro para recibir la plata.
“Todo se hizo a través de Máximo Noriega. La plata que entregaba, se la entregaban a Máximo. El señor nunca le entregó nada directamente a Nicolás. Todo fue a través de Máximo”, le contó Day a Vicky Dávila.
Noriega se defendió y le pidió a la Fiscalía que certifique si tiene investigaciones, y, si las hay, pidió celeridad: “Jamás me reuní o acompañé al diputado Nicolás Petro a reuniones o contactos con las personas que han sido mencionadas, ni con ninguna otra, con el objetivo de recibir dineros o prebendas de algún tipo, ni para la campaña ni para la presidencia de Gustavo Petro”.
Sin duda, al Pacto Histórico le será difícil ofrecer un discurso anticorrupción y de cambio con el escándalo de Nicolás encima. A eso se le suman los líos de Juan Fernando Petro, hermano del presidente, por sus polémicas visitas a La Picota, al pabellón de los extraditables, en la campaña presidencial, y el rol que estaría desempeñando en la paz total.
Hay división
Además, en el Atlántico, el Pacto Histórico está fracturado. Por un lado, está el sector de Nicolás y el cura Bernardo Hoyos, que respalda a Noriega. Por el otro, está el representante a la Cámara Agmeth Escaf. Y hay un tercer bloque integrado por el embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, y la familia Villalba Torres, una casa política que apoyó la campaña del empresario Pedro Flórez.
El panorama para esos tres sectores no es claro. De por medio, está tratar de retener los 672.832 votos que Gustavo Petro obtuvo en el Atlántico, en la segunda vuelta presidencial, en junio de 2022. Un sector del electorado, además del escándalo de Nicolás, tampoco ha visto materializado el cambio prometido desde la presidencia, y eso va a jugar en contra del Pacto Histórico.
Bajo ese contexto, se abren las puertas para otras potenciales candidaturas que, aunque puedan tener vasos comunicantes con el petrismo, no necesariamente tienen su raíz allí. Es el caso de José Antonio Segebre, exgobernador del Atlántico y uno de los liberales que respaldaron a Petro en las presidenciales; Alfredo Varela, cercano a la Fuerza de la Paz, el partido político de Roy Barreras, y Eduardo Verano de la Rosa, de filiación liberal.
Por su parte, en la competencia por la Alcaldía de Barranquilla, el escándalo de Nicolás parece despejarle el camino a la casa Char, aunque está por verse el otro efecto que puedan tener las declaraciones de Aida Merlano contra integrantes de esa familia; acaba de ser extraditada a Colombia, proveniente de Venezuela.
Hace unas cuatro semanas, Nicolás le había pedido al abogado Miguel Ángel del Río y a Benedetti que midieran fuerzas en una consulta para definir un candidato único del petrismo que derrotara a los Char. “Invito a los demás sectores del Pacto a sumarse a esta gran consulta”, propuso.
A Del Río, un abogado mediático, pero no probado en las urnas, no le gustó la propuesta. De hecho, cada vez se le ve con menos ganas de aspirar a la alcaldía y, especialmente, tras el escándalo de Nicolás y Day.
Del Río, además, no cae bien en todos los sectores del Pacto Histórico. Él y Escaf se enfrentaron por la cabeza de la lista a la Cámara de Representantes y el actor le ganó el pulso.
Por su parte, Benedetti se está convirtiendo en el plan B del petrismo para la Alcaldía de Barranquilla. SEMANA conoció que, desde la Casa de Nariño, lo han llamado en repetidas ocasiones para que regrese a Colombia y enfrente a los Char. Este jueves, Benedetti se reunió en Palacio con el presidente Petro durante dos horas y hablaron del tema a puerta cerrada.
Benedetti no ha tomado una decisión porque se siente cómodo en Caracas. Sin embargo, nada está descartado. En Barranquilla, de hecho, lo ven como un candidato fuerte y con reconocimiento, pese a que en su última elección al Senado, cuando formaba parte del Partido de la U, obtuvo 14.292 votos en el Atlántico.
Por el lado de los Char, SEMANA estableció que el exalcalde Alejandro Char solo saltará al ruedo y aspirará a la Alcaldía de Barranquilla si Del Río o Benedetti se miden en su contra. De lo contrario, impulsará la candidatura de Carlos Acosta, cercano a la gobernadora Elsa Noguera y al alcalde Jaime Pumarejo.
“La alcaldía para Álex Char parece indestronable y, por primera vez en años, los reflectores de los escándalos apuntan hacia sus contrarios políticos”, dijo el analista político Carlos Suárez.
El Pacto Histórico no tiene figuras o candidatos viables en todas las regiones. Por eso, el presidente del Congreso, Roy Barreras, tendió puentes con políticos tradicionales para fortalecer la coalición. El problema es que esa estrategia amenaza con desmoronarse tras el escándalo de Nicolás, quien pateó, sin pensarlo, la narrativa que llevó a su padre a la presidencia.