ENTREVISTA
“Es una locura que alias Gafas sea gestor de paz”: estadounidense Marc Gonsalves, rescatado en la Operación Jaque junto con Ingrid Betancourt
El estadounidense Marc Gonsalves, rescatado junto con Ingrid Betancourt en la Operación Jaque, habló con SEMANA sobre su secuestrador. También de Petro, de las Farc y de Piedad Córdoba.
SEMANA: ¿Cómo recibió la decisión del presidente Gustavo Petro de designar a alias Gafas como gestor de paz?
MARC GONSALVES: Muy sorprendido. No sabía en qué estaba alias Gafas. No sabía si estaba activo como guerrillero o no. Imaginaba que se estaba escondiendo porque el secretariado de las Farc ha dicho que él los traicionó con la Operación Jaque. Gafas, como vemos, firmó la paz, pero delinquió otra vez. Si las disidencias lo nombran como vocero, es porque él forma parte del grupo. Cuestiono cómo funcionan los procesos de paz, las decisiones de la JEP de dejar libres a criminales. Esos procesos así no le ayudan al país.
SEMANA: ¿Por qué considera que Gafas no puede ser gestor de paz?
M.G.: Lo conozco, estuve bajo su control durante varios años cuando fui secuestrado. Tiene un carácter muy malo, es muy cruel. Estuve más de cinco años y medio en la selva, conocí a varios guerrilleros, pero él hizo mucha maldad, es capaz de decir cualquier cosa para sacar beneficio, no es una persona de confianza. Es uno de los malos. Estuvo bajo el mando de alias César, jefe del frente Primero de las Farc. Le llaman Corazón Negro.
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SEMANA: ¿Cómo así?
M.G.: Mi amigo Thomas Howe, quien también fue secuestrado, le puso Corazón Negro. Él se lo dijo una vez a Gafas en el campamento. Desde ese momento nos referíamos a él con ese sobrenombre. Muchas veces, cuando estuvimos en la selva, escuchamos ruidos y era él quien permanecía con cámaras grabándonos y a escondidas. Es perverso. Malo. Hay una lista larga de sus maldades.
SEMANA: ¿Cómo cuáles?
MG.: Gafas casi mata a mi amigo Thomas. Sacó su pistola y estaba listo para dispararle en la cabeza. No lo hizo por un milagro. Él sabía que podría irle mal con el secretariado. No recuerdo, pero Thomas se resistió a una de las marchas e inició la discusión. Además, después de la fuga de John Frank Pinchao, alias Gafas encargó cadenas gruesas, pesadísimas y muy largas para los secuestrados. Las puso alrededor de los cuellos de nosotros. En las marchas, en las que duramos meses, en una oportunidad hasta cuatro, nos tocaba cargar las cadenas alrededor de los cuellos. Fue una tortura. A veces estábamos 15 secuestrados, uno encima de otro por horas, durante la noche, en un espacio estrecho, apretado. No permitía que habláramos entre nosotros. Puedo escribir un libro sobre las maldades de Gafas.
SEMANA: Algunos dirán que Gafas ya pagó nueve años de cárcel.
M.G.: Creo que la gente puede cambiar, pero no todo el mundo. En el caso de Gafas y de otro terrorista como Martín Sombra, no saben hacer nada más. Entraron a las Farc cuando tenían 11 años y lo único que han aprendido es a secuestrar, asesinar, hacer terrorismo y mover droga. Con Gafas tenemos la prueba. Él firmó los acuerdos de paz y regresó a delinquir.
SEMANA: ¿No cree que las disidencias de las Farc tengan intenciones de firmar la paz con el presidente Petro?
M.G.: No. Las Farc, el ELN y los otros grupos tratan siempre de aprovechar los procesos de paz para conseguir otras cosas. En el pasado, la guerrilla pedía despeje y zonas de encuentro. Ahora ocurre lo mismo. La verdad, eso siempre les funciona. Estos procesos de paz son buenos para los criminales, porque los usan para hacer sus contactos en el mercado negro, entre otras cosas. En este momento, estos grupos no sienten tanta presión de las Fuerzas Militares porque sus manos, pienso, están un poco amarradas.
SEMANA: Las Farc siempre pensaron que Gafas se vendió al Ejército con la Operación Jaque. ¿Fue así?
M.G.: No. La Operación Jaque fue un engaño que funcionó perfectamente. Gafas resistió durante el rescate como César, el otro carcelero. Fue una operación muy bien hecha y él no sabía. Nadie lo sabía. Además, pagó nueve años en la cárcel. Lo curioso es que en Estados Unidos pedimos la extradición de los dos por nuestro secuestro, pero las cortes en Colombia la negaron. Es muy raro. Gafas debería estar en una cárcel de Estados Unidos pagando por sus delitos. Tengo más confianza en el sistema de justicia de aquí, es más fuerte. En Colombia tienen a la JEP, que, básicamente, puede dejar a un terrorista libre solo con firmar un papel.
SEMANA: ¿Por qué califica a la JEP como un “desastre”?
M.G.: Dos ejemplos: Martín Sombra y Gafas. Los dos son secuestradores, lo dicen, no entraron en el proceso de paz porque estaban en la cárcel y se acogieron a la JEP. Están libres y, cuando salieron, siguieron haciendo lo que saben hacer: delinquir. Creo que las víctimas tienen una prioridad baja por parte de la JEP. No creo que las consideren o piensen en ellas cuando el tribunal toma sus decisiones.
SEMANA: Usted regresó a Colombia hace 20 días. ¿Fue fácil volver? Había prometido no pisar más esta tierra.
M.G.: Regresé porque quise apoyar al Ejército con la celebración de los 15 años de la Operación Jaque. Emocionalmente, fue difícil volver. Pensé que sería fácil, pero no. Cuando estuve cerca del helicóptero, con algunos de mis compañeros de cautiverio, la emoción fue muy fuerte, se me puso la piel de gallina y dije: “Wow, esto es verdad”. Me sentí ansioso, temblé mucho sin poder controlarlo.
SEMANA: Usted y Thomas le ganaron una millonaria demanda a las Farc en un tribunal de Estados Unidos. ¿Ya les pagaron?
M.G.: Es una cifra muy grande la que ganamos, pero nunca han pagado (risas). Ganamos en 2009. Un año después de salir de la selva demandamos a las Farc, ganamos más de 300 millones de dólares, pero es un número que es simbólico. Las Farc están en deuda con nosotros (risas). Si quieren pagar, les doy el número de mi cuenta. Ellos nunca lo van a hacer.
SEMANA: Pero se supone que las Farc entregaron plata, bienes y oro para reparar a sus víctimas.
M.G.: No sé cómo funciona eso. Me gustaría que las víctimas de Colombia que han sufrido reciban primero que yo.
SEMANA: A muchas víctimas aún no las repara la guerrilla.
M.G.: Por eso creo que el proceso de paz no funciona, es un fracaso, porque no hay paz, no hay reparación para las víctimas y siguen en la selva y en el Senado de Colombia. Para mí el proceso de paz del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos fue un gran fracaso, ojalá Gustavo Petro sea más inteligente en la forma en que va a negociar. Hasta ahora, no parece. Si están aceptando a Gafas como gestor de paz, es una locura.
SEMANA: ¿Cómo ve el gobierno de Gustavo Petro?
M.G.: No soy hincha de Petro, pero hay que respetar la voluntad del pueblo. Lo eligieron y hay que ver qué va a pasar. Mi esperanza con el presidente Petro es que no cambie la Constitución para quedarse por siempre en el poder. Si no hace eso, bien. Quiero ver seguridad para la gente, justicia por las víctimas y un país fuerte.
SEMANA: A Piedad Córdoba la han señalado de decidir a qué secuestrados se debían liberar entre las Farc. ¿Usted lo cree?
M.G.: Yo creo eso. Era especialmente una jugada que ella estaba haciendo con el presidente Hugo Chávez de Venezuela. Según información que tengo, una de las jugadas que trataron de hacer era liberar a Simón Trinidad, quien está en una cárcel de Estados Unidos. Por eso, creo que los norteamericanos nunca hubiéramos salido de la selva sin un rescate porque mi Gobierno no estaba listo para liberar a Trinidad. Creo que sí, Piedad Córdoba estaba tratando de controlar cómo las Farc estaban liberando, quiénes y cuándo para engrandecer su influencia y la de Hugo Chávez.
SEMANA: Cuando usted estuvo en la selva, ¿qué escuchó de Piedad Córdoba?
M.G.: Entre las Farc dijeron que ella era amiga de ellos, me refiero a guerrilleros rasos. La vieron a ella y a Chávez como amigos.
SEMANA: Piedad Córdoba es hoy senadora del Pacto Histórico.
M.G.: Bueno (risas), hay que respetar los votos de la gente, pero yo no estoy de acuerdo.
SEMANA: ¿Usted a qué se dedica hoy?
M.G.: Me pensioné de mi compañía hace unos años, pero sigo trabajando en otros proyectos. Quiero contarle que no estoy buscando la venganza. Uno de los proyectos en los que estoy es el trabajo con presos en Estados Unidos, los ayudo a cambiar los hábitos, la forma de vivir para que cuando queden en libertad no vuelvan a delinquir.
SEMANA: Martín Sombra, uno de sus carceleros, dijo que a los niños de las Farc los entrenaban como caníbales. ¿Es real?
M.G.: No. Sombra habla mucha mentira, no deben creerle todo lo que dice. Lo que sí pasa es que muchos de los jefes cogen a niñas como sus mujeres. Todos los del secretariado son violadores de niñas en la selva.
SEMANA: ¿Qué conserva de la selva?
M.G.: En los días del rescate, las Farc nos dieron una maleta chiquita, allí tuve mi Biblia en inglés, es muy difícil conseguir un libro en la selva. Para mí fue un milagro, recé todas las noches en el secuestro. Conservo ese libro, un juego de ajedrez que hice, algo de ropa, un pocillo de plástico y un radio. Hice un negocio con otro guerrillero. Intercambiamos el aparato por cigarrillos.