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Escándalo: “Mi general Ospina me hizo un montaje”. SEMANA revela las demoledoras pruebas que demuestran que al general Jhon Rojas lo acusaron falsamente para sacarlo del Ejército
Este es el dramático testimonio del general Jhon Jairo Rojas Gómez, quien trata de demostrar su inocencia y regresar al Ejército. Las pruebas a su favor son contundentes.
VICKY DÁVILA: General, la cúpula militar presentó una denuncia en su contra ante el fiscal general de la nación. ¿Lo que se dice ahí es verdad?
GENERAL ROJAS: Vicky, es totalmente falso. Es un montaje y un ataque a mi familia, a la parte moral, a este soldado que ha dado todo por esta patria.
V.D.: ¿Por qué dice que es un montaje?
G.R.: En junio le informaron al ministro de Defensa de mi viaje para la Otan. Cuando escogen a un general para Bruselas, lo analizan, lo investigan en contrainteligencia, con los organismos judiciales, miran su hoja de vida, sus resultados, y me dijeron que era un premio. Pero le entregaron esos informes a la Fiscalía y no entiendo por qué lo hicieron en un solo día.
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¿Cómo es posible que el comandante del Comando Específico del Cauca, el general Federico Mejía, y el comandante de la Tercera División, el general Raúl Vargas, uno en Popayán y otro en Miranda, Cauca, elaboren un informe el mismo 22 de septiembre y se lo envíen al inspector del Ejército? Él debe verificar cuál es el grado de responsabilidades en los niveles de mando, pero no lo hizo. Se lo remitió al comandante del Ejército, el general Luis Mauricio Ospina. Y él, el mismo 22 de septiembre, le hizo un informe al general Helder Giraldo, comandante de las Fuerzas Militares, quien finalmente lo envió a la Fiscalía.
V.D.: ¿Eso le causa suspicacia?
G.R.: Algunos de esos informes hablan de lo mismo, es decir, como si hubieran estado todos reunidos. Y al día siguiente me dijeron que no asciendo a mayor general, y a los tres días divulgaron un comunicado de prensa sin ni siquiera preguntarme si eso era cierto. Aquí le hago un llamado de atención al inspector: ¿por qué no investigó? Yo tenía bajo mi mando a generales, coroneles, tenientes coroneles, capitanes, mayores, ¿pero por qué todo contra el general Rojas?
V.D.: ¿Quién o quiénes están detrás de este montaje?
G.R.: El comandante del Ejército, el general Luis Mauricio Ospina, porque él elaboró el informe, firmó lo que es un montaje. Y lo que me causó extrañeza fue que él no hubiera dedicado un minuto a analizar que eso era un montaje, conociendo de años anteriores quién era el general Rojas.
Él sabe las responsabilidades de un general. Incluso, hay apartes de esos informes que son chismes, cosas que ni siquiera tienen un valor probatorio. Todo con el ánimo de sacarme del juego a escondidas, de sacar a este soldado. Vicky, ellos tenían la potestad de decirme: “No va más”, y yo pido mi retiro.
V.D.: ¿Qué opina de esos otros generales que firmaron la denuncia?
G.R.: En su momento, en la Fiscalía tendrán que decirlo. Por ejemplo, el general (Álvaro) Pérez, que era el segundo comandante, tendrá que dar explicaciones. ¿Por qué manifestó en una reunión, siendo el presidente del comité de ascenso a mayor general, “lo tengo en mis manos”?
V.D.: ¿Refiriéndose a usted?
G.R.: Refiriéndose a mí. Yo tengo informaciones que, cuando hacían reuniones, el problema era mi ascenso. Sacarme de la línea. Si me hubieran llamado, me hubiera retirado.
V.D.: ¿Qué opina de que el comandante de las Fuerzas Militares haya firmado ese informe? ¿Lo engañaron?
G.R.: Soy muy respetuoso con mi general Giraldo. Tuve la oportunidad de estar bajo su mando en años anteriores. Lo conozco. Creo que a mi general Giraldo lo asaltaron en su buena fe. Él, obviamente, cree porque el informe lo firma nuestro comandante del Ejército. Si estuviera en el cargo de mi general Giraldo, pues le doy trámite porque es la firma de un comandante de fuerza y le daría total credibilidad. Espero que mi general Giraldo, conociendo que esto es un montaje, viendo las pruebas y todo, analice y haga lo que esté a su alcance como comandante de las Fuerzas Militares y trate de reparar el daño que le hicieron a un general inocente. A un general que le puede servir todavía a la institución y a la patria.
V.D.: El escándalo en su contra estalla el 26 de septiembre. ¿Cuándo lo retiran de la institución?
G.R.: Hace ocho días.
V.D.: Pero a usted le avisaron en junio que le estaban haciendo un montaje.
G.R.: Me duele cada vez que recuerdo que me avisaron. Uno fue el 6 de junio y el otro fue en abril. Me manifestaron acerca de unos seguimientos. ¿Cómo iba a creer que mi propia institución, mis propios subalternos, ordenados por alguien, ingresaran a mi casa, se volvieran amigos de mi hija, conocieran a mi señora, siguieran a mis hijos y a mi señora? No creo eso en mi institución. Se les olvida que el comandante general de las Fuerzas Militares, mi general Giraldo, tiene una hija, y que el comandante del Ejército tiene otra hija. Lo que le hicieron a mi hija no tiene perdón. Las mismas fuentes dicen que soy el general más pobre. Mi casa vale 700 u 800 millones y, entonces, dicen que mi casa vale 4.000 o 5.000 millones. Creo que los que viven al lado mío se ríen.
V.D.: ¿Qué le hicieron a su hija?
G.R.: Estaba embarazada, en su cuarto mes, me entero del seguimiento y le digo a mi hija que tenga cuidado. Ella vive sola en Ibagué, en la casa, sigue nerviosa, y una noche, sola en la casa, perdió a su bebé (llanto).
V.D.: ¿Por nervios?
G.R.: Sí, por los nervios, por la psicosis. Ella me decía: “Papá, vi algo raro, vi a alguien que pasó por acá, vi a un muchacho raro”. A mí me tocó llamar a un soldado en Ibagué para que fuera y la auxiliara en la casa y la llevara al hospital. He aguantado. Cuando me hicieron los seguimientos y me dijeron, yo le informé a mi general Giraldo. Él me respondió: “Es normal, hay que analizar esa situación”.
V.D.: ¿Usted le contó al general Helder Giraldo, comandante de las Fuerzas Militares?
G.R.: Sí, en Buenaventura.
V.D.: ¿Qué le dijo exactamente?
G.R.: Le dije: “Mi general, me están informando que me están siguiendo, han tomado fotos de mi casa. Dicen que la camioneta blindada es personal y ahí se ven las placas oficiales”. Entonces, me dijo: “Hay que analizarlo, hay que mirar la situación”. Incluso, tampoco le vi tanto problema porque confío en mi Ejército. Pero al ver este montaje y lo que le pasó a mi nieto o nieta, o que pude haber perdido a mi hija por culpa de un montaje, ¿quién me va a responder? Desde aquí le digo a mi general Ospina: ¿usted me va a responder si le hubiera pasado algo a mi hija? ¿Usted me responde por ese nieto? ¿Me va a responder por algo que le pase a mi familia, a mis papás, que viven en un barrio humilde, que los conoce todo el mundo, en Ibagué? Hace 15 días estaban tomando fotos donde viven mis papás, el vecino vio a alguien tomándoles fotos a mis viejos.
Le digo a la cúpula: ¿qué más quieren conmigo? Acabaron con mi carrera, me hicieron un montaje, nunca había tenido una investigación. Soy un oficial condecorado y no voy a decir aquí cuántas medallas tengo, porque se las debo a mis subalternos. Amo esta institución, salí con la nobleza de un soldado a mi retiro.
¿Cómo es posible que me retiren al ayudante y al jefe de seguridad, siendo un oficial amenazado? Y no dicho por mí. Lo dijo mi general Luis Fernando Navarro: “La cabeza del general vale 2.000 millones de pesos”. Yo golpeé a las estructuras criminales del cañón del Micay así traten de decir que no. Saben que los golpeé y les di muy duro.
V.D.: Cuando le informan por chat que le están haciendo un montaje, ¿qué detalles le dan?
G.R.: La persona dice: “A usted lo vienen siguiendo, a usted no le han encontrado absolutamente nada, igualmente que a su familia”. Ahí está el chat, Vicky. También me manifiesta que hay un coronel, da el nombre en el chat, y dice que el teniente coronel Osorio es el que está orquestando todo. De pronto, si yo fuera otro general, hubiera mandado buscar al coronel Osorio y le hubiera preguntado.
V.D.: Pero usted no lo hizo.
G.R.: No lo hice. Después me enteré de que al mismo coronel Osorio lo enviaron por un mes a Estados Unidos.
V.D.: ¿Como un premio?
G.R.: Ahora lo veo como un premio.
V.D.: Sin embargo, en los chats en poder de SEMANA, usted se nota angustiado ese día. Es impresionante. Usted le dice a esa persona: “Por favor, por la Virgen, le pido, ayúdeme, no deje que le hagan esto a un general”.
G.R.: Sí, la conversación fue casi hasta la una de la mañana. Estaba al lado de mi señora. Ella se preocupó, hoy me arrepiento por no haber actuado, no imaginé que en mi institución eso pasara.
V.D.: Se confió…
G.R.: No pensé que un subalterno, un teniente coronel, un general, pensaran en hacerle daño a un general que estaba cuatro años en la guerra, dando resultados. Yo sí me alerté en el chat y digo: “Usted sabe que soy una persona sana, no tengo absolutamente nada”. Mi hija está sin trabajo, es psicóloga forense de criminalística y ni siquiera presenté su hoja de vida. Siempre le he dicho a ella que no quiero quitarle el cupo a nadie.
V.D.: Cuando estalló el escándalo y se dio cuenta de que lo denunciaron y que el general Ospina estaba involucrado junto con otros generales y oficiales, ¿qué pensó?
G.R.: Dolor (silencio… llanto). Dolor como hijo, por mis dos viejos, mi mamá y mi papá, humildes. Mi mamá es pensionada como aseadora, mi papá es pensionado como pintor de muebles, con el mínimo. Con el apoyo de los hermanos los sacamos de un barrio más humilde y están pagando la casa por el Fondo Nacional del Ahorro. Y piden mi cabeza ahora.
¿Para qué quieren pagarles matrículas a gente humilde si por sus méritos llegan a estos cargos y les hacen un montaje como el que me hacen a mí? Yo logré entrar pidiéndole a mi abuela, que en paz descanse, pidiéndoles a los familiares 5.000 y 10.000 pesos. Con eso me sostuve en la escuela. Mi hijo le dice a la mamá: “Estoy preocupado por lo de mi papá”. Verlo acostarse conmigo, abrazándome, el sufrimiento de mi hijo no tiene valor.
Yo no quería salir a los medios, usted lo sabe, por el respeto a la institución, pero mi familia está sufriendo. Está mi honor, Vicky, el daño que le han hecho al cuerpo de generales. Los generales saben quién es cada general. Este montaje daña a la institución.
V.D.: Antes de que estallara el escándalo en su contra, decían que usted iba a ser el comandante del Ejército, que usted era el general de Petro, que iba a acabar con el Ejército. ¿Escuchó esos rumores?
G.R.: Vine a enterarme después, yo estaba en una situación crítica en el suroccidente. En marzo escuché un comentario, pero decían que yo era de mi general Zapateiro, que yo era del presidente Duque y ahora me entero de que era del presidente Petro. Yo no soy de ninguna línea. Es más, cuando empezó este problema, me decían: “Lo que pasa es que usted no tiene una línea”. Es que aquí no puede haber línea en el Ejército. Aquí hay una misión y hay que responder, y hay que cumplir con los objetivos trazados, pero aquí no hay línea, yo no soy de mi general Zapateiro ni del señor presidente Duque, yo soy un soldado dando resultados.
V.D.: ¿Pero, entonces, cuál fue el problema?
G.R.: ¿Cuál es el problema? Es que entendí el trabajo social. Entendí que así como se combate también tenemos que llegar a las comunidades. ¿Para qué hay una capacidad que se llama acción integral? Entonces, acabemos eso. Ahora, a mí se me entregaban desmovilizados, creo que fueron más de 400, ¿qué más hago con ellos? Darles la bienvenida, abrazarlos, venga que ustedes estaban equivocados, buscarles comida, elementos, ayudarles. Y, mientras tanto, los que siguen allá tengo que combatirlos.
V.D.: ¿Algún día tuvo una investigación?
G.R.: Nunca he estado investigado.
V.D.: ¿Tenía condecoraciones y felicitaciones?
G.R.: Tengo condecoraciones, felicitaciones.
V.D.: ¿Cuántas?
G.R.: Son bastantes medallas de orden público.
V.D.: ¿Cuántas?
G.R.: Pero se las debo a mis soldados. Y por respeto no lo digo, porque se las ganaron los soldados. Pero las porto con honor porque las trabajé.
V.D.: ¿Cómo recibió usted la llamada del teniente Acuña?
G.R.: Vicky, voy viajando con mi señora por carretera y recibí la llamada por el lado de La Tebaida (Quindío). Entonces contesté. Me dijo: “Soy el teniente Acuña, mi general, estoy desesperado”. Estaba llorando. Me dijo: “Necesito que me ayude, quiero hasta suicidarme y si usted no me ayuda yo lo hago”. Entonces, yo le dije: “Espere, porque no puedo comprometerme, Acuña, no sé qué es lo que necesita. Cuénteme”. Me colgó. Entonces, mi señora me dijo: “¿Por qué no le dijo que sí?”. Yo le dije: “Pero es que no puedo comprometerme, no sé, o me está grabando”.
Luego ingresó nuevamente la llamada del teniente Acuña y me dijo: “Vea, mi general, lo que tengo es un karma”. Llorando, me dijo: “Necesito que me perdone”. Yo le decía: “Pero cuénteme”. Entonces, me dijo: “Mi general, necesito que me perdone, le hice un seguimiento, a mí me ordenaron que le multiplicara sus bienes, me obligaron”. La casa vale 800 millones de pesos, pero la querían hacer valer por 4.000 millones de pesos. Estaban buscando de dónde sacar 3.000 millones que dicen que recibí del ELN, porque no tienen de dónde demostrármelo, no tengo nada. Y me dijo: “Le pido perdón por lo que le hice”.
V.D.: ¿Y usted lo perdona?
G.R.: Yo le dije: “Soy muy creyente de la Virgen. He estado rezando y le he pedido a mi Dios y a la Virgen santísima que personas que hayan hecho el montaje se arrepientan y lleguen, y ese es usted. Yo lo perdono, lo mínimo que tengo que hacer es perdonarlo. Siéntase tranquilo”. Y ahí él se pone a llorar. Me dice que quiere hablar con mi hija.
V.D.: ¿Y le dio detalles del montaje?
G.R.: Comienza a contarme cómo fue que me pusieron el supuesto testigo de las Farc de Mordisco. No lo dejaron someter al polígrafo. Entonces, a mí me viene también lo que le ocurrió a mi hija, el seguimiento, viene mi dolor, porque me sacaron del Ejército por nada.
V.D.: Al teniente lo tenían patrullando siendo de contrainteligencia.
G.R.: Raro, y después de él manifestar que no se prestaba para estos montajes. Y luego quisieron mostrarlo como una persona indisciplinada.
V.D.: Lo castigaron.
G.R.: Fue como un castigo y también buscaron desprestigiarlo, diciendo que era una persona indisciplinada.
V.D.: El teniente Acuña habló con el ministro de Defensa, quien lo trasladó a Bogotá, pero hasta hoy no lo ha remitido a la Fiscalía para que confiese sobre el montaje en su contra. ¿Cómo le parece?
G.R.: Yo también le solicité por chat al ministro que me escuchara. No tuve respuesta. Lo extraño es que hace un año, cuando hubo cambio de cúpula, llegó mi general Luis Mauricio Ospina a mi oficina con mi general Pérez y me dijeron: “Por recomendación del señor ministro de Defensa, usted debe seguir en el Comando Conjunto por el manejo social y de las operaciones”. Al ministro le dijeron: “Ojo con la salida del general Rojas, eso puede empeorar la situación en el Cauca”, que es lo que ha pasado.
Es más, hoy en día estoy dispuesto a que si me llama el ministro, soy un soldado, quisiera sentarme a tomar un tinto con él y que me diga por qué, siendo ministro, permite que les ocurran estas injusticias a los soldados. Así sea general, siempre me comporté como un soldado.
V.D.: ¿Qué le dice al presidente Petro?
G.R.: Al señor presidente, que estudie las hojas de vida de los generales, los resultados y el trabajo social. Que no se cometan injusticias. Y desde aquí también le pido al Congreso que estudie mi hoja de vida, que analicen realmente la injusticia que cometieron. Yo quiero seguir aportándole a mi Ejército, quiero volver a mi Ejército, porque sé que como soldado puedo dar mucho más.
V.D.: Quiere regresar, que lo reintegren.
G.R.: Quiero regresar porque mi salida es injusta. Es un montaje.
V.D.: ¿Qué le dice al general Luis Mauricio Ospina?
G.R.: Mi general Ospina, sigo siendo un soldado, usted será mi comandante, pero solo quiero que analice el caso. Si usted no participó en este montaje, si fue engañado, solicito, con el honor de los generales de la mesa redonda cuando ponemos nuestro sable en la mesa, que rectifique esta acción. Haga todo lo administrativo que haya que hacer para que este soldado vuelva al Ejército. Y, si no es así, considero que usted está realmente en este montaje y, obviamente, tendrá que mirar al cuerpo de generales en las reuniones y saber que usted cometió una injusticia con un general que debería estar sentado alrededor de usted, ayudándole a solucionar los problemas de este país.
V.D.: ¿Qué le dice al fiscal general?
G.R.: Señor fiscal, soy inocente, soy un soldado, no soy de ninguna línea, los generales somos de la República de Colombia, ahí están los resultados. Recuerdo que usted estuvo en Popayán y le solicité que, para tratar de estabilizar ese departamento, teníamos que atacar las finanzas y le agradezco todo el apoyo que me brindó. Usted envió a los mejores fiscales especializados y, por eso, logramos el año pasado un golpe a las finanzas de esa misma estructura del cañón del Micay por 21.000 millones de pesos.
Solicito, por el contrario, que investiguen al general Mejía en el Cauca. ¿Por qué bajó las tropas y cuántos soldados perdieron la vida? ¿Cuántos heridos hubo por el error táctico que cometió? Él, en mi oficina, me dijo que no sabía. ¿Cómo un general, que comanda un territorio, no conoce el enemigo y puede llevar a afectar nuestras tropas?
V.D.: ¿Qué les dice a los soldados que lo quieren ver otra vez de regreso?
G.R.: Mi respeto por los soldados, se merecen todo el cariño. Aquí no puede haber un general que se sienta más que un soldado. Los acompañé, comía con ellos, no había un menú especial para el general, lo pueden comprobar en todos mis cargos. Vivía con ellos, recuerdo cuando me pedían que rezara en cada una de sus misiones, confiaban en mí, sabían que no me acostaba a dormir hasta que no llegaban al punto.
Hoy, más que nada, más que nunca, Colombia necesita de ese honor, de esa valentía y de ese arrojo de ustedes, soldados, siempre mi respeto. Lo he dicho en varias ocasiones: si hubiera sido soldado, de pronto no hubiera ingresado a ser oficial. La vida del soldado es muy difícil, muy complicada, mis respetos y bendiciones, que mi Dios los siga protegiendo.
V.D.: En la denuncia que los generales presentaron en su contra, se asegura que su número telefónico estaba en el celular de Mayimbú cuando lo dieron de baja. ¿Qué responde sobre eso?
G.R.: Vicky, es una infamia. Mayimbú pedía 2.000 millones de pesos por mi cabeza. A mí el mando superior me da una orden: que si tengo la información y si puedo hacer la operación contra Mayimbú, que la haga. Y lo hice. Mi celular lo tengo hace más de seis años, ya pedí todas las llamadas entrantes y salientes, pero se lo aseguro: esté donde esté ese bandido, mi número no está en ese celular. Y si está, ¿desde cuándo? ¿Quién lo ingresó?
V.D.: Pero, además, la denuncia señala que su número estaba en el teléfono de Mayimbú, pero que lo borraron….
G.R.: Les digo a los que hicieron el informe: no dañen una operación, porque mis soldados corrieron peligro, el sargento hizo una operación espectacular. Y vuelvo y les digo: nunca he tenido comunicación con un bandido, la única comunicación que he tenido con ellos es cuando salen y quieren entregarse y tener una mejor vida.
V.D.: A propósito, dicen que usted se vio con unos desmovilizados en una finca.
G.R.: Sobre esos nueve desmovilizados, eran del ELN. Llevé al comisionado para la paz, al doctor Juan Camilo Restrepo, están las fotos, llevo hasta a mi general Pérez y a dos fiscales. Uno de ellos manifiesta conocer la ubicación de Marcos Pacífico, el cabecilla de esa época del frente José María Becerra. Doy la orden y se la entregamos al Batallón de Inteligencia y, por ese intermedio, al señor general Giraldo. En esa operación fallaron, pero dieron de baja a un sujeto. Dicen que yo llamé al bandido. ¿Y sabe lo más triste? Que los que hacen el informe ni siquiera conocen el territorio. Donde se hizo la operación no hay señal, era en la selva. Entonces, ¿en qué momento voy a llamarlo? Y hay una fantasía: dice que el bandido me puso en altavoz y que por allá alguien, otro bandido, conoció mi voz. De por Dios.
V.D.: General, también dijeron que usted retiró las tropas para que los grupos criminales pasaran la cocaína. El presidente trinó hace unos días diciendo que había generales pagos por las Farc en el Micay.
G.R.: Quiero dejar claro que no soy de los generales pagos. Solo Colombia me ha pagado mi sueldo y con eso he podido vivir, y vivo feliz, no necesito más.
El cañón del Micay, el que lo conozca, son tres cañones en uno. Aquí hacen ver que el único general que estaba allá era yo. ¿Pero dónde está el general Soto, que era el comandante del Cecau? Confío en Soto. ¿Quién es el general Mejía, quien está actualmente en el Cecau? Está como comandante desde octubre del año pasado.
Como dicen que en el 22 dejaron pasar, pues que diga quién ordenó mover las tropas. ¿Por qué no se tomaron la molestia, antes de hacer el informe, de investigar? Estoy seguro de que lo único que hay allá en ese cañón son resultados, hay trabajo. Yo entré a El Plateado. Lo que pasa es que hay que pensar qué vamos a hacer con las 7.000 personas que viven allá.
V.D.: Su caso parece que no es el único. Hace unos días, SEMANA denunció los seguimientos ilegales contra el profesor de inglés de la esposa del general Ospina. ¿Qué piensa?
La parte que le faltó al profesor fue el desprestigio, haberlo sacado en medios y decir que era de tal frente. Pero es el mismo caso: seguimientos, abordan a la familia, a él lo tratan de contactar con clases. En mi caso le llegaron a mi señora, a mis hijas, lo que causaron, y posteriormente hacen el perfil de que yo estoy con las Farc de Mordisco, con el ELN. Ahora no conocen ni siquiera a los enemigos: dicen que yo hacía reuniones con la Segunda Marquetalia en 2020. Esa Segunda Marquetalia no había ingresado en 2020 al Cauca. Me relacionan con todo: con las Farc de Mordisco, con el ELN, con la Segunda Marquetalia. Eso no tiene lógica. Además, yo me inventé y ejecuté la Operación Trueno contra todos esos bandidos.
V.D.: ¿Hay una guerra de generales?
G.R.: Hay generales que están haciendo el trabajo en el territorio, que le están cumpliendo a Colombia. A esos generales que están mirando a quién le hacen daño, les digo: salgan de esos escritorios, vayan y hablen con el soldado y pónganse a trabajar por esta Colombia que lo necesita. Alejen de su mente la maldad, el odio y con mentiras dañar el prestigio, la honra y la imagen de un soldado. ¿Después qué? Decir: fue un montaje. Pero es sufrimiento, el dolor, lo que ocurrió con mi hija, lo que sufren todavía mis padres y los amigos.
V.D.: General, le agradecemos por esta entrevista. No sé si va a regresar al Ejército, ojalá se le cumpla su sueño, pero por lo menos puede limpiar su nombre. Esto claramente es un montaje. Estoy segura de que las autoridades van a ser muy juiciosas en esta investigación. No solamente van a descubrir que usted es inocente, sino que van a dar con los responsables para que paguen.
G.R.: Vicky, que los responsables tengan por lo menos el carácter, así como lo tuvo el teniente Acuña. Ese teniente nos deja una enseñanza; con honor, con carácter, pedir perdón y decir: “Yo cometí un error. A pesar de que informé, tuve la oportunidad de haberle informado a mi general en su momento para protegerlo y que no se cometiera una injusticia”.
Quiero volver, pero si no regreso es injusto que me dejen como un narcotraficante, como alguien que habla con esos terroristas cuando realmente los he combatido. Permítame enviarle un mensaje a todos esos bandidos que están en el Cauca. Ellos saben que, bueno o malo, fue una victoria para ellos que me hubieran sacado de allá. Ustedes me conocen y en reuniones lo han manifestado, era el que les hacía daño, el que conocía y tenía la fuerza para llevar a mis soldados al combate, a la victoria. Ese era el general Rojas. Ojalá vuelva al Cauca para seguirlos combatiendo y obligarlos a que entreguen las armas y hagan la paz.