POLÍTICA
Esta es la historia de cómo se cocinó la llegada de Laura Sarabia al Dapre; seguirá siendo la sombra de Petro y tendrá superpoderes
Así se cocinó el nombramiento de Laura Sarabia como directora del Dapre, desde donde volverá a trabajar al lado del presidente Petro.
El pasado 15 de febrero, cuando el presidente Gustavo Petro abordó el avión rumbo a Múnich, Laura Sarabia ya estaba notificada de que pasaría a liderar el Departamento Administrativo de la Presidencia. Dos semanas atrás, en un encuentro privado con el jefe de Estado, él le confirmó la noticia: “Quiero que seas la nueva directora del Dapre”.
Sarabia no lo pensó dos veces. Aunque sabía que su nombre quedaría expuesto nuevamente, aceptó. Para ella, es un reto. Una prueba más. Una forma de corresponder el pedido de Petro, a quien conoció en plena campaña presidencial y terminó ganándose su confianza.
Sarabia viajó a Alemania con el presidente y desde ahí ejerció las labores de directora del Dapre. Carlos Ramón González, saliente jefe de esa dependencia, no viajó. Él ya estaba notificado de su salida.
Petro le anunció a González su decisión 15 días atrás de definir el nombramiento de Sarabia. González llegará a la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), una entidad sensible que maneja información privilegiada y de seguridad del Estado. Su posesión fue este viernes. “Es lo que quiero hacer y donde quiero estar. Permaneceré cerca del presidente”, les dijo González a sus amigos más cercanos.
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Él habló de cansancio en el cargo, aunque en la Alianza Verde, su partido, creen que pasó a un segundo plano en su nueva misión en el Gobierno Petro porque no tendrá mayor presupuesto ni burocracia.
Petro, desde comienzos de febrero, les pidió a Sarabia y a González prudencia frente a la rotación de los cargos, una especie de silencio para no generar ruido innecesario en el palacio presidencial y que cada uno terminara sus funciones. Así se hizo.
En Múnich, el silencio terminó y la nueva directora del Dapre envió su hoja de vida desde Alemania, tal como se constató en su momento en la página de aspirantes de la Presidencia. Sarabia se posesionó el viernes 23 de febrero en un acto sencillo, similar al que protagonizó cuando asumió como directora de Prosperidad Social. Sin embargo, desde el lunes 19 pidió audiencia a algunos ministros y les notificó la decisión. Además, comenzó el empalme con González.
Sarabia ya ha dialogado con algunos congresistas, entre ellos Katherine Miranda, de la Alianza Verde, quien hace guiños al Gobierno Petro para convertirse en la próxima presidenta de la Cámara el 20 de julio.
Ambas se encontraron hace dos semanas cerca al Capitolio, hablaron de la coalición de Gobierno y de la opción de que Miranda ocupe esa dignidad en el Congreso. La representante le pidió una cita privada con Petro. Sarabia no se comprometió, pero le dijo que le dará noticias esta semana.
La notificación del nuevo cargo le llegó a Sarabia en un momento de confusión y sentimientos encontrados. Ella había comentado en voz baja que quería irse de Colombia, pese a que le gustaba el trabajo que desarrollaba en Prosperidad Social porque lo considera “el corazón del cambio”.
“Pienso que es lo mejor para estar fuera de todo esto”, le dijo Sarabia, en su momento, a su círculo más cercano.
La decisión de salir del país estaba concertada con su familia, quien, según ella, ha enfrentado en carne propia el escándalo de los líos judiciales en los que ha terminado envuelta la mujer de 30 años.
Quería representar al país en el exterior, en una embajada, pero no lo consiguió. No alcanzó a hablar con Petro del tema porque él se adelantó y le ofreció el Dapre. Verónica Alcocer, la primera dama de la nación y una de sus grandes consejeras espirituales, la empujó a tomar la decisión. “Les tengo cariño, respeto y lealtad”, repite Sarabia en los rincones del palacio cuando le preguntan por la familia presidencial.
Sarabia estaba distanciada de la Casa de Nariño. Al menos de la agenda privada, pues quien la manejaba era González y solo acudía ante el llamado del presidente, como ocurrió cuando ella organizó el encuentro con los cacaos en la Casa de Huéspedes de Cartagena en noviembre de 2023.
La nueva directora del Dapre sigue convertida en la mujer más poderosa del Gobierno. De hecho, fue ungida con nuevos poderes. El Dapre es uno de los cargos más apetecidos del Ejecutivo porque, además de trabajar al lado del jefe de Estado, maneja el computador del Palacio de Nariño.
Su despacho tiene un presupuesto de casi 4 billones de pesos en los cuatro años de Gobierno. Y solo en 2024, la Presidencia manejará 1,1 billones de pesos. Tiene a su cargo una gran burocracia, ya que maneja varios programas como Fondo Colombia en Paz, la logística de la Presidencia y la Casa de Huéspedes de Cartagena, entre otros.
A diferencia del primer cargo que ocupó, en esta oportunidad será directora del Dapre y jefa de Gabinete, según el Decreto 1784 de 2019. Como si fuera poco, coordinará con la Unidad Nacional de Protección (UNP) y la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) “las medidas que prevengan y mitiguen situaciones las cuales comprometan la seguridad, vida e integridad del presidente y la vicepresidenta de la república y sus familiares”.
Asimismo, el decreto señala: “Establecer en coordinación con la Casa Militar los protocolos de seguridad y administración de recursos, frente a la agenda y eventos que desarrollen el presidente y la vicepresidenta de la república y sus familiares, adoptando medidas de seguridad que garanticen su vida e integridad física, en coordinación y articuladamente con la Jefatura de Despacho Presidencial, la Policía Nacional, las Fuerzas Militares, la Unidad Nacional de Protección y la Dirección Nacional de Inteligencia, en el marco de sus competencias legales y reglamentarias”.
Sarabia y su equipo más cercano creen que no se le ha sumado ninguna función adicional porque ella siempre ha coordinado la agenda presidencial con la Casa Militar. De hecho, no le gusta que le digan poderosa.
Es más, comparte la frase que María Paula Correa, la exjefa de gabinete de Iván Duque, le expresó a SEMANA: “Si el poder es hacer que las cosas pasen, bienvenido el poder”.
Sarabia trabajará nuevamente a escasos metros de Petro en un momento crucial para el Gobierno. El presidente está preocupado por el bajonazo en la ejecución del presupuesto en 2023, que no llegó al 40 por ciento, y le ha pedido ponerse al frente de los funcionarios.
SEMANA conoció que el presidente, cuando le oficializó su cargo en el Dapre, le encargó la ejecución de tres puntos específicos: transición energética, infraestructura educativa y ayudar a empujar las reformas estructurales en el Congreso con todos los partidos políticos. Sobre estos temas, ella priorizará la agenda del jefe de Estado desde esta semana.
Además, el primer mandatario quiere que ella siga tendiendo puentes con el sector privado y que abra nuevos canales para lograr concretar una de sus propuestas que no ha logrado cristalizar: el acuerdo nacional.
La apuesta de Petro por la joven politóloga es arriesgada. De un lado, la Procuraduría la investiga por sus posibles excesos con las chuzadas y por someter, supuestamente, al polígrafo a Marelbys Meza, exniñera de su hijo. Del otro, hay abierta una investigación penal con la que se busca esclarecer por qué Sarabia acudió a todo tipo de estrategias ante el extraño robo de un dinero en su apartamento en Bogotá.
Sobre sus investigaciones, la nueva directora del Dapre confía en sus abogados y le ha dicho a su círculo más cercano que se aferra a Dios y que el presidente le ha enseñado lo que él ha tenido que enfrentar en su vida pública. Eso le ha servido para los momentos difíciles en los que no ha descartado “salir corriendo”.