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Esta es la impactante radiografía política del país tras los resultados de las elecciones. Nació un nuevo centro, y Petro y su gobierno son los grandes derrotados. Recibieron una paliza
El país dio un evidente giro político. Carlos Fernando Galán (Bogotá), Federico Gutiérrez (Medellín), Alejandro Éder (Cali) y Álex Char (Barranquilla) son las caras del poder local. Todos se caracterizan por alejarse de los extremos. Petro recibió una paliza electoral.
Un nuevo centro nació en Colombia. Este domingo, el país dio un giro político que representó una estruendosa derrota para el presidente Gustavo Petro y una gran esperanza para millones de ciudadanos. En las principales capitales, y con votaciones contundentes, fueron elegidos mandatarios de centro y centroderecha, algunos de ellos reconocidos por ser duros críticos de Petro, y otros, en todo caso, por tener grandes diferencias con él y su Gobierno.
Los alcaldes Carlos Fernando Galán (Bogotá), Federico Gutiérrez (Medellín), Alejandro Éder (Cali) y Alejandro Char (Barranquilla) tienen en común que llegarán a sus cargos con el mandato de resolver, con mano firme y de manera urgente, los graves problemas de seguridad y movilidad.
En el caso de Galán, Bogotá habló y rechazó la idea del presidente de cambiar, a como diera lugar, la primera línea del metro, cuya construcción avanza por el 25 %. En la ciudad no valieron las intromisiones del presidente, su oportunista toma de localidades y menos su viaje a China, desde donde intentó sabotear el metro, incluso ofreciendo financiar el 100 % de la primera fase, siempre y cuando se cumpliera su capricho de incluir un tramo soterrado y usar los estudios que hizo en su época de alcalde.
Pero Bogotá le dijo no y le dio el triunfo a Galán con la mayor votación de la historia en la capital del país: 1.497.596 votos (49,02 %). Pero no solo eso, el segundo lugar fue para Juan Daniel Oviedo, con 614.233 votos (20,10 %), gracias a una campaña no polarizante, que pidió siempre no politizar las soluciones que requiere la gente. Por el contrario, Gustavo Bolívar, el candidato del Pacto Histórico que siempre se presentó a nombre de Petro, y que evidentemente tenía el apoyo del Gobierno, fue castigado y quedó en el tercer lugar, con 571.591 votos (el 18,71 %). Bolívar se desinfló y arrastró el desgaste del Gobierno Petro. De hecho, cuando reconoció el triunfo de Galán, admitió que el Pacto Histórico recibió un castigo y les jaló las orejas a algunos de sus militantes más influyentes, a quienes les reclamó por no haber hecho el esfuerzo necesario. Su polémico apoyo a la primera línea, en medio de los disturbios del paro nacional, le pasó una gran cuenta de cobro. Lo mismo que su ambivalencia frente a la construcción de la primera línea del metro. De nada le sirvió ir a una notaría a prometer que no trastocaría el proyecto.
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Una nueva dinámica
Los ganadores en las principales ciudades lograron consensos en las urnas entre el centro y la derecha, que también resultó ganadora. Si se unen en un solo bloque, los alcaldes electos, sin lugar a dudas, impondrán una nueva dinámica desde las regiones que puede presionar a Petro para que corrija el rumbo. Incluso frenarlo cuando sea necesario. Por eso, si el presidente no busca alianzas y acuerdos, no entiende la lección que le dieron en las urnas este domingo y, por el contrario, se radicaliza, su Gobierno estará cada vez más perdido. Sin embargo, este domingo, en sus primeras palabras, luego de conocerse los resultados de las elecciones, Petro aseguró que quiere dialogar con los nuevos mandatarios. Él sabe que el futuro de sus reformas en el Congreso depende de los partidos y el nuevo mapa político le impone un cambio en la estrategia.
Si el presidente no se esmera por construir una buena relación con los mandatarios y sus regiones, y se dedica a torpedearlos, teniendo en cuenta que los proyectos se financian mayoritariamente con plata de la nación, Colombia quedará fracturada. Por un lado, habrá un gobierno central muy solo y unas regiones empoderadas en las urnas. En cualquier caso, los colombianos serían los grandes perdedores.
El presidente también debería entender que el país se cansó de la polarización y el odio. Galán, Fico, Éder y Char representan liderazgos distintos, alejados de la extrema izquierda y la extrema derecha. Las significativas votaciones que obtuvieron demuestran con claridad que los ciudadanos quieren soluciones y no agresiones, y menos discursos populistas sin resultados que dividen y no aportan. Gobernar a punta de ideología, definitivamente, no es el camino.
Las urnas premiaron una expectativa de eficiencia y logros que no es precisamente la imagen que proyecta Petro, quien claramente hoy no tiene los 11 millones de votos que lo llevaron a la Casa de Nariño en agosto del año pasado. Los votantes no quieren gobiernos desordenados y desarticulados como el de Petro, dedicados a la confrontación, el odio de clases y en el que ni siquiera se respeta una norma básica de comportamiento en un mandatario, como la puntualidad.
La votación de este domingo también significa que los ciudadanos le están perdiendo el miedo al radicalismo del presidente. De hecho, Galán le habló claro al mandatario. “Llegamos para impulsar una revolución del orden y el respeto”, dijo el alcalde electo de Bogotá. Sobre el metro, las palabras fueron de marca mayor: “Presidente Petro, este es un mandato claro y le pido respetuosamente que trabajemos para sacar adelante esta primera línea del metro como está planteada, seamos generosos con Bogotá”. En su discurso, muy conciliador, Galán hizo una advertencia muy seria: “Si no nos apoyamos será muy difícil salir de la tormenta que se avecina”.
En el caso de Federico Gutiérrez (689.519 votos) en Medellín, aunque le tendió la mano al presidente y le dijo estar listo para los consensos, sus palabras fueron contundentes. “El país ha hablado y ahora sí hay un verdadero cambio (...). Presidente Petro, no es momento de más odio y de seguir dividiendo a nuestro país (...). La gente en toda Colombia habló, una gran parte del país ha enviado un mensaje fundamental. Hoy quien fue derrotado fue el odio, la corrupción y el populismo”, sostuvo.
Álex Char (412.011 votos), quien por tercera vez dirigirá los destinos de Barranquilla, fue claro en su mensaje: “Colombia puede y va a ser mejor de lo que es hoy con líderes como nosotros. Sí es posible”. A Char se le cumplió el sueño y pudo recibir el triunfo al lado de su fórmula de siempre, Eduardo Verano de la Rosa, elegido gobernador del Atlántico. Una llave política que está probada. Aunque pasen los años, sigue conquistando a esa región del Caribe.
En Cali, Alejandro Éder (315.435 votos) también habló de un tono distinto a la hora de gobernar. “Hicimos una campaña ejemplar en la calle, caminando cada cuadra, cada barrio de Cali, demostrando que sí es posible hacer política de cara a la gente y poder servir a la ciudad”. La segunda fue la vencida. Éder logró derrotar el populismo y la campaña sucia que le montaron. Además, su carismática esposa, la exseñorita Colombia Taliana Vargas, enamoró, literalmente, a los votantes. Algunos, medio en broma, medio en serio, se preguntaban jocosamente en las redes si ella aparecía en el tarjetón. Nunca desamparó a su esposo.
Gran parte de los resultados de las elecciones obedecen, además, a un claro rechazo a los escándalos que han sacudido al Gobierno, entre ellos los procesos judiciales de Nicolás Petro, hijo del presidente; Juan Fernando Petro, hermano del mandatario; al igual que los de sus alfiles más cercanos como Laura Sarabia y la primera dama, Verónica Alcocer. Quizá por esta razón los candidatos de la entraña del petrismo se quemaron. No solo le pasó a Gustavo Bolívar. Nasly Lucumí, la candidata de Francia Márquez en Suárez (Cauca), su tierra, perdió, lo mismo que Mario Fernández Alcocer, primo de la primera dama, en Sucre. Apareció salpicado en la confesión de Nicolás Petro en la Fiscalía. El hijo del presidente aseguró que Fernández Alcocer era una ficha clave para su prima, al lado de Agmeth Escaf, en materia de negocios y burocracia.
Asimismo, Gabriel Calle, hermano del petrista Andrés Calle, presidente de la Cámara, fue derrotado en Córdoba por Erasmo Zuleta. Mientras tanto, el Partido Liberal, en el que milita Calle, obtuvo siete gobernaciones. Este domingo, el Pacto Histórico no logró ganar posiciones clave en las regiones más grandes, pese a que es Gobierno y llegó al poder hace tan solo 14 meses.
Hoy, en el país se respira un ambiente de esperanza y, a decir verdad, solo la extrema izquierda representada en el Gobierno Petro y sus seguidores quedó aburrida con los resultados. En el espectro más amplio de la población hay alegría y optimismo. Es inevitable una mirada hacia las presidenciales de 2026, que están a la vuelta de la esquina. Hace cuatro años, de hecho, el triunfo de los llamados alcaldes alternativos (Claudia López en Bogotá, Daniel Quintero en Medellín y Jorge Iván Ospina en Cali) ambientó la llegada de Petro a la Presidencia. Sus gestiones generaron una gran insatisfacción y sus alcaldías estuvieron permeadas por la polémica, los escándalos, las peleas y la falta de resultados. El próximo primero de enero entregarán unas ciudades más inseguras, completamente atascadas en su tráfico, y con una pobreza que requiere de soluciones urgentes.
En estas elecciones se movió el péndulo y este nuevo centro promete ser el protagonista de las próximas batallas electorales que se avecinan. Por eso, el reto de los nuevos mandatarios será hacerlo bien y cumplirle a la gente de manera rápida. La paciencia durará poco y los votantes no merecen otra desilusión.
En Medellín, la significativa derrota de Juan Carlos Upegui va más allá de los resultados. Él representaba al exalcalde Daniel Quintero, quien también parece haber entendido el mensaje que le enviaron en las urnas. La capital antioqueña vivió tal vez una de las campañas más agresivas por cuenta de las rivalidades políticas y el odio. Quintero, en su cuenta en X, dijo: “Aceptamos los resultados con humildad”. Y tras felicitar a Fico, aseguró: “Medellín ha enviado un mensaje claro y contundente, vamos a reflexionar sobre los resultados”. Quintero anunció que Upegui le hará oposición al nuevo alcalde desde el Concejo.
El triunfo de Char y Verano de la Rosa solo demuestra que pueden decir lo que quieran contra ellos por fuera de Barranquilla y el Atlántico, pero los ciudadanos los premiaron y prefirieron mantener el rumbo de años de transformaciones y prosperidad para esa región en manos del mismo grupo político.
En Cali, los ciudadanos castigaron el pésimo gobierno de Jorge Iván Ospina, uno de los alcaldes más impopulares del país y con más denuncias por presuntos hechos de corrupción en su Alcaldía. Éder logró concientizar a los caleños sobre la necesidad de un cambio de dirección. Su serenidad y seriedad conquistaron a la gente en las urnas. Sus alianzas con Diana Rojas y Wilson Ruiz lo fortalecieron, mientras su discurso cero polarizante le dio tranquilidad a la capital del Valle del Cauca, una tierra donde Petro tiene aún una favorabilidad importante.
Tal vez uno de los puntos más relevantes de esta contienda tiene que ver con el renacimiento del Nuevo Liberalismo, el partido de Luis Carlos Galán, que hoy enarbolan sus hijos y su viuda. Aunque fracasaron en las elecciones presidenciales de 2022, Carlos Fernando Galán resultó elegido en el segundo cargo de elección popular más importante del país. Pese a haber construido su propia carrera, tendrá sobre sus hombros, indiscutiblemente, el peso no solo de sacar adelante a Bogotá, sino de cumplir con el legado de su padre.
A partir de este lunes se empieza a construir una nueva Colombia, la propositiva, la que requiere soluciones, la que se cansó del odio y la polarización, la que volvió a confiar y la que, ante todo, necesita que le cumplan. Así no quieran, este fue un plebiscito que perdió Petro y ganó la esperanza.