POLÍTICA
Esta es la poderosa arma que propone el presidente Gustavo Petro, en una ‘guerra’ contra las drogas que, a su juicio, fracasó
Durante la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas, el mandatario colombiano mantuvo en vilo al auditorio. 100.000 jóvenes mueren al año en Estados Unidos por culpa del Fentanilo, ‘cómo van a combatir eso’, dijo.
Silencio. Pareció algo generalizado. Los asistentes a la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre las Drogas escucharon cada palabra que pronunció el presidente Gustavo Petro, en su intervención en el evento en el que subrayó el fracaso de la política llamada ‘guerra contra las drogas’.
La falta de afectos en la sociedad fue lo que puso el mandatario como causa de que hoy el mundo tenga que hablar de 100.000 jóvenes muertos a causa del Fentanilo en Estados Unidos, un medicamento químico indicado para tratar el dolor, pero que es altamente adictivo.
“La falta de amor va rompiendo las familias. Las sociedades con más soledad son más consumidoras”, sustentaba el presidente colombiano en el encuentro en el que participaron los jefes de Estado y delegados de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
Unos anotaban, otros asentían con la cabeza en señal de aprobación a los mensajes que exponía el mandatario de los colombianos.
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Las palabras seguían resonando en los oídos de los que lideran la política en cada nación del continente y Petro continuaba: “la droga reemplaza la falta de afecto y la soledad”.
El encuentro se llevó a cabo en Cali, durante los días 7, 8 y 9 de septiembre, en donde el consenso pareció ser que el problema de las drogas sigue creciendo, pese a las grandes inversiones, a los acuerdos internacionales. Nada funciona y el presidente Gustavo Petro puso su tesis: “apenas entre el fentanilo a la Unión Europea, se producirá lo mismo que en Estados Unidos, 100.000 muertos jóvenes al año”, alertó.
Durante las jornadas, los expositores habían hablado de la necesidad de abordar las causas y contrarrestar de manera integral y eficaz las consecuencias del Problema Mundial de las Drogas. Lo pusieron sobre la mesa como un desafío pendiente y decían que había que enfocarse en las poblaciones de alta vulnerabilidad.
Pero, para Petro, todos son vulnerables, al menos todos los que carecen de afecto. Por ello, pidió que cada dólar que vaya al hospital público, al médico, a la salud mental, a sicólogos, a los jardines infantiles, “a crear amor”, es clave, porque “ayuda a reducir la demanda por drogas”.
Por el contrario, “cada dólar que se dedica a crecer la oferta, lo que hace es crecer el precio. Y si sube el precio, los narcotraficantes tienen más dinero para comprar fusiles, vehículos blindados, misiles; para comprar políticos, para comprar senadores...”, anotó el mandatario.
El afecto no puede contra el fentanilo
En su alocución, Petro se extendió en el tema de los jóvenes y de su exposición al fentanilo, justamente la droga que es más potente que la Heroína. Pero enfatizó en que esa sustancia, por muchas toneladas que se pongan en la sociedad, no podría contra la protección que ofrece el amor.
“Pueden haber las toneladas de fentanilo que quieran, y hay que decir que solo se necesita la punta de un lápiz para echarla en este café y la persona tiene una altísima probabilidad de quedar adicta, porque es 50 veces más poderosa que la heroína, y mata, ¿cómo van a combatir eso? Eso se combate con amor señores”, advirtió.
Política antidrogas, ¿cómo debería ser?
Desde hace algún tiempo, desde la Casa de Nariño se viene posicionando el discurso de que la política antidrogas no es con los cultivos ilegales; no es “castigando al campesino que cultiva la hoja de coca”, refirió recientemente el Ministro de Justicia Néstor Osuna, quien sostuvo que, con el nuevo enfoque en el accionar, cambiarán el sello punitivo, con lo cual, le darán oxigeno a los campesinos cultivadores de hoja de coca, para brindarles así la posibilidad de transitar hacia economías lícitas.